Pasó la primera ronda electoral en Ecuador y atrás quedó la proyección que auguraba un triunfo en primera vuelta para el actual presidente y candidato Daniel Noboa, líder del partido de derecha Acción Democrática Nacional. El ajustadísimo empate entre Luisa González, la candidata del correísmo por Revolución Ciudadana, que logró el 43.92% de los votos frente al 44.31% alcanzado por el oficialismo es un hecho inédito para el país.
“Es la primera vez en la historia democrática reciente del Ecuador en donde hay una contienda electoral que concentra el 88% de la votación en dos candidaturas”, analizó Alejandra Santillana, integrante de la Asamblea Transfeminista de Mujeres y Disidencias y del colectivo Yasunidos, en diálogo con LATFEM.
Tras conocer los resultados, Daniel Noboa eligió no hacer declaraciones y prefirió no presentarse en su sede de campaña. Silencio y sillas vacías fue la foto que dejó el presidente a la prensa y a sus seguidores a la espera de sus palabras. Luego de una campaña centrada en expandir su presencia en Internet y fiel a su estilo, Noboa esperó al lunes para agradecer a través de sus redes sociales el apoyo en esta elección que no tuvo los resultados esperados.

“Es la primera vez en la historia democrática reciente del Ecuador en donde hay una contienda electoral que concentra el 88% de la votación en dos candidaturas”
Álvaro Noboa, el padre del padre del actual mandatario y magnate de la exportación de bananas, invirtió millones de dólares en cinco oportunidades con el objetivo de convertirse en presidente de Ecuador sin lograr concretarlo nunca. Con más éxito, su hijo llegó a la presidencia en las elecciones de 2023 llamadas para completar el mandato del ex presidente Guillermo Lasso quien, envuelto en una causa de corrupción, disolvió la Asamblea Nacional y el Poder Ejecutivo a través del mecanismo de “muerte cruzada”. En esa oportunidad, la ex asambleísta Luisa González encabezó la lista de Revolución Ciudadana y llegó a la segunda vuelta, pero las promesas del candidato millonario —que por entonces mostraba intenciones de superar la grieta con el correísmo— pesaron más en la decisión del pueblo ecuatoriano. En muy poco tiempo, Daniel Noboa se consolidó como representante de la ultraderecha y se lanzó a la reelección.
Neoliberalismo y militarización
Luego de tres gobiernos neoliberales consecutivos, Ecuador está inmerso en una profunda crisis energética, de seguridad y económica. La crisis económica se refleja en una paulatina precarización de la clase trabajadora, una inflación provocada por el aumento del IVA —que pasó del 12 al 15% en 2024— y una pérdida relevante del empleo: según datos del Instituto de Censos y Estadísticas, en Ecuador se perdieron 132 mil empleos entre 2023 y 2024. “Hay una caída generalizada de todos los indicadores sociales, económicos, de empleo, y nos arroja a la espantosa cifra de que en Ecuador hay 5.2 millones de personas que viven en la pobreza”, detalló Alejandra Santillana. El retiro del Estado en políticas públicas y el desvío de fondos para pagar la deuda con el Fondo Monetario Internacional llevó a un profundo deterioro del sistema eléctrico que concluyó en cortes del suministro en jornadas de hasta 16 horas.
En materia de seguridad, el Gobierno de Noboa se caracteriza por aplicar el clásico paquete económico neoliberal. “A lo que suma la estrategia de militarización gracias a la declaratoria de conflicto armado interno que emitió en enero de 2024”, agrega Santillana. En los últimos años Ecuador entró en la lista de los países más violentos de América Latina junto a Colombia, México, Guatemala y Honduras. El narcotráfico se convirtió en un problema estructural, pero el método Bukele no funcionó y el narcotráfico desafió al Gobierno hasta en las pantallas de televisión.
El “punitivismo demagógico” dio como resultado la violación de derechos humanos y, recientemente, la desaparición forzada y muerte de cuatro niños en Guayaquil a manos de las fuerzas militares. Enero de 2025 se registró un doloroso récord histórico con más de 700 personas muertas en homicidios. Este neoliberalismo autoritario profundizó en poco tiempo la desvalorización de la vida, extendió el miedo en los territorios y favoreció al sector financiero. Santillana no duda al momento de caracterizar el gobierno de Noboa como un “régimen oligárquico, cívico-militar, organizado entorno al poder del Estado y las Fuerzas Armadas, pero también a los intereses de la ultraderecha y de la familia Noboa, una de las más ricas del mundo”. Para la investigadora, el presidente y candidato rápidamente se alineó con la ultraderecha internacional, tanto en su gramática política como en “la política de la crueldad que busca pulverizar al otro racializado, feminizado y empobrecido”.
En este escenario, Santillana sostiene que un segundo gobierno de Daniel Noboa podría profundizar la escalada autoritaria de sus políticas neoliberales. “Lo que está en juego no solo es la posibilidad misma de hacer política, el avance del fascismo, o nuestra existencia. La cancha se establece sobre la crisis y sobre las posibilidades democráticas de funcionamiento”.
