Rula Shadid: “Si los palestinos dejamos de resistir, dejamos de existir”

En esta entrevista con LatFem, la defensora de Derechos Humanos palestina Rula Shadid denuncia el genocidio en Gaza, analiza cómo se entraman las luchas latinoamericanas con la lucha por Palestina libre, habla de la exportación de la opresión por parte de Israel y llama a construir redes internacionales de solidaridad.

The Time is out of joint
(El tiempo está fuera de quicio)

Hamlet, W. Shakespeare

Podríamos mirar el presente y afirmar del mismo modo que Hamlet que el tiempo está fuera de quicio. La tragedia de Shakespeare fue de algún modo una alegoría del desorden del mundo social y político de la Europa del siglo XVII. Ese tiempo fuera de quicio era mucho más que el horror de la guerra, entrañaba la descomposición de una época y de las coordenadas para comprender un mundo que se había roto. Hoy este tiempo, este mundo, este presente se desquicia nuevamente ante la avanzada de la guerra, la colonización y la deshumanización. Esa degradación de la condición humana podría reconocerse, por ejemplo, en el video generado por inteligencia artificial que compartió Donald Trump en febrero pasado. Allí se muestra una proyección de Gaza convertida en un centro turístico y finaliza con la imagen del presidente norteamericano y el premier de Israel, Benjamin Netanyahu, brindando en una playa. Este video se viralizó en las redes mientras la masacre sobre la población de Gaza se profundizaba ante los ojos del mundo. La ONU estima alrededor de 55 mil personas muertas mayoritariamente, mujeres e infancias. Las casi dos millones de personas que sobreviven en Gaza están completamente sitiadas en medio de la hambruna y las enfermedades, sin acceso al agua, los medicamentos, la comida y la electricidad, y sin lugar a donde ir. Ya no hay refugio que resista. A inicios de junio, la embarcación que viajaba hacia Gaza con ayuda humanitaria fue interceptada por las fuerzas israelíes; las y los activistas fueron deportados, incluída Greta Thumberg, la joven sueca reconocida por su lucha contra la crisis climática, que actualmente lidera el pedido que recorre el mundo por una Palestina libre. La ayuda no pudo llegar por mar ni por tierra. La multitudinaria Marcha Global a Gaza que partió desde El Cairo, Egipto, hacia Rafah fue interrumpida en diferentes retenes a lo largo de su trayecto. Hoy la velocidad de los acontecimientos giró la atención del mundo al ataque que Israel definió como preventivo contra Irán por la presunta posesión de armamento nuclear. A este intercambio de misiles se sumó unilateralmente Estados Unidos que decidió bombardear tres plantas nucleares de Irán. Mientras tanto, las marchas se multiplican por el mundo en un grito que no logra detener la destrucción. Las y los palestinos están pasando hambre y el mecanismo de distribución de la supuesta ayuda dispuesto por Israel y Estados Unidos “es una abominación que humilla y degrada a personas desesperadas. Es una trampa mortal que cuesta más vidas de las que salva”. 

Rula Shadid es defensora de los Derechos Humanos en Palestina, codirectora del Instituto Palestino de Diplomacia Pública. En marzo de este año estuvo en Buenos Aires como parte de la Red Futuro, organización de referentes y líderes de América Latina que apuesta al proceso de renovación de las dirigencias del progresismo, el campo nacional y popular y las izquierdas en el territorio. Conversamos con ella en aquel momento y volvimos a hablar en el último tiempo para dar cuenta del contexto actual. 

¿Dónde creés que las luchas latinoamericanas y la lucha palestina se conectan y se encuentran? ¿Cómo podrían articularse? 

RS: La lucha del pueblo palestino se basa en tres principios: la tierra, la libertad y la autodeterminación. Estas son palabras que resuenan profundamente en los pueblos latinoamericanos. América Latina sufre una fuerte interferencia y control de potencias coloniales, ya sea desde Estados Unidos o desde sus aliados más cercanos. En ese contexto, el proyecto sionista —basado en la opresión, la explotación de derechos y la violación sistemática de los mismos— no es un caso aislado. Es un modelo que se exporta, que se replica.

