Desde el 1 de abril que no se sabe nada de Araceli Fulles, una joven de 22 años del barrio Sarmiento, en el partido bonaerense de San Martín. La noche anterior a su desaparición había ido a comer con unos amigos y a las dos de la madrugada recibió un llamado que la hizo irse. A las 6 de la madrugada le mandó un audio de WhatsApp a su madre: le pidió que pusiera la pava. Pero nunca llegó a tomar esos mates. Desde entonces su sonrisa se multiplicó en redes sociales y medios de comunicación. Alrededor de 300 militantes volantearon su imagen en un rastrillaje social y la campaña #AraceliTeEstamosBuscando se volvió tendencia en Twitter. Esta semana hubo pegatinas en el centro porteño, marchas frente al Juzgado de San Martín. Araceli sigue sin aparecer.
Cuando no volvió a su casa, la familia hizo la denuncia en la Comisaría 5º de Billinghurst. La investigación recayó en manos de la fiscal Graciela López Pereyra, a cargo de la Fiscalía 2 de San Martín. La funcionaria judicial no aceptó la intervención de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (PROTEX) a pesar de que su familia también denunció la desaparición de la joven en la línea 145 que depende del Programa Nacional de Acompañamiento a Víctimas de Trata del Ministerio de Justicia. Esta decisión judicial además va a contramano de lo que dicen los y las vecinos del barrio que apuntan a una posible red de trata detrás de la ausencia de Araceli. ¿Por qué el poder judicial se niega a abordar la hipótesis de que Araceli fue secuestrada por tratantes? Las respuestas siguen sin aparecer al mismo tiempo que las dudas en torno a esta extraña actuación de la justicia de San Martín incrementan, junto a los llamados sospechosos y las denuncias falsas que intentan hacerle creer a la familia y a la opinión pública que Araceli “se fugó” por su propia voluntad.
Hasta ahora el único rastro de la chica fue el 17 de abril: el cuerpo canino K9 de la Asociación Bomberos Voluntarios de Punta Alta encontró una pulsera, un arito y un porta cosméticos rosa en Villa Ballester. La madre de la joven dijo que los accesorios no eran de su hija pero sobre el porta cosméticos, donde además había una nota firmada por “Ara, la morocha” no tenía certeza.
Araceli no es un caso aislado. Hoy son 6033 las personas desaparecidas en Argentina. Más de la mitad son mujeres jóvenes: 3228 niñas, adolescentes y adultas.