Antecedentes, pruebas pilotos y ensayos para la confección de las estadísticas
“La expectativa de vida de las personas trans es de 35 años”… ¿quién de nosotres no ha escuchado este dato repetirse cada vez que se habla de la realidad de la población travesti/trans*? Este dato estadístico se ha convertido en uno de los estandartes de lucha de los activismos trans* en Argentina y ha permitido disputar ante el Estado un conjunto de políticas públicas en pos de nuestro reconocimiento jurídico e inserción laboral. El dato refleja un perfil de nuestra vulnerabilidad y permitió darle a conocer a la sociedad civil de un modo efectivo y simple donde estábamos paradxs las personas trans. Sin embargo, registrar estadísticamente a la población trans* siempre ha representado un dilema, incluso para las propias organizaciones militantes que han abordado la tarea en coordinación con agencias estatales y espacios académicos.
Las primeras estadísticas en Argentina para la población trans fueron relevamientos precarios realizados por quienes habían sido victimizadas. Durante los años ochenta muchas travestis fueron asesinadas sobre la ruta Panamericana con los más cruentos métodos. Aunque las noticias inundaban los periódicos sensacionalistas, poco se sabe del número total de muertas durante el periodo 1983-1993, cuando la violencia en Panamericana era extrema. Debora Singer, una popular travesti y actriz de la época, denunciaba en los periódicos una decena de muertas durante el año 1987. Otras travestis denunciaban cifras que escalaban al centenar. Más allá de eso existen pocas precisiones y difícilmente se pueda reconstruir esa cifra escrutando los archivos judiciales, ya que muchas de las víctimas han sido registradas con nombres masculinos y archivadas como muertes accidentales. De hecho, muchas veces los cuerpos ni siquiera eran reclamados en la morgue por los familiares y los funerales quedaban a mano de las sobrevivientes.
Recién en 2005 [1] tras la publicación de La gesta del nombre propio. Informe sobre la situación de la comunidad travesti en Argentina compilado por Lohana Berkins y Josefina Fernández se conocieron los primeros datos sistematizados sobre las condiciones de vida de travestis, transexuales y transgéneros. La publicación reunía los datos obtenidos a través de encuestas realizadas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, algunas localidades del primer cordón del conurbano bonaerense y la ciudad de Mar del Plata. El registro de los datos se hizo a través de cuestionarios que fueron implementados de modo no aleatorio (es decir, se delimitó la muestra a partir del criterio de la investigación apuntando a entrevistar un grupo específico: personas travestis, transexuales o transgénero) en circunstancias de entrevistas grupales. Las organizaciones que participaron de este primer relevamiento fueron ALITT (Asociación de lucha por la Identidad Travesti y Transexual), Futuro Transgenérico, MAL (Movimiento Antidiscriminación y de Liberación) y ADIB. Posteriormente en 2008 la publicación de Cumbia, Copeteo y Lágrimas permitió ampliar los datos obtenidos en La gesta… ya que incluyeron en total 300 cuestionarios entre los que se registraron también datos de las provincias de Córdoba, Salta, Mendoza, San Miguel de Tucumán y Neuquén. De este modo, se fue construyendo el dato que conocemos popularmente sobre la expectativa de vida de la población trans en nuestro país y mucha de la información estadística con la que se contó al momento de disputar la ley de identidad de género.
En 2012 INDEC condujo en colaboración con organizaciones sociales una prueba piloto de la población trans en el distrito de La Matanza, de la que participaron más de 200 encuestadxs y una decena de encuestadorxs trans capacitadxs por el organismo. Más recientemente se publicó en 2017 La revolución de las mariposas que homenajea la primera publicación de Berkins y Fernández y actualiza los datos estadísticos, incorporando dos cuestiones centrales: los efectos de la sanción de la Ley de Identidad de Género y algunos datos estadísticos sobre trans masculinidades. Sin embargo este informe se enfoca fundamentalmente en CABA. Algunas provincias han realizado sus propias estadísticas sobre personas trans, entre ellas Salta, San Luis, Misiones, Santa Fe y Buenos Aires. En 2019 se presentó el Manual de encuesta y cuestionario confeccionado por la Dirección General de Políticas Integrales de Diversidad Sexual (DGPIDS) dependiente del Ministerio de Derechos Humanos para la realización de una encuesta nacional de la población trans, que tuvo una primera prueba piloto en la ciudad de Paraná. El informe de esa prueba piloto de la que participaron 60 personas encuestadas entrega resultados que permiten un conocimiento más preciso de las condiciones de vida de la población trans en la actualidad.
