La rebelión de las flores nativas

“Sembraron terricidio. Cosecharon rebelión”, dice la bandera que corta la calle 25 de mayo en la puerta del Ministerio de Interior en la Ciudad de Buenos Aires. Desde el miércoles 9 al mediodía un grupo de mujeres pertenecientes a diversos pueblos-nación indígenas del territorio argentino están ocupando el hall de ingreso a la espera de ser atendidas por el ministro Rogelio Frigerio. Las mujeres indígenas llevan una serie de exigencias hacia el Estado nacional, “las mujeres indígenas en Argentina decimos BASTA al terricidio”, escribieron en el manifiesto titulado La rebelión de las flores nativas.

El día miércoles se hizo largo, a las más de veinte mujeres venidas de diversos puntos del territorio las encontró la noche aun si haber recibido respuesta oficial por parte del Ministerio. Con la oscuridad, se dividieron entre quienes dormirían afuera y quienes harían guardia en el exterior, donde merodeaban efectivos policiales, curiosxs y activistas, algunxs llegadxs gracias al llamado del Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir a acompañar la vigilia, entre ellxs la escritora feminista Rita Segato.

Durante el día, el relato de las historias de cada una se repite en círculos. Alejandra Ciriaco, madre de Ismael Ramírez, un niño qom asesinado presuntamente por la policía de Chaco en septiembre de 2018, narra una y otra vez la selectividad policial para perseguir indígenas por portación de identidad. Juana Antieco, de la comunidad mapuche-tehuelche Costa de Lepá, a 45 km de Esquel, describe cómo las tierras de sus ancestros fueron robadas por estancieros capitalistas con el aval del Estado y cómo la policía entra a sus comunidades de forma violenta cuando ejercen el derecho a recuperar sus tierras. También se escucha a la hermana de Marcelino “Cheli” Olaire, un joven qom que en 2016 fue a atenderse al Hospital Distrital Nº8 Eva Perón en Formosa Capital y desde entonces no se sabe más de él. Las historias se repiten y arman un mapa paralelo en el que se habla una lengua común: la del racismo y la desidia. 

 

 

Por casos como estos, multiplicados hasta el punto infinito, es que las mujeres indígenas se presentaron a reclamar escucha. Así lo dicen en un comunicado: “Nos autoconvocamos para venir porque los funcionarios tienen la obligación de escucharnos. Exigimos ser atendidas por el Ministro del Interior de la República Argentina Rogelio Frigerio. Denunciamos terrorismo de Estado ya que sufrimos cotidianamente detenciones y allanamientos arbitrarios; desapariciones y torturas; desalojos a nuestras comunidades que son una violación a nuestros derechos y leyes vigentes que nos resguardan. Así como no se respeta la consulta previa informada. También denunciamos la militarización de los territorios”.

 

Tras la noche tormentosa, atravesada por muchas mujeres y niñxs indígenas a la intemperie del microcentro porteño, el canto vuelve como eco: “Mujeres Indígenas resistiendo, la lucha por la tierra ya esta floreciendo”, y también vuelven las amenazas, cerca de las 9 de la mañana corre la voz de que hay en curso una orden de desalojo. Pero la ocupación pacífica continua.

Entrando la tarde, dos integrantes de la Defensoría General de la Nación, el secretario Javier Azzali y el secretario letrado Sebastián Tedeschi, se reunieron con funcionarios del Ministerio para realizar una solicitud formal de reunión con el ministro Rogelio Frigerio.

 

 

Con lluvia esporádica y el silencio exasperante como respuesta llegó la visita de Nora Cortiñas. La madre de Plaza de Mayo se refirió a la injusticia que atraviesan los pueblos e invitó a las mujeres a unirse a la ronda de los jueves en torno a la Pirámide de Mayo.

Al caer la tarde del jueves, un comunicado de las mujeres indígenas autoconvocadas señala que continúan con “la firme decisión de permanecer dentro de las instalaciones del Ministerio del Interior, hasta tanto el señor ministro Rogelio Frigerio se acerque a dialogar”. Todo parece indicar que las mujeres pasarán otra noche en la toma pacífica del Ministerio del Interior. “La rebelión de las flores nativas sigue resistiendo”, manifiestan.

