Ni pelotudas ni domesticadas

Del empleo total en Argentina de los trabajadorxs registradxs, el 8 por ciento son trabajadoras de casas particulares. Si sólo se mira el porcentaje de mujeres que trabaja, el 17 por ciento son empleadas domésticas, una profesión fuertemente feminizada. El 75 por ciento de las trabajadoras domésticas está empleada de manera irregular; su salario es apenas el 44% del salario medio. El audio del Ministro de Trabajo, Jorge Triaca, tratando de “pelotuda” a Sandra puso en evidencia el maltrato invisible que sufren las empleadas de casas particulares, la división sexual del trabajo y la realidad de uno de los empleos más precarizados. Desde la Unión de Personal Auxiliar de Casas Particulares (UPACP) trabajan para que todas conozcan sus derechos.

Sandra, no vengas, ¡eh! No vengas porque te voy a mandar a la concha de tu madre ¡Sos una pelotuda!”. El audio de Whatsapp se volvió viral: quien habla es el ministro de Trabajo, Jorge Triaca. Sandra era la trabajadora de la casa particular de Triaca. Era una empleada a la que tenía de manera informal y, además, la había puesto como delegada interventora en la seccional San Fernando del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU). El audio desnuda el maltrato laboral y clasista de ciertos sectores sociales hacia las trabajadoras domésticas y puede leerse en línea con otros casos. Los dichos de Triaca además de ser graves porque es quien conduce la política en materia laboral en todo el país, no son excepcionales. Forman parte de una estructura de pensamiento que, a pesar de avacances legislativos, hoy está vigente.

Hace algunas semanas, otro tuit se había hecho viral. La periodista María Julia Oliván tuiteó: “En el barrio te daban $400, 1 coca, 1 choripán y 1 bolsa de mercadería por ir a la marcha ayer y hoy. Mi cuñada me dijo ¿Por qué no te venís? Yo le dije que no, que tengo que ir a mi laburo. (Silvia, que me ayuda en casa, me contó esto ayer tardó 6 horas en llegar a su casa) #ReformaPrevisional”. Automáticamente muchos de sus seguidores le hicieron notar que Silvia “no la ayuda en su casa”, sino que trabaja para ella. Luego salió a la luz que el mismo recurso lo había usado en 2013 (Silvia era Elbita), Oliván, al igual que Triaca no consideran a las empleadas domésticas como trabajadoras con derechos, como ella que es periodista o él que es un funcionario público.

Los medios de comunicación juegan un rol fundamental en el desprecio por el trabajo doméstico. En su editorial del jueves 18 de enero, Ricardo Roa sostuvo que “Triaca pidió ´disculpas por el exabrupto´ y explicó que la quinta ´perteneció toda la vida a mi padre´ y que ´es mi hermano quien la administra. Él tenía a Sandra a su cargo y la tenía formalizada, en blanco, en la categoría que corresponde´. Según el ministro, el violento audio que envió a Heredia fue ´en el marco de un diálogo personal, no condice con mi manera de actuar ni refleja mi forma de ser y lamento que haya sido utilizado para sacar rédito de él´. Quienes lo conocen saben que Triaca es como dice ser que es. Punto aclarado”. Es decir, para Triaca y para los medios de comunicación, es Sandra la culpable por haber divulgado el audio para “sacar rédito de él”. Como en otras operaciones mediáticas en las que se invierte la carga, se establece como responsables a las víctimas; se trate de violencia sexual o patrimonial, las mujeres en este caso las empleadas domésticas algo hicieron mal.

Cuando se debatía la Ley de Trabajadoras de Casas particulares Clarín tituló: “Una medida que afecta a millones de familias”. Así lo resalta la periodista especialista en género, Luciana Peker, en su libro “La revolución de las mujeres no era solo una píldora”.

Lo cierto es que en nuestro país, desde el 16 de abril del 2014 se reglamentó —después de varios años desde que se presentó en diputados y senadores y no sin un debate álgido y durísimo— la Ley de Trabajadoras de Casas Particulares (26.844) que beneficia a 1,2 millones de trabajadoras de las cuales el 80 por ciento no está regularizada. La legislación les da a las trabajadoras una serie de derechos laborales: ART, vacaciones, retención de una cuota sindical a través de la AFIP, pago por cuenta a sueldo, la prohibición de que trabajen menores de 16 años y la obligación de que si se emplea a jóvenes tienen que estudiar, indemnización por despido sin causa, una jornada limitada, licencia por maternidad, etc . Pero, según Peker, “el imperio de la ley, no lava las culpas de quienes piden que les pasen la escobita por sus baños pero no blanquean a sus empleadas domésticas. La tasa de informalidad en el sector alcanza el 80 por ciento de las trabajadoras. Y eso repercute en las condiciones laborales femeninas, ya que dos de cada diez mujeres ganan sus ingresos por barrer y planchar”.

