La otra orilla del mismo río feminista latinoamericano

Se llevó a cabo el 1er Encuentro de Mujeres del Uruguay (EMU). Con una presencia importante de uruguayas y argentinas que cruzaron el charco para seguir de cerca la experiencia de una nueva historia que nace en el feminismo popular latinoamericano, el Encuentro estuvo marcado por los destellos de sus primeras formas de organización y sus primeras rondas de debate. Entre ellas, el aborto fue un tema central, con sus logros y desafíos pendientes luego de la ley que en 2012 lo despenalizó. Un relato que cuenta cómo lo vivieron algunas de las argentinas que participaron.

A mediados de octubre, volvimos del 32 Encuentro Nacional de Mujeres de la Argentina con todo el entusiasmo y la energía que siempre infunde “el pogo feminista más grande del mundo”. Emocionadas por la bienvenida de las mujeres qom y mocovíes, conmovidas por la elección de Chubut como sede para el 2018 y felices por la decisión de las compañeras uruguayas de organizar el 1er Encuentro de Mujeres del Uruguay (EMU). Habíamos recorrido 2000 km para ir y volver de Resistencia, Chaco: el trayecto de Buenos Aires a Montevideo parecía un paseo.

El viernes 3 de noviembre llegamos a la explanada de la Universidad de la República para la apertura del primer Encuentro Nacional de Mujeres de Uruguay, el EMU. Tuvo el mismo formato autoconvocado y autofinanciado que los Encuentros argentinos que se hacen hace 32 años, con inscripciones y posibilidad de alojamiento gratuito. Las argentinas nos reconocimos enseguida por los pañuelos verdes de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Una vez terminados los trámites, unas 300 mujeres, lesbianas, travestis y trans cortamos la avenida 18 de Julio. Salió la luna llena, armamos una ronda y sonaron los primeros tambores. Surgió el querido aquelarre feminista, con algunas canciones nuevas y otras conocidas, adaptadas a la realidad uruguaya.

El clásico: “Si el Papa fuera mujer/ el aborto sería ley/basta de patriarcado y que nos digan lo que hay que hacer”, en la otra orilla se transforma en: “Si Vázquez fuera mujer/ el aborto estaría bien/ Basta de objetores y que nos digan lo que hay que hacer”.

Bajo la hermosa tela del EMU, subieron al escenario las compañeras encargadas de la organización para abrir este encuentro histórico. Nos explicaron que habían decidido llamar “rondas de intercambio” a lo que nosotras llamamos “talleres”, una tradición feminista herencia de los “círculos de conversación” de los ’70 en Estados Unidos. Siguiendo el lema elegido, “Todas las voces, Todas las mujeres””, los materiales del EMU estaban disponibles en braille y había intérpretes de señas para traducir la apertura y las rondas del día siguiente.

Tomando el método del ENM argentino, las compañeras aclararon que en las rondas no se votaría, para que las conclusiones reflejaran todo lo conversado. El cerco mediático fue absoluto: ningún medio uruguayo cubrió la apertura.

Se llevaron adelante 21 rondas en 3 facultades de la Universidad de la República (Humanidades, Artes y Ciencias Sociales). En Resistencia, habíamos participado del taller “Mujeres y Estado Laico”. En Uruguay no hubo demanda de una ronda con este tema. Tampoco se dio la ya clásica discusión sobre si la marcha tenía que pasar o no por la catedral: el tema no parecía relevante y el paso por las Catedral no fue un debate en el trazado histórico de las movilizaciones en la ciudad de Montevideo.

Nos interesaban especialmente los debates en torno al trabajo sexual, feminismos y aborto. Desde 2012 Uruguay tiene la ley 18.987 de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE): la onda de Mujeres y aborto empezó con unas 40 participantes, el 80% argentinas, ávidas por saber cómo habían logrado la ley las compañeras uruguayas y cuáles eran los desafíos una vez aprobada.

