En el día de su graduación el discurso que dio ante sus colegas una joven texana se volvió viral. Pero nada tenía que ver el poder retórico de Paxton Smith, de tan solo 18 años, sino el contenido del mensaje que evocaba: la necesidad que el Estado escuche a las jóvenes en temas de aborto. “No puedo renunciar a esta plataforma para promover la complacencia y la paz, cuando hay una guerra contra mi cuerpo y una guerra contra mis derechos”, dijo desde el púlpito en la ceremonia de la Lake Highlands High School, en Dallas, en los primeros días de junio.
Todo comenzó cuando el actual gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, firmó una medida a mediados de junio que prohíbe el aborto luego de las seis semanas de embarazo. Esta nueva regulación estatal pasaría a ser la más conservadora de todo Estados Unidos.
Conocida como “Ley de los latidos del corazón” (Heartbeating Bill), la normativa prohíbe la interrupción del embarazo siempre y cuando ya sea posible escuchar el corazón del feto. Medida que, en términos prácticos, terminaría por volver el aborto un procedimiento imposible de ser realizado. “Si pensás que, además de enterarte del embarazo, tendrías que encontrar los recursos para realizar un aborto legal [considerando que el sistema de salud en Estados Unidos no es gratuito]. Si tenés hijos, encontrar alguien para ocuparse de ellos, los recursos para viajar antes de las 6 semanas. Todo eso es algo que vuelve el aborto algo absolutamente inaccesible para la mayoría de las texanas”, concluye Aimee Arrambide, directora de la organización Avow, dedicada a la protección y difusión del derecho de decidir en Texas.
Como la texana Beyoncé canta en “Formation”, Aimee “lo dueña, trabaja duro, insiste para conseguirlo y deja dando vueltas a sus haters” para garantizar que las texanas puedan decidir sobre sus propios cuerpos. “Pasé prácticamente toda mi vida adulta trabajando en eso. Mi papá era un “proveedor” de servicios de aborto, y fue mi gran influencia”, cuenta ella y explica que, aunque no será médica como su padre, decidió trabajar junto a su comunidad para luchar por el derecho al aborto.
La nueva medida entrará en vigencia el 1 de septiembre y no prevé un sistema de causales para aquellos embarazos que sean el resultado de una violación, por ejemplo. Además, como explica Aimee, “la mayoría de los condados de Texas no tiene clínicas que realicen la práctica, luego, inevitablemente, las personas tienen viajar a ciudades mayores para realizar el aborto”. La ley, por lo tanto, terminaría por perjudicar más cruelmente a las “personas de color, migrantes sin papeles, quienes viven en la frontera y en comunidades rurales”, puntúa la activista.
En 2020 fueron realizados 53 mil abortos en Texas, según datos de la Comisión de Salud y Servicios Humanos. Además, según las cifras oficiales, casi dos tercios del total de los abortos en Texas, en los últimos cinco años, involucraron a mujeres negras e hispanas. Para Aimee, “más allá del hecho de que el aborto sea legal y federal, a nivel estatal sigue siendo inaccesible para gran parte de las texanas, especialmente para la población más marginalizada”.
En los últimos 15 años la legislación texana sufrió diversas modificaciones y se han creado más y más obstáculos, para dificultar el acceso al aborto. De no ser frenada por una orden de la Corte Suprema, la Heartbeating Bill haría, para Aimee, “que el aborto sea esencialmente prohibido en el Estado”.
La Corte Suprema está más conservadora en décadas
Al ser país federal, Estados Unidos tiene diferentes leyes sobre el aborto en cada uno de sus estados. Pero las puertas para su legalidad se abrieron desde que la Justicia falló sobre el caso conocido como Roe vs. Wade. La Corte Suprema de 1973 declaró que una mujer tiene el derecho constitucional de interrumpir un embarazo, cualquiera sea su motivo para hacerlo, hasta el momento en que el feto se transforme en “viable”, es decir hasta el momento en que sea potencialmente capaz de vivir fuera del útero, sin ayuda artificial.
Hace dos meses, el tribunal dijo que revisaría si todas las leyes estatales que prohíben los abortos previos a la viabilidad fetal son constitucionales.
El estado de Mississippi, por ejemplo, es uno de los que prohíbe la mayoría de los abortos después de las 15 semanas, un lapso significativamente muy anterior a la viabilidad fetal. Sin embargo, un panel de la Corte de Apelaciones, una de las más conservadoras del país, bloqueó la aplicación de la ley y la encontró en conflicto con Roe vs. Wade y las decisiones de aborto posteriores. El máximo tribunal confirmó que revisará la ley que prohíbe el aborto en Mississippi después de las 15 semanas de gestación. A les activistas por el derecho al aborto les preocupa que un fallo favorable en ese estado pueda sentar las bases para permitir aún más restricciones a lo largo del país.
