lunitas
de los valles
para el cielo rojo
de las travestis
del cielo rojo
para las travestis
–Lorena, he tenido la oportunidad de escucharte cantar tus coplas en las que se engranan tópicos tradicionales con derivas algo inesperadas, vinculadas a la disidencia sexual y particularmente a las travestis y trans. Quiero serte honestx, al escucharte no puedo dejar de recordar que la copla o baguala enmarañan vestigios musicales calchaquíes y españoles. En este sentido, tu voz resuena en esa densa temporalidad y espacio que llamamos “herida colonial”. ¿Cómo es que emerge tu vocación por la baguala?
–Soy Lorena Carpanchay, cantante bagualera trans. Nací en las tierras salteñas de Orán y me crié en Cafayate. La baguala viene de mis ancestros, de mis bisabuelos, la llevo en el alma. Fui aprendiendo a cantar escuchando las coplas familiares y de mis lugareños. Así me fui haciendo de una tonada particular de nuestra región y me uní a quienes sostenemos parte de la cultura de los valles calchaquíes a través del canto. En Cafayate continúan festividades con motivo del marcaje de animales y de ofrendas a la Pachamama. Estos encuentros son también motivo para desarrollar la copla ante el público e ir agregando diferentes variedades de temas. Generalmente nuestras ofrendas a la Pachamama piden por nuestra salud, por el trabajo, por el bienestar de los animales. Y también hay un momento de juegos, de diversión que va acompañado de unos ricos vinos que son los que se entierran todos los años en ofrenda a la Pacha.
La baguala tiene una importancia de intervención ante el público que es muy particular porque muchas veces la letra de nuestro canto es efímera, expresa nuestro sentir íntimo del momento. A su vez, a través de sus notas, introducimos un tono de voz que por momentos se quiebra y utilizamos la caja, este instrumento de percursión de antigua tradición local.
–¿Lorena viene por el bautismo de alguna madrina trava o algún tributo en especial?
–En realidad lo escogí yo. En los noventa me gustaba mucho la novela televisiva “Acapulco, cuerpo y alma” que tenía por protagonista a Lorena. Ella, casualidades de la vida, se hacía pasar por alguien que no era. Eso que parecería ser una suerte de impostora a mi me inspiró, me identificaba mucho, porque en ese proceso ella es reconocida, su pretendiente se enamora de ella.
Por diversos motivos a los 12 años migré a Buenos Aires. Ahí conocí la diversidad y reconocí la diversidad de mi pueblo en los valles calchaquíes. Para mi hablar de diversidad es hablar de diversidad cultural, diversidad sexual, religiosa… En otros contextos quizás la palabra tiene otro valor o está en desuso, aquí es muy importante para hacer valer nuestras tradiciones y que no sean borradas ni olvidadas.
–Me impresiona que mientras el cuerpo de una indígena criogenada extraída de una tumba profanada,“La Doncella”, es exhibida por el museo de arqueología salteño vos tengas para mostrar un aquí y ahora al visitante pasajero, toda una argamasa cultural y crítica que no forma parte de un “pasado misterioso” revelado por “descubrimientos científicos”. Tu intervención clama desde un presente, con pueblos originarios con demandas abiertas, con organizaciones LGBT también con reclamos abiertos. Tu copla me parece que pone a coalicionar ambas cuestiones.
–Soy consciente de que a mis cincuenta años soy una sobreviviente considerando que el promedio de vida de las trans es de 35 años. A pesar de los años de mi vida estoy haciendo conocer la copla de una pastora trans viviendo en el campo. Siempre he transitado en la vida de las travestis y trans. Para mi un paso decisivo fue mi participación en el Encuentro Nacional de Mujeres en Salta donde fuimos invitadas en el 2014. Fue la primera vez que canté unas coplas en el escenario. Podría decir, como muchas, que el ENM me cambió la vida. Ahí empecé a cantar por carnavales, en eventos musicales y también en fiestas del Orgullo. Mis compañeras activistas trans Pia Ceballos y Mari Robles fueron de gran inspiración y apoyo para mi.
–Casualidades de la vida, baguala proviene de bagual, sinónimo de indomable. ¿Podrías contarnos un poco más de la vida de esta balaguera?
–Desde hace trece años integro la agrupación “Boi Bumbá: las diosas de los tambores”, en la que participamos en los carnavales de Cafayate y la región. Inicialmente fuimos un grupo de travestis pero luego lo abrimos y actualmente participan mujeres,travestis, niñas y niños. Al principio no vayas a creer que fue fácil, no pensaban que íbamos a durar, pero fuimos aceptadas en el contexto cultural de Cafayate, donde somos muchas las personas comprometidas con defender la diversidad desde los corsos. Desde entonces todos los años esperan a conocer la temática que escogimos para confeccionar nuestros trajes y admirar nuestros vestidos. El carnaval fue siempre para nosotras un lugar de encuentro y donde podemos hacernos conocer y divertirnos.
–He podido apreciar que también sos realizadora de tejidos artesanales…
–Llevo el legado de mi madre como cantante y tejedora. Vivo en el campo y es bajo su tranquilidad que me dedico al tejido de la lana donde también realizamos la esquirla y el teñido de los mismos. Puedes encontrar sobremesas, ruanas, ponchos, bandoleras… Es una pequeña economía popular mediante la cual sobrevivimos. También hacemos vinos pateros y dulces artesanales con base a los frutos disponibles acá. Cada tanto realizo recogida de hierbas saborizantes y medicinales que también ofrecemos en el mercado local.
–Lorena quiero agradecerte este diálogo. Creo que sos dueña de una voz única que trabaja en la interface diversidad/legado ancestral ante varios regímenes de invisibilidad. Una enlazadora de mundos. Una bomba para Argentina.
–Estoy surcada entre ríos. hay un cerro inmenso acá a tres cuadras, es un lugar muy tranquilo… se escucha tanto el agua como los pájaros. Cuando quieras, las puertas de mi casa permanecen abiertas.
santa tierra Pachamama
no me lleves
todavía
aquí está una chica trans
santa tierra Pachamama
no me lleves
todavía
aquí está una chica trans
desde siempre presente
*Gracias a la Cátedra Aborto desde un abordaje social y derechos y a la Cátedra Lohana Berkins de la Universidad Nacional de Salta por haber hecho posible este encuentro.