Muchas gracias por permitirme exponer acá. Vengo en representación del Área Interdisciplinaria de Estudios de la Mujer y de Género de la Universidad Nacional de Jujuy, que tiene más de 25 años de trabajo académico. Soy integrante del Comité Ejecutivo de la RUGE (Red Universitaria de Género) del CIN (Consejo Interuniversitario Nacional), que es el consejo que nuclea a las Universidades Nacionales a través de sus Rectores/as. Formo parte de la Asamblea Feminista Jujuy, de la Coordinadora de la UNJu por el Aborto Legal y de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, desde su conformación. Soy Secretaria General de la Asociación de Docentes e Investigadores de la UNJu (ADIUNJu), entidad de base de CONADU Histórica.
El aborto es legal en la Argentina, desde hace casi 100 años. Y, mal que les pese a muchos y a algunas, no estamos debatiendo sobre la legalidad y/o legitimidad del aborto terapéutico y por causal violación, porque eso, repito, ya es legal, ya es legítimo y, debido a la progresividad de los Derechos Humanos, no puede ser restringido.
Lo que debatimos aquí es si nuestro país, como Estado democrático, va a seguir negándole, o no, a las mujeres y a las personas con capacidad de gestar, el ejercicio del derecho a la decidir, en forma autónoma, acerca de su proyecto de vida.
Lo que debatimos aquí es si nuestro país, como Estado democrático, va a seguir negándole, o no, a las mujeres y a las personas con capacidad de gestar, el ejercicio del derecho a la decidir, en forma autónoma, acerca de su proyecto de vida.
Lo que está en debate es, hasta qué punto, la capacidad de gestar de las personas es inhibidora de sus plenos derechos como seres humanos.
Durante todos estos días de debate se ha venido considerando y argumentando sobre la legalización del aborto desde distintos puntos de vista. Sintéticamente, puede mencionarse que ha sido considerado como un problema de salud pública, de justicia social, de derechos humanos.
También, ya se argumentó con abundancia y con solvencia, que lo que aquí se discute es un problema político y no un problema moral. Es un problema político porque el control sobre los derechos de las personas, la restricción de sus decisiones autónomas y la obligación, bajo sanción penal, de continuar con un proceso biológico, que ocurre en su propio cuerpo, que es indeseado pero también, evitable, esa obligación, no es compatible con un Estado democrático.
Sin embargo, seguimos escuchando discursos empeñados en hacer pensar que lo que debatimos es un problema moral y que sus argumentaciones están firmemente asentadas en más de 2.000 años de pensamiento católico, inamovible y sostenido desde el dogma, de una jerarquía infalible.
Es por esto que se hace necesario recordar varias cuestiones:
PRIMERA CUESTIÒN: Que el embrión sea persona no es un dogma de la Iglesia Católica (les recuerdo que un dogma es una verdad revelada en la que, si no se cree, no se puede formar parte de esa fe). No es una afirmación avalada por el magisterio de la iglesia ni por la infalibilidad papal. Es más, diferentes autores y autoras reconocen que aún, hoy, es motivo de debate. De hecho, en la editorial de su última edición (de mayo 2018), la Revista Criterio, se afirma textualmente: “ningún texto del magisterio afirma directamente que el embrión es persona”.
Efectivamente, durante, aproximadamente 1850 años de los, también aproximadamente, 2000 años de existencia de la Iglesia Católica (durante el 93% del tiempo de su existencia), se ha sostenido la Doctrina de la Hominización Retardada, esto es que el alma es infundida, en el cuerpo, luego de un cierto proceso de desarrollo y “sólo cuando ha alcanzado cierto grado de organización”. Esta idea, tomada, entre otros de Aristóteles, era sostenida por Santo Tomás y es la base lógica del principio teológico del hilomorfismo (esto si es dogma: Consejo de Vienne – Francia, 1812), es decir que el ser humano está formado por la unión de cuerpo y alma y que, la infusión del alma requiere un cuerpo formado para que esto ocurra.