Israel ha convertido a Palestina, y particularmente a Gaza, en un laboratorio a cielo abierto para el desarrollo y prueba de armas y tecnologías de control, que luego son vendidas y exportadas al mundo, especialmente a América Latina. Desde armas y equipos de vigilancia hasta tecnologías de reconocimiento facial y herramientas de espionaje, todo se ensaya sobre cuerpos palestinos antes de ser utilizado contra pueblos oprimidos en otras regiones.

Vemos cómo esas tecnologías llegan a los territorios del norte de Colombia, a la región de la Patagonia en Argentina, o a las favelas de Brasil, donde se utilizan para reprimir, controlar y explotar. La policía, los ejércitos, los grupos de seguridad reciben formación, equipamiento o asesoría israelí. Y lo más alarmante es que estas herramientas, diseñadas para sofocar a un pueblo, son luego usadas por gobiernos latinoamericanos contra sus propias poblaciones.

En Brasil vi los tipos de armas que se usan en la violencia policial contra el pueblo en las favelas. Las armas y las políticas adoptadas por la policía y el ejército israelíes. Las reconozco porque son las mismas políticas utilizadas contra mi pueblo en Palestina. Una de ellas es la política de disparar a matar. Otra es disparar primero y luego interrogar.

En 2019, en Chile, más de 500 personas fueron heridas en los ojos. Esa es una política israelí que también se aplica contra nuestro pueblo en muchas manifestaciones. Lo mismo con la política de disparar a las rodillas, para paralizar a las personas, porque las rodillas y los ojos son zonas muy sensibles. Entonces, Israel es un exportador de opresión.

Por eso, hablar de Palestina es hablar también de América Latina. Las luchas están profundamente entrelazadas. Y cuando un pueblo resiste, nos da fuerza a todos para seguir resistiendo. Luchar contra la opresión en cualquier parte del mundo debilita a la opresión en todas partes.

¿Consideras que los recursos naturales en América Latina son parte de este modelo de opresión que describís? 

RS: El continente latinoamericano exporta muchos recursos naturales a Israel, como carbón, combustibles fósiles, petróleo y gas; luego allí se utilizan en el ámbito militar y en la represión contra nuestro pueblo.

Entonces, lo que vemos es una cadena de complicidad. De alguna forma, sus gobiernos son cómplices del genocidio contra el pueblo palestino, porque no están practicando embargos, ni sanciones, ni están cortando relaciones con el Estado genocida de Israel. 

Especialmente en Argentina, la región de la Patagonia, que es rica en recursos naturales, se ha convertido en los últimos años en una tierra muy atractiva para inversiones israelíes. Por ejemplo, Mekorot, empresa estatal israelí del agua, está buscando invertir en la extracción del agua en territorio argentino. Esto es muy preocupante, porque el agua es un recurso esencial, y esta empresa es cómplice de violaciones contra mi pueblo. Roban nuestra agua, el agua palestina, y nos la venden. No tenemos acceso a nuestros propios recursos hídricos.

Lo que estamos pidiendo a los países de América Latina para romper con la complicidad es que tomen el ejemplo de Colombia, que emitió un decreto presidencial para detener la exportación de carbón al Estado colonial de Israel. Y estas son las acciones que necesitamos: romper relaciones con Israel, forzar un embargo, aplicar sanciones.

Nuestro país pudo decir “nunca más” mediante un proceso de memoria, verdad y justicia. La Declaración Internacional de los Derechos Humanos y la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio de 1948 pretendieron ser una especie de “nunca más” un holocausto para la humanidad. ¿Estos tiempos parecen estar dando vuelta a estas nociones?

RS: Lamentablemente, para mi pueblo no hay un Nunca más.

Palestina es una de las luchas más largas de la historia moderna, y como nuestro opresor es tan global, nuestra lucha también se ha convertido en una de las más interconectadas del mundo.

Por eso, Nelson Mandela dijo: “Sabemos muy bien que nuestra libertad será incompleta sin la libertad de los palestinos”. Y también se podía ver a Norita Cortiñas sosteniendo la bandera palestina. No es una coincidencia que a tantas personas les importe la causa palestina, porque lamentablemente la causa palestina es un símbolo de opresión e injusticia severa y brutal, y al mismo tiempo, un símbolo claro de lucha y resistencia. Entonces es profundamente doloroso y triste, pero también es un símbolo de esperanza y fuerza, porque mi pueblo nunca ha dejado de resistir. Porque si dejamos de resistir, dejamos de existir. 

