Uruguay: un relato a contrareloj

A 9 días de la primera vuelta en las elecciones uruguayas, el arco opositor se unió en coalición y presentó un documento con propuestas en conjunto para decir qué quieren hacer, pero no cómo. Mientras tanto, el Frente Amplio que sacó 40% de votos el 27 de octubre busca un cuarto gobierno con la estrategia de ganar “voto a voto”. La agenda de derechos de mujeres, lesbianas, travestis y trans sigue ausente en campaña.

Apellidos conocidos que no producen buenos recuerdos en el electorado de izquierda: Lacalle Pou, hijo del presidente de los 90 en Uruguay, Luis Alberto Lacalle; Manini Ríos, ex jefe del Ejército, nieto de Pedro Manini -que fuera fundador del Partido Colorado-, de ascendencia ruralista y colorada, que fundó el Partido Cabildo Abierto a comienzos de este año y sacó 11% de los votos; Talvi, candidato colorado -ya perdedor, como los demás que acompañan a Lacalle Pou-, que tiene que manejar sus intentos de liderazgo con la sombra de Julio María Sanguinetti -ex presidente, en la restauración democrática y de 1995 a 2000, gran defensor de la teoría de los dos demonios y votante del reciente plebiscito “Vivir sin miedo” que quería militarizar la seguridad pública-. Les siguen Mieres, Novick y Vega: Vega es la sorpresa de la elección, ya que obtuvo 33.000 votos y logró una banca como diputado por el Partido Ecologista Radical Intransigente (PERI), con la campaña más económica, a diferencia de Novick, ex feriante devenido empresario, al frente del Partido de la Gente -que promete mano dura junto al neoyorquino Rudolph Giuliani-, que tuvo la campaña más cara y obtuvo el 1% de los votos, porcentaje al que no llegó Mieres que quiso ser Presidente y no resiste un archivo: finalmente se alía con quienes prometió jamás hacerlo (Novick y Manini), aunque todavía no hay una foto de todo el conjunto.

Ese es el arco opositor al Frente Amplio: el candidato blanco que pasó a segunda vuelta y los excandidatos a presidentes que perdieron en primera.

Quieren un gobierno “multicolor”, supuestamente no protagonizado por el partido Nacional, aunque éste ha impuesto las formas y los ritmos. Se viene el discurso lavado, la “alternancia” como un valor en sí mismo. Guillermo Domenech, presidente de Cabildo Abierto, senador electo, desarrolló este martes por radio su propuesta de que las mujeres que tengan un tercer hijo puedan optar por renunciar al trabajo remunerado y cobrar un “salario maternal”; en especial aquellas familias con ingresos inferiores a 10 salarios mínimos, lo que representaría a muchas, ya que el salario mínimo actual es de 15.000 pesos uruguayos y un salario promedio está en 30.000.

“La mujer es muy importante para proteger la maternidad” y “debe ser excepcional que el padre se dedique a la crianza de los hijos”, dijo Domenech: dos sellos de la calidad que vienen desde este partido, cuyo líder militar ha expresado su intención de derogar la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo que permite abortar legalmente hasta las 12 semanas de gestación, la ley integral para personas trans y cambiar el contenido de guías de educación sexual integral. Martín Sodano, diputado electo por CA, tuvo declaraciones en consonancia. Aseguró que está en contra del aborto “porque sí”, justificando de esta manera las intenciones del partido de modificar la ley IVE porque considera que esta práctica “es como una canilla libre”. “A ver, si no te gustó, bancátela. Si no tuviste la responsabilidad de cuidarte, que es tan simple como cuidarte cinco minutos de tu vida, bancátela”, dijo al semanario Búsqueda en una entrevista publicada el pasado jueves 7.

Eso es el arco opositor al partido de gobierno de centroizquierda, Frente Amplio, que quiere ganar un cuarto gobierno nacional en forma consecutiva. Una fuerza política que fue resistencia a la dictadura militar, que tiene al departamento de Montevideo como bastión desde 1990, y que ha sostenido un crecimiento en los últimos 15 convulsionados años de la región latinoamericana.