Dificultades metodológicas y de muestreo
En casi todos esos trabajos se señalan las enormes dificultades que implica el escrutamiento de la población trans. Uno de los desafíos más claros es el muestreo, es decir la delimitación del universo de casos que se utilizarán durante la investigación. Estas dificultades son consecuencia del desconocimiento general que tenemos de la cantidad de personas trans en la Argentina y su localización. Por ello es sumamente complicado delimitar la muestra y apuntar específicamente a la población trans: desconocemos de cuántas personas se trata, dónde residen o cuáles son los espacios donde habitualmente acuden. Es por eso que la mayoría de las investigaciones se han realizado en cooperación con las organizaciones de personas trans, ya que el conocimiento “nativo” permite delimitar una muestra específica. La técnica con la que se han realizado las encuestas de población trans es la denominada bola de nieve: se entrevista a una persona de referencia y se le solicita información sobre otra/s personas que puedan responder el mismo cuestionario, de ese modo se accede exponencialmente a un número de encuestadxs con características comunes. Esta metodología suele ser la más efectiva por diversas razones: por un lado permite acceder a poblaciones que debido a su escaso número no podrían ser halladas de modo probabilístico en el conjunto de la población y además debido a su especificidad es la formas más accesible y rápida de producir un dato estadístico. La gran dificultad con esta técnica es que tiene mucho margen para que se introduzcan sesgos de muestreo producto de las perspectivas de quienes llevan a cabo la investigación o brindan datos de potenciales encuestadxs, lo que deviene en una dificultad mayor: la imposibilidad de generalizar los datos obtenidos.
En el caso de las estadísticas construidas hasta el presente la colaboración de las organizaciones trans ha sido central. No sólo han participado brindando orientaciones que permitan delimitar la muestra sino que han contribuido cabalmente a la construcción de la herramienta estadística. En muchos casos y como relata Lucía Fuster Pravatto en La revolución de las mariposas [2] “…se procuró incorporar en todo el proceso las voces de las personas trans que se sumaron al proyecto, no como voces a ser usadas en términos de narrativa testimonial, sino como intervenciones críticas y políticas. La lectura del cuestionario original y las decisiones tomadas para incorporar cambios a este, así como la interpretación de los datos, el trabajo de campo y la elaboración del informe final, fueron todas decisiones colectivas, producto de la deliberación y el consenso”. El resultado de este trabajo mixto entre el activismo y la academia ha dado lugar a un conocimiento cada día más preciso del estado de vulneración de la población trans.
Otras de las dificultades que se deben observar al momento del trabajo investigativo con la población trans, es la necesidad de gestionar un espacio de entrevista amable y respetuoso que permita que la toma de datos se haga en un contexto de confianza. De modo contrario los datos pueden ser negados o “retaceados” imposibilitando la obtención de información fiable. Es por esto que en la mayoría de las encuestas realizadas, lxs encuestadorxs fueron capacitados previamente sobre buenas prácticas hacia la población trans, la Ley de Identidad de Género (en particular su apartado sobre trato digno) y las leyes que protegen el secreto estadístico y que procuran evitar la individualización de quien responde a la encuesta. En este sentido el Manual de encuesta y cuestionario remarca que: “Durante la entrevista se debe generar un clima distendido, de confianza e intimidad, que facilite a la persona entrevistada la posibilidad de brindar información personal. Para este fin, debe expresarse con claridad y fluidez, mostrarse con una actitud segura y sin dejar de tratar de forma amable y respetuosa a la persona entrevistada”. Se adjuntan a estas recomendaciones las indicaciones y procedimientos de consentimiento informado a lxs encuestadxs.
