Uruguay: balotaje nomá

El nuevo Presidente puede ser el frenteamplista Yamandú Orsi o el nacionalista Álvaro Delgado. Delgado buscará repetir la suerte de Luis Lacalle Pou, con los votos de los otros partidos de centro y de derecha que conforman la Coalición Multicolor. El resultado se dirime el 24 de noviembre. Analistas prevén una campaña dura y pareja.

El escenario de balotaje es claro. El tema es entre quiénes. Con una participación altísima (89,5% del padrón), la Corte Electoral uruguaya informó que el Frente Amplio —actual oposición de corte progresista— obtuvo el 44% de los votos, y el Partido Nacional —partido gobernante—, el 27%. Por lo tanto, ambos partidos dirimirán la elección el 24 de noviembre.

Los votos le dan al Frente Amplio (FA) la mayoría en el Senado, mientras que en la Cámara de Diputados ningún sector o partido político quedó con mayoría de bancas, lo que permite prever un escenario de interesantes negociaciones para el Gobierno que se extienda de 2025 a 2030.

Además, Uruguay votó el domingo dos plebiscitos. Ninguno fue aprobado: tanto el que pretendía aprobar los allanamientos nocturnos como el que buscaba derogar la reforma de la seguridad social, obtuvieron menos del 39% de apoyo ciudadano.

El candidato oficialista, Álvaro Delgado (PN), advirtió en su discurso de tono victorioso en Plaza Varela, casi sobre la medianoche del 27 que, al pasar al balotaje, deja de “representar un partido” para “representar un proyecto político mayoritario”. Así forzó la interpretación de que este domingo “la gente le dio a esta coalición la mayoría y la responsabilidad de seguir gobernando Uruguay”. Se refería a la Coalición Multicolor o Republicana que, como recapituló Delgado en el mismo acto, “se formó después de la elección de octubre de 2019” cuando Luis Lacalle Pou quedó como competidor del frenteamplista Daniel Martínez y decidió convocar al resto de los partidos opositores de aquel momento. Confirmó que el objetivo de esta coalición era “ganarle al FA” y que ahora eso se repetía y se sumaba “cambiar la realidad y gobernar el Uruguay”.

Delgado, entonces, anhela que sus socios de la Coalición Republicana o Multicolor le trasladen sus votos. Es decir, que el tradicional Partido Colorado (con el candidato Andrés Ojeda, que se autoproclama “renovador” de la política) le dé los 385.685 votos que obtuvo (16%), y los demás que quedaron en fuerte minoría: el militarista Cabildo Abierto pasó de 11% de votos en 2019 a 2.45% ayer (59 mil votos), y el Partido Independiente que apenas llegó al 1.7% (41.206).

Si los votos de los distintos partidos que conforman la Coalición se trasladaran directamente al PN en el balotaje, sumarían 47%. ¿Esto podría pasar? Es pregunta, porque los votantes del PN votaron al PN, no a la Coalición.

“Creo que Delgado ya estaba pensando en el escenario de noviembre desde la noche de las elecciones internas (30 de junio), consciente de que no era viable suponer una victoria en primera vuelta del Partido Nacional”, dijo a LATFEM la politóloga Marcela Schenck. Para ella, el candidato era consciente de que la aspiración de los partidos de la Coalición era llegar al balotaje y lograr “una propuesta más unificada”. Para Schenck “fue una jugada arriesgada”, quizás confiada en que ninguna encuestadora le daba al FA más de 45% de los votos y para ganar en primera vuelta se necesita el 50%+1 del apoyo.

No obstante, “si bien podemos comparar el porcentaje del FA con los porcentajes sumados de los partidos de la Coalición, donde hay una leve superioridad porcentual, no quiere decir que exista una traducción directa de este porcentaje a la votación de noviembre. Vamos a ver qué es lo que sucede ahora, al intentar captar los votantes más centristas y por fuera de las fronteras partidarias”.

Schenck también integra la Usina de Percepción Ciudadana. En la última medición de intención de voto que esta encuestadora hizo ante un posible escenario de balotaje entre Orsi y Delgado, el resultado fue que “un 49% apoyaría la fórmula de Yamandú Orsi versus un 41% que apoyaría la de Álvaro Delgado. Entonces, ahí tenemos una ventaja mayor de Orsi, con la salvedad de que esa encuesta fue antes del resultado del domingo, y que queda un mes por delante. Es una foto en movimiento”.

La novedad: Identidad Soberana

El 2,7% de los votos se los llevó este partido, encabezado por el abogado Gustavo Salle, que logra meter dos diputados. Megáfono en mano, manejando su camioneta (la Salleneta), el referente antivacunas y antisistema es el ejemplo uruguayo de un consumo irónico y joven que se vuelve cosa seria. Según él mismo definió en la noche del domingo en un móvil de Tv Ciudad, Identidad Soberana es un partido que “se opone a la oligarquía internacional y a las grandes corporaciones internacionales, y que hizo una campaña electoral caracterizada por el ninguneo de la prensa”. Rodeado por unas decenas de votantes, dijo que “ahora el pueblo uruguayo estará en el Poder Legislativo”, entendiendo que, hasta el momento, allí han estado “las fuerzas políticas mercenarias y arrastradas”. En ese momento, la transmisión volvió a piso, justo cuando un muñeco de Chucky desfilaba a espaldas del bizarro candidato.

