Dos veces 36: una por Ana Mendieta, otra por sus ecos de memoria feminista

La pregunta “¿Dónde está Ana Mendieta?” se activa en un proyecto de artistas para recordar a una referente que permanece en la memoria de prácticas artísticas en América Latina y el Caribe.

Proyecto 2X36, de Thatiana Cardoso (Brasil), Yoha Oizumi (Brasil), Luciana Dlugacz (Arg) y Miranda Bruni (Arg). Lanzamiento vía IG: 8 de septiembre del 2021 https://www.instagram.com/projeto2x36/

Cómo  producir desde la autogestión en tiempos de pandemia es algo sobre lo que podría dar cátedra el Projecto 2×36 de la mano de cuatro artistas visuales, dos brasileñas y dos argentinas. Ellas se conocieron en una exposición virtual y pronto vislumbraron que el gesto que cada una tomaba de Ana Mendieta contaba con una raíz mucho más extensa. El resto de la historia deviene en 2x36, una exhibición online a través de la plataforma IG que nuclea a artistas mujeres de diferentes países que conectan con la producción de la artista cubana Ana Mendieta. El lanzamiento se llevó a cabo en el aniversario número 36 de su muerte (8 de septiembre de 2021) y además 36 es el la edad de Ana Mendieta cuando se produjo el trágico desenlace.

El Projeto 2×36 adscribe a esta salida colectiva desde la polifonía de voces creadoras, cada participante retoma algún gesto de ella y lo trabaja a su manera, mediante obras diversas pero con un eco en común: seguir construyendo una memoria feminista, porque mientras haya cuerpos que se expresen a través de la performance, habrá Ana Mendieta para rato.

La propuesta  exhibitiva se divide en dos ciclos, compuesto por setenta y dos artistas en total, tiene como objetivo abordar dos ejes centrales: por un lado, rememorar a Ana Mendieta en su condición de mujer y artista latina exiliada a través de las producciones de artistas contemporáneas que utilizan la performance como principal expresión. Al respecto, las realizadoras comentan “Creemos que la acción de rendir homenaje a una artista como Ana Mendieta mediante la operación de difundir el trabajo de otras artistas, es una manera de reivindicarla, nombrarla, darle presencia”. Un segundo eje fundamental es denunciar la falta de justicia por su femicidio, recordemos que los testimonios de familiares sugieren que fue arrojada de un piso 34 en Nueva York por su pareja Carl Andre, pero desde el punto de vista judicial el caso no se resolvió por falta de pruebas. El proyecto se adscribe a las denuncias y artivismos que se gestan hace tres décadas, en pos de saber la verdad sobre los hechos.

La obra de Ana

Cuerpo-mujer-naturaleza es una triada recurrente en el trabajo de la artista con identidad fronteriza (Cuba-Estados Unidos), atravesada por temas como la violencia, la vida, la muerte, y la pertenencia. En su serie más icónica Siluetas (1973-1980) que está compuesta por figuras humanas representadas en la naturaleza, utilizando materiales como ramas, hojas, sangre y fuego, da cuenta de un ritual de sanación que culmina al mismo tiempo que regresa a Cuba (en 1980) cerrando una etapa clave en su vida. Para la investigadora Julia Antivilo “es recurrente en las prácticas artísticas feministas latinoamericanas (…) una estrecha relación con lo ritual, pues las acciones de arte son entendidas, en algunos casos, como rituales de sanación o de evocación a lo sagrado como en las culturas originarias americanas y/o africanas.”

De la serie Siluetas

Se suele asociar la muerte de Ana Mendieta con su obra en tanto “premonición mística”, pero más allá de la apropiación de prácticas religiosas para su arte, ¿qué hay de místico en recrear una escena de un femicidio a través de una performance? Es lo que sucede en Rape scene (Escena de una violación, 1973),  exponer el cuerpo desnudo y ensangrentado para dar cuenta de una violación es más bien una acción crítica y política que recuerda la frase “disculpe las molestias, nos están matando”. ¿Acaso se está romantizando su muerte como se hizo con tantas poetas suicidas?. Otrxs prefieren describir el hecho como “se cayó por la ventana empujada por su marido, por un presunto consumo de drogas”, como señaló la directora de un reconocido museo argentino. ¿También llevaba “pantalón blanco” y era una “fanática de los boliches”?. La violencia simbólica que subyace en estos discursos, es un punto a tener en cuenta si se quiere desnaturalizar ciertas formas de enunciación.

Rape scene, 1973

Justicia feminista

Una semilla de justicia feminista se plantó en 1992 cuando el colectivo Guerrilla Girls junto a Women’s Action Coalition se manifestaron ante la exposición retrospectiva del artista estadounidense Carl Andre en el Guggenheim de Nueva York. Desde ese momento la pregunta por Ana, como lema activista, se replica cada vez que se intenta montar exhibiciones de Carl Andre por el mundo, como sucedió en el Museo Reina Sofía en 2015 y en la Tate Modern de Londres en 2016. En esa línea, pero mucho más cercana, tuvo lugar la exhibición “Cartas a Ana Mendieta”,  muestra de artes visuales en el marco del 8M, con texto curatorial de Karina Bidaseca, expuestas en el museo López Claro, situado en Azul, provincia de Buenos Aires.

Protesta de wac en el guggenheim, 1992

Lo cierto es que la consigna “¿Dónde está Ana Mendieta?” como potencia performativa, en un sentido de activación de prácticas artísticas, se extiende a lo largo de tres décadas y apunta a una doble dirección: por un lado, a resaltar la falta de justicia por un femicidio en manos de su pareja y, por otro lado, a denunciar la poca representación de mujeres en instituciones artísticas a nivel mundial. El Projeto 2×36 adscribe a esta salida colectiva desde la polifonía de voces creadoras, cada participante retoma algún gesto de ella y lo trabaja a su manera, mediante obras diversas pero con un eco en común: seguir construyendo una memoria feminista, porque mientras haya cuerpos que se expresen a través de la performance, habrá Ana Mendieta para rato.