Golda Meir, figura relevante de la creación del Estado de Israel, y en algún momento primera ministra dijo: “Los viejos morirán y los jóvenes olvidarán”. Evidentemente, los viejos sí murieron, pero los jóvenes nunca olvidaron.

Y no podemos olvidar, porque esta es nuestra realidad. La mayoría de nuestro pueblo aún está en el exilio. Cada familia palestina tiene una historia de opresión. Entonces, ¿cómo puede un pueblo entero, en todo el mundo y en Palestina, dejar de resistir? ¿Cómo podemos dejar de luchar, sabiendo que hay una lucha existencial en juego?

A inicios de este año se declaró un cese al fuego y unos meses después vemos que los ataques continuaron y que las condiciones son cada vez más acuciantes. ¿Cómo es la situación y cómo se vive en Gaza hoy?

RS: Es un hecho histórico: Israel nunca respeta ningún acuerdo. Se puede comprobar con datos. El alto al fuego de principio de año no fue real. Sí, se detuvo el bombardeo masivo durante un tiempo, pero no permitieron la entrada de ayuda humanitaria, no cumplieron los acuerdos con respecto a los prisioneros. Violaron el acuerdo y siguieron asesinando a personas en Gaza. En las primeras doce horas después de que Israel violara formalmente el alto al fuego, mataron a más de 407 personas. Y la mayoría eran niños. Otra prueba más de que lo que Israel quiere es atacar a nuestros niños y mujeres, para que puedan acabar con nuestra reproducción. Eso es una táctica genocida, lo sabemos.

Apenas había empezado el alto al fuego en Gaza, comenzaron los ataques en Cisjordania, en nuestros campamentos de refugiados. Esto sigue ocurriendo. Desplazaron a más de cien mil personas en Cisjordania.Y nadie está entendiendo esto. Están demoliendo casas en los campamentos de refugiados. Creen que si destruyen los campamentos, el problema de los refugiados desaparecerá, lo cual, por supuesto, no es cierto. Incluso si destruyen los campamentos, eso no elimina el derecho al retorno de los refugiados a regresar a sus hogares, de los que fueron expulsados en 1948.

Algunas familias lograron regresar a sus casas pero regresaron a un nivel de destrucción sin precedentes. La gente empezó a reconstruir sus casas, porque como dije antes: los palestinos luchamos, resistimos y nunca nos rendimos. Nunca.

Hoy la situación en Gaza sigue siendo catastrófica. La ayuda humanitaria que entra a través de las llamadas ONG humanitarias israelíes y estadounidenses ha sido utilizada como trampas mortales. Cada día, más de 100 personas son asesinadas en Gaza por el régimen colonial israelí. Muchas de ellas mueren mientras esperan recibir alimentos. Es una pesadilla, una distopía en la que se han cruzado todos los límites.

La hambruna forzada y las enfermedades se están propagando debido a la inexistencia de agua o materiales de higiene. Casi todos los hospitales han sido destruidos. Están llevando a cabo un genocidio abierto contra nuestro pueblo.

En estas últimas semanas Israel decidió atacar Irán, luego se sumó Estados Unidos y se expandía la idea de una escalada bélica en la región ¿qué lectura haces de este foco bélico sobre Medio Oriente?

RS: El ataque conjunto de Estados Unidos e Israel contra Irán es un paso largamente esperado. Ambos países han buscado desde hace tiempo golpear a Irán y reemplazar su régimen por otro que se someta a la hegemonía israelí, algo similar a los “presidentes” que vemos en la región árabe: gobiernos títeres designados por EE.UU. y aprobados por Israel, como en Jordania, Egipto, la Autoridad Palestina, los países del Golfo e incluso ahora Siria. Todos están dirigidos por regímenes previamente aprobados y al servicio del colonizador y del control estadounidense.

Israel es un proyecto colonial diseñado e impulsado por Estados Unidos y muchos países europeos influyentes, junto a otros gobiernos occidentales con poder, dinero, medios e influencia. Fue creado e implantado en Palestina como un proyecto colonial, después de que los británicos y los franceses se fueron y quisieron mantener su influencia en la región, así que entregaron la tierra de Palestina y de los palestinos al movimiento sionista. Entonces, creo que estas potencias, que tienen tanto poder, han estado protegiendo a Israel y siguen protegiéndolo porque es su proyecto. No es porque amen al pueblo que ocupa nuestra tierra. No es porque amen a Israel. Es porque les sirve a sus intereses.