SEGUNDA CUESTIÓN: La condena al aborto ha sido constante a lo largo de la historia de la iglesia pero MAYORITARIAMENTE LIGADA a la evidencia de sexo no destino a la procreación, lo que es un pecado en si mismo. De hecho, los tipos de penitencia impuestos son considerablemente menores que para los casos de homicidios ya que, no se lo considera, necesariamente como tal: dependía de la etapa gestacional, de acuerdo con lo que he planteado en el apartado anterior. La pena de excomunión aparecerá recién a mediados del siglo XIX (aproximadamente 1869), de la mano del Papa Pío IX y en concordancia con el planteo de la hominización inmediata, que, insisto no es dogma ni cuenta con el acuerdo unánime dentro de la Iglesia Católica
TERCERA CUESTIÓN: El nivel de desacuerdo en este punto lleva, entre otras cosas, a plantear, desde el editorial de la Revista Criterio que “hoy por hoy, es imposible llegar a un acuerdo extendido sobre el carácter de persona del embrión humano” por lo que el debate sobre este punto no es una controversia científica sino que remite a posturas personales que no pueden ser la única referencia frente a un problema político, de derechos, de equidad y de salud pública
Es decir entonces que, quienes se arrogan a sí mismos o mismas “la defensa de la vida”, con formulaciones tales como “ser pro vida” o similar no pueden invocar más que posturas personales, no avaladas por el dogma católico.
Es más, llama la atención que esos movimiento, tan preocupados por la vida de los embriones, al punto tal de pretender obligar, a las personas gestantes, a continuar con un embarazo no esperado, no deseado, involuntario o peligroso, repito, me llama poderosamente la atención no haber visto marchas “Pro vida” mientras se torturaba a las embarazadas en los centros clandestinos de detención en la última dictadura, me llama la atención no haber escuchado a nadie de estos grupos condenar las violaciones y abusos sexuales, sistemáticos, ejercidas como forma de tortura, en esos mismos centros y si recuerdo claramente a nefastos personajes, a defensoras de genocidas y torturadores, entre los grupos, para mi, mal llamados “pro vida”
También me llama la atención no haber escuchado convocatorias de estos grupos a manifestarse en contra de las violaciones y abusos sexuales de las que han sido víctimas centenares de niños, niñas y adolescentes en escuelas religiosas
¿Pro vida o pro control de los cuerpos de las mujeres? ¿Pro vida o pro negocio del aborto clandestino?
Quienes se han opuesto, sistemáticamente a la aplicación de la ley nacional de Educación Sexual Integral; quienes han obstruido las políticas públicas que garantizan la información y provisión de métodos anticonceptivos gratuitos; quienes expulsan a las adolescentes embarazadas de los colegios; son sexopáticas/os y pro abortistas, aunque digan lo contrario. Negarse a hablar de sexo no impide que los seres humanos tengan relaciones sexuales: solo propicia el ejercicio de una sexualidad desinformada, poco autónoma, culposa y pasible de contraer enfermedades de trasmisión sexual y embarazos no deseados, no programados e imprevistos.
Frente a planteos absolutistas, dogmáticos, falaces; frente a amenazas y maldiciones dirigidas a las señoras y señores diputados por algunas/os expositores, frente a todo esto, queda claro que quienes defendemos el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo hemos puesto, en este debate la razonabilidad, la argumentación consistente, fundada en fuentes prestigiosas como la OMS, la argumentación con sustentos académicos, jurídicos, políticos y sociales. Este debate ya lo hemos ganado.
Sras y sres. diputados: tienen la oportunidad histórica de terminar con la hipocresía y la clandestinidad. Aprueben el proyecto de ley de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito.
Educación Sexual para decidir – Anticonceptivos para no abortar – Aborto legal para no morir.
Muchas gracias.
BIBLIOGRAFÍA
Erviti, Joaquina (2005) El aborto en las mujeres pobres: sociología de una experiencia. UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México). Cuernavaca, Morelos, México.
Hurst, Jane (1998). La historia de las ideas sobre el aborto en la Iglesia Católica. Lo que no fue contado. CDD (Católicas por el Derecho a Decidir). México DF, México.
Revista Criterios. Sociedad + Fe +Cultura. Año LXXXIX / Nº 2445. Buenos Aires, Argentina.
Roberto, Ma. de los Ángeles (2018). Aborto y religión: el síndrome de la Iglesia vacía. Cosecha Roja. Disponible en: http://cosecharoja.org/aborto-y-religion-el-sindrome-de-la-iglesia-vacia/
Scavone, Lucila (1999).Género y Salud Reproductiva en América Latina. LUR (Libro Universitario Regional). Cartago, Costa Rica.
Urbina, Dante (2017). Infalibilidad papal, magisterio falible y magisterio auténtico. Disponible en: http://www.infocatolica.com/?t=opinion&cod=31151