Faltamos en los medios: hacia una ley de paridad y cupo trans en medios de comunicación

Los medios son el museo del patriarcado. Sólo el 30% de lxs trabajadores de medios son mujeres y no se poseen estadísticas sobre personas trans ni lesbianas. ¿Y si hacemos una ley de paridad y cupo trans?

Abrir un diario cualquier domingo, si es que aún se lee en papel, es abrir la puerta al museo vivo del patriarcado. Categorías arcaicas, dinosaurios con corona, restos fósiles de un mundo que ya no existe. Los medios de comunicación son un reservorio de los viejos valores y, salvo excepciones, no han modificado sus estructuras al ritmo de la revolución social que provocó el movimiento feminista. Tanto en radio, TV, portales web como periódicos los principales periodistas son varones (cis), las pocas mujeres (30% según varios estudios) que hay ocupan roles secundarios y las personas trans y lesbianas visibles son contadas con los dedos de una mano. 

Un grupo de periodistas, investigadoras y comunicadoras insiste hace años con que #FaltamosEnLosMedios, pero del otro lado hay mutismo, respuestas tenues. Los cambios culturales son lentos, dicen, hay que esperar que las capas tectónicas cedan, que un meteorito cambie de era. El año pasado una radio presentó su nueva programación, la gráfica publicitaria mostraba en varias piezas a las nuevas y viejas figuras. Ninguna mujer. Ni una sola. La respuesta: no nos dimos cuenta. Claro, de eso se trata. ¿Será que hay que construir una normativa para que las empresas de medios se den cuenta y tiendan a la paridad de género e incluyan a personas trans por ley como hicieron las políticas y las músicas? 

La desigualdad de género en los medios de comunicación es alertada hace varios años por organismos internacionales y colectivos de comunicadorxs, en la escena local se destacan la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género (RIPVG), Red ParComunicación para la Igualdad, Periodistas Argentinas y la Red de Periodistas feministas, una red informal creada por periodistas feministas en 2018 para coordinar acciones en apoyo a la legalización del aborto. Las acciones de incidencia y el activismo de les comunicadores promovieron grandes avances, en especial en la lucha contra el sexismo, la violencia simbólica y mediática y los estereotipos de género, pero nunca hasta ahora se planteó la estrategia en términos de paridad y cupo trans en los medios de comunicación. El lunes 8, un día después del día de lxs periodistxs, por iniciativa de LatFem y la Diputada Mónica Macha, se realizó el “Primer encuentro hacia una ley de representación paritaria y cupo trans en los medios”.

Datos y relatos

El Global Media Monitoring Project (GMMP) es el mayor estudio internacional de género en los medios de comunicación, según el último análisis de 2015 (este año toca uno nuevo) solo el 37% de quienes reportan noticias son mujeres, y no se poseen datos para personas trans. Es decir que lo que ocurre en nuestro país es una tendencia mundial. En la Argentina, estudios locales (Fundeps y Comunicación para la Igualdad) muestran que las mujeres representan el 64% de graduadxs en carreras de comunicación. ¿Dónde están esas mujeres? La brecha entre 64% y 37% responde a la división sexual del trabajo, que impulsa a las mujeres a ocupar roles de cuidado y reproductivos y a descuidar su desempeño profesional, especialmente en trabajos masculinizados, como el periodismo.

El mapa no sorprende a nadie, la mayor brecha de género aparece en los puestos jerárquicos. ¿Qué lugar ocupan mujeres, lesbianas, travestis y trans en las empresas de medios en Argentina? El 78% está dirigida por varones cis. Ellos son los dueños de los medios, además de los bancos, los campos y las cuentas en el exterior. Pero además, en los sindicatos ocurre otro tanto: el 70% de los sindicatos de comunicación está dirigido por varones.

Según la investigación publicada en 2018 por Comunicación para la Igualdad sobre organizaciones de medios y género la inserción de las mujeres en el sector de comunicación podría resumirse en la frase: «muchas estudian, menos trabajan y muchas menos se sindicalizan”.

