Cuenta la leyenda que el primer preservativo del que se tiene registro fue vaginal e interno. No era de látex ni de nitrilo o el poliuretano, tampoco estaba aprobado por la Organización Mundial de la Salud (OMS): era la vejiga de cabra que se colocaba en la vagina para evitar el paso del semen. El mito se ubica alrededor de 3.000 años antes de Cristo, en la isla griega de Creta, y se atribuye este invento al rey Minos, de quien se decía que su semen contenía “serpiente y escorpiones”. Este prototipo de condón, de esta manera, protegía a sus parejas sexuales.
En 2021 ya no hay semen con serpientes y escorpiones, aunque sí VIH, enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados. Sin embargo, los preservativos vaginales/internos siguen siendo un mito: existen pero no llegan a todos lados y muy pocas personas los conocen. (¿Alguna vez vieron o usaron uno?) En Argentina, por ejemplo, no se consiguen en farmacias ni los distribuye el Estado, a pesar de que se trata de un método anticonceptivo fundamental para garantizar la autonomía de las personas con vagina para decidir sobre su vida sexual y reproductiva. Uno de los primeros pasos para que llegue al país es empezar a testear su aceptación ya que su efectividad está garantizada y hay evidencia que demuestra que puede llegar a producir hasta más placer que el preservativo peneano.
La buena noticia es que una investigación desarrollada por el Fondo de Población de las Naciones Unidas en Argentina (UNFPA), ONUSIDA y el Ministerio de Salud del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires mostró un alto grado de aceptación de este método de prevención del embarazo, VIH y otras ITS entre mujeres entre 18 y 29 años del área metropolitana. Ya se habían realizado estudios similares una década atrás pero es la primera vez que se alcanzan altos niveles de aceptación a este método anticonceptivo: el 96% de las mujeres que lo probó lo recomendaría a otras personas. Lxs investigadores creen que este cambio de opinión tiene mucho que ver con el feminismo de masas que inauguran el movimiento Ni Una Menos y la marea verde.
En relación a la región, Argentina, que tiene un extenso listado de avances legislativos y un movimiento feminista fuerte, está atrasado en el acceso a este tipo de condón para personas con vagina. En Uruguay, Brasil, Chile, Bolivia, Perú y Ecuador los preservativos vaginales/internos se reparten como parte del menú de opciones de anticoncepción que ofrecen los Estados para la prevención combinada.
En Uruguay, Brasil, Chile, Bolivia, Perú y Ecuador los preservativos vaginales/internos se reparten como parte del menú de opciones de anticoncepción que ofrecen los Estados para la prevención combinada.
“UNFPA trabaja para que todas las mujeres, adolescentes y jóvenes, en especial los/as más dejados atrás, puedan acceder a los servicios de salud de calidad y ejerzan sus derechos sexuales y reproductivos libres de coerción, discriminación y violencias. Esto es lo que buscamos a través de este estudio: impulsar nuevas opciones de anticoncepción para que las mujeres y LGBTIQ+ puedan tomar decisiones y ejercer su sexualidad de manera plena, segura y placentera”, explicó, durante la presentación de este estudio, Harold Robinson, Director Regional del UNFPA para América Latina y el Caribe. “El preservativo masculino es una opción eficaz para la protección, pero los estereotipos y prejuicios así como las relaciones desiguales de género hacen que las mujeres se encuentren en mayor riesgo cuando no les es posible acordar el uso del preservativo con su pareja”, sumó Mariana Isasi, Jefa de Oficina de UNFPA Argentina.
El estudio “Aceptabilidad del preservativo vaginal entre mujeres adolescentes y jóvenes del AMBA” se hizo entre marzo de 2020 y agosto de 2021. Tiene como horizonte aportar información para promover políticas públicas sobre salud sexual y reproductiva que incluyan al preservativo vaginal como una nueva opción dentro de la canasta de insumos anticonceptivos.
“Las personas deben tener la posibilidad de tomar las mejores decisiones sobre su cuerpo y, desde el enfoque de Prevención Combinada que guía la nueva estrategia global de respuesta al VIH, la canasta de opciones preventivas debe ser adecuada a las necesidades de las personas para ese momento de la vida en que se encuentran. El preservativo vaginal es un recurso sin reemplazo en las opciones de cuidado y por lo tanto debe formar parte de las alternativas de protección disponibles”, desarrolló Alberto Stella, Director de ONUSIDA para Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay.