“Cuando la Corte Suprema anunció, un par de semana atrás, que van a estar escuchando la Mississip Bill, fue un claro indicador de que pretenden restringir aún más el acceso al aborto a nivel federal. No había razón para oír tal medida”, reclama Aimee.
La apelación de Mississippi ha estado en el expediente de la Corte esperando una decisión desde la última primavera, cerca de un mes antes de que se confirmara que Amy Coney Barrett reemplazaría a la jueza Ruth Bader Ginsburg, una semana antes de las elecciones presidenciales.
Desde entonces, la composición del tribunal ha cambiado drásticamente. A la muerte de Ginsburg, una importante defensora de los derechos reproductivos, se sumó el retiro del juez Anthony Kennedy quien, pese a ser un conservador centrista, apoyaba el derecho al aborto; y la incorporación de tres personas designadas por Donald Trump. En resumen, el tribunal ahora tiene una mayoría conservadora de 6 contra 3, y los seis han tomado posiciones hostiles al derecho al aborto en un momento u otro. En especial, Amy Coney Barrett es una voz públicamente crítica al aborto.
Cuando votar es difícil, decidir sobre el propio cuerpo se vuelve imposible
En inglés el término disenfranchisement significa la inhabilitación de votantes por la revocación del sufragio (el derecho al voto) de una persona o grupo de personas. Como el derecho al aborto, el derecho al voto en Texas ha sido obturado para ciertos grupos de la población. Además, el gobierno viene impulsando medidas para endurecer aún más el acceso a la participación democrática hacia quienes podrían votar en su contra. Texas es un estado mayormente republicano.
“Ellos hacen leyes que vuelven cada día mas difícil el acceso al voto para estos mismos grupos: personas negras e hispanas, marginalizadas, que viven en comunidades rurales, que trabajan en condiciones precarias o que no pueden salir dentro del horario laboral para votar”, dice Aimee. Para ella, hay una serie de factores que llevaron a la elección de muchos legisladores contrarios al aborto, “pese al hecho de que Texas es fuertemente favorable al derecho de decidir”.
“Creo que el problema es que, aunque la mayoría de los texanos apoyan la ley de acceso al aborto, las personas que nosotros elegimos son muy extremistas”, reflexiona. Y señala que el activismo debería tener una estrategia frente al estado que, antes de luchar por el aborto legal, busque garantizar el derecho al voto, para que los gobernantes electos reflejen la voluntad de la mayoría: ambos derechos están unidos.
El futuro es female y joven
Aun en el peor de los escenarios, lo que es evidente es que la juventud texana no se dio por vencida. Todo lo contrario, Aimee cuenta que hubo manifestaciones en contra de la medida. La llamada “Don’t mess with texans” reunió a más de 4 mil personas. Ella resalta una protesta organizada por jóvenes de 12 años que, cuando supieron de la medida, quisieron garantizar que se escuchara su voz. “Hubo voceras de 12, 15, 18 años, todas ellas diciendo básicamente que no las desconsideren, que son el futuro y que creen en el acceso al aborto, exigiendo ser escuchadas”, dice.
Para Aimee, “fue algo hermoso de presenciar porque la mayor parte del tiempo nos quejamos de la falta de compromiso de los jóvenes, o de su falta de acción para luchar por sus derechos”.
Como sigue, ¿hay cómo frenar la medida?
Hay un par de cosas que se puede hacer para intentar frenar la Heartbeating Bill. Además de las acciones judiciales contra la medida, Avow restauró un programa para que las personas se involucren más en las elecciones. El objetivo es que antes de las elecciones de 2022 (elecciones de medio término) sea posible informar y crear conciencia sobre el derecho al aborto, en la sociedad y entre les candidates.
Aimee hace hincapié también en la necesidad de “hablar sobre el aborto de una manera no estigmatizadora, garantizar que tengamos testimonios, personas que puedan compartir sus experiencias, garantizar que podamos hablar sobre el aborto adentro de nuestras comunidades”.
El cambio cultural se hace necesario frente a una sociedad en la que persiste el resquicio de un Estados Unidos extremadamente conservador. “Trabajar por el cambio cultural es igual de importante que trabajar por los cambios en la legislación y por el acceso al voto”.