Agustina Donnet se define, antes que nada, como “militante feminista y disidente”. Con sólo 25 años, es jefa del Bloque “Igualdad y Participación” en Santa Fe y la diputada más joven de la historia en la provincia. Nacida y criada en Barranquitas, uno de los barrios del cordón oeste de la ciudad de Santa Fe, Agustina cuenta que la política fue siempre parte de su vida gracias al trabajo de acción social que llevaban adelante su madre, ama de casa, y su padre, docente y sindicalista, en el barrio. “Mis viejos son militantes de la igualdad y la justicia social. También mi hermana ha militado en distintos espacios y ella me ha compartido muchas lecturas que para mí fueron fundamentales”, recuerda. Sostiene que su carrera política está marcada por su participación en diferentes espacios como la Mesa Ni Una Menos en Santa Fe, el Frente por la Educación Sexual Integral, la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, la Mesa de Orgullo y Mujeres por la Paridad. “Todas esas experiencias de articulación transversal me dieron muchos aprendizajes y marcaron mi forma de hacer y pensar la política”, dice Donnet en diálogo con LATFEM.
– ¿Cómo empezaste tu propio recorrido en la política?
La política siempre formó parte de mi vida de alguna u otra forma por la militancia barrial de mis padres, pero empecé a meterme más en la militancia política y el activismo en la secundaria y, mucho más aún, cuando empecé a estudiar Ciencias Políticas en la Universidad Nacional del Litoral. Cuando entré a la facultad, me tomé un tiempo para conocer a las distintas organizaciones y encontré el grupo de Igualdad y Participación, que era el que trabajaba en mi barrio, y me sume a ese espacio. Me interesaba el trabajo que hacían con una perspectiva socialista y con mucho trabajo barrial y territorial. Me acuerdo que la primera actividad de la que participé fue cuando se cumplieron los 10 años de la inundación en Santa Fe, de 2003, que fue un hecho que realmente quedó muy marcado en la memoria colectiva del pueblo santafesino porque prácticamente se inundó media ciudad y eso tuvo consecuencias muy grandes para todos los barrios de ese sector. Así que terminé militando en el barrio e incluso fui secretaria general de la vecinal en Barranquitas. Al mismo tiempo, empecé a militar en la universidad, donde conformamos un Frente Estudiantil de Unidad con otras organizaciones de la centro-izquierda durante el macrismo, que fue el momento en que el presupuesto de la universidad cayó a pasos agigantados. Ganamos las elecciones y hasta ahora somos la conducción del Centro de Estudiantes de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, donde fui consejera directiva y secretaria general.
– ¿Y cómo se dio el paso de la militancia barrial a la banca de diputada?
Mi llegada al socialismo fue también llegar de lleno al feminismo y, particularmente, a la lucha por el aborto legal de la mano de una gran compañera como Silvia Ausburguer, que es una referenta de la lucha por los derechos de las mujeres y de las disidencias en Argentina y ni hablar en Santa Fe. Yo empecé a militar en el año 2013 y asumí como diputada provincial en 2019. Fueron 6 años de una militancia muy intensa y de mucho trabajo, pero sobre todo de muchísimo aprendizaje. Entre 2015 y 2019 fui asesora en la comisión de Educación de la Cámara de Diputadxs, en el equipo de Rubén Giustiniani. Esa fue una experiencia clave para mí porque formé parte del proceso de redacción de la ley de Educación, que fue histórico porque durante décadas no había habido acuerdo entre los distintos bloques para avanzar con la ley, así que ese proceso de generar consensos y acercar posiciones fue mi primera gran experiencia legislativa de la mano de un gran legislador como lo es Rubén. Y en las elecciones de 2019 me ofrecieron ocupar el segundo lugar en la lista de diputadxs, un desafío que acepté con mucha emoción porque estamos en un momento histórico: las mujeres, las disidencias y la juventud vinimos a ocupar un rol protagónico en la política.
– Recientemente fuiste parte de un proceso histórico en la provincia, con la sanción de la ley de paridad. ¿Cómo viviste ese día?
Fue muy emocionante haber logrado la ley después de tanto trabajo y militancia del movimiento feminista en la provincia, y mucho más teniendo el ejemplo de Silvia (Ausburguer) y su lucha por la paridad. Así que en lo personal fue un gustazo enorme. Realmente lo viví con mucha emoción porque reconocerse como feminista tiene que ver también con reconocer que una no llega ni empieza la historia, sino que hubo muchísimas mujeres que allanaron el camino para que hoy muchas podamos tener la posibilidad de tener un rol en la política y de estar sentadas en una banca. Una mira hacia atrás y ve a todas esas mujeres que pasaron por estos espacios y la lucha que han dado, y siente una enorme responsabilidad y compromiso para poder continuar ese trabajo para las generaciones que vienen y para las mujeres a las que todavía hoy la política le está cerrando la puerta. Para mi esto es muy importante porque cuando hablamos de democracia paritaria, hablamos de democratizar estos espacios, porque históricamente la política fue un espacio que nos fue negado a las mujeres por las imposiciones de un contrato sexual originario que no nos permitió ser protagonistas de la historia y mucho menos de la política. Y en un momento en el cual el movimiento feminista está tomando tanta fuerza y copando la agenda política, con más razón es un momento crucial para avanzar en la ampliación de derechos, y la paridad es eso. Nosotras queremos paridad para las mujeres que están afuera de la política, para las mujeres que todavía no llegaron, y porque sabemos que las democracias son realmente mejores cuando hay mujeres que generan agendas mucho más contemplativas de los sectores más vulnerados de nuestra sociedad. En ese sentido, creo que también es importante que empecemos a trabajar para tener paridad en los tres poderes del Estado, en los colegios profesionales, en los consejos, en los sindicatos, en los centros de estudiantes, en los medios de comunicación, en los clubes deportivos. Es decir, en transformar la sociedad desde sus bases para consolidar una democracia paritaria.
