Se estima que para 2016, 540.000 mujeres mayores de 15 años vivían con VIH en América Latina, de las cuales 73.000 eran mujeres jóvenes entre 15-24 años. En este año, se estimaron 27,000 nuevas infecciones por VIH en las mujeres, un 28% del total de los nuevos casos de VIH en la región. En el Caribe fueron 150.000 mujeres adultas mayores de 15 años que vivían con VIH hasta el año pasado. 6900 mujeres adolescentes de entre 10 y 19 años. Y 18.000 mujeres jóvenes de la región caribe de entre 15 y 24 años.
Según el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) las vulnerabilidades asociadas con el VIH para las mujeres y las niñas están estrechamente vinculadas a las desigualdades de género en el ámbito político, económico y social, así como a la violencia machista y el abuso sexual.
Según el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) las vulnerabilidades asociadas con el VIH para las mujeres y las niñas están estrechamente vinculadas a las desigualdades de género en el ámbito político, económico y social, así como a la violencia machista y el abuso sexual.
Hay una asociación directa entre las experiencias de violencias machistas y la infección por el VIH. De acuerdo a Naciones Unidas, en diversas regiones, las mujeres que han sufrido violencia infligida por sus parejas tienen 1.5 veces más probabilidades de adquirir el VIH, en comparación con aquellas sin antecedentes de violencia en la pareja.
Las mujeres, las niñas y las disidencias de la región de América Latina y Caribe se encuentran en una particular vulnerabilidad al VIH, debido a que la violencia y las desigualdades de género limitan su autonomía personal en la toma de decisiones para la prevención del VIH y otras infecciones de transmisión sexual (ITS), muy especialmente por lo que se refiere a sus derechos sexuales y reproductivos.
Las identidades femeninas tienen limitado acceso a los condones, las jóvenes continúan afectadas por embarazos no deseados, matrimonios tempranos y uniones forzadas, sometidas a rígidos roles patriarcales, desigualdades laborales y limitada participación política, que negativamente se reflejan en una ausencia de respuestas integrales.
En el caso de las niñas la iniciación de la sexualidad antes de los 15 años de edad las expone a un mayor riesgo biológico de infección por VIH y otras ITS, muy especialmente cuando están involucrados parejas mayores, parejas con comportamientos de riesgo para la infección por VIH, varias parejas o relaciones violentas, que hacen que el uso del condón sea menos probable. La falta de conocimiento y otras presiones sociales, las desigualdades socioeconómicas y la falta de autonomía personal también pueden incidir para poner la salud de niñas y mujeres jóvenes en riesgo.
La situación en Argentina