Hemos escuchado a lo largo de estas largas sesiones de las comisiones, diversos argumentos que han puesto de manifiesto que no existe hoy en argentina, ningún obstáculo de índole jurídico, ni científico, ni de ninguna otra índole para legalizar el aborto. Todo lo contrario: hay numerosos argumentos que hemos esgrimido las feministas, pero también quienes estudian estos temas, para poner esta discusión en marco de justicia social, en un marco de igualdad, pero sobretodas las cosas, en un marco de libertad. Y entiendo, acá hubo una compañera muy valiente, Ornella Tinirello, que dijo que no venía a pedir permiso para abortar y creo que lo que estamos haciendo no es pedir permiso, sino que las feministas, las mujeres organizadas, las que hemos elegido la política como manera de buscar los objetivos de justicia social, estamos exigiéndole a este congreso que legalice una práctica que como también hemos demostrado, se realiza en diversas condiciones y empeora la vida de las mujeres que están en situación de vulnerabilidad. Entonces, realmente, ¿qué estamos discutiendo hoy si el aborto se realiza, se realiza de cualquier manera, lo buscamos las mujeres, nos organizamos para hacerlo acompañadas, hemos encontrado técnicas nuevas, hemos socializado el acceso a las pastillas?, ¿qué estamos discutiendo entonces si esta es la realidad?: estamos discutiendo un símbolo, un símbolo o un vestigio que todavía queda en el código penal de 1921, el único artículo que no ha sufrido ningún tipo de modificación desde aquella época, el único artículo que todavía no hemos podido modernizar. Hoy, que la palabra modernización está tan de moda.
Entonces si el aborto es un símbolo, si lo que queremos las mujeres es poder decidir nuestros proyectos de vida, si hemos tenido en claro que esas decisiones jamás nunca, tienen que ver con caprichos: jamás una mujer -ningún ser humano- toma decisiones teniendo en cuenta, únicamente, su propio interés; las decisiones siempre son teniendo en cuenta responsabilidades y situaciones colectivas y también posibilidades de poder llevar adelante estos embarazos, entonces ¿de qué estamos hablando si estamos hablando de un práctica que ya se realiza y que no es caprichosa? Estamos hablando, como dije antes, de un símbolo y este símbolo lo que viene a poner en crisis es la representatividad política de la democracia argentina, la representatividad política que tiene este congreso ¿a quién representan los congresales, a quién representan los diputados y diputadas?
Desde hace un tiempo muy largo, aquellas pioneras feministas, este movimiento, el espacio de discusión y debate que nos hemos dado las mujeres para mejorar nuestra situación de vida en un sistema que es absolutamente inequitativo y absolutamente desigual: nos hemos organizado y hemos llegado a un punto en el que es absolutamente imposible ignorar la agenda de las mujeres, que somos el 50% de la población y que venimos a exigir que este congreso escuche que necesitamos legalizar la interrupción voluntaria del embarazo y lo necesitamos no solamente por cuestiones de salud pública, lo necesitamos no solamente por cuestiones de acceso a derecho que son obviamente fundamentales, sino que lo necesitamos para que nuestra práctica política, nuestra libertad, para que nuestra organización sea realmente considerada fundamental y con incidencia en la política pública.
Desde hace un tiempo muy largo, aquellas pioneras feministas, este movimiento, el espacio de discusión y debate que nos hemos dado las mujeres para mejorar nuestra situación de vida en un sistema que es absolutamente inequitativo y absolutamente desigual: nos hemos organizado y hemos llegado a un punto en el que es absolutamente imposible ignorar la agenda de las mujeres, que somos el 50% de la población y que venimos a exigir que este congreso escuche que necesitamos legalizar la interrupción voluntaria del embarazo y lo necesitamos no solamente por cuestiones de salud pública, lo necesitamos no solamente por cuestiones de acceso a derecho que son obviamente fundamentales, sino que lo necesitamos para que nuestra práctica política, nuestra libertad, para que nuestra organización sea realmente considerada fundamental y con incidencia en la política pública.
Como señala la reconocida polítóloga Hanna Pitkin: frente al aumento e las cuotas de representación de género, es decir la representación descriptiva de las mujeres: tener cada día más bancas en los congresos, como este congreso, -quiero recordar que este congreso el año pasado sancionó una ley de paridad-, este aumento de la representación descriptiva, no necesariamente implica un incremento de la representación sustantiva, es decir que ustedes, que nosotros, los que representamos al pueblo, podemos lograr de alguna manera, auto mejorarnos nuestra calidad y nuestra experiencia política, pero no estamos pudiendo mejorar y beneficiar a aquellas que están esperando que esta representación descriptiva se vuelque en leyes sustantivas que mejoren realmente la calidad de vida de las mujeres de la argentina. y esto provoca sin lugar a dudas una frustración, una frustración en el sistema político. Seguramente si este congreso no aprueba, no sanciona una ley que legalice el aborto, que garantice el acceso a la práctica de todas las mujeres de la argentina, si este congreso no sanciona una ley que ponga en cabeza del estado la obligación de garantizar a las mujeres de la argentina el acceso o un derecho a la salud en términos plenos, este congreso va a estar frustrando las expectativas que ha depositado la sociedad completa, pero sobre todas las cosas, el movimiento feminista en una nueva argentina y en un nuevo sistema de representatividad democrática que necesariamente tiene que incluir nuestras agendas. entonces entiendo que no podemos seguir buscando argumentos para esquivar la responsabilidad que confiere esta representatividad, que nos confiere la constitución, no podemos seguir buscando argumentos ni dilatando las discusiones para cumplr con el mandato constitucional. Somos representates del pueblo, ese pueblo incluye a las mujeres, las mujeres necesitan abortar, tenemos entonces que garantizar este derecho y definir de una vez por todas si somos la Argentina de 1921 o la Argentina del 2018.