En este mismo sentido, uno de los criterios comunes en las encuestas ya realizadas ha sido el de confiar el rol de encuestadorxs a las personas trans, procurando de ese modo que el encuentro con lxs encuestadxs sea amable y permita el desarrollo de las entrevistas. En el caso de las encuestas realizadas por Berkins y Fernández los roles eran ocupadas por compañeras de las organizaciones que tomaron parte de la investigación y en el caso de “La revolución de las mariposas” fueron estudiantes del Mocha Celis junto a personal y/o voluntarixs del Programa de Género y Diversidad Sexual del Ministerio Público de la Defensa de CABA quienes encuestaron. En la prueba piloto desarrollada en Paraná fueron cinco feminidades travestis/trans y un varón trans quienes desarrollaron las entrevistas.
El Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda
El Censo Nacional de Población es la herramienta fundamental del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. En el texto de presentación al Comité Operativo Censal 2022 señalan con énfasis que el censo es “.. una maquinaria arraigada que, cada década desde
hace más de un siglo, produce la información de base para que el Estado en sus tres niveles –nacional, provincial y municipal– pueda planificar políticas públicas, monitorearlas y evaluar sus resultados. La información que aporta es también un instrumento para el análisis y la toma de decisiones en el ámbito privado”. El censo es también la medición de la población argentina que permite estimar los presupuestos anuales y por ende los montos que deben destinarse a cada repartición pública, por ello la importancia del censo es central para todas las políticas de género que los movimientos feministas hemos reclamado con firmeza durante los últimos años.
El actual Censo Nacional de Población se ha visto alterado por la pandemia de Covid-19 ya que no pudo realizarse cumpliendo con la periodicidad de 10 años establecida en el artículo 47 de la Constitución Nacional. No es la primera vez que ocurre esta irregularidad, ya que tanto en 1991 y 2001 los censos fueron realizados con un año de retraso debido a las agudas crisis económicas que marcan el inicio y fin de las políticas neoliberales del menemismo. El censo que actualmente se proyecta será el 11° en la historia argentina. El primero fue realizado en 1869 bajo la presidencia de Sarmiento y el último en 2010, coincidiendo con el bicentenario y el sorpresivo fallecimiento de Nestor Kirchner. A lo largo del tiempo el Censo ha medido una multiplicidad de variables y utilizado diversos métodos.
Los primeros censos fueron realizados de modo sumamente rudimentarios y excluían del censo a los habitantes de pueblos indígenas que no eran considerados como habitantes de la Nación Argentina. Durante muchas décadas el censo no registraba los hijos de madres solteras o las uniones de hecho, entre otras curiosidades. Progresivamente el censo fue institucionalizándose e indagando con mayores precisiones en las características de la población. Cada modificación en el censo da cuenta de los intereses del Estado por captar de modo más preciso una radiografía de la población de hecho. El actual censo de población incorpora varios aspectos novedosos: será el primer censo nacional de derecho, es decir que registrará a cada persona en el lugar donde tiene derechos y obligaciones que se desprenden de la residencia (pago de impuestos, acceso a la salud, derecho al espacio público, etc.). También será el primer censo en realizarse bajo una modalidad mixta que combina el tradicional dispositivo censal de toma de datos de forma directa en el domicilio con el uso de una plataforma digital que funcionará durante varios meses previos al censo tradicional. Esta herramienta se llamará e-CENSO y permitirá a las personas completar de forma anticipada el instrumento censal.
La última incorporación novedosa en el actual censo y que llama la atención de este artículo es la pregunta sobre la identidad de género autopercibida que se incorporará a fin de dar cumplimiento a los cambios introducidos tras la sanción de la Ley de Identidad de Género. La incorporación de esta variable no es una novedad en el panorama internacional, ya que se ha introducido en otros censos, aunque no sin problemas y resistencias por parte de activistas y población trans que se resisten a los modos en que se aplica esta “gran maquinaria” estadística.
