Estela Díaz: la ministra sindical 

La provincia de Buenos Aires tendrá su propio Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual en consonancia con el gobierno nacional. Este flamante cargo lo ocupará una verdadera feministra: peronista feminista, sindicalista, co-coordinadora del Comité por la Libertad de Milagro Sala, secretaria de Género de la CTA. Ha conformado y dirige el Centro de Estudios Mujeres y Trabajos de la Argentina (CEMyT-CTA). También integra el Comité de las Mujeres de la Confederación Sindical Mundial. De recorrer los penales de Jujuy durante los aciagos años macristas visitando presos y presas políticxs va a pasar a ser funcionaria en su ciudad, La Plata. Un perfil de una mujer que no le saca el cuerpo a las luchas.

—Me contó un pajarito que serás parte de la gestión Gómez Alcorta. ¡Felicitaciones!

—Tu pajarito está un poco atrasado. Esperá a las 17. 

Son las 14 del lunes 9 de diciembre y Estela Díaz recibe un mensaje de Whatsapp. Después del anuncio del gabinete nacional el último viernes, todxs quieren saber cómo sigue. Se supieron los nombres. ¿Ahora cómo se conformará el resto de la nómina? ¿Cuáles serán los ejes de cada gabinete? Una de las máximas incógnitas es sin dudas el nuevo ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad que comandará la abogada Eli Gómez Alcorta. No sólo por la novedad en cuanto a su rango ministerial sino por la expectativa que se posa sobre la conformación de su equipo. Uno de los nombres que más sonaron durante el fin de semana para ocupar alguna secretaría o dirección era el de Estela Díaz: secretaria de Género de la CTA y una mujer cercana a la flamante ministra. 

A la hora indicada se conoció el otro gabinete central que faltaba, el que comandará Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires. De 15 integrantes, 6 son mujeres y allí el nombre de Estela Díaz apareció en la nómina de nuevos ministres. “Se alinearon los planetas”, dijo Estela a LATFEM. Al igual que Eli, Estela comandará el Ministerio de las Mujeres, Políticas de género y Diversidad sexual, una novedad en territorio bonaerense. 

“Se refuerza la convicción de que este proyecto es nacional, popular, democrático y feminista”, dijo Estela Díaz a LATFEM. No puede ocultar la alegría. “Con el compromiso fuerte de la política y en total sintonía con la nación. Y en diálogo con Eli que cedió mi lugar, para el que me había convocado en la nación entendiendo que somos un gobierno que forma parte de un mismo proyecto”, agregó la nueva funcionaria. 

En la militancia de Estela se cruzan sindicalismo, feminismo peronista y ha sido durante estos años una de las integrantes más activas del Comité por la Libertad de Milagro Sala. Por caso, el germen deL Comité surgió el 8 de marzo de 2016, apenas dos meses después de que encarcelaran a la dirigente social, cuando un grupo de mujeres viajó a visitarla. No era cualquier fecha. En esa comitiva estaban las diputadas nacionales Mara Brawer y Silvia Horne; la ex diputada nacional Adela Segarra, Marta Alanis de Católicas por el Derecho a Decidir; la Secretaria Nacional de Derechos Humanos de Kolina, Victoria Montenegro; la ex legisladora María Elena Naddeo; la abogada Mónica Mennini; Cristina Rasso de la CTA Mendoza; Yamile Socolovsky de la CONADU; Victoria Tesorero; María Rachid y la secretaria de Igualdad de Género de la CTA Estela Díaz. En una conferencia de prensa que realizaron después de visitarla en el penal del Alto Comedero, Estela contó que se había creado un Comité de Mujeres en defensa de Milagro Sala y que realizaron una presentación al relator de las Naciones Unidas para la Defensa de los Derechos Humanos. “Milagro Sala no sólo está presa ilegal e ilegítimamente, sino que además su detención es parte de la persecución de alguien que defiende los derechos económicos, sociales y culturales de su pueblo”, dijo. Después se formó el Comité y Estela fue una de las principales gestoras. 

Desde la conformación de este espacio a Estela se la veía en marchas y asambleas feministas porteñas muchas veces con una valija violeta, siempre lista. Como co-coordinadora del Comité junto con la ahora diputada Mara Brawer Estela viajó en múltiples oportunidades a las tierras andinas para acompañar el reclamo de libertad, para visitar y cuidar a Milagro. En diciembre 2017 trasladaron las asambleas de todo el país a la puerta del penal de Alto Comedero en el histórico Jallalla Mujeres.

