Nuestra llama no se apaga más

Una crónica de la tarde verde y húmeda, con la calle haciendo política, una calle festiva y organizada, en llamas, que ya votó. Cobertura de la calle diversa y federal, escriben Mariana Paterlini y Analía Fernández Fuks.

Las calles se siguen llenando y, entre las banderas de las organizaciones, se amontonan los verdes de las ropas de la gente. Empieza a llover, baja la temperatura, el glitter amenaza con chorrearse y la multitud se acomoda solo para desplegar algunos paraguas, también verdes, sobre las cabezas. De aquí no se va nadie.

“La votación la sostiene la presión de la calle, que no decaiga el ritmo de la lucha”, cuenta a Latfem Mariana Rodríguez Fuentes, bajista de Macumbias, la banda de mujeres y lesbianas de Tucumán que recorrió 1300 kms para subir a las tablas. Cerca del escenario Dora Coledesky, en 9 de julio y Av. de Mayo, los puños en alto enarbolan los pañuelos verdes al ritmo cumbiero: “Es en espacios como este que las bandas feministas que estamos lejos del centro porteño tenemos oportunidad de ser escuchadas y entrar a un circuito más amplio”. Las chicas organizaron fechas en su provincia de origen para poder cubrir el traslado de todas, estar presentes en esta jornada histórica y sumar su grito por el aborto legal.

Desde el escenario se escucha que llegaron nueve colectivos de Córdoba, a los que se suman los que vinieron desde todos los puntos cardinales del país, entre ellos los cien que salieron desde Rosario. El humo de las parrillas aromatiza el ambiente mientras las Tumbanda, un conjunto dirigido por Silvia Palumbo Jaime y conformado por mujeres que fueron víctimas de violencia se prepara para tocar en el escenario. La fecha las congrega, son más de veinte, tienen alrededor de sesenta años y llegaron desde Bahía Blanca, Córdoba y Chubut, entre otras ciudades. “Las viejas nunca pensamos que íbamos a vivir este momento”, gritan desde el micrófono y repiten el llamamiento a sostener las calles.

“Las imágenes me hacen acordar al primer Ni Una Menos. El encuentro, la sensación de sororidad en lo colectivo, de sentir una pertenencia entre tanta gente”, dice Fernanda Rotondo, coordinadora del Área de Género de Abogados y abogadas del Noroeste Argentino en DDHH y estudios sociales (ANDHES), que llegó desde Santiago del Estero a la ciudad esta mañana junto a las compañeras de Ni Una Menos Tucumán. A media cuadra, frente al Hotel Castelar, se agrupan las trabajadoras de prensa. La Campaña organizó un búnker para todos aquellos medios que no fueron acreditados por el Senado y que acompañaron la cobertura del tratamiento parlamentario durante estos últimos meses.

En la carpa Alieda Verhoeven, Elsa Schvartzman, integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito conversa con Norma Chiapparrone, activista y defensora de derechos de mujeres y niñxs: “Lo importante es estar acá. La gente está invadiendo las calles una vez más. Estamos expectantes. Tenemos la fortaleza que nos dan los años de la lucha y la renovación de los jóvenes. Desde que empezamos, el sueño era poder cambiar el sentido cultural de la estigmatización del aborto y eso lo hemos logrado: la despenalización social se ha logrado. Hemos logrado otro objetivo, que es que se abrieran las puertas del Congreso. No nos van a calmar, no nos van a callar, no nos van a ganar. Nosotras estamos en las calles y nuestros números son estos.” Norma coincide y reflexiona: “Nuestra llama no se apaga más. Hoy el debate está en la calle”.

“A las pañuelas, a las pañuelas”, sobre avenida Callao siguen las carpas y puestos de distintas organizaciones, entre las que se hacen lugar las propuestas de artesanos y vendedores ambulantes. Desde la carpa de Mumalá, Raquel Vivanco, coordinadora nacional de la organización, sostiene: “El saldo es sumamente positivo más allá de la responsabilidad de los senadores que se vienen pronunciando en contra de este derecho. Somos conscientes de que estos senadores van a sufrir el escarmiento en las próximas elecciones. Negar este derecho y este reclamo popular significa un retroceso en términos de lo que la sociedad está demandando. La marea verde los va a pasar por encima más temprano que tarde. Es un derecho que vamos a conquistar”.

En la esquina de Bartolomé Mitre y Callao, está el puesto de AMMAR. Las remeras colgadas dicen: “las putas también abortamos”. Georgina Orellano, presidenta de Asociación reflexiona acerca de la jornada: “El Senado es un escenario hostil a diferencia de lo que pasó en Diputados. Pero estamos contentas porque lo que se vive en la calle es lo que nos queda. Esta es la construcción política que viene a cambiar el feminismo y posibilita avanzar sobre otras deudas del Estado a través de una discusión sobre la autonomía y soberanía de nuestros propios cuerpos, nos permite interpelar a una parte de la sociedad sobre el trabajo sexual”.

A las 19 hs, la Campaña convocó un pañuelazo en los distintos escenarios y carpas, un nuevo llamamiento a las calles. Bajo una cortina de lluvia intensa, los pañuelos verdes se agitaban al cielo mientras abajo y arriba del escenario, se escuchaba “¡Aborto legal en el hospital, aborto legal en cualquier lugar!” Antes de que Susy Shock y la banda de colibríes comience a tocar, la Campaña agitó desde el micrófono: “¿Quieren poroteo? ¡El poroteo está en la calle!”

El debate sigue en el recinto. En las calles lo acompañan las más de quince cuadras organizadas para esperar el veredicto. Más allá de las especulación, aún faltan horas para la votación y los pañuelos verdes que flamean no dan por perdido nada. De lejos, de cerca, por todos lados se escuchan los cantos de las pibas: “Queremos aborto legal y la ESI implementar. Queremos que el Ni Una Menos sea una realidad”.