¿Qué rol puede jugar en el Parlamento una figura tan disruptiva y antisistema como Salle? “Es una gran incógnita -respondió Schenck-. Puede hacer valer su rol para desempatar las discusiones en bloque, pero eso lo aleja de sus posiciones más ‘antisistema’. Si está dispuesto a negociar con el FA o la coalición, reduciría su elemento tan disruptivo”.

Frente Amplio: el escudo 

La fórmula del Frente Amplio, encabezada por Yamandú Orsi y Carolina Cosse habló -por separado, primero ella, luego él- alrededor de las diez y media de la noche, en un escenario frente a la Rambla montevideana.

La ingeniera y ex intendenta de Montevideo salió al escenario con una muleta, afectada por el esguince de rodilla que le dio una quietud forzada en el último tramo de campaña, y remarcó que la propuesta del FA fue la que “obtuvo más adhesiones”, que “los y las uruguayos votamos para ganarle a la inseguridad, a la ignorancia, a la desigualdad y a la injusticia”, y que pronto “recuperaremos la risa” porque “habrá una nueva era progresista”.

Orsi salió al escenario para abrazarla y saludar a la militancia, y Cosse se retiró de escena. A espaldas de Yamandú quedó proyectado el escudo de Uruguay y él destacó que esa imagen sintetiza lo que el país necesita: “igualdad, justicia, prosperidad, crecer, producir más y cuidar mucho más a nuestra gente… Que nadie quede rezagado”.

Es cierto también lo que afirmó Yamandú, el FA fue el partido que más creció en esta elección. Ganó en 12 de 19 departamentos, incluso en algunos por primera vez, como el caso de Durazno.

La 609, la lista de José “Pepe” Mujica, se posicionó como la más votada. Sin ir más lejos, obtuvo el 50% de los votos en Montevideo.

La segunda vuelta será rápida

Minutos después de conocerse el resultado, el analista político Álvaro Padrón dijo en Tv Ciudad que la campaña al balotaje será “dura, potente y muy pareja”. Para Schenck, los mensajes van a seguir la tónica actual. Esto significa que pueden seguir faltando “discusiones programáticas y propuestas, no porque no las haya, sino porque la discusión no se centró ahí: se centró en mensajes más de corte afectivo y emocional, sin movilizar otro tipo de registro por fuera de lo racional o lo informativo.” De hecho, la politóloga cree que esta última recta de campaña “va a exacerbar estos elementos más afectivos”.

“Hay que ver cómo se construyen las identidades partidarias y las identidades coalicionistas”, como hizo el candidato colorado, Andrés Ojeda, que saludó el resultado que obtuvo, tomó la elección nacional como una “interna de la coalición” en la que ganó Álvaro delgado y llamó a estar “espalda con espalda para ganarle al Frente Amplio”. En un extraño simbolismo de quien el sábado obtuvo su diploma de fitness y culturismo, Ojeda llamó a sus correligionarios a ponerse el overol “porque no se gana el gobierno sin nosotros”.

Para Schenck esto busca “instalar la identidad coalicionista” y mostrar que las fronteras de los partidos “son porosas”. “Eso tiene elementos ‘positivos’ como destacar el liderazgo en común de Lacalle Pou, que ha sido el líder que se ha trazado la coalición. Pero tiene un elemento de identidad negativa muy fuerte, en relación con el Frente Amplio: ser de la coalición es no ser del FA, o estar en contra del FA, que es un elemento aglutinador muy fuerte”.

Desde el FA también hubo elementos muy fuertes desde la emotividad, como resaltar liderazgos históricos como el de José Mujica, añadió la experta. 

Entre los desafíos de esta carrera contrarreloj, la politóloga subrayó que el FA “tiene el desafío de convocar a personas que no lo votaron en octubre (un porcentaje mucho más pequeño que el que tiene la fórmula de Delgado) y representar un todo, más allá de las parcialidades. Lo vimos en los discursos del domingo 27: van hacia representar a la ciudadanía en general, los intereses de ¨todos¨ -de una forma más abstracta-”.

Por último, Schenck señaló que hay que estar más alerta con otros elementos de la campaña, que van a continuar durante este mes, como “el activismo digital de elementos de ultraderecha, que actúan en nuestra región y desembarcaron en Uruguay también”.

Schenck, que ha estudiado a fondo los discursos de la ultraderecha en X, dijo a Latfem que “si bien nuestra democracia tiene anticuerpos fuertes con algunas de estas situaciones, no estamos fuera del mundo y no podemos decir que estas cosas no afecten el funcionamiento de nuestra democracia ni que no incidan. No podemos pensar que son marginales. No es casualidad que hayan ocurrido las cosas que pasaron en los últimos días [como videos engañosos o comentarios de bots en la transmisión del cierre de campaña de Ojeda]. Tenemos que estar alerta al contenido engañoso, a las fake news, que buscan tener una incidencia directa sobre la campaña electoral, que buscan exacerbar la polarización y que buscan generar estas burbujas donde se reproducen ad infinitum estos mensajes en referencia a cómo se construye la otredad. Es un dinamitar permanente, como una gotera, en la forma en cómo construimos democracia”.

Las preguntas que quedan flotando en estas primeras 24 horas tras los resultados son: ¿Por quiénes irán los candidatos en este mes? ¿Más al centro que el centro? ¿Buscarán a alguien de ese 10% que no votó? ¿Quiénes forman parte de ese 10%?