Identidad de género en censos nacionales: el caso de Reino Unido
En 2018 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos elaboró algunas recomendaciones a los Estados Miembros, entre ellos la importancia de “Implementar políticas de recolección y análisis de datos estadísticos sobre la violencia y la discriminación que afectan a las personas LGBTI, y sobre los diversos aspectos de la vida de las personas lesbianas, gay, bisexuales, trans e intersex (por ejemplo, educación, trabajo, vivienda, salud), en coordinación con todas las ramas del Estado, de manera desagregada y sistemática; y utilizar dichos datos en el diseño, implementación y evaluación de las acciones y políticas estatales dirigidas a estas personas, así como para formular cualquier cambio pertinente en las políticas ya existentes”. especialmente en los censos de población. La ONU realizó recomendaciones en este mismo sentido en 2019, lo que motivó al INDEC a incorporar mediciones en este sentido en el Censo 2022. Al mismo tiempo, en documentos del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas se ha hecho hincapié en la necesidad de registrar el sexo: “En el cuestionario del censo deberá registrarse el sexo (masculino o femenino) a que pertenece cada persona. El desglose de los datos por sexo es un requisito fundamental para las estadísticas de género. En muchas de las características socioeconómicas y demográficas que podrían recopilarse a través de un censo, como educación, actividad económica, estado civil, migración, discapacidad y arreglos habitacionales, suele haber variaciones en función del sexo. En este contexto, la presentación de datos desglosados por sexo es importante debido a su utilización para los estudios de género.”
Los censos de población son sensibles a las transformaciones de la sociedad, por lo que suelen estar permanentemente tensionados por las nuevas conformaciones que toma la población así como por los contextos jurídicos de cada país. De hecho el censo de 2010 registró los hogares homoparentales, dando cuenta de la transformación introducida por la ley de matrimonio igualitario. Algunos países ya han introducido preguntas sobre la identidad de género autopercibida, por ejemplo Australia, Nueva Zelanda y Canadá y otros como Argentina y Reino Unido se encuentran en proceso de incorporar esa pregunta. En Estados Unidos existen también iniciativas al respecto que se encuentran en pleno proceso de discusión pública.
El caso de Reino Unido es quizás el más útil para pensar las tensiones que despertará el Censo en nuestro país. Guiado por las recomendaciones internacionales la Oficina Nacional de Estadística (ONS – Office for National Statistics) dispuso la inclusión de una pregunta sobre identidad de género en el censo nacional que se realizó virtualmente durante marzo de 2021. La pregunta consignada era la siguiente: “¿Es el género con el que usted se identifica el mismo del sexo con el que usted fue registrado cuando nació?”. Ante la respuesta negativa lxs encuestadxs podía consignar su género autopercibido. La pregunta era opcional y estaba sólo dispuesta para mayores de 16 años. Aún así la inclusión de esta pregunta despertó variadas polémicas sobre todo porque la pregunta implicaba que cada persona explicite su condición trans. La polémica respecto a qué datos visibilizar y que beneficios y peligros puede significar tener información detallada del colectivo trans cedió frente a la ofensiva de los activismos feministas basados en el sexo, quienes intervinieron en la disputa a grado tal que querellaron en el Tribunal Supremo a la ONS para que incluya instrucciones tales como que la pregunta sobre el “sexo” debía estar basada en documentos oficiales, como las partidas de nacimiento. Para las feministas trans-excluyentes la opción otorgada por la pregunta sobre autopercepción del género “orientaba” a lxs encuestadxs a responder algo distinto al sexo biológico. La mayoría de los espacios activistas LGBT festejaron la decisión de ser contabilizados en el censo, aún a pesar de la dificultad de ello, ya que consideraron que la inclusión de preguntas que visibilizan a la población trans y LGBT explicita su existencia entre la ciudadanía y permite la confección de políticas más efectivas. Bajo el hashtag #ProudToBeCounted la comunidad LGBT celebró ser incluidxs en el censo.
En los Estados Unidos existen algunas resistencias a la incorporación de preguntas sobre orientación sexual e identidad de género debido a algunos antecedentes que vulneraron la confidencialidad de los datos censales ocurridos en el pasado. El avance de los sectores conservadores pone en alerta a la comunidad LGBT americana ante la posibilidad de que los datos puedan ser utilizados para perseguir al colectivo o individualizar a personas LGBT en un posible escenario de gobiernos conservadores.
Lejos de las posiciones unívocas el escenario internacional ha mostrado cómo los activismos han adecuado su recepción de las medidas censales a los contextos en que éstas se producen. Sin dejar de estar alerta a la posibilidad de que el dispositivo estadístico vulnere la confidencialidad y privacidad de algunos datos, se ha privilegiado en algunos contextos la posibilidad de construir datos fehacientes que disputen sentidos y que puedan mostrar los avances y retrocesos de las políticas en materia de derechos para las disidencias sexuales.