– Hubo una gran movilización del movimiento feminista para incorporar modificaciones al proyecto de paridad, ¿qué balance haces de la ley aprobada?
El balance es muy positivo. Es la ley que conseguimos, la ley posible, que por supuesto es completamente perfectible y mejorable. Nosotras queríamos ir por una paridad muchísimo más amplia y por eso pedimos también esas modificaciones en el recinto y a lo largo de todo el proceso legislativo. Las diputadas nos pusimos de acuerdo con la Mesa por la Paridad en cuáles eran los principales puntos que consideramos fundamentales en una ley de paridad y que no podían faltar en el proyecto. Fuimos en unidad y con un objetivo muy claro a hablar con la vicegobernadora Alejandra Rodenas, quien preside el Senado, para poder construir un proyecto en conjunto porque no queríamos sacar de Diputadxs una media sanción que muera en los cajones del Senado. Entonces, desde un principio nos mostramos en unidad porque las feministas sabemos que si no es en unidad y con sororidad no conseguimos nada, nadie nos va a regalar ningún derecho. Por eso, llevamos esos puntos a esa mesa de diálogo y ese mismo día el Senado saca un proyecto de paridad. Desde ahí iniciamos todo un trabajo legislativo para generar consensos e introducir las modificaciones que sostuvimos hasta el último momento en coordinación con la Mesa de Mujeres por la Paridad y Ojo Paritario para conseguir la mejor ley. Ese fue nuestro compromiso.
– ¿Cuáles eran las modificaciones que solicitaban y cuáles se lograron?
Eran varias. Una, por supuesto, tenía que ver con la vigencia inmediata de la ley: nosotras queríamos paridad a partir del año que viene y lamentablemente vamos a tener paridad solamente en las elecciones a concejales, porque hay algunas categorías que quedaron relegadas para su implementación recién a partir de 2023. Por otro lado, nosotras creemos que la ley también tenía que incluir a la fórmula a gobernador y vice, y lamentablemente hoy por hoy no forma parte de las categorías a competir en paridad. Esto nos preocupa porque creemos que es importante tener una voz femenina en el Senado, y también porque en las últimas elecciones, 7 de 8 listas que compitieron en las PASO en la provincia tuvieron paridad en las fórmulas, así que para nosotras eso fue un grave retroceso porque no deja plasmado en la ley algo que ya en la práctica y en la calle ya hemos conquistado. Otra cuestión tiene que ver con los reemplazos por género: no estamos de acuerdo con la fórmula “varón por varón” y “mujer por mujer” porque pensamos que siempre tiene que asumir una mujer hasta completar la paridad en el cuerpo legislativo. Eso no está garantizado hoy en la ley y fue uno de los artículos sobre los cuales planteamos nuestras diferencias. Y, finalmente, otra de las diferencias que planteamos tenía que ver con las duplas, algo que venía del Senado y que nosotras no compartimos y que, si bien se logró modificar a último momento, la ley aprobada no termina de completar el criterio de alternancia y secuencialidad que se proponía desde la Mesa de Mujeres por la Paridad.
– A pesar de las modificaciones que no se lograron, ¿el balance de la ley es positivo?
Si, por supuesto. Lo dije y lo voy a seguir diciendo: la paridad es el resultado de la lucha del movimiento feminista santafesino, es la conquista de derechos de la organización feminista en Santa Fe, y por supuesto que el balance es positivo porque estamos ampliando la base de derechos de las mujeres y disidencias en nuestra provincia. Claro que vamos a seguir trabajando para seguir ampliando derechos y lograr la paridad en el sentido más amplio. De hecho, en esa misma sesión también aprobamos un proyecto que extendía las licencias por maternidad y paternidad, y es algo que también forma parte de la agenda de la paridad porque si las mujeres queremos estar en la esfera pública también necesitamos que haya una división equitativa de las tareas del hogar. Creo que estamos haciendo un gran trabajo porque este año retomamos las banderas del movimiento de mujeres en la legislatura provincial. Lo planteé hace algunos meses, cuando parecía que solo se podía hablar de la pandemia y las mujeres dijimos que nuestros derechos no estaban en cuarentena, y las santafesinas planteamos que había que retomar la agenda de la paridad, del cupo laboral trans y de la Educación Sexual Integral, exigiendo al Senado que apruebe estas leyes. Hoy estamos con una ESI con media sanción en Diputadxs, con un Senado que nunca ha tenido proyectos de ESI y que hoy por hoy tiene un proyecto que está muy en sintonía con lo que sacamos en Diputados y con muchas expectativas para que la ESI sea ley; tenemos ley de paridad y acabamos de dar media sanción a una ley integral para personas trans que busca garantizar la igualdad de oportunidades y derechos a una población con altos niveles de exclusión, ya habiendo conquistado antes el cupo laboral travesti trans. Cuando asumí como diputada, asumí el compromiso de que mi banca sea una trinchera de las mujeres, de las pibas, de las disidencias, de los estudiantes y de los trabajadores, de todxs aquellxs que estuvieron siempre en un segundo plano para la política santafesina y creo que cumplimos con ese compromiso y que lo hemos renovado con la lucha por la paridad. La ley de paridad no hubiese sido posible sin el apoyo y el acompañamiento de la Mesa por la Paridad y de todo el movimiento feminista. Quedó claro que no era posible sacar una ley a espaldas de las mujeres. Las legisladoras nos debíamos a esa lucha y teníamos que responder a esa demanda de igualdad y ampliación de derechos. Vamos a seguir trabajando en ese camino y ojalá pronto tengamos una verdadera democracia paritaria.