Aborto legal en Brasil: La difícil tarea de encontrar el derecho que quieren esconder

Interrumpir un embarazo producido mediante violencia sexual está despenalizado en Brasil. Patricia lo sabía pero las barreras para acceder a ese derecho en el sistema público eran más fuertes que tener la ley a favor. Después de intentar abortar con misoprostol por su cuenta sin éxito, vio en la televisión que a 5 hs de su casa un hospital ofrecía un servicio de acompañamiento virtual o presencial. En esta crónica sobre Patricia están representadas millones de personas de Brasil que están buscando un derecho que se les esconde.

Patricia (nombre ficticio) no sabía que tenía derecho al aborto por haber sufrido violencia sexual. Es más, desconocía servicios de salud que pudieran ayudarla en su región. Patricia vive en Patos de Minas, un pequeño municipio urbano de aproximadamente 140 mil habitantes en el interior de Minas Gerais, un estado del sudeste de Brasil. “Tuve miedo de preguntar en el centro de atención primaria de salud más cercano. Sé que no ofrecen servicio de aborto. Creen que es un crimen”, cuenta. Tiene 38 años, es cuidadora de niños y convive con sus tres hijos y su madre. 

En Brasil, el aborto es permitido en tres casos: estupro, riesgo para la vida de la madre y feto con anencefalia. Fuera de esas tres causales, la pena para una mujer que provoca la interrupción de un embarazo puede llegar a tres años de prisión. Pero aún en casos de violencia sexual en que el aborto está despenalizado, es un procedimiento de difícil acceso y realización. 

En Brasil, el aborto es permitido en tres casos: estupro, riesgo para la vida de la madre y feto con anencefalia. Fuera de esas tres causales, la pena para una mujer que provoca la interrupción de un embarazo puede llegar a tres años de prisión. Pero aún en casos de violencia sexual en que el aborto está despenalizado, es un procedimiento de difícil acceso y realización. 

Los temores, la vergüenza y los juicios morales por los que pasan las mujeres, hacen que muchas de ellas demoren de dos a tres meses encontrar centros de salud y de atención adecuada. Patricia se mantuvo en silencio durante el primer trimestre de embarazo. Estadísticas divulgadas por el Fórum Brasileño de Seguridad Pública (2021) afirman que cada 10 minutos, una violación es registrada en el Brasil. 

Otra de las dificultades para acceder al servicio del aborto seguro es la falta de información adecuada. “Por ley, el Estado Brasileño está obligado a informar a las mujeres sobre servicios de aborto. Pero son pocas las Secretarías de Salud que divulgan el procedimiento y los protocolos necesarios”, dice Cristião Rosas, representante en Brasil de la Red Médica por el Derecho a Decidir y ex director del Servicio de Aborto Legal del Hospital Maternidad Vila Nova Cachoerinha de la ciudad de São Paulo. 

Un proceso de recolección de datos realizado por el equipo de este reportaje, confirma que solamente seis de los 26 estados brasileños —más el Distrito Federal (Brasilia)— disponen información pública sobre programas de aborto en las páginas web de las Secretarías de Salud. 

Existe otro limitante: los servicios son pocos en el extenso territorio brasileño. De acuerdo a una investigación de 2019 realizada por Marina Jacobs, doctora en Salud Colectiva por la Universidad Federal del estado de Santa Catarina, en Brasil hay 290 establecimientos que ofrecen el procedimiento de aborto legal. La oferta se da mayoritariamente en hospitales (98,6%), distribuidos en apenas el 3,6% —o sea 200— de los 5.568 municipios del país. Esos establecimientos se encuentran en la región sudeste (40,5%), con más de 100 mil habitantes (59,5%) y un Índice de Desarrollo Humano Municipal calificado como alto o muy alto (77,5%). Resulta evidente la baja presencia de servicios de asistencia a la salud sexual y reproductiva, en especial para procedimientos de aborto en pequeños centros urbanos como Pato de Minas, de donde es Patricia. 

En Brasil hay 290 establecimientos que ofrecen el procedimiento de aborto legal. La oferta se da mayoritariamente en hospitales (98,6%), distribuidos en apenas el 3,6% —o sea 200— de los 5.568 municipios del país.

En junio de 2022, a Patricia la menstruación le volvió a faltar. Fue cuando sospechó fuertemente de la situación de abuso por la que había pasado. Tuvo noches sin dormir, días sin comer. ”Fue un espanto”, dice. Y cuenta que empezó a usar ropas grandes para disimular en su entorno familiar las señales que ella percibía en el cuerpo. Recurrió al test de embarazo en una farmacia conocida para evitar ir al centro de salud municipal. Con la confirmación del resultado, tomó la decisión: compró de forma clandestina ocho comprimidos de misoprostol, un medicamento para inducir el parto e interrumpir el embarazo. Es un medicamento reconocido y certificado en Brasil e internacionalmente. Pagó R$ 2.500 reales brasileños —el equivalente a USD 484,00—. Sin ninguna orientación médica, hizo caso a las instrucciones del vendedor desconocido: las ingirió todas de una vez. El procedimiento no hizo efecto. 