El censo nacional 2022: horizontes, desafíos y posibles abordajes
La confección del instrumento estadístico para el Censo 2022 ha requerido mucho trabajo por parte del INDEC. Se ha trabajado en él con bastante anticipación y se han analizado un conjunto de variables que deben tenerse en cuenta para una efectiva realización del Censo, tanto los acuerdos y recomendaciones internacionales en la materia, los paradigmas estadísticos actuales, los marcos jurídicos en vigencia y por sobre todo la eventual recepción de lxs encuestadxs y las limitaciones técnicas en la aplicación del mismo. La confección del Censo requiere poner en balance todos estos elementos para tratar de construir información estadística fehaciente y que pueda someterse a una comparación histórica.
Este es un punto central y que restringe algunas de las decisiones que pueden tomarse en materia estadística. La variable “sexo” es una de las consideradas como básicas, ya que proporciona información de utilidad en las políticas de género, pero además vertebra el procesamiento de la información del censo. Los gráficos de campana que se utilizan en la presentación de la información de cada censo están organizados sobre una representación binaria del género [3] y su modificación alteraría el análisis comparativo histórico de la población. Esta cuestión no es menor, de hecho es destacada como un asunto central en los documentos de trabajo y propuestas realizadas por INDEC de cara al presente Censo.
El Censo 2022 está construido comunicacionalmente en torno a una palabra “Reconocernos” y aspira a la construcción de un nuevo paradigma en materia censal tendiente a humanizar el dato estadístico. La pregunta central no es la tradicional sobre la cantidad de personas que habitan el territorio nacional, sino sobre quiénes somos, qué elementos nos caracterizan y nos constituyen como población. “Reconocernos” será la clave en este complejo proceso de relevamiento estadístico y es dentro de ese paradigma que la información sobre la identidad de género, la adscripción étnica y la pertenencia afro-descendiente tienen centralidad. Además el Censo 2022 procura generar información integrada a nivel nacional, es decir que pueda compararse y sistematizarse con los demás registros estadísticos que existen, otra de las razones por las que algunas variables históricas deben ser conservadas.
Sin embargo existen algunas consideraciones necesarias respecto al modo en que se instrumentará la medición de la identidad de género. El censo contará con dos preguntas referidas a esta cuestión: una al inicio del formulario en donde se preguntara por el sexo registrado al nacer y se podrá responder unicamente con 1- varon y 2- mujer y otro hacia el cierre del censo donde se preguntara “De acuerdo a la identidad de género ¿se considera…” a lo que se podrá responder con algunas de las siguientes 6 opciones: 1- mujer trans / travesti? 2- varón trans? 3- mujer? 4- varón? 5- ninguna de las anteriores? 6- Ignorado. Estas dos preguntas intentan poner en equilibrio las dificultades metodológicas del censo, por una parte la necesidad de sostener la variable histórica “sexo” que permite la comparación histórica y por otra introducir otras formas de adscripción sexo-genericas que permitan dar cuenta del estado actual de la población y el diseño de políticas específicas para las personas trans.
La forma en que se presenta la cuestión tiene al menos dos problemas: la pregunta sobre sexo pone al encuestadx en una situación de “confesión” de una información sensible y personal; y las opciones brindadas en la respuesta a la pregunta sobre identidad de género son poco precisas y exhaustivas, lo que se prestaría a confusiones y fallos en la medición. Además, a diferencia del censo del Reino Unido, aquí la pregunta sobre identidad de género no es opcional.