Estela Díaz siempre fue una de las primeras en cantar: “Olé Olé, Olé Olá, Para Milagro, la libertad, para Morales el repudio popular”. En el Encuentro PluriNacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans de Chaco Estela y otras mujeres se descalzaron para protestar y visibilizar cómo se habían llevado a la dirigente jujeña otra vez detenida.

En esos viajes Buenos Aires-Jujuy se tejieron redes de afectos políticos, entre ellas Estela entabló un gran vínculo con Eli. De la requisa del penal de Alto Comedero, de las situaciones en las que tuvieron que negociar con los Jefes de la Policía que dejen entrar a tal o cual invitado o las veces que las integrantes del Comité tuvieron que salir a comprar un corpiño sin aro para cumplir con las normas de la cárcel; ahora ambas serás Ministras. De la requisa a los cargos públicos: al nuevo gobierno Los años de resistencia fueron la siembra de estos flamantes cargos que han cosechado.

De la requisa del penal de Alto Comedero, de las situaciones en las que tuvieron que negociar con los Jefes de la Policía que dejen entrar a tal o cual invitado o las veces que las integrantes del Comité tuvieron que salir a comprar un corpiño sin aro para cumplir con las normas de la cárcel; ahora tanto Eli como Estela serás Ministras. De la requisa a los cargos públicos: al nuevo gobierno. Los años de resistencia fueron la siembra de estos flamantes cargos que han cosechado.

Ministra de pañuelo verde

La mañana del histórico 13 de junio de 2018 Estela Díaz llegó al salón de Pasos Perdidos temprano con el pañuelo de la Campaña en el cuello, aros verdes y un arabesco de glitter a tono en uno de sus cachetes. En el recinto recién empezaban las intervenciones del debate por la ley de interrupción voluntaria del embarazo. La alegría es rutilante para ella y para todas. Nadie nace feminista pero Estela tiene una larga trayectoria empujando la agenda de los derechos sexuales y reproductivos en todos los espacios en los que está. 

Es 28 de mayo de 2007, Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres, y Estela está en ese mismo Congreso junto a muchas otras feministas. Todas abrigadas para paliar el frío invierno: Dora Coledesky lleva una boina azul; Martha Rosenberg que sostiene el texto en sus manos; cerca están las socialistas Silvia Augsburger y María Elena Barbagelata; otra sindicalista, Cira Candia; las integrantes de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito Cecilia Lipszyc y Nina Brugo; las tres diputadas oficialistas Graciela Rosso, Juliana Di Tullio y Juliana Marino. Esa comitiva fue parte de la primera presentación del proyecto de la Campaña en el parlamento. Llevaron cajas y cajas de cartón con las miles de firmas de apoyo. Después lo volvieron a presentar siete veces más hasta que tomó estado parlamentario. 

Un año antes de la presentación de ese proyecto Estela Díaz había sido fundamental en una de las historias más paradigmáticas de obstaculaización de este derecho de todas las niñas, adolescentes, mujeres y varones trans. 

Había acompañado la interrupción del embarazo de L. M. R. a quién un tío la violó y embarazó a comienzos de 2006. En ese momento ella tenía diecinueve años y, por una discapacidad, estaba anclada en la niñez. Durante 37 días su mamá Vicenta y su hermana Verónica recorrieron hospitales y despachos judiciales de la ciudad bonaerense de La Plata para que pudiera acceder a un aborto legal. Iban y venían de Guernica, la ciudad donde todavía viven, hasta la capital provincial, a unos cien kilómetros. Insistieron todo lo que pudieron. No lograron acceder a un aborto legal dentro del sistema de salud público encuadrado en el artículo 86 inciso 2º del Código Penal. La primera barrera la encontraron el Hospital de Guernica. De ahí la mandaron a hacer la denuncia por la violación y la derivaron al hospital de cabecera de la provincia, el San Martín de La Plata. La denuncia policial quedó ratificada el 24 de junio de 2006 y L. M. R. llegó al San Martín con un embarazo de aproximadamente catorce semanas. 