Las barreras de información y acceso al misoprostol (que está permitido únicamente en hospitales públicos) no reducen necesariamente su utilización, como sucedió con Patricia. Una investigación nacional realizada en 2016 por el Instituto de Bioética, Derechos Humanos y Género y la Universidad de Brasilia mostró que 503 mil mujeres abortaron ese año. “La mitad de los abortos que se realizan en el país son con misoprostol. La restricción y control especial de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) alimenta al mercado clandestino, donde las mujeres recurren a medicamentos no regulados que muchas veces pueden ser falsificados, colocando en riesgo su salud”, afirma Cristião Rosas, ginecólogo obstetra en un artículo junto a otros colaboradores, titulado Usos Obstétricos y Ginecológicos del Misoprostol

Restricciones de acceso al Misoprostol en Brasil

A pesar de las evidencias científicas y recomendaciones de organizaciones internacionales de salud – Organización Mundial de la Salud (OMS) y Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO) – el uso del misoprostol en Brasil está sujeto a control especial.

Conocido popularmente por la marca Cytotec, este medicamento está registrado por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) para uso exclusivo en hospitales y en las siguientes circunstancias: inducción al trabajo de parto, al aborto, aborto incompleto, prevención y tratamiento de hemorragias pós-parto. Cada hospital público debe hacer un registro en la Secretaría de Vigilancia Sanitaria de su estado para recibirlo directamente del Ministerio de Salud. Quedan fuera del circuito de distribución y asistencia profesional médica para su receta y administración, las unidades básicas de atención primaria de salud en todo el territorio brasileño que suman 42 mil. De esta manera, las mujeres que precisan realizar un procedimiento de interrupción de embarazo como Patricia, deben dirigirse a un hospital registrado, generalmente en grandes centros urbanos de la región sudeste del país.

El aborto realizado con misoprostol es considerado menos invasivo y uno de los más eficaces. En un estudio publicado en 2017, por la Revista Brasileña de Ginecología y Obstetricia, su eficacia fue comprobada y demostró que el procedimiento de forma ambulatoria es seguro: en más del 90% de las mujeres que lo recibieron con recetas médicas, no precisaron intervención quirúrgica y la tasa de complicaciones fue del 0,61%. 

El Reino Unido dio un paso más. Implementó durante la pandemia el uso domiciliar y el apoyo de telemedicina a las pacientes, sin necesidad de concurrir a un hospital ó clínica para estudios previos, como la ultrasonografía (un estudio para ver los órganos internos de la mujer). Un grupo de científicos y médicos liderados por el Royal College of Obstetricians and Gynecologists, realizó un estudio comparativo de aborto con misoprostol via telemedicina – sin necesidad de visitas médicas y ultrasonografías- y la experiencia vía consulta médica presencial, o sea, de la forma tradicional que incluye ultrasonografía en la clínica y la medicación recetada de misoprostol para tomarlo en la casa. 

Un total de 52.142 mujeres que buscaban interrumpir el embarazo antes de las 10 semanas en el Reino Unido pasaron por esas dos modalidades. Los datos, divulgados por el International Journal of Obstetrics and Gynecology, mostraron una tasa de éxito del 98,8% para el procedimiento de aborto mediante medicamentos vía telemedicina y del 98,2% de los casos de interrupción del embarazo que fueron atendidos de manera presencial en las clínicas y combinados con medicamentos abortivos para usar en el domicilio. 

Por otro lado, las evidencias muestran que el misoprostol contribuye a la reducción de la mortalidad materna por aborto por considerarse seguro y no invasivo. Sin embargo, de seis países de América del Sur (Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Perú y Uruguay) Brasil es el país con la legislación más restrictiva para su uso y disponibilidad en forma directa por parte de las mujeres. Así lo indica el Consorcio Latinoamericano Contra el Aborto Inseguro (CLACAI). 

En ese sentido, un documento producido en abril de 2022 por la Red Médica Por el Derecho a Decidir hizo una recomendación: “que las autoridades sanitarias brasileñas promuevan urgentemente las acciones para retirar las restricciones impuestas sobre la dispensación del medicamento, garantizando así su acceso esencial para la salud reproductiva de mujeres y en respeto a sus garantías constitucionales”.   

El Programa Nuavidas, el primero en ofrecer atención de aborto con medicamentos vía telemedicina en Brasil

Frente al intento fallido de aborto con el misoprostol sin indicación médica, las semanas que siguieron fueron un tormento para Patricia. Hasta que una mañana del mes de julio, mientras miraba el noticiero de la TV local, vio un reportaje que ella describe como su salvación. “Una médica fue entrevistada sobre el derecho al aborto en caso de violencia sexual que ofrecía el Programa Nuavidas en el Hospital de Clínicas de la ciudad de Uberlandia. Yo desconocía que tenía ese derecho y ese centro de atención”, cuenta. Memorizó el número y la dirección en silencio, ya que estaba con su madre en la sala de la casa, en el horario de almuerzo. 