Preguntar sobre el sexo asignado al nacer infringe la Ley de Identidad de Género ya que segun se establece en su artículo 9° “No se dará publicidad a la rectificación registral de sexo y cambio de nombre de pila en ningún caso, salvo autorización del/la titular de los datos”. Además, atenta contra todas las instrucciones de buenas prácticas y recomendaciones tendientes a eliminar la estigmatización y patologización de las identidades trans. De hacerse el relevamiento de esta manera debería solicitarse a quien participa del censo una autorización especial o la firma de un consentimiento informado que detalle los principios de confidencialidad y no individualización de la información estadística de acuerdo a la ley 17.622. Por otra parte, lxs encuestadxs podrían responder a esta pregunta refiriéndose al sexo registrado en sus partidas de nacimiento rectificadas ya que este es el único documento que deja constancia de tal dato. En ese caso, sería dificultoso distinguir a la población trans dentro del conjunto de la población y además se producirían problemas en el caso de aquellas personas no binarias que han obtenido partidas rectificadas en las que constan otras adscripciones identitarias o la consignación de sexo está vacía. Vale recordar que el formulario debe llenarse conforme a la respuesta de quien es encuestadx y no puede ser completado de modo automático por quien realiza la entrevista, aunque en los hechos a veces por el apuro o la incomodidad suele completarse erróneamente este campo según el criterio de quien entrevista. Por ello es fundamental que los 600.000 voluntarixs que participarán del Censo sean capacitados debidamente sobre el trato digno a las personas trans y las pautas para el relevamiento de estos datos.
El campo que consigna la identidad de género presenta dificultades terminológicas y metodológicas. Por una parte comete el error de reducir el amplio espectro de las identidades trans a sólo tres escuetas categorías: mujer trans/travesti, varón trans u otro. Si bien esta tercera opción permite que la pregunta cumpla con las condiciones de exhaustividad que toda variable estadística precisa, invisibiliza al colectivo no-binario y transexual que ameritan mediciones específicas. Ya sabemos que la posibilidad de dejar campos abiertos ha sido interpelada en otras ocasiones, por ejemplo en el DNU que viabiliza los documento que consignan una X, pero en el instrumento estadístico podría considerarse una adenda en el campo “otro” que permita la declaración de una adscripción genérica, lo cual permitiría conocer con qué términos se identifica la población trans. De hecho, el censo de población del Reino Unido permite que en algunos campos se consignen adscripciones específicas. En este sentido, la incorporación de herramientas virtuales como el e-CENSO facilita la tarea de recolección y sistematización de datos. Por último, pero no menos importante, sería destacable que las opciones varón y mujer dentro de la pregunta sobre identidad de género expliciten que se tratan de varones y mujeres CIS, a fin de dejar de catalogar lo trans como la anormalidad. Se entiende que una adenda de este tipo implica un desafío de cara a la escasa formación en materia de género, pero podría subsanarse con la correcta capacitación de lxs voluntarixs.
En síntesis, a fin de adecuar el instrumento estadístico a las demandas de los colectivos trans, sería importante atender a algunas modificaciones que volverían la situación de la entrevista más amable y fomentarían la participación. El censo, con los campos tal y como están presentados, obstaculiza la participación trans o exigen un tipo de exposición que no siempre es agradable. ¿Podemos confiar en que el compromiso de quien entrevista sea suficiente garantía de que los datos se brinden en un clima de confianza? No en una maquinaria tan bestial como la del censo nacional que moviliza a más de medio millón de encuestadorxs. Aún con las mejores intenciones será difícil que tal cantidad de voluntarixs sean sensibilizados a tal grado que no se vulneren los derechos de las personas trans. Al mismo tiempo, la estadística es necesaria para el funcionamiento del Estado y en particular para el diseño de políticas públicas que atañen al colectivo trans y sería un error que el diseño actual del instrumento desaliente la participación, sobre todo en un escenario en que los feminismos trans excluyentes en alianza con los sectores conservadores amenazan con retrocesos en materia de políticas trans.
