Es ley el uso medicinal del cannabis en Argentina

Algunas nunca había probado un porro, como se llama en Argentina al cigarrillo de marihuana. Casi todas se acercaron a la planta en busca de las respuestas que no le daba la medicina tradicional. Así aprendieron a extraer el aceite y de esa manera salvar y sanar la vida de sus hijxs que sufren epilepsia refractaria, cáncer […]

Algunas nunca había probado un porro, como se llama en Argentina al cigarrillo de marihuana. Casi todas se acercaron a la planta en busca de las respuestas que no le daba la medicina tradicional. Así aprendieron a extraer el aceite y de esa manera salvar y sanar la vida de sus hijxs que sufren epilepsia refractaria, cáncer y otras patologías. Con tenacidad y militancia lograron que el Congreso nacional apruebe la ley para legalizar el uso medicinal del cannabis. Inspiradas en la experiencia chilena, las “Mamá Cultiva”, una de las organizaciones de la sociedad civil que empujó la aprobación de la norma,  hace poco más de un año empezaron a instalar el tema en la escena pública. La legislación autoriza las investigaciones y terapias, falta legislar sobre los autocultivadores.

El proyecto que se aprobó sin debate y con 58 votos afirmativos establece un marco regulatorio sobre la investigación médica y científica del uso medicinal de la planta de cannabis y de sus derivados para el tratamiento de enfermedades como la epilepsia o el Alzheimer. La Cámara de Senadores lo aprobó por unanimidad y sin debate. Fue votada en un rápido trámite a pedido del senador del Frente para la Victoria Juan Manuel Abal Medina. “Alrededor de un 30% de los pacientes con epilepsia no responden al tratamiento con fármacos y no son candidatos al tratamiento quirúrgico. En los últimos años se ha demostrado que el tratamiento basado en la planta de cannabis, en especial el cannabidiol (uno de los componentes con mayor presencia en la planta) es efectivo, bien tolerado y seguro en chicos y adultos que padecen aquella enfermedad”.

  • De la ley se desprende un programa nacional para el estudio y la investigación de su uso.
  • El Ministerio de Salud debe garantizar el aprovisionamiento de los insumos necesarios, ya sea a través de la importación o la producción por parte del Estado nacional, para lo que autoriza el cultivo de plantas de marihuana al Conicet y al INTA.
  • La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) permitirá la importación de aceite de cannabis, cuya provisión será gratuita para quienes estén incorporados al programa a través de un registro nacional. Finalmente, también se establece que el Estado impulsará la producción pública de cannabis y su industrialización para uso exclusivamente medicinal, terapéutico y de investigación.

Argentina se sumó a Canadá, Israel, parte de Estados Unidos, Uruguay, Chile, Alemania, Italia, Finlandia y Noruega: los países donde el uso medicinal del cannabis es legal para tratar diversas enfermedades.

La historia de las Mamá Cultiva

Paulina Bobadilla y la planta de marihuana eran líneas paralelas que no se cruzaban hasta que la mujer chilena encontró en el cultivo y en el aceite derivado del cannabis la clave para sanar a su hija Javiera, que padece epilepsia refractaria. La batería de medicamentos que la nena de siete años tomaba a diario no alcanzaba para frenar las convulsiones.

Paulina vio en YouTube la historia de una chica de Estados Unidos con la misma enfermedad, que mejoró su calidad de vida cuando su madre y su padre extrajeron aceite de la planta y comenzaron a administrarselo en pequeñas dosis. A partir de ahí quiso intentarlo con Javiera. Su pareja puso un freno.”No quiero que mi hija sea drogadicta”, le dijo. A lo que Paulina le rebatió que ya lo era: la nena era adicta a los fármacos que la estaban dañando. Primero probaron ello, los adultos: se sintieron relajados y sin ningún efecto adverso. Después le tocó a Javiera. En una semana bajaron sus convulsiones y comenzó a conectarse con el mundo que la rodeaba.

Esa fue la génesis de Mamá Cultiva en Chile. Desde 2012, Paulina junto a una veintena de otras madres de chicos con epilepsia refractaria, cáncer y diferentes patologías replican un mismo mensaje que repiten como mantra: “la planta cambió la vida de nuestros hijos”. La medicina tradicional no les había dado respuestas y fueron por otras alternativas. La experiencia chilena cruzó la cordillera y llegó a suelo argentino donde Mamá Cultiva Argentina (MCA) formó un grupo de familias.

La primera aparición pública de las Mamá Cultiva Argentina fue en la Marcha Mundial de la Marihuana el año pasado. Sus hijxs encabezaron la caravana que recorrió desde Plaza de Mayo al Congreso argentino. Muchxs de ellxs lo hicieron en sillas de ruedas. “No más presos por cultivar: regulación del cannabis ya”, decía la bandera enorme al frente de una marea verdosa de 150 mil personas. Las madres, padres, hermanos y abuelos de los chicos con epilepsia refractaria se convirtieron así en un nuevo actor contra el prohibicionismo que rige en Argentina bajo la ley 23.737. “La salud es un derecho” y “El dolor no puede esperar”, decían las pancartas que sostenían los familiares de los chicos.

Desde el comienzo de esta lucha, las chilenas cuentan con el apoyo de Fundación Daya —una organización sin fines de lucro—, cuyo objetivo es la investigación y promoción de terapias alternativas orientadas a aliviar el sufrimiento humano.  Hoy, 20 municipios chilenos colaboran en el cultivo más grande de Latinoamérica: 7 mil plantas que van a beneficiar a 4 mil pacientes. Fundación Daya participa de esta experiencia inédita con la supervisión del Estado. En diciembre de 2015, la presidenta Michelle Bachelet firmó un decreto que establece que el Instituto de Salud Pública puede permitir y controlar el uso de marihuana para la elaboración de productos farmacéuticos de uso humano.