“No quería que me besara. Lo hacía igual. No quería que me manoseara. Lo hacía igual. No quería que me penetrara. Lo hacía igual”, dice en su carta la joven de 29 años que decició denunciar los abusos del hombre que fue tres veces gobernador de la provincia de Tucumán entre 2003 y 2015. La mujer es sobrina del actual senador nacional y presentó hoy una denuncia formal por abuso sexual en los Tribunales penales de Tucumán y también en la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM) en Buenos Aires. Presentó su testimonio por escrito.
La denuncia en territorio tucumano fue radicada en la Fiscalía Especializada en Delitos Contra la Integridad Sexual a cargo de María del Carmen Reuter. Mientras que la presentación ante la UFEM recayó en el Juzgado de Instrucción 35 a cargo de Osvaldo Rappa y la fiscalía 10 en manos de Santiago Vismara. Se espera que dicten las medidas de protección y seguridad para la denunciante. Ante la asimetría de poder ella tiene miedo de represalias y también busca proteger a su entorno.
Los abusos comenzaron en diciembre de 2017 hasta mayo de este año. Ella se desempeñaba como personal del Ministerio de Gobierno Justicia y Seguridad de Tucumán con funciones de ceremonial y protocolo hasta que fue asigada como asistente personal de José Alperovich, su tío segundo. “Durante un año y medio sufrí violaciones a mi integridad física y sexual. El avasallamiento fue demoledor. Tanto que ni siquiera pude ponerlo en palabras. Él oscilaba libre y cómodamente en los tres escenarios ante los que me posicionaba: el familiar, el laboral y el del horror de la intimidad que me forzaba a vivir con él”, dice en la carta pública que hizo pública hoy junto conn las denuncias formales.
“Estoy segura que ninguna persona que haya sufrido violencia sexual quisiera estar en este lugar, desnudando la intimidad más dolorosa de su vida. Pero nos obligan a encontrar en esta manera la posibilidad de ser escuchadas. Ya no nos callamos más, pero tampoco queremos hablar por lo bajo de lo que nos pasa, de lo que sentimos, de lo que nos hicieron y de cómo hacemos para volver a la vida después de que hechos tan traumáticos nos la cambiaron para siempre”, dice en su carta.
En su relato también señala complicidades del personal de seguridad que trabaja con él mientras ocurrían los abusos. “Todos sabiendo lo que estaba pasando adentro y cuidando las fronteras de él. Estaba completamente atrapada”.
“No miento, no busco fama. Nadie quiere hacerse famosa por contar el horror que vivió. No quiero dinero ni hay un trasfondo político detrás de mi denuncia. Soy mucho más que todo eso que se pueda especular. Esto es por mí. El motivo más importante de mi vida es mi renacimiento, mi sanación y la búsqueda de justicia. ¿Qué motivo más importante que el valor de mi propia vida puedo tener?”, dice la mujer de 29 años. Y cierra: “No me callo nunca más. Este es mi nunca más. Ojalá también sea el nunca más de todas aquellas que queremos dejar de callar”.