Estos son los principales datos que construyeron:

– El 64% de las personas que estudian comunicación son mujeres.

– El 30% de las personas que trabajan en empresas periodísticas son mujeres.

– El 24% de las personas afiliadas a sindicatos de prensa son mujeres.

El abordaje de temas vinculados a la población trans es desigual:

– Sindicatos y universidades comienzan a incluir el tema entre sus políticas y reclamos.

– Para las empresas no es aún una cuestión relevante.

Los medios vinculados a organizaciones de la sociedad civil muestran más compromiso con la democratización desde un punto de vista de género:

– Hay más mujeres dirigiendo estos medios.

– Hay en los mismos mayor preocupación por los contenidos vinculados a género y por las condiciones laborales que expresan desigualdades.

Las dificultades de las mujeres, lesbianas y trans en el ámbito laboral de los medios de comunicación son homologables a las realidades de otros rubros. Sin embargo, en este espacio preocupa la especial relevancia que tienen los medios en la conformación y reproducción de valores y patrones socioculturales, como también la representación de las voces que se priorizan en los contenidos. Por ejemplo, el análisis estadístico que realizó GMMP deja ver que la diferencia de género en la selección de la fuente responde a la diferencia de género en la reportería. Es decir que las mujeres tienden a consultar y valorar más la voz de otras mujeres, y los varones tienden a tomar como fuente a otros varones. Siempre cis, no poseemos datos para personas trans y no binaries.

Monitoreo Global de Medios 2015 (GMMP)

Respecto a las presentadoras en TV ocurre algo particular que obliga a pensar una complejidad. Hay paridad, pero ¿qué tipo de mujeres son aptas para conducir programas periodísticos? ¿Son mujeres negras, mujeres gordas, son lesbianas visibles, o son mujeres jóvenes, blancas, heterosexuales y de cuerpos estandarizados? América Latina pasó de 29% de presentadoras en 2000 a 44% en 2015, una reducción de 15 puntos porcentuales en la brecha en 15 años. Pero predominan las presentadoras jóvenes, mientras la edad aumenta considerablemente a 50 años cuando se trata del promedio de edad de los presentadores en los noticieros. Además, después de los 65 años desaparecen las mujeres de los programas periodísticos, tanto como reporteras como presentadoras. 

En el ámbito de la prensa gráfica la situación no mejora. En 2019 Delegadas Pagina/12 realizó y publicó una investigación que revela que del total de trabajadores en relación de dependencia en ese diario sólo 1 de cada 4 son mujeres, el 25%. Y que la mitad del total de los mal llamados colaboradores/as externos (freelance) son mujeres. “Eso quiere decir que a mayor precarización, mayor porcentaje de mujeres”, dicen.

Respecto a la participación de personas trans, el mismo estudio señala que “si bien hay compañeres trans y travestis que colaboran en suplementos, no hay ningune que se encuentre en la planta permanente del diario. Por cierto, sólo escriben en Las 12 o en Soy, los suplementos de género y diversidad”.

La situación de disparidad en la planta del personal de los diarios, se traslada a los contenidos. En la cuenta de Twitter @columnisOs (cuya bio dice “Soy un bot automático que se fija todos los días cuantas columnistas mujeres hay en los principales diarios argentinos”) relevan a diario quién firma las columnas de opinión de los principales diarios. Esto arrojó para el último viernes, tomando el porcentaje de las columnas de opinión escritas por mujeres y publicadas en las páginas principales:

 Clarín: 33 % (3 de 9)

 La Nación: 25 % (2 de 8)

 Página/12: 12 % (1 de 8)

 Total: 24 % (6 de 25)

En el ámbito radiofónico contamos con un monitoreo realizado por Nos Quemaron por Brujas (NQPB) y difundido por la red de Radialistas feministas. Los datos siguen la línea global: mujeres, lesbianas, travestis y trans conducen solo el 31% de los programas más escuchados, tanto en AM como en FM. También se observaron diferencias en cuanto a los temas que tanto varones como mujeres tratan al aire: solo 1 de cada 7 especialistas en política y economía (columnistas) es mujer; por el contrario, el rol que mayoritariamente desempeñan ellas en los programas de la primera mañana es el de locutora, cuyas tareas se reducen a anunciar la hora, el clima, las vías de contacto y las pautas publicitarias. La locución, según pudo constatar NQPB, es en un 100% femenina.

