La Manso, harta de desdenes

Su nombre forma parte de una posible genealogía del periodismo feminista. Escritora, periodista, traductora y maestra, Juana Manso, nació un 26 de junio pero de 1819. Hoy es la celebración del Bicentenario de su natalicio y habrá actividades para recordarla. Una semblanza de Natacha Misiak*.

Cuando en 1867 se publicó el primer número del quinto volumen de Los anales de la educación común, Juana Manso, en su calidad de editora, reprochó a la prensa diaria la escasa difusión de este periódico, el primero consagrado enteramente a la educación en la Argentina. Juana sospechaba que estas reticencias respondían a su condición de mujer: “¿Por qué tanto desvío con los Anales‘? ¿Porque es una señora quien los redacta?”, preguntaba y se proclamaba “harta de desdenes”.

“Me tocó ser sola en mi época, así habrá convenido. La emancipación moral e intelectual de la muger está muy lejana aun cuando existan en esta época mugeres que me escriban sobre este punto”, decía a Domingo Faustino Sarmiento, quien había fundado los Anales y, luego, delegado en ella su dirección.

Desde aquella época muchas cosas cambiaron; ahora escribimos “mujer” con “j” y las Juanas se multiplicaron por miles. Las mujeres, lesbianas, travestis, trans, no binaries desbordamos las calles y le gritamos en la cara al patriarcado que se va a caer. El feminismo es protagónico como movimiento social y político. La lucha, hoy colectiva, es heredera de mujeres imprescindibles como La Manso.

Juana Paula Manso nació en Buenos Aires, en el barrio de Monserrat, años después de la Independencia, el 26 de junio de 1819. Parte de su juventud, transcurrió en Montevideo, debido al enfrentamiento de su familia con Juan Manuel de Rosas. Del otro lado de la orilla, inició su labor pedagógica con el Ateneo de Señoritas, una escuela para niñas que había instalado en dos habitaciones de su casa.

Luego emigró a Río de Janeiro donde conoció a su marido, el violinista portugués Francisco de Saá Norohna. Con él viajó por Estados Unidos y Cuba y tuvo dos hijas. De regreso a Brasil, fundó el periódico O Jornal das Senhoras, considerado uno de las primeras publicaciones feministas de América Latina. Por aquellos años, su esposo la abandonó y, como tantas otras mujeres, Juana quedó sola a cargo de sus hijas.

Junto a ellas, volvió a Buenos Aires tras el derrocamiento de Rosas y fundó Álbum de Señoritas, con el siguiente compromiso: “Todos mis esfuerzos serán consagrados a la ilustración de mis compatriotas, y tenderán a un único propósito: emanciparlas de las preocupaciones torpes y añejas que les prohibían hasta hoy hacer uso de su inteligencia, enajenando su libertad y hasta su conciencia, a autoridades arbitrarias”. En una época en la que las mujeres solo accedían a la educación básica, Juana desafiaba: “He de probar que la inteligencia de la mujer, lejos de ser un absurdo, o un defecto, un crimen, o un desatino, es su mejor adorno”.

Juana Manso fue poeta, escribió novelas y teatro; realizó traducciones y se destacó como periodista. Pero, fundamentalmente, fue una de las figuras fundacionales de la educación pública de nuestro país.

Juana Manso fue poeta, escribió novelas y teatro; realizó traducciones y se destacó como periodista. Pero, fundamentalmente, fue una de las figuras fundacionales de la educación pública de nuestro país.

Defendió la educación mixta y fue designada en 1859 directora de la Escuela primaria para ambos sexos Nº 1. La decisión de abrir una escuela de estas características fue resistida por amplios sectores que no veían con buenos ojos que niñas y niños estudiasen juntos en un mismo establecimiento escolar: “Reunidos en la familia y en la humanidad, y separados por la preocupación en la Escuela que es el previo aprendizage de la vida”, polemizaba La Manso.

En un artículo relató los obstáculos que debió enfrentar. La escuela se mudó en dos oportunidades y ella, con el histórico magro sueldo de los docentes argentinos, debió costear las mudanzas y parte de los alquileres de los establecimientos, dado que la escuela no contaba con edificio propio. Finalmente, en 1865, el Departamento de Escuelas ordenó despedir a los niños de 8 años de edad. Manso respondió a las autoridades que “en seis años de dirección de la escuela nunca había tenido motivo de temer la aproximación de sexos en esa edad”. Faltaban siglos para que se discutiera en nuestro país la Educación Sexual Integral, pero Juana ya intentaba exorcizar algunos fantasmas.

Pese a los argumentos de Juana, la directiva siguió su curso y ella presentó su renuncia, que fue aceptada sin objeción. Los niños que debieron dejar la escuela recibieron la noticia con tristeza y algunos de ellos quedaron sin recibir escolaridad, por falta de cupos en los colegios de varones.

Por este y otros motivos, Juana Manso mantuvo discusiones públicas con las Damas de la Sociedad de Beneficencia, que tenía como misión primordial de promover la educación de las niñas. Estas mujeres tuvieron la capacidad de extender y sostener la educación de las pequeñas incluso en épocas muy hostiles para esta tarea, logrando el consenso necesario en la opinión pública de Buenos Aires sobre la importancia de la educación de las niñas. Sin embargo, estas damas no veían con buenos ojos las modernas propuestas pedagógicas de La Manso.

Juana recorrió ciudades y puso el cuerpo en conferencias donde no siempre fue bien tratada por el público, defendiendo la educación popular como fuente de prosperidad de los pueblos y promoviendo la fundación de bibliotecas.

Murió el 24 de abril de 1875, antes de cumplir los 56 años. Y lo hizo en su ley. Gran admiradora de la educación norteamericana, fundamentalmente, de los trabajos de Horace y Mary Mann, se había convertido a la religión protestante, por lo que se negó a recibir los últimos sacramentos de manos de un sacerdote católico. La castigaron no recibiendo su cuerpo en el cementerio. Finalmente, luego de dos días, fue enterrada en la necrópolis británica. Juana Manuela Gorriti, la escritora argentina que despidió sus restos dijo en su discurso: “Juana Manso gloria de la educación. Sin ella, nosotras seríamos sumisas, analfabetas, postergadas, desairadas. Ella es el ejemplo, la virtud y el honor que ensalza la valentía de la mujer. Ella es, sin duda, una mujer”.

Homenaje

Celebrando el Bicentenario de su natalicio, se organiza un homenaje a Juana Manso en dos fechas, con entrada libre y gratuita:

  • 26 de junio, 16:30: Salón de Actos del Archivo General de la Nación (Av. Leandro N. Alem 246, CABA).

  • 28 de junio, 18:00: Museo Histórico Sarmiento (Cuba 2079, CABA)

*Natacha Misiak es Licenciada en Comunicación Social, Trabajadora Nodocente de la Universidad Nacional de Moreno y colaboradora en el portal www.juanamanso.org