Mujeres que activan por la Paz y Mujeres del Sol: israelíes y palestinas unidas por la paz

Miles de mujeres del movimiento de israelí Women Wage Pace (Mujeres que activan por la Paz) y la asociación palestina Women of the Sun (Mujeres del Sol) se encontraron el último 4 de octubre en el Mar Muerto en una manifestación histórica. “Nosotras, las madres palestinas e israelíes, estamos decididas a detener el ciclo de derramamiento de sangre y cambiar la realidad del difícil conflicto entre los pueblos por el bien del futuro de nuestros hijos”, leyeron. Apenas tres días después el mundo entero conoció, a través de las pantallas, la atrocidad y crueldad de una serie de ataques inesperados de Hamás. El conflicto escaló y la paz parece estar todavía más lejos que hace dos semanas. Entrevistamos a Judith Gilbert, una de las organizadoras de la marcha, para entender cuál fue y puede ser el aporte de los feminismos en las resistencias antibelicistas.

Un pañuelo turquesa une a mujeres israelíes y palestinas desde hace ya varios años. El color turquesa representa la mezcla del azul en la bandera de Israel con el verde tan importante en la cultura árabe. Lo llevan colgado en el cuello. Se lo ponen en la cabeza. Como el pañuelo de las Madres y Abuelas, como el triángulo verde que representa el aborto legal en Argentina y transcendió todas las fronteras. Los movimientos de derechos humanos se valen de símbolos que dialogan entre sí. Ellas quieren la paz en medio oriente pero también buscan ser tomadas en cuenta en la toma de decisiones y es por eso que ya tienen armado un mapa de oportunidades, un plan de acción de cómo sería la vida cotidiana si el conflicto se pone en pausa en ese territorio. 

“Madres israelíes y palestinas cambiando realidades”, decía la bandera de arrastre de la histórica marcha que encabezaron el último 4 de octubre convocadas por las israelíes de Women Wage Pace ( Mujeres que activan por la Paz) y la asociación palestina Women of the Sun (Mujeres del Sol). Desde su “llamado de las madres” invitan a “las mujeres y hombres de ambos pueblos, el israelí y el palestino, y los pueblos de la región, a unirse a nuestro llamado y demostrar su apoyo para poner fin al conflicto”. Se inscriben en la historia de los movimientos por la Paz de otros grupos de mujeres históricos.

“Creemos que la gran mayoría de nuestros pueblos comparten nuestra aspiración mutua. Por lo tanto, exigimos que nuestros líderes escuchen nuestro llamado e inicien conversaciones y negociaciones lo antes posible, con el compromiso decidido de lograr, en un plazo limitado, una solución política al largo y doloroso conflicto. Hacemos un llamamiento a las personas miembros de los pueblos israelí y palestino, así como a los pueblos de la región, para que se unan a nuestro llamamiento y demuestren su apoyo a poner fin al conflicto. Hacemos un llamado a nuestros líderes para que muestren coraje y visión para lograr el cambio histórico al que todos aspiramos. Nos unimos con determinación y colaboración para devolver la esperanza a nuestros pueblos”, decía el manifiesto. 

Marcharon juntas desde la valla de separación del puesto de control de Belén, caminaron hasta el paseo Armon Hanatziv, de allí se trasladaron a la playa Oasis en el Mar Muerto, dentro de lo que se llama zona C donde tanto israelíes como palestinxs pueden entrar. Se trata del movimiento civil de base más grande que hay en Israel.  “Nosotras somos un movimiento feminista. Los hombres son bienvenidos, pero el liderazgo siempre va a estar en nuestras mujeres”, explicó en diálogo con LatFem por videollamada desde Israel. 

Tres días después de esa acción que fue un hito en la historia de ambos pueblos, llegaron los inesperados ataques de Hamás que ya contabilizan 1300 muertes y alrededor de 200 personas secuestradas y llevadas a Gaza, de las que se desconoce su paradero. El ejército israelí respondió con bombardeos que ya ascienden a las 2200 muertes y 51 palestinos asesinados en contexto de movilizaciones en Cisjordania. El pedido de paz se reactualizó de manera urgente, pero las posibilidades concretas parecieran estar muy lejos.