Para su implementación, UNFPA hizo una donación de 2.000 preservativos vaginales. Se estableció una muestra de 100 mujeres (con y sin VIH), de entre 18 y 29 años, residentes en el denominado AMBA, sexualmente activas y que tuvieran relaciones con penetración vaginal-peneana.
La convocatoria y el seguimiento de las participantes se realizó junto a 13 referentes de organizaciones civiles como la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), la Comunidad Internacional de Mujeres (ICW), Fundación Huésped, Red Argentina de Jóvenes Positivos (RAJAP), Casa Fusa AC, Red de Nacional de Jóvenes y Red Bonaerense de Personas con VIH.
La investigación se desarrolló en tres etapas: la entrega a cada participante de los preservativos vaginales y la información sobre cómo usarlos, una encuesta luego de que se cumpliera el plazo pautado para probarlos en relaciones sexuales y, finalmente, una etapa de evaluación cualitativa con 20 entrevistas en profundidad.
Algunos datos que arrojó el estudio:
- El 98% de las encuestadas consideró que debe ser incorporado en la política pública
- El 97% manifestó que su pareja sexual aceptó su uso.
- El 96% lo recomendaría
- El 80% lo volvería a usar.
Si bien el 68% refirió dificultades en la primera práctica de colocación, cuando posteriormente lo usaron en relaciones sexuales, este porcentaje se redujo al 36%. Al momento de valorar la experiencia de uso, el 67% de las participantes la calificó como buena o muy buena.
De las entrevistas en profundidad, se pudo extraer que uno de los beneficios que más incentiva a las mujeres para elegir el preservativo vaginal es que puede ser autoadministrado por las mujeres y personas con vagina, y que el cuidado de la sexualidad no dependerá de otra persona sino del ejercicio de la propia autonomía.
Además, la mayoría mencionó que la experiencia con este método de prevención fue placentera, sin que sintieran ninguna interferencia del preservativo en las sensaciones durante las relaciones sexuales.

¿Qué es el preservativo vaginal?
Aunque hay de distintas marcas, el preservativo “Female condom”, cuya empresa está radicada en Reino Unido, es el único autorizado por la OMS. Tiene 17 centímetros de longitud y dos anillos. Actúa como una barrera entre el pene y la vagina para evitar embarazos y enfermedades de transmisión sexual. Es una funda delgada y resistente con dos anillos blandos, uno en cada extremo. Un anillo se coloca internamente (dentro de la vagina), mientras que el otro, cuyo extremo es abierto para permitir la penetración, queda afuera y cubre los genitales externos. A diferencia del látex, que se utiliza para fabricar la mayoría de los preservativos masculinos, los preservativos vaginales están hechos de otros materiales, como el nitrilo o el poliuretano.

Sus materiales modernos y antialergénicos y el lugar de decisión que le da a quienes lo usan, lo convierten en una excelente opción.
- Protege contra VIH y otras ITS
- Es un método administrado por la persona con vagina.
- Es de un solo uso y en cada relación sexual.
- Como puede colocarse hasta varias horas antes, no necesariamente interfiere en la espontaneidad de la relación sexual.
- No requiere prescripción médica.
- No es de látex. Puede utilizarse con cualquier tipo de lubricante.
- El uso correcto requiere cierta práctica. Al adquirir experiencia se hace más fácil introducir y retirar el preservativo de la vagina.
- No es lo mismo que el diafragma, ya que este no previene la transmisión de infecciones y su uso debe combinarse con cremas o geles espermicidas.
- Nunca se debe usar un preservativo masculino y femenino al mismo tiempo porque pueden romperse.
Como puntos en contra: es hasta 7 y 8 veces más costoso que el preservativo peneano, pero todo depende de que la demanda por esta opción esté instalada, los Estados también lo distribuyan y empiece a diversificarse la oferta. Como en muchas otras demandas de los feminismos, que el preservativo vaginal/interno dejé de ser tabú depende, en parte, de la sociedad civil y los activismos.