Recién el 4 de julio de ese año fue internada en el hospital y convocaron al Comité de Bioética para abordar la situación. Le practicaron los exámenes prequirúrgicos para concretar la intervención y, en ese intervalo, el freno lo puso la jueza de Menores, Inés Siro. Envió al Hospital San Martín un oficio exigiendo la cancelación de los procedimientos que estaban en curso para interrumpir la gestación.

Ante esta nueva traba, la familia optó por pedir ayuda a través los medios de comunicación haciendo pública la historia de L. M. R. En ese recorrido llegaron hasta Estela Díaz que empezó a acompañarlas. Durante casi un mes ella sólo se dedicó a acompañarlas. 

La historia de L. M. R. llegó a la Suprema Corte bonaerense, que avaló con un fallo su reclamo y aclaró que no era necesaria la autorización judicial. La interrupción de ese embarazo se afrontó con militancia y aportes solidarios: costó $5.000 y Estela Díaz se ocupó ella de acompañar a la familia a una clínica privada a que se garantizara el derecho de la chica. 

El caso “LMR contra Argentina” fue presentado al Comité de Derechos Humanos de ONU en 2007 por Cladem Argentina, INSGENAR, Católicas por el Derecho a Decidir con el apoyo de Estela Díaz como  Secretaría de Género de CTA. Ocho años después los Estados nacional y bonaerense tuvieron que pedir perdón a L.M.R. por haber obstaculizado su derecho a un aborto legal. Se trató de la primera vez que en el país se hizo un acto de reparación simbólica por una violación de los derechos sexuales y reproductivos.

La ahora Ministra bonaerense también expuso durante el debate por la interrupción voluntaria del embarazo en el Congreso en 2018 tanto en la Cámara de Diputadxs como en el Senado. En ambas oportunidades puso el foco en que la legalización del aborto es uno de los derechos fundamentales de las trabajadoras”.

Compañera y amiga

—Te corto, te corto que me llama Axel—le dijo Estela a su amiga Mara Brawer el domingo a la noche. Después de ese llamado pasó del gabinete nacional a la provincia. 

Al flamante gobernador de la provincia lo conoce desde hace muchos años. De cuando él participaba de los espacios de formación de la CTA. Estela está en la central obrera desde que surgió, a mediados de los noventa, cuando un sector del sindicalismo rompió con la llamada “burocracia sindical” que había negociado con el menemismo. Y ella es de esas que se consideran feministas incluso cuando esa palabra todavía no era muy bien vista. 

“A Estela la conocía del movimiento feminista. La respetaba como una gran luchadora porque es de esas compañeras que no le saca el cuerpo ni a las manifestaciones ni a sentarse a cerrar el documento. En el paso entre el feminismo y el Comité me hice amiga porque el comienzo del Comité fue todo muy duro, como el comienzo del macrismo para todos y todas”, recuerda en diálogo con LATFEM la diputada del Frente de Todos, Todas, Todes, Mara Brawer. Con la nueva Ministra bonaerense perdieron la cuenta de la cantidad de veces que viajaron a Jujuy. Cada vez que iban visitaban a todos y todas los y las presxs políticxs. No se volvían a Buenos Aires si no pasaban por los penales femeninos y también los masculinos. 

Foto: Gala Abramovich

¡Unidad de las trabajadoras!

Era el año 2017. Había una mesa ovalada larga en el sindicato de SADOP. La anfitriona era Teresa Hernández, secretaria de Cultura de ese sindicato a nivel nacional. En la mesa había varias mujeres sindicalistas de varias centrales obreras y algunas periodistas, porque se celebraba el día del periodista. En algún momento de la charla, café y masitas mediante, Claudia Ormachea —secretaria de género de La Bancaria, un sindicato que pertenece a la Corriente Federal de los Trabajadores de la CGT— dijo algo que entonces fue novedoso y revelador. Algo así como: “con Estela Díaz (secretaria de género de la CTA) somos amigas hace muchos años y la verdad es que muchas veces nosotras nos ponemos de acuerdo en muchas más cosas que (Sergio) Palazzo y (Hugo) Yasky. Hay veces que no hay puentes comunicantes entre ellos, en cambio nosotras participamos de mesas redondas, hacemos actividades conjuntas”. Estela asintió con la cabeza y seguramente agregó algún otro dato, como por ejemplo que ambas viven en La Plata. 

