¿Lo escandaloso pasó en la quinta de Olivos o solo pasó en las redes sociales? La máxima autoridad del país y su compañera se reunieron con una serie de personas de distintos ámbitos en su casa. El registro de las visitas a Olivos mostró esa variedad. Sin embargo, en las redes sociales solo vemos un ataque misógino.
En el listado de visitantes también figuran hombres, pero sobre ellos no cae ningún peso moral. Están habilitados para salir de sus casas, discutir y definir la política.
Distinto es el caso de las mujeres y de las diversidades, donde el castigo y la instrumentalización de su sexualidad son moneda corriente. Ahí es donde el machismo vuelve hacer de las suyas.
En la política parece que no hay lugar para las mujeres, se apela rápidamente al estigma aleccionador de decirles putas para callarlas y anularlas políticamente. Porque en política parece solo haber lugar para hombres blancos y mujeres privadas de sexualidad.
Muchas de quienes visitaron Olivos fueron como tantas otras vamos a espacios de discusión política: a levantar la voz, a hacernos oír, a llevar nuestras ideas y buscar la salida colectiva a esta pandemia. Ni hablar cortito ni chiquito, ni a hacer el café y luego de abandonar el lugar tradicional que en política se esperaba de nosotras.
Mientras algunos que ostentan cargos de responsabilidad política deberían estar aportando ideas y proyectos, contándonos qué proyecto de país post pandemia tienen, nos regalan en cambio escenas que atrasan y ya no deberían tener cabida en nuestra sociedad.
A los muchachos les garpa más inventar un escándalo sexual para conmocionar moralmente, que discutir de política.
Qué hacía ella, que hacía la otra y por qué estuvo tantas horas en la quinta de Olivos. Los machirulos siendo tan básicos, parte mil.
Que se enteren, de paso, que hasta las putas estamos organizadas políticamente y estamos en el barro tratando de salir de la crisis a la que nos empujó la pandemia, de manera colectiva, buscando la manera de sobrevivir sin que la policía nos detenga arbitrariamente, haciendo valer nuestros derechos. Las mujeres y las diversidades estamos hablando de política, mientras otres se suben al patrullero de la moral y la indignación. La diferencia es que solo con política y acuerdos colectivos vamos a reconstruir al país después de la pandemia. El resto son tuits cargados de odio misógino.