60 días para la segunda vuelta
De las 16 candidaturas que se presentaron en estas elecciones, 12 no llegaron ni al 1% de los votos y solo dos propuestas pudieron superar ese límite. Por un lado, Andrea González (PSP), heredera del espacio político de Fernando Villavicencio, el candidato asesinado en las elecciones de 2023, obtuvo el 2.71%. Con un discurso marcado por el anticorresismo, González ya anticipó que no apoyaría en segunda vuelta a Revolución Ciudadana.
Sin dudas, el espacio sobre el cual se centrará la mayor atención será Pachakutik, la propuesta política que logró en la figura de Leónidas Iza —referente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE)— la representación del movimiento indígena, sectores de la izquierda y organizaciones sociales. Con una impronta totalmente diferente y un programa político basado en las necesidades del campo popular, el respeto por la vida y la naturaleza, Iza se consolidó en tercer lugar con el 5.26%. Esta posición, aunque ajustada en el conteo, podría darle un apoyo significativo a Revolución Ciudadana en el balotaje, pero todavía es prematuro aventurar hacia dónde se orientarán los votos.
En su discurso, Luisa González felicitó a Leónidas Iza por la elección y realizó un llamado en el que “invito a la unidad y construir una agenda conjunta que nos lleve a esa dignidad y esa paz que buscamos”. Por su parte, el candidato de Pachakutik anticipó que sus votos no se endosarán a ningún candidato y que, en tal caso, esa decisión será tomada de forma colectiva.
Esta concentración de votos da cuenta de la centralidad que adquiere en este contexto la postura que tome la CONAIE y las organizaciones sociales en relación a la segunda vuelta. Con un panorama tan cerrado el empate técnico se puede definir para cualquiera de los dos lados y representa un desafío para los espacios desde el centro hacia la izquierda. “Este escenario nos genera un montón de dilemas. Apoyar a la Revolución Ciudadana y hacer campaña por Luisa implica un montón de tensiones y quiebres en las organizaciones sociales”, explica Alejandra Santillana.
No son pocas las deudas que el correísmo tiene con el movimiento indígena y las organizaciones sociales, por eso, una posibilidad podría ser condicionar a Revolución Ciudadana en una negociación con una estrategia colectiva encabezada por la CONAIE. Hay una hoja de ruta que marca el acuerdo programático que firmaron la Confederación Indígena, los movimientos sociales, el progresismo y sectores de la izquierda y, sobre esa base, profundizar el compromiso en “el cumplimiento irrestricto de las consultas populares anti-extractivas frente al Yasuní y el Chocó Andino, y un compromiso claro para no criminalizar ni judicializar la protesta social por parte de Revolución Ciudadana”. De esta negociación podría salir un llamado de “No a Noboa, pero no por Luisa, sino por un no a Noboa que es fundamental para que no avance la ultraderecha fascista en Ecuador”.
“El escenario es complejo pero al mismo tiempo es bastante mejor de lo que pensábamos porque permite niveles de negociación y disputa que no estaban presentes en lecturas anteriores”, reflexiona Santillana.
“Un NO a Noboa es fundamental para que no avance la ultraderecha fascista en Ecuador”

Luisa González es abogada, ex asambleísta y muy religiosa, tal como ella misma lo afirmó: “Entregué mi vida a dios”. Protagonizó una campaña lejos de confrontaciones y podría convertirse en la primera mujer presidenta de Ecuador. Desde Revolución Ciudadana encabeza un proyecto nacional desarrollista que busca la recuperación del Estado para la política pública. En su plataforma, González pone énfasis en un plan para erradicar la violencia de género contra las mujeres e impulsar oportunidades de empleo. Curiosamente, en asuntos de género no se hace ninguna referencia a la población LGTBIQ+, algo que sí fue parte de la agenda de campaña del referente indígena.
El agravante que le añade el contexto es resolver la crisis de seguridad ante una sociedad atemorizada por las fuerzas represivas y el crimen organizado. “Es una de las opciones que permitiría recomponer ciertos niveles de justicia social, política de inversión y una posibilidad de que las organizaciones puedan no estar a la defensiva y bajo amenaza”, dice Santillana. Además, la integrante de la Asamblea Transfeminista destaca la importancia de la candidatura de Leónidas Iza y sostiene que “es una opción que viene de la CONAIE, del corazón de los pueblos y en su plan de trabajo recoge elementos centrales de las demandas del campo popular”. “No habla de odio contra Revolución Ciudadana y supera la tensión entre correísmo y anti-correísmo pero, sobre todo, supera las propias barreras de racismo estructural del país”.
Por último, Santillana señala que el porcentaje de votos que acompañó a Leónidas Iza “es interesante para pensar en el escenario electoral actual”. “Le permite negociaciones y posiciones importantes, pero también permite una sabia decisión de cómo construímos representación política en los siguientes años que no solo logre frenar el proyecto de avance a la ultraderecha, sino también disputarle los sentidos a la propia Revolución Ciudadana”.