Hasta que una mañana del mes de julio, mientras miraba el noticiero de la TV local, vio un reportaje que ella describe como su salvación. “Una médica fue entrevistada sobre el derecho al aborto en caso de violencia sexual que ofrecía el Programa Nuavidas en el Hospital de Clínicas de la ciudad de Uberlandia. Yo desconocía que tenía ese derecho y ese centro de atención”, cuenta.

El Programa Nuavidas (Núcleo de Atención a Víctimas de Violencia Sexual) que funciona dentro del Hospital de Clínicas de la Universidad Federal de Uberlandia está ubicado al norte de Minas Gerais. Queda a unos 250 kilómetros de Patos de Minas, donde vive Patricia. Es uno de los hospitales más grandes del Brasil, recibe a pacientes de 27 municipios de los alrededores. Las unidades del hospital ocupan siete manzanas en el barrio de Umuarama, en la zona norte de esa ciudad de más de 700 mil habitantes. 

Una puerta de vidrio se abre y una rampa conecta la atención de emergencias con el espacio del Programa Nuavidas. Un equipo de 10 profesionales entre asistentes sociales, psicólogas y una ginecóloga trabajan en salas ambientadas para las consultas psicológicas y médicas. Dos secretarias atienden a más de 50 personas por mes, sea por teléfono o personalmente, en una gran recepción de ventanas internas por donde se filtra el sol.

Si bien este Programa surgió en 2017, cobró fuerza y repercusión desde el año 2020 hasta la fecha, tanto en sus canales de Youtube —con más de 500 inscriptos—, TV Universitaria de Uberlândia —con 22.600 suscriptores— como en artículos periodísticos en medios nacionales. El salto fue cuando la médica Helena Paro implementó la atención de aborto —en casos permitidos por ley— mediante medicamentos y vía telemedicina. Su equipo pensó en una solución para las mujeres de la región que en el contexto de la pandemia no pudieran trasladarse al hospital. “Desde el inicio del Covid quisimos avanzar para ayudar a quienes no pudieran venir a buscar atención psicológica y en casos de embarazo resultante de violación, aborto”, explica. 

Entonces, prepararon una cartilla sobre protocolos. Dice en la primera de las 40 páginas: “El aborto legal vía telemedicina procura garantizar a mujeres y adolescentes el acceso a un procedimiento que está previsto legalmente, de forma segura y reservada.” Los protocolos propuestos funcionan de manera similar en los países limítrofes, como Uruguay y Argentina, con la diferencia de que en éstos el aborto es legal en todas las circunstancias hasta la semana 12 y 14 de gestación, respectivamente. Una visita médica presencial para estudio y control y luego, la entrega de la medicación y el acompañamiento a distancia de la paciente. El programa Nuavidas ofrece también la posibilidad de que la paciente elija internarse, de acuerdo a su comodidad y conveniencia.

A inicios del mes de agosto de 2022, Patricia ya salía del primer trimestre de embarazo. Fue personalmente hasta el Programa Nuavidas. Demoró aproximadamente 5 horas y 45 minutos en llegar, una realidad por la que muchas mujeres pasan por vivir en ciudades alejadas de grandes centros urbanos. En Brasil, una de cada siete mujeres que hicieron el procedimiento de aborto legal entre 2010 y 2019, tuvo que viajar para acceder al servicio. Patricia cuenta su experiencia, “fui bien recibida, me sentí cuidada y no juzgada. Tuve que ir dos veces. La primera, una entrevista con las psicólogas y control general y la segunda para realizar el procedimiento. El plazo de espera entre una y otra se me hizo muy lento.” 

A pesar de una acción del Ministerio Público Federal (2021) contra la iniciativa de aborto legal por telemedicina del Programa Nuavidas, la acción fue extinta por la Justicia Federal recientemente. A pesar de las resistencias de las autoridades, el Programa logró atender a más de 34 mujeres en 2021 y hasta septiembre de 2022, a 20. Una de ellas fue Patricia quien eligió hacerlo de manera presencial y no a distancia para evitar que su familia supiera su situación. 

aborto legal en brasil, misoprostol

En vista al nuevo proceso político que se abre en Brasil, profesionales de la salud, activistas y abogadas coinciden en resaltar una necesidad: el acceso y disponibilidad del medicamento en farmacias o unidades básicas de salud, evitando así el traslado de mujeres en busca de internaciones en períodos ya avanzados. “Pensar en salud sexual y reproductiva en Brasil, significa hacer lo básico, que es garantizar métodos anticonceptivos eficaces para todas las mujeres, en todas las regiones. La maternidad tiene que ser vista como una elección, no como una condena”, concluye Luzia Silva dos Santos, psicóloga del Programa Nuavidas.

Este artículo es una adaptación de la serie de reportajes de la investigación especial sobre Ciência e Aborto publicado en la revista Gênero e Número, con el apoyo del Instituto Serrapilheira.