Entre el 6 y el 18 de noviembre se realizará en Sharm El Sheikh, Egipto, la vigésima séptima Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, también conocida como COP 27. Será la cuarta vez que la reunión se celebrará en África, desde su inicio con la COP1 de Berlín en 1995.
El contexto político global, con las múltiples crisis económicas que se viven en diferentes países, además de la guerra entre Rusia y Ucrania, sumado al estado de pandemia aún vigente y a las históricas deudas de los países ricos con los países en vías de desarrollo, generan un tenso ambiente para la actual reunión.
Pese a ello, el rol del Estado chileno en la siguiente COP se visualiza con esperanza desde distintos sectores. Una de las razones es que el actual gobierno de Gabriel Boric se ha autodenominado como “ecológico”, y el hecho de que la actual ministra del Medio Ambiente fue presidenta del Comité Científico de la COP25 presidida por Chile, además de autora coordinadora del informe AR6 del IPCC, mantiene expectación para generar metas más ambiciosas en comparación con años anteriores.
La primera COP del gobierno “ecológico”
Hay que considerar que el rol que cumplirá Chile será distinto al de versiones anteriores, donde mantuvo la presidencia en la COP25, que finalmente se realizó en Madrid, y la presidencia saliente en la COP26 de Glasgow, última reunión en donde Chile fue parte de los países que acordaron eliminar los autos a combustión para 2035.
Por otra parte, uno de los mecanismos generados en la COP25, como la Red de Santiago, volverá a entrar en escena, ya que se enfoca en uno de los temas centrales de la COP27, las pérdidas y daños. Así lo expone la directora ejecutiva de la ONG CEUS Chile, Javiera Lecourt. “Se espera que esta sea la COP de las pérdidas y los daños, dado que va a ser en África, un continente que está muy atento a la discusión de pérdidas y daños. Se ha instalado la discusión gracias a la presión de la sociedad civil junto con países pequeños y Estados isla”.
Además, Lecourt enfatiza en la necesidad de mantener un financiamiento permanente, buscando poder generar una asesoría constante a los países que la necesiten. “Yo esperaría que se avance en un mecanismo efectivo, y que por ejemplo se comience la implementación de la Red de Santiago, y que se establezca un fondo permanente para su funcionamiento. Esta red va a dar asesoría a los países, a partir de diversos actores gubernamentales y no gubernamentales. Uno de los objetivos es que este proceso se vuelva continuo, además debería haber un financiamiento específico para pérdidas y daños”.
Actualmente, según los datos de Climate Action Tracker, el estado de avance de los compromisos de Chile se mantiene como insuficiente, sin embargo, se mantiene como uno de los más avanzados de la región, sobre todo por la promulgación en los últimos años de legislaciones como la de Eficiencia Energética y la Ley Marco de Cambio Climático, promulgadas en 2021 y 2022, respectivamente.
A esto se le suma que Chile es uno de los 51 países que ha entregado su Estrategia Climática a Largo Plazo (ECLP), documento que fue presentado en 2021 y considera la neutralidad de emisiones para 2050; el fomento de la educación ambiental y la participación ciudadana; una nueva gobernanza climática, entre muchas otras cosas. Finalmente, la ECLP menciona un monitoreo y seguimiento, actualizando así su estado de avance a través de los años.
Frente a las expectativas de Chile en la próxima reunión, Lecourt asegura que existe una consideración positiva del trabajo del país en comparación con otros de la región. “En general Chile es bien progresista, mantiene una posición de liderazgo de la región, de hecho, este año le toca ser vocería de su grupo de negociación. Además, Chile ha tomado un liderazgo muy importante en tema de océano, junto con Francia y otros países. Se espera que en esta COP Chile mantenga esta posición de liderazgo y de impulsar que se lleguen a acuerdos”. Cabe recordar que Chile es parte del grupo negociador de la Asociación Independiente de países de América Latina y el Caribe (AILAC), junto con Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay y Perú.
