Colombia tembló con la Convención Nacional Feminista que tuvo lugar a orillas del Río Grande de la Magdalena, en el municipio de Honda, Tolima. El 5 y 6 de abril, las feministas colombianas manifestaron en colectivo la necesidad de participar como candidatas presidenciales en las elecciones del 2022. Firmaron un Manifiesto y decidieron proponer a Francia Márquez Mina y a Ángela María Robledo como candidatas presidenciales a las próximas elecciones.
El Río Grande de La Magdalena es una arteria que conecta todos los puntos cardinales del país. Este lugar ha sido territorio de resistencia y disputa entre las comunidades mayoritariamente precarizadas y los poderes hegemónicos colonialistas y capitalistas desde la fundación de la nación. En ese mismo territorio se llevó a cabo el evento convocado por el movimiento político Estamos Listas en colaboración con La Casa De La Mujer, la Corporación Humanas Colombia, la Red Nacional De Mujeres, la Ruta Pacífica De Las Mujeres, la Unión De Ciudadanas De Colombia, la Corporación Ecológica y Cultural Penca De Sábila y la Corporación Educativa Combos. Las organizaciones recibieron a mujeres, lesbianas y trans de distintos puntos en el Municipio de Honda, un espacio geográfico que ha facilitado el encuentro comunal desde tiempos ancestrales y esta vez fue escenario para un hecho histórico.
Durante la Convención, lideresas de distintas regiones de Colombia, cerca de 200 personas y más de 3.000 espectadorxs de manera remota y virtual, apoyaron la decisión de tener una presidenta feminista electa en el 2022 para que por fin se mire de frente la corrupción, la impunidad, el racismo, la desigualdad de derechos, el estractivismo y la política de la muerte.
En los dos días de encuentro se enunciaron las necesidades urgentes y las heridas que produce la administración política tradicional del Estado, cuya agenda precariza y excluye la diversidad poblacional de Colombia, una gestión política que provee de recursos la guerra, responsable de los fusilamientos extrajudiciales y de la distribución económica desigual.
Francia Márquez Mina del movimiento #SoyPorqueSomos y Ángela María Robledo del Partido Alianza Verde tendrán la misma oportunidad de ser elegidas por el pueblo colombiano a la par que Sergio Fajardo y Gustavo Petro. Las candidatas están listas para ocupar la cuota de mujeres que representa el 52% de la población colombiana, en las elecciones presidenciales del próximo año.
“Ese espacio ha sido muy significativo desde el feminismo o los feminismos por supuesto, yo creo que ahí se vio la diversidad de mujeres diversas, mujeres afros, indígenas, campesinas, de regiones de la periferia. Creo que encontrarse en ese espacio fue muy importante, fue sanador de alguna manera y esperanzador”, dijo Francia Márquez a LatFem después del encuentro.
“Es un espacio que nos permite reconocer el poder que tenemos las mujeres para transformar las políticas de opresión, las políticas de la muerte. Por supuesto, también fue un espacio para las mujeres privilegiadas, para que reconocieran que aún siendo mujeres, hay unas que tienen una condición de privilegio y que hoy, romper el techo no es empujarlas a ellas, sino que romper el techo significa poner a las mujeres que no tienen voz, como dijo Angela Davis nuestro papel es aproximarnos a esas mujeres que la historia se ha encargado de silenciar y escuchar esas mujeres que hoy se están poniendo de pie para empujar sus reivindicaciones. Este es el momento de las mujeres, pero también de los pueblos. Hay una necesidad de construir desde las mayorías empobrecidas y racializadas, discriminadas y violentadas en este país”, sumó la candidata de la Convención.
Las participantes articularon un manifiesto donde la propuesta es construir un país diferente ocupando los lugares de poder para feminizar la política. En el documento, que ya cuenta con más de 3.000 firmas, quedó asentado el compromiso del movimiento feminista por la reconstrucción de la democracia que permita “habitar el país sin miedo, con plena garantía de derechos y disfrutando una economía justa, cuidadora de la vida y la diversidad.”