La rebelión de las flores nativas*
Las mujeres indígenas en Argentina decimos BASTA al terricidio.
Nosotras las mujeres indígenas de diferentes territorios en conflicto, pertenecientes a diversas naciones indígenas de Argentina, venimos a traer el pensamiento, la palabra, la propuesta, que ha surgido desde el corazón de la tierra que late bajo nuestros pies. Este corazón está constituido por todo el mundo espiritual que sostiene la vida de la tierra, a las que nombramos de diferentes maneras, según las voces de nuestros pueblos, reafirmando la plurinacionalidad territorial que conformamos desde siempre. Nos autoconvocamos para venir porque los funcionarios tienen la obligación de escucharnos.
Nosotras somos dadoras y guardianas de la vida y como cuando una madre le dice a su hijx: basta, que pare, venimos a decirle basta a este sistema capitalista, racista y patriarcal que está poniendo en riesgo la vida del planeta.
A través nuestro, hablan miles de años de cultura que han construido una forma de habitar el mundo en relación de reciprocidad y amorosidad con la tierra. A través nuestros hablan nuestras ancestras y ancestros, que fueron guardianes de esa sabiduría y que con mucho dolor y sacrificio pudieron legarnos su saber. A través nuestro habla la tierra, esa tierra con la que nos vinculamos en nuestra espiritualidad, en nuestra forma de entender la vida. Honrando el suelo que pisamos, honrando el fruto de la tierra que nos alimenta. Honrando las distintas formas de vida, venimos con decisión, con coraje y dignidad a decir: Basta.
Acusamos de terricidio a los gobiernos, y a las empresas que están asesinando nuestros territorios. Llamamos terricidio al asesinato no sólo de los ecosistemas tangibles y de los pueblos que lo habitan, sino también al asesinato de todas las fuerzas que regulan la vida en la tierra, a lo que llamamos ecosistema perceptible. Esos espíritus, son los responsables de que la vida continúe sobre la faz de la tierra y ellxs están siendo destruidos conjuntamente con su hábitat. No habrá posibilidad de reparar y restablecer estos ecosistemas, por más que se pueda reforestar o crear espacios verdes, la fuerza que habitó esas aéreas habrá desaparecido para siempre, estamos a tiempo de evitarlo.
El emergente Social hoy es la tierra, y nosotras voceras de su dolor.
El terricidio además destruye pueblos enteros que son los guardianes de un modo de entender el arte de habitar, que es necesario para poder emplazar una nueva matriz civilizatoria. Cuando se eliminan, cuando se asesinan a los pueblos indígenas se esta asesinando también la oportunidad de construir un nuevo modelo de sociedad. Cada unx de nosotrxs, los pueblos indígenas no solamente tenemos las teorías, tenemos las prácticas de sociedades recíprocas con la naturaleza que sostienen la vida como principal valor.
En este momento en el mundo van surgiendo voces clamando contra el cambio climático, exigiendo a los gobiernos que pongan freno, voces que salen de Europa y que cuentan con todos los reflectores y amplificadores en los medios de comunicación. Sin embargo la política global racista, logra que las voces de los pueblos indígenas sean inaudibles e invisibilizadas, y nuestras muertes resulten socialmente indiferentes.
Nosotras las mujeres indígenas somos los cuerpos que mas padecemos estas atrocidades.
A nuestros hombres le decimos: Despierten! Nuestra lucha antipatriarcal es una lucha anticolonial. Revisen sus conductas que están permeadas por esta mentalidad colonizadora, esclavista, occidental, que nos ha puesto en un lugar de sumisión, de humillación y de maltrato. Cuando antiguamente siempre fuimos dualidad complementaria unidos desde la reciprocidad y amorosidad entre los seres. Queremos volver a recuperar esta sabiduría que nos habita. En muchas de nuestras comunidades no hay agua, para lavar la ropa tenemos que caminar 3 o 4 kilómetros, cocinar el alimento para nuestra familia se ha convertido en una misión casi imposible, ríos represados, contaminados, bosques devastados, selvas asesinadas.
Denunciamos terrorismo de Estado ya que sufrimos cotidianamente detenciones y allanamientos arbitrarios; desapariciones y torturas; desalojos a nuestras comunidades que son una violación a nuestros derechos y leyes vigentes que nos resguardan. Así como no se respeta la consulta previa informada. También denunciamos la militarización de los territorios.
Nos toca a nosotras históricamente sostener y guardar la vida y de nuestras familias, es por ello que el ensañamiento contra las mujeres indígenas es mayor.
En el 2do Parlamento de mujeres indígenas por el Buen vivir se realizó una encuesta que da cuenta del feminicidio que exponemos. En la Argentina de hoy, ocho de cada diez mujeres indígenas sufren violaciones, abusos y violencia física. Siete de cada diez lo sufren por parte de policías y fuerzas de seguridad del Estado. De cada ocho mujeres, siete no pueden acceder a la justicia. Cinco de cada ocho mujeres violadas y asesinadas son ancianas, en la mayoría de los casos autoridades espirituales.
Hemos recorrido un largo camino para llegar a Buenos Aires, venimos con propuestas que creemos contribuirán a ayudar a la lucha contra el cambio climático, y a restablecer la equidad y reciprocidad entre los pueblos.
Tenemos la responsabilidad de ser portadoras de este mensaje, no podemos volver a nuestros territorios sin haber hablado y sin tener la certeza de que no solamente los máximos funcionarios que administran este país nos hayan escuchado, sino también seamos audibles ante todos los pueblos del mundo y consensuemos el buen vivir como derecho.
Salvaguardar la vida de los territorios, frenar el cambio climático, es nuestra obligación. Parte de las propuestas que traemos son fundamentales para que esta introduzcan en la agenda política pase lo que pase en las próximas elecciones. No seamos obsecuentes con los políticos de turno.
No hay para nosotras individuos líderes sino pueblos liderando su futuro. La vida no se negocia.
Hemos permitido la imposición de un sistema de muerte, que ha desnaturalizando a la humanidad, queremos recordarle que nada traemos al mundo al llegar y nada nos llevamos al partir, sólo dejamos nuestras huellas en el fugaz andar de nuestras vidas.
Les pedimos estar alertas! Sean ahora ustedes les guardianes de nuestras voces en esta ciudad.
Decretamos la rebelión de las flores Nativas.
Sembraron terricidio cosecharán Rebelión!!!

*Manifiesto redactado por las mujeres indígenas autoconvocadas.