Sobre los compromisos adoptados, estos se remontan al año 2020 cuando Chile presentó sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC), acuerdos voluntarios emanados tras el Acuerdo de París. Las medidas de mitigación incluyen un “presupuesto de carbono” de 1.100 Mt de CO2 equivalente entre 2020 y 2030; un peak de emisiones para el 2025 y un límite máximo de 95 MtCO2eq para el año 2030.
La incorporación del presupuesto de carbono responde a una decisión de “claridad y transparencia” acordada en la COP24 de Katowice, donde se definieron las metodologías que debían incluir las NDC a partir de 2025, pero que Chile aplicó antes. Además, se incorporó un elemento de mitigación de las emisiones del carbono negro, vinculando las políticas climáticas con las de calidad de aire.
La NDC también incorpora forestar 200.000 hectáreas, de las cuales al menos 100.000 hectáreas corresponden a cubierta forestal permanente, con al menos 70.000 hectáreas con especies nativas; fortalecer el sistema de evaluación y monitoreo vigente; y aumentar la información y mecanismos de gestión del país respecto de los impactos del cambio climático en recursos hídricos, para aumentar su resiliencia; entre otros.
Estos compromisos deberían ser revisados en 2023 y actualizados en 2025, con el objetivo de trazar nuevas metas de acuerdo con las nuevas evidencias científicas disponibles, como el último informe del IPCC.
Aunque el avance de Chile es destacado en la región, expertos de diferentes áreas establecen que no es suficiente y deben realizarse acciones de acuerdo con nuestra realidad. Para la politóloga Pamela Poo, los compromisos ambientales de Chile deben avanzar en adaptabilidad.
“Creo que actualmente cumplimos en la forma, pero la verdad creo que en el fondo no cumplimos, en el sentido de que, por ejemplo, tenemos una ley de cambio climático que está muy enfocada en mitigación y en una lógica de disminuir emisiones. Chile no es un gran emisor, si bien hay que aportar en el multilateralismo y disminuir emisiones, a la vez tiene un cobeneficio que es rebajar contaminantes locales, pero la verdad es que nuestro foco debería ser la adaptación, somos un país tremendamente expuesto al cambio climático. Lamentablemente, en este sentido, la situación es que los gobiernos pasados y el actual no se vislumbra que protejan ecosistemas, ejemplos como las turberas, los pompones o la falta de ley de protección de glaciares evidencian esto”, asegura Poo.
Cabe recordar que Chile cumple 7 de los 9 criterios de vulnerabilidad, según la Convención Marco de Cambio Climático, entre los que destacan áreas costeras de baja altitud; zonas áridas y semiáridas; territorio susceptible a desastres naturales; áreas propensas a sequías y desertificación y zonas urbanas con contaminación atmosférica. Esto hace que se mantenga en una situación compleja de cara a los efectos del cambio climático.
Nueva Constitución y compromisos ambientales
Durante el domingo 4 de septiembre, el triunfo del rechazo terminó con la esperanza de tener por primera vez una Constitución paritaria donde se consagraban los derechos de la naturaleza y se establecían nuevos deberes del Estado con el medioambiente.
En entrevista exclusiva con Climate Tracker, la ministra del Medio Ambiente, Maisa Rojas, aseguró que la victoria del rechazo no limita los avances en temas ambientales.
“No afecta en nada. La propuesta de nueva Constitución es una propuesta muy vanguardista, muy del siglo XXI, que entendía los desafíos del cambio climático y la pérdida de biodiversidad muy bien, y por tanto era en ese sentido una excelente propuesta de marco para pensar el Chile del futuro, para las próximas décadas, pero el compromiso que tiene Chile con esto, y que tiene a través de una ley, sigue intacto, y por lo tanto no hay ningún riesgo”, aseguró.