Para la marcha del 8 de marzo de 2018 Estela también fue una pieza clave. Fue la segunda marcha en 20 días con fuerte presencia trabajadora en las calles de Buenos Aires. El 21 de febrero, y con el camionero Hugo Moyano en el centro de la escena, la movilización sirvió como puntapié para la unidad de algunos sectores sindicales y movimientos sociales. Jackie estuvo en ese escenario. Recuerda que esa tarde la llamó a Estela Díaz, secretaria de género de la CTA de los Argentinos. Se conocían cada vez más porque venían hablando cada viernes en la Asamblea Feminista. Ese día le dijo que después de la marcha debían replicar esa misma lógica de unidad para el #8M. Estela le dijo que le parecía bien, que organizaría una reunión también con Vanesa Siley, diputada nacional y Secretaria General de SITRAJU (Sindicato de Trabajadores Juidiciales, con representación en la ciudad de Buenos Aires), para tener la pata de la Corriente Federal de los Trabajadores de la CGT. Una semana después, tres representantes por cada espacio se reunieron en un despacho del anexo de la Cámara de Diputados. Tras un largo debate llegaron a una conclusión: debían marchar todas las sindicalistas juntas bajo el ala de una única bandera, hacer un comunicado en conjunto y brindar una conferencia de prensa. El mensaje sería doble. En primer lugar, para todas las mujeres que militan en un gremio. Pero sobre todo, era un mensaje para los varones y las propias estructuras sindicales que, anquilosadas y vetustas, no están pudiendo contener el reclamo de las mujeres.

Ese fue el puntapié para crear la Mesa de unidad de mujeres sindicalistas que, entre otras cosas,  se opuso a la “Ley de equidad de género” que presentó el macrismo y propuso un proyecto alternativo. Todavía es gracioso recordar la cara de algunxs diputadxs cuando en el Anexo de la Cámara, decenas de mujeres con pecheras sindicales cantaban “Trabajadoras en unidad, no les bancamos la reforma laboral”.

Otro de los hitos de esa mesa de unidad fue la marcha atrás que tuvo que dar el gobierno con el fin de las moratorias para las amas de casa. La campaña en redes sociales, las marchas y sobre todo un proyecto de ley que presentó la diputada Luana Volnovich con el apoyo de las sindicalistas, fueron fundamentales para que el macrismo prorrogue el derecho. 

Tampoco hay que soslayar el Encuentro Nacional del 2018, en Trelew. Las sindicalistas son históricas en la genealogía de los Encuentros y en la participación de los talleres —no son novedosos los de sindicalismo y feminismo, trabajo, etc—, pero el año pasado, en la clásica movilización del último día, también marcharon en unidad bajo una bandera con la consigna: “el sindicalismo es con nosotras”.

Las mujeres sindicalistas sienten que una partecita suya está gobernando. Para Karina Nicoletta, secretaria de géneros de los Metrodelegadxs es un “orgullo inmenso”; para Belén Sotelo Secretaria Adjunta de la CTA Ciudad de Buenos Aires y Secretaria de Finanzas de FEDUBA es una “alegría inmensa. Maestra de muchas, compañera de todas, pionera sindicalista feminista”.


Sindicalista, peronista feminista, militante de todos los espacios posibles. Presente en las asambleas para organizar cada Ni Una Menos y empujando la libertad de los y las presxs políticxs. Su currículum formal tiene más de diez hojas de Word: integra el Consejo Directivo del Fondo de Mujeres del Sur y también activa en la Comisión de Mujeres y géneros del Instituto Patria. Es docente en la Especialización de género y comunicación de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP. Pero en medio de títulos, ponencias y formaciones académicas, se lee una frase que, para ella, la define: “Todo esto lo he podido hacer movilizada por el compromiso y la pasión. Con la fuerza de tantas personas referentes y líderes que me inspiran, alientan, enseñan y acompañan. La fortaleza mayor de mi perfil personal es, sin dudas, ser parte de la construcción colectiva, convencida en el camino de la emancipación social, la causa de las mujeres, de las y los trabajadores, de la soñada Patria Grande Latinoamericana”. A los 56 años y después de tres nietas, dejará, sin dudas, una huella en la historia política: será la primera Ministra de las Mujeres, Políticas de género y Diversidad sexual en territorio bonaerense.