La democracia de los hombres se impondrá en el nuevo Parlamento, con la totalidad de bancas que se renuevan a partir de la elección del 27 de octubre: de 30 senadorxs, hay 8 mujeres; de 99 diputadxs, 19 mujeres. Asumirán el 1º de marzo de 2020, junto a quien sea electo Presidente.

La democracia de los hombres se impondrá en el nuevo Parlamento, con la totalidad de bancas que se renuevan a partir de la elección del 27 de octubre: de 30 senadorxs, hay 8 mujeres; de 99 diputadxs, 19 mujeres. Asumirán el 1º de marzo de 2020, junto a quien sea electo Presidente.

En resultados ya indiscutibles, escrutadísimos sin segunda vuelta, las mujeres, lesbianas, travestis y trans volvimos a perder, no solo porque van a faltar figuras feministas que podían llevar el debate a otro nivel, como Constanza Moreira, Daisy Tourne o Mónica Xavier, sino porque tampoco quedaron electas figuras jóvenes (que pueden aparecer en alguna suplencia), ni que se reivindiquen lesbianas, travestis, trans, no binaries. Hay una buena novedad: Amanda Della Ventura, “veterana militante” frenteamplista de la Vertiente Artiguista, edila de Florida, a quien el cargo de senadora la tomó por sorpresa. Las otras frenteamplistas en el Senado serán Lucía Topolansky y Sandra Lazo del MPP, Carolina Cosse y Liliam Kechichián. 

En la Cámara Alta no aumentó la representación: se mantiene en 8 mujeres . De los 13 senadorxs del FA, 5 son mujeres -que nombramos arriba-, asó que no hay paridad, menos aún en los otros partidos: de 10 del PN 2 son mujeres (Graciela Bianchi y Gloria Rodríguez); de 4 del PC, ninguna mujer y de 3 de CA, 1 mujer: Irene Moreira, esposa de Manini Ríos.

También perdimos porque en los “documentos programáticos” -pero más aún en esta etapa de la campaña- no se incluyen mayores anuncios que remitan a la defensa de los derechos de mujeres, lesbianas, travestis, trans, bisexuales, no binaries e intersex. De hecho, profundizan el binarismo, solo mencionando “mujeres”: la coalición una vez; el FA, ocho veces (y a las personas trans una vez).

En el caso de la coalición multicolor prometen dar un “combate frontal (sic) a la violencia en general y contra las mujeres en particular, así como a toda forma de discriminación por orientación sexual” y fortalecer acciones “que promuevan la igualdad de derechos y de oportunidades”. Un combate: vaya a saber une qué querrán decir (y hacer) con eso, pero nada más alejado de una práctica feminista de prevención y erradicación de la violencia machista.

En las propuestas del FA se manifiesta el compromiso político partidario de luchar contra la violencia de género, “garantizando la aplicación de la Ley Integral (contra la violencia hacia las mujeres) y mejorando el sistema de respuestas”, promover políticas para la autonomía económica de las mujeres (urbanas y rurales) y “para luchar contra la brecha salarial por razones de género”, y promover “la participación de las mujeres en los altos cargos de decisión”, entre otros puntos.

¿Tienen un plan?

Entre lo que dicen que quieren hacer, la Coalición incluyó en el documento acordado: apostar a la agroindustria, declarar la emergencia nacional para la educación y la seguridad pública, legalizar la legítima defensa de la Policía (o sea, legalizar el gatillo fácil) permitiendo inclusive que los guardias privados estén armados; crear un “paquete anticorrupción” que incluya la figura del “arrepentido”, que es conocido en la región el uso político de la Justicia que esto causó en Brasil y en Argentina para procesar a ex presidentxs como Lula Da Silva o Cristina Fernández.

Al ser una suerte de “corte y pegue” de sus distintos programas, cuando parecía que se habían puesto de acuerdo en todo, al partido “multicolor”, como lo definió el candidato presidencial del Partido Nacional (PN) -y líder de esta coalición de derecha- Luis Lacalle Pou, le empezaron a aparecer grises: del Partido Colorado (PC) y el Partido Independiente (PI) pusieron reparos en incluir propuestas de la reforma constitucional que no logró ser plebiscitada en las elecciones del 27 de octubre (como la propuesta de cadena perpetua revisable a los 30 años, como proponía la reforma “Vivir sin miedo”).

