#AbortoLegalYa: “La ciencia y la salud no son objetivas ni neutrales y las sostenemos desde posicionamientos políticos y éticos”

Lucila Szwarc es miembra de la Campaña Nacional por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito y de Seamos Libres. Expuso en torno al discurso científico y la ética feminista.

En mi primer lugar quiero traer la memoria y la presencia de mis compañeras de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, de mis compañeras de Seamos Libres, de la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir, de Socorristas en Red. Porque junto a todas ellas me formé al calor de los acompañamientos en aborto seguro y feminista.

Ese modo de acompañar que nació en Argentina en gran parte por el coraje de una militante lesbiana, Verónica Marzano, que se animó junto a otras compañeras a dar información sobre aborto con pastillas en Argentina. Y eso sólo fue posible, porque muchos años antes, inluso antes de los 13 que cumplió ayer la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, hubo mujeres, enormes, que salieron a la calle con pancartas a hablar de aborto, a romper el silencio, a aguantar la miradas de deprecio, porque estaban convencidas de que el aborto podía y debía ser legal en Argentina.

En las últimas semanas, hemos escuchado infinidad de argumentos desde este estrado. Vimos desfilar personas con posturas contrapuestas, como si no hubiera diálogo posible entre esos dos mundos. Hoy vengo a plantear que si bien partimos de visiones probablemente antagónicas podríamos ponernos de acuerdo en aspectos básicos de este debate. Porque considero que mantener la penalización del aborto es contrario, incluso, a los intereses de quiénes dicen estar en contra del mismo.

Quisiera remarcar, que quienes están en contra de la legalización del aborto, dicen basarse en la ciencia y en la medicina, olvidando el carácter histórico de las mismas. La figura del “niño por nacer”, esa idea de la vida que parece indiscutible y basada en la biología, no siempre existió. Es a mediados del siglo XIX que los Estados Nación occidentales comienzan a penalizar el aborto, y la Iglesia Católica, a hacer de esa lucha su estandarte. Pero recién desde los años ’70 y ’80, comienza una cruzada por imponer la existencia del “niño por nacer” a partir de la disponibilidad de las ecografías y las imágenes fetales. Ya no se habla de embrión, ni siquiera de feto, sino de “bebé” “desde el momento de la concepción”. El cigoto o embrión pasa a ser siempre ya bebé, se habla en nombre de él como si fuera una persona plena, y sobre todo, autónoma, como si existiera por fuera del cuerpo que lo gesta.

Nosotras, en cambio, historizamos nuestras posiciones y defendemos una mirada crítica de la salud y del discurso científico, pero no renunciamos a él. Creemos en las políticas públicas basadas en evidencia científica de calidad, con perspectiva de género, que partan de una realidad que es desigual e intervengan para modificarla. Creemos que la ciencia y la salud no son objetivas ni neutrales y las sostenemos desde posicionamientos políticos y éticos.

Las personas que han expuesto en este estrado en contra de la legalización del aborto, es decir, a favor de seguir penalizando y criminalizando a las mujeres y personas que abortan, se refirieron a las mujeres como “madres”. Parece tan imposible pensar que una mujer no pueda o no quiera ser madre, que borran a la mujer bajo la figura de “la madre”. Nosotras, en cambio, sostenemos que no hay destinos inexorables ni determinismo biológico. No creemos que la maternidad realice a las mujeres, ni que exista el instinto maternal, ni tampoco que una mujer tenga que tener útero para ser mujer. Nosotras hablamos de cuerpos gestantes, porque las personas que abortan pueden ser mujeres heterosexuales, o pueden ser lesbianas, varones trans o personas no binarias. Creemos y militamos éticamente por identidades que forjen, individual y colectivamente, sus propios destinos.

También quisiera remarcar que es necesario en este debate hablar una concepción amplia de la sexualidad no ligada a lo reproductivo. Sostener que una mujer que utilizó métodos anticonceptivos tendría derecho a acceder a un aborto mientras que una que no lo hizo no podría hacerlo, es falaz en varios sentidos. En primer término, porque omite la brecha que existe entre el acceso a la información y a los métodos anticonceptivos y su uso efectivo, así como las fallas exitentes en el uso de los métodos, demostradas por los mismos laboratorios que los comercializan. Asimismo, se niegan la infinidad de situaciones de violencia y de desigualdad entre varones y mujeres en relación a la toma de decisiones, a la autonomía y al placer en la relaciones sexuales. En segundo término, porque incluso al pensar la Educación Sexual Integral, partimos desde una concepción amplia, teniendo en cuenta la decisión, la autonomía, el deseo y el placer de las mujeres y de toda persona. Condenar y penalizar a una mujer que aborta por el disfrute de su sexualidad es arcaico y regresivo en derechos consagrados.

Quisiera pasar ahora, a los aspectos en los cuales quizás podamos coincidir.

