En tres palabras mujeres adultas mayores vemos la intersección de género y edad que, junto a jubiladas, con sus vectores económicos y de la seguridad social, pueden mostrar zonas de vulneraciones complejas y de invisibilización cuando esas personas vienen de sectores populares. El caso más emblemático de ese colectivo es Norma Pla, la jubilada insumisa que ni siquiera pudo jubilarse porque durante su vida fue ama de casa, trabajadora de casas particulares y de muchos trabajos no registrados. Su lucha como “jubilada” fue por la pensión de su marido. Y en este contexto de los feminismos, cuya agenda transversal ningún gobierno puede eludir, Luana Volnovich propuso al inicio de su gestión en el PAMI que esas intersecciones operen en la política que se lleve adelante. Como antecedentes puede mostrar el proyecto Plan de Inclusión Previsional Argentino, que mantuvo las moratorias a las amas de casa.
El PAMI es la obra social más grande de Latinoamérica. Da cobertura a más de 5 millones de jubiladxs y, en consecuencia, tiene una estructura descomunal y maneja millones de pesos. En épocas pasadas fue foco de corrupción y negociados y, en la última gestión, terminó con un déficit de 8600 millones de pesos.
El PAMI es la obra social más grande de Latinoamérica. Da cobertura a más de 5 millones de jubiladxs y, en consecuencia, tiene una estructura descomunal y maneja millones de pesos. En épocas pasadas fue foco de corrupción y negociados y, en la última gestión, terminó con un déficit de 8600 millones de pesos.
La nueva gestión creó la Secretaría de Derechos Humanos, Gerontología Comunitaria, Género y Políticas de Cuidado, a cargo de Mónica Roqué, especialista en la materia. El abordaje de género estará a cargo de Adriana Herrero, una joven militante feminista que viene trabajando sobre vejez. “Todxs estamos viendo cómo adaptar las demandas sociales del feminismo a las políticas públicas”, explican desde el entorno de Volnovich a LATFEM.
“Pensar la discriminación de las mujeres mayores es pensar en la suma de discriminaciones de las mujeres a lo largo de toda su vida”, explicaron las expertas. Es decir, las jubiladas en principio cobran menos que los jubilados, porque el 67% de las mujeres que acceden a una jubilación lo hacen a través de una moratoria y por lo tanto cobran la mínima. Entonces la brecha económica es sustantiva y se tiene que problematizar como tal, ya que significa entre otras cosas que existen dificultades en el acceso al trabajo formal y que las mujeres asumieron a lo largo de su vida las tareas de cuidado no remuneradas. El resultado de esa desigualdad se acumula en la etapa de la vejez. Las mujeres mayores también son el grupo poblacional que representa el mayor índice de analfabetismo, por eso desde el PAMI también se proponen implementar programas de alfabetización para lxs adultoxs mayores, en especial.
Otro de los objetivos que tendrá la secretaría que conduce Roqué será la de implementar políticas para las “vejeces travestis”. “Si el promedio de vida del colectivo travesti-trans es de 35 años, ¿cuál es entonces la vejez para ellas? ¿Cómo se transita? ¿Cómo podemos mejorar su calidad de vida?”, se preguntan.
Una de las primeras medidas del PAMI fue emitir una resolución que dispone la redacción de sus disposiciones en lenguaje inclusivo: “no quisimos hacerlo desde un enfoque lingüístico, sino desde un posicionamiento político y social. Y sobre todo de nombrar a las más invisibilizadas que son las trabajadoras y las jubiladas. Siempre se habló de los trabajadores y los jubilados. Por eso decimos que es una señal para afuera y para adentro”. Desde la Gerencia –sustantivo que conserva la impronta neoliberal empresaria en el Estado– de Género están preparando un manual que se repartirá entre lxs 14 mil trabajadorxs del PAMI para que tengan herramientas sobre cómo comunicar de manera inclusiva. Por otro lado, aunque no sea obligatorio para el PAMI, Volnovich instruyó que se implemente de manera obligatoria la Ley Micaela, con un módulo específico sobre gerontología.
Desde el nuevo paradigma que se abre en el PAMI están trabajando para tejer una red federal de “mujeres mayores organizadas”, para ir encolumnadas al próximo Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales y No Binaries. Las expectativas de los sectores más pobres, junto con las jóvenes, son altas como las necesidades y urgencias que tienen: medicamentos, cuidados, comida, techo, previsibilidad de la vida.