Marta Restrepo es una de las responsables de la comisión política y de comunicación al frente de la Convención desde el Movimiento Político Estamos Listas, organización que desde el 2017 plantea la urgencia de una mirada específica desde el feminismo para disputar el poder político. “Hubo una energía feminista que se conectó. Una narrativa que logró construir sentido común en las participantes. Una narrativa de deseo de ganar, de la vocación de poder, de la vocación de disputa de poder. Una narrativa de la estética feminista atribuida a un elemento natural e histórico que es nuestro río, el Río Grande de La Magdalena y lo que significa para nuestro país este territorio”, dijo. Para ella ese curso de agua y el territorio donde se llevó a cabo este encuentro representa mucho: “un trazo común y una posibilidad de futuro; siempre decimos que no nos bañamos en un mismo río dos veces, entonces también es una evocación al futuro este hecho, que entiende esa dimensión histórica de lo que ha significado también para la transformación del país, para el movimiento de mujeres, para su desarrollo, para el cambio, para esos pueblos rebeldes que están alrededor de la cuenca que es otro centro del país, que no es el mismo centro histórico del poder criollo y gamonal. Esto desafía todas esas posiciones y creo que hace que tenga eco en las emociones políticas y era muy importante para la Convención Feminista mover esas emociones políticas. Esta es la nueva política feminista, que no usa las emociones sino que construye lo emocional compartido en sentidos comunes para cimentar las ideas políticas”.
La política de la vida
Cada una de las participantes de la Convención representa las diferencias y la posibilidad de poner en discusión dentro del diálogo horizontal cada una de sus necesidades. Francia Márquez fue muy enfática al enunciar que pensar una política para la vida es: “no sólo asumir la no violencia contra nuestros cuerpos, sino la no violencia contra el Útero Mayor que es La Casa Grande que es La Madre Tierra” refiriéndose explícitamente a las políticas que defienden el medio ambiente. Y también señaló que “esta osadía de participar, de irrumpir y de invitar a las mujeres de Colombia, es precisamente ocupar el lugar que no nos han permitido ocupar”.
Victoria Holguín, una de las fotógrafas presentes en la Convención Nacional Feminista, reconoció la importancia en el registro de las imágenes y contó de su expectativa por ser la primera vez en una convención feminista: “Me encontré con otras que ya tenían experiencia en otros encuentros feministas, en otros países y me parecía interesante escucharlas. Sabía que el enfoque esta vez era hablar precisamente, alrededor de varias preguntas que nos estábamos haciendo desde siempre: ¿qué pasa si queremos feminizar la política de este país? Y ¿cómo lo podemos hacer y de qué manera podemos avanzar al respecto? Y la verdad, para mí eso fue muy necesario, sobre todo porque hay muchas cosas que suceden y se dialogan en las marchas y en los espacios donde se centralizan los temas de nuestra agenda. Pero en este evento vimos cómo convergen las necesidades y los dolores de todas las mujeres desde distintos territorios”. Para la fotógrafa, la Convención descentralizó la agenda política del país y fue una confirmación de que el diálogo de los feminismos, desde las diferencias raciales, de clase y de territorio, permite pensar en un camino compartido donde “todas estamos con ganas de jalar hacia ese mismo lugar.”
“El segundo día, nos reunimos al lado del río para hablar sobre las realidades individuales, las cifras de feminicidios, las lideresas de otros territorios y algunas nos compartieron regalos. Siempre sentí el gesto del cuidado de todas hacia las demás, repartieron cocadas, viche (bebida ancestral de celebración) y curao (bebida medicinal que protege el sistema respiratorio) para que nos mantuviésemos sanas en el encuentro. Por ese cuidado es que yo, desde la fotografía me he acercado al feminismo, empezando con las marchas en Bogotá, haciendo retratos y ahora en este evento, es que he sentido que así se piensa en colectivo, de manera horizontal porque es algo que en otros espacios con colegas quizá no he vivido”, dijo Victoria Holguín a LatFem.
Esta Convención hace parte de la marea feminista y transfeminista latinoamericana. En este encuentro se visibilizó la lucha urgente por los derechos de los pueblos y se conectó las incontables movilizaciones de distintos sectores populares que han sido ignorados por el gobierno actual de Iván Duque en Colombia. En lo que va del 2021, 27 es el número de masacres que tiene el Observatorio de Indepaz. Las víctimas son defensores de derechos humanos, lideres y lideresas y firmantes del acuerdo de Paz.
La Convención Feminista estuvo en la mira de todos los sectores políticos, a los que tomó por sorpresa. La construcción del diálogo, desde las diferencias económicas, raciales y socioculturales de las mujeres que se encontraron el pasado 5 de abril en Honda, Tolima, ha sido calificado por la política hegemónica de los partidos de izquierdas y derechas, como un acto desobediente. Es, también, un punto de partida para empezar a marcar el futuro de Colombia.