Talvi y Mieres también rechazaban la propuesta de hacer inexcarcelables los delitos vinculados al narcotráfico, que no estaba incluido en la reforma constitucional. También fue criticado por la opinión pública la intención manifiesta en el borrador del documento que pretendía “expandir liceos militares en el interior del país”.

A su vez proponen algunas medidas que ya existen, como conservar los antecedentes judiciales de adolescentes autores de delitos gravísimos: “Para adolescentes penados por delito de violación, rapiña, copamiento, secuestro u homicidio intencional la Justicia puede imponer -como pena accesoria- la conservación de los antecedentes a efectos que cumplida la mayoría de edad, si comete otro delito no pueda ser considerado primario”. El límite máximo de conservación es: pasados 2 años de cumplida la mayoría de edad o pasados 2 años del cumplimiento de la pena, si ésta se extiende más allá de los 18 años de edad.

La reforma constitucional para militarizar la seguridad pública y habilitar los allanamientos nocturnos -entre otros puntos- no salió, pero el Parlamento que quedó electo le hará los mandados.

Otros puntos graves remiten a flexibilizar el Mercosur y “buscar otros acuerdos comerciales” internacionales y modificar los proyectos público-privados para hacer licitaciones “más ágiles”, que con el antecedente de la cárcel 1 de Punta de Rieles como modelo de este tipo de asociación (donde lxs funcionarxs penitenciarixs no pueden . Saben que le hablan a un pueblo que en los 90 resistió a través de plebiscitos la ola privatizadora de servicios básicos como el agua y la electricidad, por eso, en lugar de prometer abrir el mercado así sin más (que es lo que harán, los conocemos), dicen “generar competitividad” en los sectores de telecomunicaciones y energía eléctrica.

¿Qué cambiar?

Al FA le faltó relato para que quedaran más claros y visibles los resultados de 15 años de políticas públicas y económicas que hicieron crecer la economía, y lo que significa una “agenda de derechos” reivindicada por el progresismo en todo el mundo. Faltan recursos adecuados para que las leyes se cumplan pero, en especial, el FA necesita que se habilite la narración a muchas voces, con encanto, brindando confianza y seguridad.

Arrancaron la semana pos primera vuelta con el anuncio de una campaña “de candidatos”, lo que no apostaba mucho a cambiar esa práctica política machirula individualista. La política de jugar solo no va más, es un modelo vetusto; por eso quizás, en paralelo, las juventudes frenteamplistas desbordaban comités en todo el país, sabiendo que al avance conservador se lo resiste juntes, pensando estrategias juntes, y el comando de campaña pegó un volantazo y ahora va voto a voto, con el candidato Daniel Martínez que volvió a empezar por Montevideo, pero que se espera que camine mucho más los otros departamentos del país donde bajó el caudal de votos. Voto a voto, hablar, políticas de cercanía, como fue el lema del gobierno de Tabaré Vázquez, que llevó el Consejo de Ministros por todo el país, durante mucho meses en estos últimos cinco años de gestión.

“Esta campaña es muy buena para que la gente nos vea y para que los frenteamplistas sientan el ánimo de salir a convencer a otros vecinos”, dijo la candidata a la vicepresidencia, Graciela Villar, en declaraciones recogidas por La Diaria el miércoles 6, el mismo día que la fórmula oficialista presentó a parte del que podría ser el futuro gabinete. El jueves fue noticia el anuncio la vuelta de Pepe Mujica (que nunca se ha ido) como ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, y que el ministro de Economía (ex vicepresidente en el gobierno de Mujica), Danilo Astori, sea el futuro canciller de la República.

No somos el oasis chileno que prometió Piñera, pero tampoco esa isla que dijo Vázquez mientras le preguntaban por la represión trasandina, como refiriéndose a que estábamos aislades de la avanzada de derecha neoliberal en la región. La metáfora del aislamiento como salvación se nos acabó a las 21:01 del domingo 27 de octubre; la esperanza no. Por eso la fuerza militante se está viendo en esas bases que no aflojan, a quienes urge escuchar para cambiar y, entonces sí, cumplir la promesa de “hacerlo mejor”.