Es difícil imaginar escenarios futuros ante una crisis que parece haber tocado fondo, con el cuerpo caliente de un pibe de 13 años asesinado en Chaco, mientras se llevaba comida de un supermercado. Tampoco hay vuelta atrás. Mientras tanto, los mercados especulativos vacían el país y fugan millones de dólares. La moneda estadounidense superó los $40 al mismo tiempo que el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, aterriza en las oficinas del FMI y el presidente Mauricio Macri llama a su par, en muchos sentidos, Donald Trump. No hay metáforas para el colonialismo versión 2018, se las llevó el estupor.
Mientras tanto, millones de personas que viven bajo el techo con goteras de la Argentina hacen fila en el Banco Nación, asustados, esperando cobrar su jubilación o su asignación familiar. Natalia Roino entró a trabajar al Banco hace veinte años, cuando recién había salido del secundario. Hoy es delegada general y parte del secretariado nacional de La Bancaria, que conduce Sergio Palazzo, además de integrar el espacio Mujeres Sindicalistas de la Corriente Federal de los Trabajadores de la CGT. La oficina sindical en el subsuelo del principal banco del país está, en estos días, más agitada que de costumbre. Entran y salen trabajadorxs de forma permanente y se vuelven a azuzar los peores fantasmas, los que nadie quiere pensar, pero que retornan como un déjà vu.
El Banco Nación es el principal banco del país y el que maneja todo el sistema financiero. De él dependen millones de personas: lxs asignatarixs de los planes sociales, lxs jubiladxs, la mayoría de lxs empleadxs estatales. El Banco Nación tiene, sobre todo, un rol social muy importante.
“Estos días fueron muy tensos. Con respecto a lxs trabajadorxs que son alrededor de 16 mil en todo el país hubo mucho miedo y mucho descrédito, como pasa en la sociedad. Gran parte de lxs trabajadorxs de los bancos habían votado a Cambiemos, pese a que el sindicato siempre apoyó la postura de un gobierno nacional y popular. Esta última semana fue un golpe de realidad para quienes defendían el macrismo”, reflexiona Natalia.
“Con esta gestión perdimos 20 mil millones de pesos por la reforma de la Carta Orgánica”. El Banco Nación, además, recibió los dólares del blanqueo: “Todo el operativo del blanqueo se hizo acá y mucha gente y empresas ligadas al gobierno blanquearon. Nosotros sabemos acá quién es cada uno y los negociados que están haciendo desde el presidente, González Fraga, para abajo”, dice Roino.
Pero lo que también pasó en estos días es que los usuarios del banco se empezaron a poner bastante violentos con los empleadxs. “El público se la agarra con nosotrxs, tiene el recuerdo a flor de piel de lo que fue el 2001 y se la agarra con lxs empleadxs bancarios”. Esos fantasmas generaron largas colas de gente que en manada comenzó a retirar su dinero. Es más: hay algunos que se descompusieron en las sucursales cuando el dólar rozó los $42.
Natalia todavía recuerda cuando en los días más calientes del 2001 lxs empleadxs del Banco tenían que ir en jogging y zapatillas para pasar desapercibidxs porque las piñas volaban por los aires cuando veían el uniforme. “Todavía no estamos viendo esos niveles de violencia, pero empezamos a percibirlos. Hay una tensión general, un malestar. Gente que se ha quedado sin trabajo y viene a cobrar sus seguros de desempleo, esto es algo que hace mucho no veíamos. Hay mucho nerviosismo por las asignaciones, por miedo a se las saquen”.
Natalia cree que “Podría haber un escenario de corralito, si el Gobierno no le encuentra la vuelta a los números”. Y eso lo comparten muchos de lxs trabajadorxs que pasan las horas en la cocina del Banco más importante del país.