Israel trabaja para cumplir intereses comunes entre todos estos actores. Y cuando tienes todo ese poder, dinero e influencia apoyando un genocidio, se vuelve mucho más difícil detenerlo.

Lo que han hecho y dicho los países europeos respecto al ataque de Israel contra Irán es una señal clara de que Europa y Estados Unidos siguen siendo los mayores aliados y sostenes de su propio proyecto: la fundación de la entidad sionista israelí en Palestina y en la región. Las declaraciones de Europa son profundamente provocadoras: culpan al agredido y al oprimido, y le exigen al gobierno iraní que tome medidas para evitar una escalada. Israel es una potencia nuclear que, hasta el día de hoy, niega oficialmente la existencia de su arsenal. Sin embargo, ninguna agencia internacional de energía nuclear ha realizado inspecciones sobre el programa que posee Israel.

Después del Holocausto y la dictadura argentina, las imágenes fueron muy importantes para probar lo que había ocurrido. Hoy vemos y escuchamos todo sobre el genocidio en Gaza. ¿Cómo puede la humanidad permitir que esto ocurra frente a nuestros ojos?

Igual, creo que la propaganda sionista está perdiendo, y está perdiendo mucho. Porque durante los últimos 70 años han estado construyendo propaganda sobre lo grandiosos que son, la “única democracia”. Todos estos mitos ahora están siendo desmontados y la gente está empezando a entender que esto es colonización. La magnitud del genocidio es muy grande. Por eso, también, vemos esta movilización a nivel mundial

No olvidemos que los palestinos no solo estamos bajo colonización israelí, sino que además somos atacados, vigilados, monitoreados. Enfrentamos represión por parte de todas las entidades europeas y occidentales para que no se escuchen nuestras voces, para distorsionar nuestra narrativa, para asesinar a nuestro pueblo y para procesar judicialmente a cualquiera que apoye a Palestina.

¿Ves una solución a este escenario que ya lleva tantos años?

RS: Nuestra causa no es un conflicto entre israelíes y palestinos donde se tienen que sentar a hablar de paz. No. Eso no es lo que está ocurriendo en Palestina. No es un conflicto. Es una lucha por la liberación. Es una lucha por liberarse de la colonización.

Nosotros estamos en medio de la colonización. Y este colonizador ha aprendido de todas las colonizaciones del mundo, y ha producido sistemas, tecnologías y políticas de opresión, tortura y violación de derechos humanos que son la acumulación de todas las opresiones históricas. Por eso es tan fuerte y tan brutal. Como se puede ver en lo que está ocurriendo en Palestina, especialmente en los últimos meses. Nunca antes habíamos visto una brutalidad así. Es la primera vez que presenciamos un nivel de horror tan absurdo, tan inhumano.

Gaza mide 40 km de largo por 6 km de ancho, unos 300 km². Allí vivían 2 millones de personas, ahora por supuesto son menos, tristemente. Y no tienen a dónde huir, porque están completamente encerradas.Están arrojando bombas sobre personas atrapadas en una pequeña franja de tierra. Esto nunca ha ocurrido en la historia de la humanidad. Porque normalmente en una guerra, cuando caen bombas, la gente huye a otro lugar. Pero en Gaza, en cambio, no hay a dónde correr. ¿Pueden imaginar ese horror? Es como encerrar a personas en una habitación y empezar a bombardearlas.

Ahora mismo incluso enfrentamos el plan de limpieza étnica de Trump, para sacar a nuestro pueblo de Gaza y llevarlo a Egipto, a Jordania o incluso a África. Y esto debería ser un llamado de atención para el mundo entero, porque esto no puede convertirse en un precedente aceptado, porque alentará a otros criminales de guerra, fascistas y líderes brutales en el mundo a hacer lo mismo. Porque si pasa en Palestina, ¿por qué no replicarlo en otro lugar?

Si no lo combatimos juntos, crearemos una nueva realidad para toda la humanidad que está por debajo de cualquier ética, moral o incluso comprensión humana.

Es muy aterrador y esto aún no ha terminado. Pero no creo que alguna vez termine antes de que Palestina sea libre. Por eso decimos y repetimos: “Libertad para Palestina, hasta que Palestina sea libre.”