Los mejores días de Magalí Etchebarne es una serie de cuentos sobre mujeres disímiles, potentes y astutas narradoras. Experiencias múltiples que enseñan y transmiten, sentencian y reafirman pensamientos, ideas, sentires. Con escenarios naturales y protagonistas al modo de la mejor Selva Almada en El viento que arrasa, perros, ríos y montañas -pero también departamentos e islas imaginarias- las mujeres alimentan estos ocho cuentos breves y voraces que bien podrían ser una gran narración, una sola vida novelada.
Encarnadas siempre en voces de mujeres, se develan tramas masculinas, se desenmascaran facetas absurdas y mecanismos oscuros que liberan los pesares que significan los estreotipos de género.“Los hombres locos si no llegan del mar van hacia él. Hacia el mar o hacia cualquier cosa que sea fuerza, corriente y soledad”, dice una de las protagonistas.
En Los mejores días hay mujeres que aman, mujeres que dudan, mujeres que deciden no ser madres, que mantienen relaciones paralelas, mujeres que se van y que vuelven. Sus historias familiares y amorosas, laborales y cotidianas sirven de telón de fondo para desenredar toda una trama de significantes y revelaciones íntimas que develan el proceso madurativo y reflexivo sobre distintos temas. Siempre la perspectiva es femenina y quizás eso haga que la amemos tanto.
“Cuando aparecen las madres, las tías, las hermanas, es cuando realmente me meto. Como si adivinaran el futuro, guardando el manual de instrucciones del hijo. Pienso que saben antes que nosotros cómo va a salir todo”, señala otra de los personajes.
Los relatos destellan las huellas de un patriarcado activo, vívido y cristalizado. Son ellas las que ordenan, las que acomodan a sus crías e indagan los privilegios del varón. Frases como sentencias, sintetizan y refuerzan la idea que atraviesa casi todo el libro: “Un hombre, me dijo una vez mi mamá, es un animal pequeño que se ve inmenso”.
En una entrevista reciente la autora dijo: “la memoria es mi motor…vas creciendo y el pasado se vuelve enorme, pero ¿dónde está? Me atormenta un poco eso, y creo que ese dolor es el que me hace contar. Cuando escribo me parece que vuelvo al pasado, pero con el superpoder de inventar.”
Quizás ese dejo de “nostalgia feliz”, un concepto que desarrolló muy profundamente Amelié Nothomb es su novela homónima, marque la impronta de todos sus cuentos y abra las puertas a la novela que temimos estar leyendo cada vez que dábamos vuelta una hoja.