Hubo especialistas en este estrado que pusieron en duda que la legalización disminuyera la tasa de abortos, planteando que esta asociación, no es inexorable. Yo les respondo que tienen razón. Porque la legalización por sí sola no garantiza el acceso en el sistema de salud. Es decir, la tasa tiende a la baja cuando las mujeres y personas gestantes pueden acceder a la Interrupción del Embarazo en el sistema de salud, sin barreras, sin ser juzgadas, y finalizar el proceso, si lo desean, con un método anticonceptivo de su elección. De este modo, sostengo, que el proyecto de la Campaña, sienta las bases para el acceso a la práctica en el sistema de salud. Imponer en Argentina, la necesidad de pasar por un comité interdisciplinario, como proponen algunos, podría dificultar el acceso en ciudades o pueblos donde no sea posible garantizarlo. Entonces, traigo nuevamente la evidencia, publicado en la revista cientítifca The Lancet (cita), que da cuenta de que garantizar el acceso al aborto – y yo agregaría, sin barreras- disminuye la tasa de abortos. Quiénes dicen querer disminuir la cantidad de abortos, deberían, entonces, abogar, por legalizarlo.

En segundo lugar, escuchamos en este recinto a psiquiatras y médicos hablar del síndrome o del trauma que produce un aborto. Sin embargo, instituciones con reconocida trayectoria académica y de investigación sostienen que los estudios que hablan de las secuelas que deja el aborto presentan serios problemas metodológicos.[i] Existe, en cambio, evidencia basada en revisiones sistemáticas que demuestra que el riesgo de consecuencias sobre la salud mental en mujeres adultas con un embarazo no deseado o planificado no es mayor entre aquellas que se practicaron un aborto que entre las que continuaron con el embarazo y tuvieron un parto.[ii]

Si bien pueden estar presentes, dentro de una diversidad de experiencias, emociones como temor, malestar, angustia y culpa, responden a otros eventos o situaciones adversas en la vida de las mujeres, previos o simultáneos a la situación de aborto[iii], y se asocian a factores predisponentes como el contexto legal restrictivo, la exposición a la sanción social y el estigma, la ausencia de contención social y la presión ejercida por personas significativas.[iv] Si el aborto puede generar malestar, producto de la clandestinidad, de las presiones y del estigma, y un abordaje de escucha no condenatoria y de contención puede ser un factor protector ante estos sentimiento, entonces, ¿quiénes dicen estar preocupados por la salud mental de las mujeres que abortan, no deberían justamente, abogar por acompañarlas en una toma de decisión sin presiones ni juicios de valor?

Por todo esto, les pido, señores diputadas y diputados, que voten a favor del proyecto de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, porque todos los argumentos cientítificos, lógicos, históricos y éticos que se desplegaron en este reciento demuestran su solidez. Porque no es con imágenes falsas y efectistas que se ganan debates ni se amplian derechos. Porque las mujeres y personas gestantes no queremos ser más ciudadanas de segunda y porque un acceso pleno a la ciudadanía, en todos los sentidos de la palabra, exige la aprobación de esta ley. Porque el clamor por la defensa del aborto legal es unánime y se escucha en todos los espacios de la sociedad, sobre todo y principalmente, en las casas, pero también, de una vez por todas, en el espacio público.

Porque es un grito que ya no puede silenciarse y porque son ustedes quiénes deben debatirse de qué lado de la historia querrán ser recordados. Nosotras les decimos, no vamos a bajar los brazos hasta que el aborto legal sea ley, las mujeres y personas gestantes no sean más criminalizadas por abortar, y el Estado garantice el acceso a la Interrupción Legal del Embarazo en el sistema de salud en Argentina.

[i]           Cohen, Susan (2006). Abortion and Mental Health: Myths and Realities.Guttmacher GPR. Policy Review. 9(3). Disponible en: https://www.guttmacher.org/sites/default/files/article_files/gpr090308.pdf .

[ii]                                                                                                                           American Psychological Association, Task Force on Mental Health and Abortion. (2008). Report of the Task Force on Mental Health and Abortion. Washington, DC: Author. Disponible en: http://www.apa.org/pi/women/programs/abortion/mental-health.pdf.

[iii]          Van Ditzhuijzen, J. , ten Have, M. , de Graaf, R. , van Nijnatten, C. H. and Vollebergh, W. A. (2017), Correlates of Common Mental Disorders Among Dutch Women Who Have Had an Abortion: A Longitudinal Cohort Study. Perspect Sex Repro H, 49: 123-131. Disponible en:  https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1363/psrh.12028.

[iv]     López Gómez, Alejandra. “El papel de las condiciones legales y sociales en las trayectorias y experiencias subjetivas de las mujeres frente al aborto inducido”. En: Ramos, S. Investigación sobre aborto en América Latina y El Caribe : una agenda renovada para informar políticas públicas e incidencia. Disponible en: http://clacaidigital.info:8080/xmlui/bitstream/handle/123456789/661/Inv-aborto-ALyC-web.pdf?sequence=2&isAllowed=y.