Ser mujer y ser pobre. Ser mujer, vivir en una villa, organizarte y querer disputar espacios de poder institucional. Ser mujer, ser peronista y ser candidata a intendenta de uno de los distritos más ricos del país. Esta anomalía política se está dando en el partido de San Isidro, al norte del conurbano, donde Fernanda Miño, maestra de 44 años, es la candidata a intendente con mayor apoyo del Frente de Todos, Todas, Todes.
En La Cava viven más de 10.000 personas. No hay cloacas y el tendido eléctrico o el sistema de recolección de residuos lo llevan adelante lxs vecinxs. El patio de la casa de Fernanda es hace 9 años el patio de “Embarriarte”, un espacio en donde se brinda apoyo escolar, alimento y contención a los chicos del barrio. “Cuando yo era chica este sector parecía una laguna, llena de juncos y ramas. Cazábamos ranas e inventábamos historias de terror con manijas de ataúdes que encontrábamos por ahí, porque todo esto se rellenó, entre otras cosas, con tierra del cementerio. Esa es mi infancia y la de muchos”, cuenta a LATFEM desde uno de los pasillos. Realidades de un municipio que tiene un PBI per cápita superior a la mayoría de los distritos del país. Un municipio que festeja la inauguración de un muelle para viajar directo a Puerto Madero, pero relega las obras fundamentales, que podrían cambiar la vida de decenas de miles de vecinos.
En el 2017, cuando por primera vez formó parte de una boleta electoral, encabezó la lista de Unidad Ciudadana logrando una muy buena elección, superando todas las expectativas en un distrito históricamente adverso al peronismo. “No voy a esperar a los vecinos en mi despacho, voy a seguir recorriendo pasillos para que nos organicemos”, dijo cuando le preguntaron por su futuro antes de las elecciones. Hoy encabeza la lista como candidata a intendenta conformada por el Partido Justicialista, La Cámpora, el Frente Renovador, el Frente Patria Grande, Somos y otras agrupaciones del campo popular.
Barones y mujeres en el conurbano
Las olas de la marea feminista movieron la política tradicional hace pocos días, cuando la conformación de las listas se vio atravesada por la Ley de Paridad de género. La alternancia obligatoria entre varones y mujeres hizo que los puestos bajaran o subieran de dos en dos. Sin embargo, a la cabeza y en los cargos ejecutivos de las distintas fuerzas, monopolizaron ellos. La única intendenta mujer del conurbano, Verónica Magario, dejará su lugar si gana las elecciones para pasar a la vicegobernación. El panorama plantea algunas posibles disrupciones.
Además de Fernanda Miño, Mariel Fernández armó una lista con fuerte presencia femenina en Moreno. La primera candidata a concejal es Patricia Rosemberg, responsable de la creación de la maternidad “Estela de Carlotto”, una clínica modelo para los sectores pobres diseñada bajo el paradigma de parto respetado. Mariel Fernández, al igual que Miño, en su militancia social forman parte de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP). Se dedica a construir poder en ese 30% excluido de cuestiones básicas, como tener un empleo o vivir en una vivienda digna. En Moreno la posibilidad de hacerle un tajo al patriarcado conurbano está más difícil, ya que Mariel se enfrenta a Walter Festa, actual intendente kirchnerista que no quiere largar el poder. En el armado hubo artilugios para que sus espacios tengan peso y se diluyan los del resto. Son 7 las listas anotadas de manera formal, de las cuales 4 responden a Festa. El argumento no es que Mariel Fernández no es una buena candidata para las generales, sino que no podrá garantizar “gobernabilidad”. Ese miedo por la “gobernabilidad” se parece mucho al miedo del statu quo, que no confía en las mujeres para esos momentos en los que “todo debe cambiar para que todo siga igual”. En Quilmes Mayra Mendoza intentará derrocar al cocinero Martiniano Molina. Lleva en el tercer lugar de su lista a Patricia Iribarne, también integrante de CTEP, con un gran trabajo territorial de base. Es difícil adelantar qué pasará, pero en una provincia donde el 90% de los intendentes van por la reelección, las transformaciones pueden venir por estos puntos señalados.
En San Isidro la familia Posse gobierna desde hace 36 años de forma consecutiva. Es parte de ese entramado radical que se lava la cara con color amarillo y representa lo más rancio de la política de este país. El componente épico que carga la candidatura de Fernanda Miño contra Gustavo Posse es innegable. En momentos en los que se define el futuro del país, y las encuestas hablan de núcleos duros de votantes de un lado y del otro, no son los discursos tibios los que podrán movilizar la esperanza de ese porcentaje de indecisos descreídos. Necesitamos candidatas feministas, que libres de carpetas y caretas, pueden dar cuenta de una política al servicio del pueblo con valentía y humildad.
En San Isidro la familia Posse gobierna desde hace 36 años de forma consecutiva. Es parte de ese entramado radical que se lava la cara con color amarillo y representa lo más rancio de la política de este país. El componente épico que carga la candidatura de Fernanda Miño contra Gustavo Posse es innegable. En momentos en los que se define el futuro del país, y las encuestas hablan de núcleos duros de votantes de un lado y del otro, no son los discursos tibios los que podrán movilizar la esperanza de ese porcentaje de indecisos descreídos. Necesitamos candidatas feministas, que libres de carpetas y caretas, pueden dar cuenta de una política al servicio del pueblo con valentía y humildad.