Según relevó de la Encuesta Permanente de Hogares de 2017, el doctor en Sociología Daniel Schteingart, el 97 por ciento del servicio doméstico son mujeres. Del empleo total en Argentina, de los trabajadorxs registradxs el 8 por ciento son trabajadoras domésticas. Si sólo se mira el porcentaje de mujeres que trabaja, el 17 por ciento son empleadas domésticas. El 75 por ciento de las trabajadoras domésticas están empleadas de manera informal; su salario es apenas el 44% del salario medio.

Según los datos del Indec del tercer trimestre de 2017, en un año se crearon 192 mil puestos “cuentapropistas”, de los cuales 106 mil son no regulares y 94 mil registrados. El servicio doméstico tiene la tasa más alta de informalidad: 72,13%

Según los datos del Indec del tercer trimestre de 2017, en un año se crearon 192 mil puestos "cuentapropistas", de los cuales 106 mil son no regulares y 94 mil registrados. El servicio doméstico tiene la tasa más alta de informalidad: 72,13%

La Unión de Personal Auxiliar de Casas Particulares (UPACP) es el gremio que nuclea a la mayoría de las trabajadoras domésticas que están sindicalizadas, cuya secretaria general es Lorenza Benítez. Una de las herramientas más fuertes que tiene el sindicato es la Escuela de formación que funciona desde el año 2006 y por la cual pasaron más de 16 mil empleadas domésticas. Se despliega en todo el país con 17 sedes. Les permite finalizar la primaria y secundaria. Y la escuela tiene cursos y talleres como diseño y mantenimiento de jardines; cuidado y atención de adultos mayores, y niños; mantenimiento básico del hogar; cocina superior y cocina para fiestas y repostería, entre otros. En diálogo con LATFEM, Marta Roncoroni, que dirige la escuela del sindicato, explicó que “el objetivo máximo que nosotras tenemos es que las chicas entiendan la importancia de que son trabajadoras. Ellas no se han considerado trabajadoras durante años. Por eso van entendiendo la importancia de dejar de ser una NN y entender que tienen seguridad social, que cuentan con una ART, por ejemplo. Cuando la persona empieza a valorarse y a darse cuenta que el conocimiento a través de la educación le da poder, se sitúa diferente de cara a la sociedad y ahí empiezan a cambiar y ese cambio es positivo para toda la sociedad”.

Marta reconoce que el camino fue y sigue siendo difícil. Sobre todo porque ciertos aspectos de la realidad chocan con las normativas. Por ejemplo, existen muchos programas sociales cuyos subsidios no son válidos si una persona está registrada. Entonces lo que suele suceder es que muchas veces las propias trabajadoras domésticas prefieren resignar sus derechos para poder cobrar por varios lados. “Nuestra secretaria general trabaja arduamente para que se pueda revertir esta situación. Mandó cartas al PAMI, a IOMI, al Ministerio de Desarrollo Social. Necesitamos una política clara al respecto”, explica Roncoroni. Por eso cree que es un retroceso el audio de Triaca: “Es gravísimo porque demuestra que falta mucho para que la sociedad considere a las trabajadoras domésticas como trabajadoras. El personal de casas particulares es un sector del trabajo que tiene una incidencia directa en el PBI entonces no puede ningunearse de ninguna manera. Por nadie. Y si es por el ministro de trabajo peor. Debemos dar el ejemplo”.

En ese mismo sentido, la secretaria de género de la CTA, Estela Díaz, explicó a este portal que “hay para un sector social, en general de los más acaudalados, para los que la trabajadora doméstica sigue siendo ´vieja sirvienta´. A las trabajadoras les dan las sobras, algún beneficio social que consiguen con sus vínculos, le dan la ropa que no usan más o le dan de comer y ellas ya se tienen que sentir satisfechas. Para ese sector la servidumbre sigue presente. Hay que pensarlo y es muy ilustrativo el audio. La violencia, el abuso, el maltrato son una de las formas con las que se convive la práctica de este tipo de trabajo, porque si bien es un trabajo que se remunera, ha sido la cuna de enormes abusos, de falta de derechos”.

Envuelto en el escándalo y lejos de enfrentar el problema o que esto sea un problema para el gobierno, al Ministro de Trabajo le dieron la orden de que adelante sus vacaciones. Mañana estará llegando a Chapadmalal. Pero ya no está “Sandrín” para hacerle el asado. ¿Quién se lo hará esta vez?