El sábado 7 de octubre Judith estaba durmiendo cuando empezó a sonar la alarma de su casa. Se despertó, buscó a su madre, con quien vive, y fueron al cuarto de seguridad que tienen en su casa. Lo primero que hizo fue chequear en Whatsapp cómo estaban sus familiares y amigas. En el grupo de sus 4 amigas de la adolescencia, una de ellas nunca le contestó. Los terroristas habían entrado a su casa y la habían asesinado junto a su marido. Judith lo supo al día siguiente. 

“Es una zona que está plagada de gente que lo único que quiere es la paz, de activistas de paz. Del kibutz de una amiga han sacado de ahí más de 100 cuerpos, familias enteras que han matado a papá mamá. A mi amiga la asesinaron junto a su marido”, dice. 

Vivian Silver está desaparecida desde el 7 de octubre. Es una histórica referente de las activistas por la paz en la zona de la franja de Gaza.

Entre las miles de manifestantes por la paz del 4 de octubre estuvo Vivian Silver, una canadiense-israelí de 74 años que es referente del movimiento y que hasta hoy está desaparecida. Se presume que fue secuestrada por el grupo terrorista durante los ataques. Ella vivía en el kibutz Beeri a 4 kilómetros de la Franja de Gaza. Vivian era también integrante de la organización ¨Derej La´hajlama¨ (camino a la recuperación) que se dedica a trasladar desde la franja de Gaza. “Ella se dedicaban a ir hasta la franja y acompañaba niños palestinos a los hospitales para distintos tratamientos médicos”, recuerda “Y nadie se esperaba que este sábado pasara lo que lo que pasó, que fue una verdadera masacre. No tenemos todavía palabras para explicar lo que ha sido. Estamos shockeadas. Estamos dolidos. Estamos enojadas. Estamos frustradas”, agrega. 

En un mundo atravesado por la polarización, la sobreabundancia informativa, las noticias falsas…también está el regreso de discusiones que parecían saldadas. Hoy parece urgente y necesario volver a posicionarse a favor de la paz y en contra de la guerra….¿Por qué el pedido de paz es también una causa feminista?

 —La primera razón por la que debería ser una causa feminista es que las mujeres y los niños son las víctimas principales de todo tipo de guerra, de conflicto armado. Las mujeres muchas veces somos usadas como moneda de cambio. El hecho de que violen a las mujeres es muy fuerte. Nos violan para causar daño al hombre. La ausencia de guerra debe ser una causa feminista. Principalmente es eso, porque somos la principal víctima. En segundo lugar, porque somos el 50% de la población y por ende debemos estar involucradas en la toma de decisiones. No podemos ser expulsadas de ese tipo de acciones que son tan importantes y que influyen tanto en nuestra vida. Y en tercer lugar, porque la mirada femenina o feminista es una mirada diferente. Nosotras realmente miramos qué va a pasar con temas prácticos, de educación, de salud…. La mirada masculina es una mirada más de estrategia, de por dónde van pasar los límites, quién se queda con qué territorio. Nosotras generalmente miramos más allá, es decir, en educación, salud, economía, cosas en la vida práctica del día a día. 

Uno de los proyectos que hicimos y nos llevó un par de años es un mapa de oportunidades para la paz. Se trata de una serie de entrevistas a más de 200 expertos y expertas de todos los ámbitos: cultura, educación, educación, medicina, etc. israelíes, musulmanas, cristianas, palestinas y mujeres de otras latitudes que tienen experiencia en resolución de conflictos. La idea era construir un plan de acción que se pueda llevar a cabo desde hoy en día, ya. ¿Cómo hacer hoy en día para que cuando llegue un acuerdo de paz haya una base ya creada de cosas del día a día que se pueden aplicar? Es decir, poner el foco en solucionar el día a día, las pequeñas cosas, lo más cotidiano. En base a las entrevistas se creó un compendio, que es un manual de buenas acciones, de buenas prácticas. 

Hemos tomado como ejemplo a las mujeres de Liberia que lograron poner fin a la guerra en su zona, así como el papel de las mujeres en la resolución de otros conflictos como Irlanda o Colombia. Les consultamos qué buenas prácticas se han llevado a cabo cuando se han creado procesos de paz. Queremos aprender y queremos ponerlos en práctica. 