Relevamiento de Nos Quemaron Por Brujas (2018)
Relevamiento de Nos Quemaron Por Brujas (2018)

¿Qué reportan las mujeres? Según GMMP entre 2010 y 2015 la proporción de mujeres reportando notas periodísticas se desplomó muy por debajo de la paridad en todos los temas excepto en ciencia y salud, donde la proporción está pareja. Sólo 31% de las notas periodísticas que abordan temas de política y 39% de las notas que abordan aspectos de economía estuvieron a cargo de reporteras. Noticias sobre política y crimen son los dos tópicos que menos reportan las mujeres en la mayor parte de las regiones con excepción de Asia y América Latina. Las mujeres reportan 30% de las noticias sobre política en África, lo mismo que en Europa, en Oriente Medio 27% y en América del Norte 28%. El área temática que presenta la mayor brecha de género en estas cuatro zonas geográficas.

En el mismo sentido, según un estudio de Economía Feminista realizado durante 2018 las mujeres aparecen cuando hay temas directamente relacionados con la agenda de las mujeres.

Análisis realizado por Economía Feminista (2018)

¿Habrá habido transformaciones luego de que en 2015 el movimiento Ni Una Menos irrumpiera en todo el mundo, luego de las huelgas feministas que también fueron direccionadas contra los medios? Son necesarios nuevos estudios, sistemáticos y federales para dar respuesta a este interrogante.

La participación de mujeres en los medios es un tema que preocupa en todo el mundo, en 2018 la ONU lo planteó en sus Recomendaciones Generales y Observaciones Finales del Comité para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), donde puntualmente para la Argentina señaló “La insuficiente representación de las mujeres y las niñas en disciplinas dominadas tradicionalmente por los hombres, como las matemáticas, la ingeniería y las nuevas tecnologías de la información” y recomendó que el Estado “Promueva la elección por las mujeres y las niñas de disciplinas y profesiones no tradicionales”.

La referencia normativa más relevante en el área es la emanada por la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer de Beijing (1995). En esa plataforma se enuncia el Objetivo estratégico J.1: Aumentar el acceso de la mujer y su participación en la expresión de sus ideas y la adopción de decisiones en los medios de difusión y por conducto de ellos, así como en las nuevas tecnologías de comunicación.
En parte en respuesta a las recomendaciones emitidas por esta conferencia hacia los Estados, en 2009 la Ley 26485 (Ley de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales) incluyó las figuras de violencia simbólica y mediática; y la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual retomó los contenidos de la Ley 26485 implementándolos en el área de las comunicaciones.

Sin embargo, entre las medidas recomendadas para lograr el Objetivo estratégico J.1. también encontramos algunas enfocadas al ámbito de la participación de mujeres (nada sobre trans) que no fueron atendidas. Sólo mencionamos tres “Medidas que han de adoptar los gobiernos”:

a) Fomentar la educación, la capacitación y el empleo de la mujer a fin de promover y asegurar su igual acceso a todas las esferas y niveles de los medios de difusión;

c) Promover la participación plena y equitativa de la mujer en los medios de difusión, incluida la participación en la gestión, la producción de programas, la educación, la capacitación y la investigación;

d) Procurar que se distribuyan equitativamente los nombramientos de mujeres y hombres en todos los órganos consultivos, de gestión, de reglamentación o de supervisión, incluidos los relacionados con los medios de difusión privados y estatales o públicos.

En definitiva, son necesarias políticas públicas para equilibrar la balanza, acciones afirmativas que tiendan a reparar los déficits de participación.