Para Marco Billi, investigador del (CR)2, de mantener lo propuesto en la propuesta constitucional, los posibles avances que podría alcanzar Chile serían un sustantivo aporte en diversas áreas relacionadas con el medio ambiente, lo que marcará también la posición con la que llegará a la próxima COP.
“Chile llega con una posición super interesante. Es importante decir que en el borrador de la nueva Constitución hay ciertas cosas que se instalaron y que no fueron parte de los argumentos realizados en la campaña del rechazo. En materia de cambio climático se proponía una serie de avances súper interesantes, que permiten avanzar significativamente en materia de justicia ambiental, cambio climático, de protección de temas ambientales, de garantía de derechos, de justicia en esa materia, que no están en ninguna Constitución del mundo”.
Luego del rechazo al proyecto de nueva Constitución, los avances quedarán limitados a las propuestas del gobierno central y a la voluntad de los representantes electos en el Congreso. Se espera entonces que las promesas de reformas y mejoras en temas ambientales se demuestren en la tramitación con mayor celeridad que lo visto hasta ahora de proyectos emblemáticos como la ley de Protección de Glaciares y el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas.
Por otra parte, los ojos del mundo estarán atentos a los compromisos y a las negociaciones que llevará el primer “gobierno ecológico” de Chile en la COP27 de Egipto, considerando que su principal vocera fue una de las científicas redactoras del sexto informe del IPCC, lo que sugiere metas más ambiciosas que en otros gobiernos.
La dificultad de llegar a acuerdos
En términos generales, la COP27 seguirá buscando que los Estados limiten sus emisiones de carbono y buscará cumplir con el financiamiento de 100 mil millones de dólares por pérdidas y daños, que deben entregar los países ricos a los países en desarrollo para enfrentar y mitigar el cambio climático. Cabe recordar que esta meta no se ha logrado en las COP anteriores y tiene directa relación con la mayor contaminación que generan los países del Norte global.
Para la doctora en ciencias naturales y académica de la Universidad de Concepción, Alejandra Sther, “hemos visto que en las últimas COP hemos quedado en deuda, si bien se ha avanzado, el ritmo de avance es muy lento. Hay que recordar que la COP no es la única reunión del año, hay diversas reuniones previas para conversar los temas que se tratarán en la COP”.
Desde la perspectiva de Sther, la transferencia de este monto anual se basa en una deuda histórica de los países desarrollados. “Es importante esto porque los países que tienen que entregar estos montos, son los países que tienen un grado de avance y que históricamente han contaminado más, es importante que ellos compensen un poco a los países que deben disminuir sus emisiones de gases de efecto invernadero y no van a poder llegar tan rápido al desarrollo que tuvieron ellos”.
Sin embargo, la académica de la Universidad de Concepción no tiene muchas esperanzas en lograr este objetivo en la COP27. “Creo que va a ser difícil lograrlo en esta COP, considerando el escenario mundial donde muchos de los países están a punto de una recesión, los precios de los combustibles están en las nubes. Yo creo que de nuevo no vamos a llegar al compromiso que se hizo en la última COP”.
Por su parte, Poo explica que la importancia de estas reuniones radica en la posibilidad de encontrar soluciones entre los diferentes Estados. “Para la actual crisis climática y ecológica se están buscando soluciones en conjunto a través del multilateralismo, soluciones que son políticas, este no es un problema que se solucione solo por lo técnico”.
Además, la integrante de la Red de Politólogas, establece que hay un desgaste en este tipo de eventos. “Me parece que el espacio de las COP en general está bastante agotado en la forma. Hay elementos complejos, como el potente lobby que hay en el espacio, también creo que la velocidad con la que han ido avanzando no ha sido la correcta, está sería la 27ava COP y la situación no ha mejorado. Sí creo que el multilateralismo es muy importante porque de esta situación no se sale solo. Estos espacios son importantes, pero se requiere revitalizarlos para que tengan una llegada mucho más efectiva”.
Este texto fue producido con el apoyo de Climate Tracker América Latina.