Cada tanto circulan, en las redes sociales y los medios de comunicación, imágenes de niños y niñas frente a tanques en la franja de Gaza. Sin embargo la niña al frente de la bandera de arrastre a la movilización de mujeres israelíes y palestinas exigiendo paz el 4 de octubre tuvo escasa, por no decir nula, reproducción….¿Por qué crees que cuesta que este tipo de acciones lleguen a tener prensa?

—En el exterior muchas veces la concepción es que el problema Israelí-Palestina es una cuestión de blancos y negros, buenos y malos, y se odian y ya está. Y nadie entiende que aquí hay muchísima gente, tanto israelíes como palestinos, que estamos trabajando para que esta realidad cambie. De eso no se habla, porque es mucho más morboso hablar de lo negativo. Hamás son terroristas. Lo que han hecho no tiene ni siquiera descripción, al menos en mi léxico. Yo creo que hay que rezar por ellos por lo que han hecho. 

Muchas personas piensan que ser progresista es arropar la causa Palestina pase lo que pase y no entienden que Hamás es una organización terrorista. No es la causa palestina, ellos son los verdugos de Palestina. Hamas utiliza a la población de Gaza como escudos humanos. No son la causa colectiva palestina. Palestina merece tener su territorio. Por supuesto. Israelíes y palestinos merecemos vivir en paz. Merecemos una vida buena. Por supuesto. A nivel humano estamos todos de acuerdo en eso. 

Lo que Hamás ha hecho es una verdadera masacre. El miedo no nos puede paralizar en posicionarnos en algo tan claro como decir: este grupo no representa a nada que tenga humanidad. Duele ver y leer en personajes públicos ¨progresistas¨ veo posicionamientos muy templados. Y todavía nosotros no terminamos de encontrar todos los cuerpos todavía como para poder asimilar todo lo que pasó.

Hay mucha ignorancia de personas -y esto es lo más doloroso que son personas de posturas progresistas en teoría- Tanto los palestinos como los israelíes somos piezas en un tablero de ajedrez entre la extrema derecha y la extrema izquierda. Cada uno los usa para sus argumentos. La extrema izquierda fomenta el antisemitismo y la extrema derecha la islamofobia y lanzan consignas que quienes se consideran progresistas, creen que tienen que seguir al pie de la letra sin plantearse si realmente. Es un conflicto que interpela, que genera, emociones muy activas y muy fuertes en gente que no tiene nada que ver con este conflicto. 

Cuando se habla de este conflicto no se suele separar las acciones de un gobierno del rechazo a la población. Hay otros gobiernos que hacen salvajadas y por ejemplo, la gente no está diciendo ahora que todos los rusos son unos asesinos. Pueden discernir y decir “el gobierno de Rusia atacando y está mal”. Pero con este conflicto no pasa lo mismo. 

En este momento es complicado porque todavía las emociones muy extremas. Estamos todos demasiado angustiados y dolidos. Creo que hay mucha gente que entiende que esto tiene que cambiar. El cambiar muchas veces no necesariamente quiere decir la paz, no para todos. La mayoría lo que queremos es una ausencia de guerra y eso también es paz. La ausencia de guerra en esta zona ya es mucho. 

—¿Qué es la paz para vos en este momento?

La paz será o no seremos. No hay alternativa en esta región. O es paz o seguiremos matándonos, muriendo, perdiendo gente, enterrando gente, derramando sangre. Cada vez cada vez más rápido, porque cada vez hay menos tiempo de espera entre una acción y otra.

“La paz será o no seremos. No hay alternativa en esta región. O es paz o seguiremos matándonos, muriendo, perdiendo gente, enterrando gente, derramando sangre. Cada vez cada vez más rápido, porque cada vez hay menos tiempo de espera entre una acción y otra”.

—¿Cómo surge Mujeres que activan por la Paz?

—El lema nuestro es “Hacemos la paz cada día”, en cada una de nuestras acciones. Somos un movimiento que surgió en 2014, después de la Operación Margen Protector en Gaza. Empezamos siendo 50 mujeres. Ahora somos 50.000 aproximadamente.

