Mica hizo lo que podría haber hecho cualquier ciudadana que decide intervenir frente a una situación injusta. La policía estaba deteniendo a un nene en el barrio porteño de Caballito. Querían esposarlo para llevárselo. Mica, militante del Frente de género de La Garganta Poderosa en la villa 21, sacó su celu y registró el procedimiento, algo que ningún código tipifica como falta o delito. Preguntó por qué se llevaban a un menor y pidió la identificación a quienes lo hacían. Terminó detenida e imputada por “resistencia a la autoridad”. Fue liberada 7 horas después, tras una vigilia de activistas, militantes y organismos que se acercaron a la comisaría para reclamar por su injusta detención.
[rad-hl] Sólo en este mes de marzo hubo una veintena de detenciones arbitrarias, casi todas a mujeres.[/rad-hl] No es casual que estemos llegando al final de un marzo de manifestaciones populares masivas, marchas que coparon las calles y cortaron la tensión que se palpitaba desde el cambio de gobierno con protestas y demandas. No es casual, tampoco, que estemos vivenciando el flamante traspaso de la Policía Federal a la nueva Policía de la Ciudad, una decisión conjunta del jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires Horacio Rodríguez Larreta y Mauricio Macri.
A Mica la agarraron por filmar. Por preguntar.[rad-hl]“No hay leyes que impidan filmar el accionar de agentes de policía. La detención de la militante de la Garganta Poderosa es arbitraria”, dijeron desde el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).[/rad-hl] A Mica la retuvieron tres horas mientras al niño lo tenían encerrado en un patrullero. Después, a él lo llevaron al CAD (Centro de Admisión y Derivación, de menores) y al Instituto Inchausti. Fue liberado un par de horas más tarde. Aunque había sido detenido en un procedimiento arbitrario, por portación de cara, ingresó al Centro con una orden de soltura del juez de turno. A Mica la llevaron a la Comisaría 11 de Díaz Vélez 5152 y la metieron en un calabozo con cucarachas y el habitual folclore. Cada minuto que pasó privada de su libertad fue un avasallamiento a sus derechos humanos como persona -viva, aclaramos irónicamente contra las declaraciones de los funcionarios macristas el último 24 de marzo. La retuvieron esperando al médico legista sin poder dar mayores explicaciones porque el Comisario a cargo estaba “en su casa” y el subcomisario estaba “en un evento” que no se supo si era un desalojo – actividad recurrente las noches que parecen calmas – o el bautismo de algún sobrino.
[rad-hl]La Fiscalía 9 a cargo de Martín Niklison le abrió una causa por “resistencia a la autoridad” en base a la falsa denuncia hecha por los policías: declararon que ella había intentado retener al chico del brazo cuando intentaban llevárselo.[/rad-hl] Los procedimientos ilegales por parte de la Policía de la Ciudad se acumulan: razzias, represión y detenciones arbitrarias. En este caso, en los abusos a los que nos tienen acostumbradas y ahora parecen contar con la venia política para vigilar y castigar a mansalva. Se constituyen como el ejército contra la disidencia, la resistencia, la fuerza popular consciente y organizada. Pero también contra la gente común, las amigas que caminamos por la vereda. Si hay un estado de legitimación, ¿quién nos protege de la policía?
La Médica Legista tardó un tiempo excesivo en llegar. Según informó el oficial a cargo, son sólo dos los encargados de recorrer las 54 comisarías de toda la Capital Federal. La abogada de Mica, Claudia Cesaroni, presente en la Comisaría desde el primer momento, quiso apresurar el trámite tratando de que se autorizara a un médico del Hospital Durand a realizar la tarea. Cesaroni es, además de mamá de un gran amigo de Mica, una de las fundadoras del CEPOC (Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos Humanos) y referente de la Campaña No A La Baja. Cuando la Legista llegó, lo hizo con una orden del Juez para hacerle a Mica una extracción de sangre y un examen de orina. Siete horas después del episodio era ridículo cualquier examen. Inmotivado. Más aún cuando el punto central era que se trataba de un procedimiento ilegal. La policía buscaba cualquier elemento para justificar una detención que a las claras había sido ilegal.
En la vereda se juntaba gente pidiendo la liberación de Mica cuando llegó Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, emblema de la lucha por los Derechos Humanos. En la comisaría le negaron ver a Micaela, pero al rato, por su persistencia, pasó y salió con Mica del brazo. Afuera estábamos las mismas compañeras de siempre, que nos acompañamos en las veladas del 7, cuando detuvieron a 6 militantes lesbianas feministas en un operativo sobreactuado y sin causa, el 8, tras una marcha histórica de mujeres de diversas fuerzas y agrupaciones movilizadas. Si tocan a una nos tocan a todas.
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