La ley de IVE del 2012 no es el final de la lucha

En 1934, una reforma del Código Penal había permitido que se practicaran abortos en el sistema de salud pública uruguayo. Pero en 1938, la ley 9.763 volvió a prohibirlos hasta 2012. En 2008, año en que se aprobó la ley 18.426 de Salud Sexual y Reproductiva, el Senado aprobó una ley que eliminaba las penas para quienes se realizaran un aborto, pero que fue vetada por el presidente Tabaré Vázquez a los pocos días de su aprobación. Finalmente el 17 de octubre de 2012 se aprobó la ley 18.987 de Interrupción Voluntaria del Embarazo, que introducía algunos puntos polémicos con los que las agrupaciones feministas no acordaban. Aun así las feministas trabajaron intensamente para su aprobación, con el consecuente desgaste para el movimiento de mujeres en Uruguay. En palabras de la coordinadora del taller: “tuvimos que salir a militar una ley que no convencía a nadie”.

Los principales desacuerdos fueron y siguen siendo: el plazo de 12 semanas de gestación para poder llevar a cabo la IVE (14 semanas en caso de violación); la consulta obligatoria con un equipo interdisciplinario integrado por tres profesionales (médicx ginecólogx, psicólogx y asistente social); el posterior “período de reflexión” de un mínimo de 5 días; los aspectos económicos que hacen que todas las etapas de la práctica, incluida la recomendación y suministro de métodos anticonceptivos post-aborto, se consideren como un único “acto médico”; la necesidad de iniciar una acción de amparo en el caso de menores de 14 años que no cuenten con el consentimiento de sus tutores/as legales, con el riesgo de superar el plazo de la ley; el artículo 11 referido a la objeción de conciencia; y, principalmente, el hecho de que la ley no impide que el aborto siga siendo considerado delito según el Código Penal, introduciendo una especie de excepción siempre que se cumplan todos los requisitos indicados.

Las conclusiones

El intercambio nos dejó conclusiones. Por un lado, el hecho de que el estado uruguayo sea efectivamente laico fue fundamental para la aprobación de la ley. Ante las insistentes preguntas de las argentinas acerca del rol que jugaron las instituciones religiosas en el proceso, en Uruguay, el clericalismo y el paternalismo se encarnan más bien en la figura de lxs médicxs, y la figura de la objeción de conciencia es la principal estrategia que la Iglesia Católica y otras religiones vienen usando en todo el mundo en las últimas décadas ante las reivindicaciones y avances del feminismo. El Departamento de Salto todxs lxs médicxs se declararon objetores de conciencia, por lo que quienes quieren abortar tienen que viajar a Montevideo.

La batalla que tienen por delante los feminismos va mucho más allá de las leyes que todavía nos faltan en Argentina. Es imprescindible llevar la perspectiva de género al ámbito de la salud, de la justicia y de la cultura, tanto popular como académica.

El sábado a la noche, el parque Líber Seregni se llenó de música y performances de compañeras uruguayas, chilenas y argentinas, y de varios puestos con remeras, pins y pañuelos.

Próxima sede

El domingo en la plaza Independencia una nueva ronda de uruguayas debatió cuál iba a ser la sede del próximo EMU. Con las mismas discusiones a las que ya estamos acostumbradas las argentinas (unitarismo-federalismo, capacidad de alojamiento en ciudades del interior y formas de elección de la próxima sede) se impuso la ciudad de Maldonado para el 2018. La tradición quedó fundada.

El domingo en la plaza Independencia una nueva ronda de uruguayas debatió cuál iba a ser la sede del próximo EMU. Con las mismas discusiones a las que ya estamos acostumbradas las argentinas (unitarismo-federalismo, capacidad de alojamiento en ciudades del interior y formas de elección de la próxima sede) se impuso la ciudad de Maldonado para el 2018. La tradición quedó fundada.

En la marcha, detrás de la bandera del Encuentro caminamos las autónomas y autoconvocadas, seguidas por una gran pancarta de Ni Una Menos y, por último, los partidos políticos. Había poquísimos hombres sosteniendo banderas del Partido Obrero o con gorras del PCR.

En el camino de regreso a Buenos Aires en la radio sonaron Ana Prada y Teresa Parodi: “A dos orillas, el mismo sueño, que solo busca la libertad”. En Uruguay también se palpitó que América Latina va a ser toda feminista.

*Analía Mas, secretaria de Género y Laicismo de la FALGBT

*María José Amaya,  traductora y activista feminista