Uruguay se suma a la lista de los 16 países que ya tipificaron la figura de femicidio en Latinoamérica y el Caribe. Esta semana la Cámara de Diputados y Diputadas de Uruguay aprobó en general –con 75 votos de 81– el proyecto de ley que había pasado por la Cámara de Senadores el 18 de abril. La propuesta modifica los artículos 311 y 312 del Código Penal.
Las cifras oficiales señalan un aumento de 12% de este tipo de crímenes en Uruguay en el primer semestre de 2017. En 2012 fueron asesinadas 24 mujeres en el ámbito doméstico; en 2013 fueron 25 mujeres; en 2014 el número de asesinatos fue de 21 mujeres; en 2015 fueron 29 las asesinadas y en 2016 de 24. Estos números se desprenden del informe Femicidios Íntimos en Uruguay: homicidios a mujeres a manos de (ex) parejas
La modificación del Código Penal establece, entre otras cosas, que serán “circunstancias agravantes muy especiales” de homicidio –es decir, que se le aplicará una pena mínima de 15 años– el que sea cometido “como acto de discriminación por la orientación sexual, identidad de género, raza u origen étnico, religión o discapacidad”, y también el que haya sido cometido “contra una mujer por motivos de odio, desprecio o menosprecio, por su condición de tal”, tipificándose este delito como “femicidio”.
El debate fue intenso y hubo opiniones encontradas y resistencias a la aprobación. Por ejemplo, el diputado colorado Ope Pasquet dijo que no votaba favorablemente la tipificación de “femicidio” porque “se excluye de la protección a la otra mitad de la población, el género masculino”, y agregó que la propuesta tiene una “razón de marketing” que es “estampar el femicidio en el Código Penal”.
Hace algunas semanas la feminista italiana Silvia Federici estuvo en Uruguay y en esta entrevista Azul Cordo la consultó sobre la ley que en ese momento estaba en debate. Ella respondió: “luchar para conseguir leyes que ya existen es contraproducente. Un ejemplo es la lucha de ciertas feministas por leyes contra la trata, que han acabado siendo utilizadas contra los migrantes, por ejemplo. Las feministas no deben luchar porque los gobiernos introduzcan leyes más represivas.Esas leyes ya están y la violencia se ha incrementado. Y pedirle a esos gobiernos que ya ejercen violencia, es pedir que nos sigan dividiendo. Entiendo que a veces haya que llamar a la policía, porque no se ven otras salidas, pero muchas veces esa misma policía es la que las mata después”.