Un grupo de mujeres empapadas especialmente de las experiencias de otros grupos de mujeres feministas que realmente han conseguido éxitos como por ejemplo las mujeres de Liberia, donde ellas mismas han conseguido parar una guerra que llevaba muchos años. Y también aquí, cuando fue la guerra del Líbano, se levantó el movimiento de Las cuatro madres, literalmente eran cuatro madres que impulsaron un movimiento civil que concluyó con la salida del Líbano. Teníamos esa experiencia de que las mujeres podemos traer una voz alternativa y que lamentablemente nunca se nos incluye en la toma de decisiones, siempre es una toma de decisión masculina y que no siempre nos lleva a los mismos puntos. Y siempre se habla de territorio, se habla de límites, se habla de esto, pero no se habla de otras cosas. Y por supuesto, nos basamos mucho en la resolución 1325 de las Naciones Unidas que habla de la necesidad de involucrar a las mujeres en la toma de decisiones y eso es parte fundamental de nuestro movimiento. El 31 de octubre de 2000, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó la Resolución 1325, una de las decisiones más emblemáticas del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y un punto de inflexión para la participación de las mujeres en la construcción de la paz. 

Tenemos mujeres judías, musulmanas, cristianas, de izquierda, de derecha, religiosa, seculares. Y entonces el diálogo, por supuesto, muchas veces es complicado, pero no imposible. Simplemente lleva un poquito más de tiempo para tomar decisiones porque tienen que estar consensuadas y la idea es realmente poder consensuar. Hace dos años, después de mucho trabajo por parte de las mujeres, especialmente las mujeres árabes, se consiguió crear el movimiento Women of the Sun, que es una organización fundada en julio de 2021 por un grupo de mujeres palestinas. Desde su creación, miles de mujeres de Nablus, Belén, Hebrón, Jerusalén Este y Gaza se unieron al movimiento. 

—¿Cómo es esa articulación con las Mujeres del sol de Palestina?

—Creamos un pacto de colaboración entre ambos de los movimientos pero la agenda común es la de conseguir llegar a un acuerdo honesto y justo entre ambas partes y con las mujeres sentadas en la mesa de negociación. El año pasado hubo un encuentro también en el Mar Muerto. Y se firmó lo que se llamó “la llamada de las madres”. Es una llamada a apoyar un acuerdo vinculante entre ambas partes y volver a sentarse a la mesa de negociación e involucrar a las mujeres. 

“La la llamada de las madres. Es una llamada a apoyar un acuerdo vinculante entre ambas partes y volver a sentarse a la mesa de negociación e involucrar a las mujeres”. 

Es importante decir que cuando hablamos del llamado a las madres, no hablamos de madres biológicas, hablamos del sentido de maternidad, de proteger, de cuidar. En inglés sería motherhood, es cuidado. El trabajo que se ha estado haciendo en el último tiempo especialmente, eran encuentros de la población israelí con la líder del movimiento palestino e invitando a la gente a que vengan y la escuchen. Una de las barreras más duras que tenemos aquí es la idea de que no hay un interlocutor con quién hablar en el otro lado y nosotras venimos a decir que sí, que tenemos un partner.

Hay que entender que este conflicto tiene muchas barreras psicológicas en ambas partes. Son muchos años de conflicto. Mucha educación hacia el odio que ha habido, por lo cual esas barreras psicológicas hay que intentar derribarlas poco a poco. Y una de las maneras es que podamos cada uno escuchar la narrativa del otro, desde una escucha activa. Transformar ese dolor en algo muy productivo que es trabajar para el bienestar, no? 

—¿Cómo fue que se gestó la marcha del 4 de octubre?

—Fue mucho trabajo, meses de organizarlo. Se crearon diferentes grupos de trabajo, en el que he participado, se ha dedicado a crear contactos con referentes internacionales. Era muy importante para nosotras mostrar que la comunidad internacional nos apoya y fue un trabajo muy arduo, de meses. 

Fue un encuentro muy emotivo. Hemos llegado a ser 1500 mujeres juntas. Estos encuentros nos permiten ir conociéndonos, de que dejemos de ver monstruos y veamos seres humanos. Muchas veces las mujeres vienen con los niños y para nosotras es importante porque queremos que crezcan viendo una realidad diferente. Es un encuentro de mucha emoción, cariño, abrazos y también mucho llanto.