#Elecciones2021: solo un tercio de las listas están encabezadas por mujeres

Entre las 134 listas para la Cámara de Diputadxs, sólo 48 son encabezadas por mujeres, lo que equivale al 36,09% de las boletas. Para el Senado, el porcentaje es aún menor: sólo 16 de las 47 listas están lideradas por una mujer, lo que representa al 34,4% de las nóminas. Así, la posibilidad de alcanzar la paridad efectiva en el Congreso argentino parece estar cada vez más lejos.

Foto: SOL AVENA

El domingo 14 de noviembre lxs argentinxs irán a las urnas para elegir quieres ocuparán las 127 bancas en juego de la Cámara de Diputadxs, y 24 de los 72 escaños del Senado nacional. Además, en 10 provincias habrá elecciones para definir cargos provinciales y municipales.

En estas elecciones se aplicará por segunda vez a nivel nacional la ley de paridad, que establece que las listas electorales deben estar conformadas en un 50% por mujeres, intercaladas con los candidatos varones. La jornada electoral coincide con una semana marcada por la celebración de dos hitos históricos para los derechos políticos de las mujeres en la Argentina: el 6 de noviembre se cumplieron 30 años de la sanción de la ley de cupo femenino —la primera norma de este tipo en el mundo— y el 11, los 70 años del voto femenino. El 11 de noviembre de 1951 más de 3.500.000 mujeres fueron a las urnas por primera vez en el país y 133 legisladoras resultaron electas para el Congreso nacional y las legislaturas provinciales.

A 70 años de aquella jornada histórica y tras la sanción de las leyes de cupo femenino, en 1991, y paridad, en 2017, hoy el 41,6% de las bancas del Congreso de la Nación están ocupadas por mujeres: 109 de las 257 bancas de la Cámara de Diputadxs (42,4%) y 29 de las 72 del Senado (40,2%). En este contexto, la lupa está puesta no sólo en cómo quedará la correlación de fuerzas en el Congreso nacional sino, también, en la posibilidad de allanar el camino hacia la paridad efectiva en el Parlamento y ganar volumen político feminista en un contexto de crisis económica y social como consecuencia de la pandemia de COVID-19 —sumado al arrastre de la pesada herencia macrista—. Una crisis que impactó con mayor crueldad sobre las mujeres, lesbianas, travestis, personas trans y no binarias, evidenciando y profundizando aún más las desigualdades sociales y brechas de género. 

Pero la posibilidad de alcanzar paridad en el Congreso no depende solamente de que se cumpla el 50%-50% en las listas sino, también, de qué lugar ocupen las mujeres, lesbianas, travestis y trans en las listas. Según un relevamiento realizado por la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires junto con la Asociación de Defensores y Defensoras del Pueblo de la República Argentina (ADPRA), solo un tercio de las listas de aspirantes al Congreso están encabezadas por mujeres. Entre las 134 listas para la Cámara de Diputadxs, sólo 48 son encabezadas por mujeres, lo que equivale al 36,09% de las boletas. Para el Senado, el porcentaje es aún menor: sólo 16 de las 47 listas están lideradas por una mujer, lo que representa al 34,4% de las nóminas. Así, la posibilidad de alcanzar la paridad efectiva en el Congreso argentino parece estar cada vez más lejos.

El informe señala que Chubut, Santa Fe y Tucumán—paradójicamente, una de las provincias argentinas que aún no tiene ley de paridad pero, vale aclarar, con una baja participación de feministas en las listas— son las jurisdicciones con mayor cantidad listas encabezadas por mujeres para la Cámara baja. Entre las candidaturas al Senado, se destaca Santa Fe, con el 67% de las listas encabezadas por mujeres, seguida por Córdoba (43%).

“Sin dudas, la sanción de la ley de paridad en 2017 muestra que se avanzó en la paridad vertical en Argentina. Según nuestro monitoreo, no hubo incumplimientos este año en la aplicación de la ley de paridad y el encabezamiento de las listas por parte de mujeres aumentó, pero todavía está por debajo del 40%”, analizó Dolores Gandulfo, directora de Política Institucional de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires en diálogo con LatFem. Para la especialista en políticas públicas y procesos electorales, “el camino hacia la paridad horizontal todavía parece empantanado”.

“En primer lugar, el monitoreo muestra que las reglas sí importan y que cuando la ley permite excepciones, los partidos ubican a varones en vez de a mujeres; que las mujeres no estamos en la definición de las listas y que eso claramente condiciona la capacidad de liderazgo. Al mismo tiempo, la paridad en la representación electoral no se traduce en el aumento de mujeres en los ámbitos ejecutivos. De hecho, pareciera que retrocedemos en ese sentido”, explicó.

Por último, Gandulfo se refirió a la violencia política como una de las trampas patriarcales que impiden la conquista de la paridad real en los ámbitos de representación. Según un estudio realizado por el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA) en 2018, 8 de cada 10 políticas afirmó haber sufrido violencia. Para las personas travestis y trans, los obstáculos a los que se enfrentan tienen más que ver con la exclusión sistemática que viven en todos los ámbitos de la sociedad. “La violencia cada vez más fuerte contra las mujeres que se involucran en la política y las tareas de cuidado que en contexto de pandemia se han acrecentado, se suman a las estructuras patriarcales de los partidos políticos y, en conjunto, potencian estas desigualdades entre mujeres y varones. Es allí donde hay que trabajar para, efectivamente, caminar hacia una democracia paritaria”, concluyó.