Así como el Censo está atravesado por tensiones, también nuestros activismos deben estar pensados de modo estratégico y en diálogo con el contexto de la región, lo que nos obliga a dejar de lado algunos de nuestros posicionamientos radicalizados en pos de la construcción de información pública que sirva de piso a la producción de nuestras demandas colectivas. Difícilmente podamos atravesar el Censo 2022 sin enfrentarnos a contradicciones, por una parte es entendible el requerimiento de las organizaciones, ministerios y demás instancias estatales de producir datos estadísticos que sustenten las políticas públicas y por otro el deseo de algunas personas trans de preservar en el anonimato su adscripción identitaria. De un lado tenemos activismos centrados en la demanda al Gobierno de políticas afirmativas y por el otro lado enormes sectores de la población que desconfían de la mano del Estado que, lejos de ser dadivosa, ha sido la ejecutora de la histórica violencia institucional, con cara patriarcal. Esta problemática nos enfrenta también a los límites y encrucijadas que los activismos centrados en la identidad han ido configurando: hemos organizado nuestras demandas en torno a las particularidades de nuestras identidades y ahora estamos en el centro del panóptico. Mujeres y disidencias sexuales hemos reclamado para nuestros colectivos, políticas específicas que nos reconozcan y nos hagan visibles, pero la visibilidad, el registro y las estadísticas son las herramientas con las que el Estado dibuja los nuevos territorios del poder. Si en la modernidad clásica eran los mapas y los territorios físicos el terreno donde se disputaba el poder del Estado Nación, hoy son las estadísticas y la información el espacio de realización del biopoder, que ya no sólo reposa en las manos de los Estados, sino también de las grandes corporaciones y discursos hegemónicos que configuran el orden mundial [4]. Nuestros activismos deben ser reflexivos y mutantes, porosos y plásticos, para poder interactuar con los contextos actuales, generar demandas de cara al resto de la sociedad y proponer salidas colectivas que trasciendan la experiencia individual para echar raíces en las intersecciones donde las políticas de género se enfrentan con sus contradicciones.
Notas
[1] Vale la pena mencionar dos antecedentes importantes en el registro de las problemáticas de la población trans: la publicación a mediados de los años noventa de la revista “La Voz Transexual” realizada por la activista Karina Urbina y el primer informe sobre la situación de la población realizado en 199o por ALITT y la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires.
[2] Socióloga. Becaria del Instituto Gino Germani y miembro de Mala Junta – Movimiento Popular Patria Grande. Fue autora de las notas metodológicas del informe estadístico incluido en “La Revolución de las Mariposas”.
[3] Desde 1960 hasta 1980 el censo de población en la Argentina indagaba la variable sexo de forma directa, y tenía que ser leída por el censista. Asimismo, tal como se puede observar, los censos de 1991 y 2001 relevaron la variable “sexo” por observación. Posteriormente, en línea con el fortalecimiento de los movimientos sociales y el avance de la legislación el Censo 2010 relevó la variable indagando a cada miembro del hogar si es varón o mujer. (Documento de trabajo N° 25 – INDEC 2019)
[4] Blanco S., O. (2009). Biopolítica, espacio y estadística. Ciencia Política, 4(7). Recuperado a partir de https://revistas.unal.edu.co/index.php/cienciapol/article/view/16251
Bibliografía consultada:
- “La Revolución de las Mariposas” Publicación del Ministerio Público de la Defensa de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Marzo 2017.
- “Nuevas realidades, nuevas demandas. Desafíos para la medición de la identidad de género en el Censo de Población” – Documentos de Trabajo INDEC N° 25 – Abril de 2019 – Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC)
- “Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas de la Argentina/Presentación al Comité Operativo Censal” – Instituto Nacional de Estadística y Censos- Buenos Aires, agosto de 2021
- “Encuesta sobre Población Trans: Travestis, Transexual, Transgénero, Masculinidades y Feminidades Trans. Manual de Encuesta y Cuestionario” – Dirección General de Políticas Integrales de Diversidad Sexual (DGPIDS), 2019.
- “Avances y Desafíos hacia el reconocimiento de los derechos de las personas LGBTI en las Américas” – Comisión Interamericana de Derechos Humanos – OAS/Ser.L/V/II.170 – Doc. 184 – 7 diciembre 2018 – Original: Español
- “Informe sobre los resultados de la prueba piloto en la Ciudad de Paraná para la encuesta de condiciones de vida de la población trans argentina”. Dirección General de Políticas Integrales de Diversidad Sexual (DGPIDS).
- “Principios y recomendaciones para los censos de población y habitación / Revisión 2” Departamento de Asuntos Económicos y Sociales – División de Estadística – Publicación de las Naciones Unidas – ISBN: 978-92-1-661024-1 – Copyright © Naciones Unidas, 2008.
- “Informe sobre la historia de los Censos nacionales en Argentina” Cámara Argentina de Comercio y Servicios (S/F).