Daiana murió apuñalada de, al menos, 14 cuchillazos que recibió en su cama. En la madrugada del miércoles 29 de septiembre de 2016, después de pedir ayuda a los gritos se arrastró por el palier de su edificio en la villa 31 bis, en la Ciudad de Buenos Aires, hacia la puerta de su vecina, quien abrió ante su llamado y la vio caer a sus pies. Hernán Trinidad Baez, su pareja hasta entonces y el principal sospechoso del femicidio, estuvo prófugo desde ese día hasta el 19 de octubre del año pasado. Durante la marcha del primer Paro Nacional de mujeres, mientras exigía justicia por su hija la madre de Daiana se enteró que lo habían detenido en la zona de El Jagüel, en el partido de Esteban Echeverría. El año pasado en Ciudad Autónoma de Buenos Aires, de acuerdo a los datos de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM) fueron asesinadas 18 mujeres y 13 de esos hechos fueron femicidios. Daiana fue una de esas víctimas.
Báez era la pareja de Daiana hacía un año. El hombre de 36 años llega a este debate oral también imputado por otras dos causas: dos hechos de portación de arma de guerra. En la investigación quedó registrado que tuvieron una discusión de gritos y golpes en el departamento que compartían horas previas al crimen. Según la familia de Daiana, la violencia machista que ella sufría era cotidiana: él le impedía salir, bañarse, arreglarse, volvía a su casa borracho, drogado porque estaría vinculado a los negocios de narcotráfico en el barrio. Esto quedó asentado en la causa que recayó en el Tribunal Oral Criminal y Correccional N°12 a cargo de los jueces Darío Medina, Claudia Moscato y Luis Márquez.
En la primera jornada del juicio declararon Marta Tarqui, la madre, y la hermana de Daiana, tres vecinos, policías que intervinieron del día del crimen y al momento de la detención del presunto femicida. Una de las vecinas pudo dar cuenta del historial de violencias previo al femicidio. Contó que en una oportunidad la vio golpeada a Daiana y le preguntó que había pasado. La joven de 19 años le contó que se encontraba en su último día de menstruación y que Báez había querido tener relaciones sexuales, pero la terminó golpeando porque a él “le molestaba el olor”.
Marta pudo constituirse como querellante en la causa gracias a la intervención y acompañamiento del Programa de Asistencia y Patrocinio Jurídico a víctimas de delitos de la Defensoría General de la Nación. El fiscal del juicio es Gustavo Gerlero.
En la audiencia del miércoles uno de los agentes de la División Homicidios de Policía Federal Argentina que brindó testimonio, dio detalles de algunos pasajes del diario íntimo de Daiana, que secuestraron de su habitación. Ahí ella habría detallado que en el último tiempo él volvía cada vez más borracho y drogado a la casa, que se ponía violento, que ella se sentía manipulada y temía por su vida. Algunas declaraciones, como las de la hermana mayor, también aportaron evidencias que Daiana vivía amenazada por Báez para que no interrumpiera la relación.
La madre de Daiana comentó que la primera vez que lo vio a Báez fue en el barrio. Él estaba “como perdido, parecía drogado” y tenía un cuchillo de carnicero en la mano. En una actitud desafiante, él iba de una punta a la otra de una reja haciendo sonar el filo del arma contra los barrotes, en plena calle. Marta lo vio y le hizo un comentario a Daiana sobre la actitud de Báez, y ella le contestó que no lo mirara, que era “un pesado del barrio”. Meses después se enteró que el hombre, 17 años mayor que su hija, estaba teniendo una relación con ella.
Después de conocerlo, Daiana dejó su trabajo en una tienda en Once. Según le dijo a su mamá, había encontrado un trabajo mejor, donde toda su familia iba a poder mejorar su calidad de vida. Al poco tiempo él pasó entre ocho y nueves meses detenido en Caseros. Daiana iba dos veces por semana a visitarlo, le cocinaba y le llevaba en un tupper comida. También limpiaba y planchaba sus camisas, entre otras tareas domésticas no remuneradas. Cuando él recuperó la libertad, se fue a vivir con ella al departamento que Daiana alquilaba al lado de la autopista en la Villa 31 bis, en la manzana 99. Según la madre de Daiana, a partir de ese momento cambió su relación: él tenía prácticas violentas y extorsivas. De acuerdo a su relato, había roto el calefón del baño para que ella no se pudiera bañar, le prohibió ver a su perrita y a su familia.
Myriam, la hermana de Daiana aseguró que ella había decidido separarse días antes de que la matara. El juicio continuará el lunes 23 de octubre y la sentencia se conocería el lunes 30. Durante el debate oral y semanas previas, la familia de Daiana recibió la atención de la Dirección de Orientación, Acompañamiento y Protección a Víctimas (DOVIC) y en la audiencia la acompañaron organizaciones dentro de la Campaña Nacional Contra las Violencias hacia las Mujeres (CNCVM).