La noche del 6 de marzo, previo a las jornadas del Paro Internacional Feminista, el puente ¡Vivas nos queremos! (antes Mariano Moreno) de la ciudad de Cuenca apareció intervenido con el graffiti: “putas feministas”, a modo de insulto. Además, habían pintarrajeado los nombres de las víctimas escritos sobre los muros y habían destruído la placa conmemorativa. Los atacantes colocaron un afiche con la foto de la activista Liz Zhingri, ofreciendo una recompensa. Firmaron: “Cuenca facha”, muestra de su adhesión al fascismo.
En respuesta, las colectivas feministas marcharon el 8 de marzo sobre el puente. Lo atravesaron con tambores, la música de sus consignas y llevando ropa color violeta. Así lo registró el Cabildo por las mujeres en Cuenca, organización que impulsó la ordenanza municipal sobre violencia de género y el cambio del nombre del puente. Apenas son algunos metros los que tiene el puente sobre el río Tomebamba, pero se sintió como atravesar en multitud, la historia total del rezago colonialista y patriarcal al grito de: “¡Adelante warmikunas!”.
El puente separa a la ciudad antigua y moderna. Desde hace tiempo es terreno de disputas, pintadas y borradas, de activistas feministas, del Estado y de grupos antiderechos. Este 8 de marzo, las feministas de Cuenca volvieron a pintar el puente ¡Vivas nos queremos! de blanco y violeta. Le colocaron moños cruzados en señal de luto. De nuevo, escribieron los nombres de las víctimas. ¿Necedad desafiante? Las mujeres siguen reclamando derechos que se suponen consagrados en las leyes vigentes. Están aquí para recordar y declarar que los “fachas” no deben volver.
En Ecuador, una mujer es asesinada cada 72 horas, dato que persiste desde hace siete años. Durante el gobierno de Lenin Moreno, en Ecuador, varios de los programas destinados para la garantía de los derechos de las niñas y mujeres, vieron recortados sus presupuestos, mientras que las Fuerzas Armadas recibieron un incremento de 87 a 119 millones de dólares. En agosto de 2020, la Defensoría del Pueblo exhortó a la Presidencia y a la Función Judicial a detener la “ola de femicidios”, la otra “pandemia” que es la primera causa de muerte en la región de mujeres y niñas entre 14 y 44 años.
“Se busca”
“Dicen que me buscan“, dijo Liz Zhingri de 25 años, miembro de la colectiva Femininjas cuando vio que le habían dejado un mensaje. El cartel impreso con la leyenda “Se busca”, ofrece una recompensa en efectivo de $0,05 centavos por “La india femibolche radical“. Comunicadora Social por la Universidad de Cuenca. Cursa Estudios de la Cultura en la Universidad Andina Simón Bolívar. En reacción al veto presidencial al Código Orgánico de Salud (COS) que garantizaba derechos fundamentales para la salud reproductiva y sexual de las mujeres, en febrero de 2021, Liz Zhingri escribió: “Ser buena mujer, es un mandato del patriarcado blanco y capitalista que, en pleno S XXI tiene por objetivo dominarnos en cuerpo, mente y espíritu. La desobediencia hacia ese mandato se traduce, sin exagerar, en una sentencia de muerte o en el mejor de los casos, en una condena dolorosa”. El cartel de recompensa vuelve a esa amenaza real para la activista. “Hay un movimiento conservador que promueve un discurso de odio y nos estigmatiza constantemente” y se convierte en una nueva alerta.
La presencia del movimiento feminista no es nuevo en Cuenca. Se articula al movimiento nacional, regional e internacional de derechos humanos. Para enfrentar la muestra de legitimación de violencia contra las feministas, las colectivas se pronunciaron en apoyo y solidaridad a Liz Zhingri bajo un sola consigna: “Si tocan a una, tocan a todas”. A nivel local, algunos nombres de esas colectivas son: Nina Warmi, Willkakuna, organizaciones como el Cabildo por las Mujeres o Fundación Sendas, y en la prensa independiente, La Andariega, Camaleón y Sin Etiquetas 96.1. Las Femininjas llenaron de carteles con las fotos de otras feministas en colores con la leyenda “Se busca”. Se colocaron sobre los balaustres del puente el 12 de marzo y permanecieron.
No es la primera vez que ella o sus compañeras reciben amenazas por su militancia. Las acusan de promover la homosexualidad y el aborto entre los niños y las niñas. Las reacciones a sus opiniones políticas en redes sociales la cuestionan: “¿Tú quién eres?¿Quién te dio permiso para hablar?“. Esa toma de voz pública se considera una afrenta, explica Liz Zhingri para quien la causa es su activismo feminista y el hecho de ser una mujer indígena en Cuenca, una «ciudad de castas”. ¿Cuáles son los efectos del ataque?
“Hay una resistencia a creer en que eso es la Ciudad también. Hay que creerlo y hay que denunciarlo. Hay que hacer un pacto social para detener el racismo, una política de Estado”, dijo Liz Zhingri. Ella acudió a la Fiscalía para interponer la denuncia por delito de odio. Pero a pesar de que estaban las puertas abiertas, “no había nadie que reciba la denuncia”. ¿Debió investigar la Fiscalía por oficio? ¿Quién defiende a las defensoras y defensores de derechos humanos?
Ese mismo 6 de marzo, el Cabildo por las Mujeres dio condolencias públicas. El femicidio de María Vele de 64 años, activista del Frente de Mujeres Artesanas (FOMA), las unió para expresar su indignación y exigir justicia. María Vele era artesana y tenía su taller en el mercado Diez de Agosto. Reportada desde el 20 de febrero como desaparecida, María Vele fue hallada sin vida el jueves 4 de marzo, amarrada a un árbol y con una nota. La policía recibió una llamada de un hombre que encontró el cadáver y fue el mismo que denunció la desaparición. Las puñaladas, la asfixia, la violencia sexual encontra de la mujeres ¿qué mensaje trae latente la crueldad de estos asesinatos?
113 puñaladas
Cuenca celebra sus fiestas de independencia el 3 de noviembre de 2020. El feriado silencioso por la pandemia fue telón de seis feminicidios: Maribel, en Cuenca; Katherine, en Ambato; Yomira, en Babahoyo; Casilda, en Esmeraldas, Marilyn y Cristina, una mujer trans, en Quito. Desde el 1 de enero hasta el 16 de noviembre de 2020, en Ecuador se cometieron 101 muertes violentas de mujeres por razones de género, incluidos 5 transfeminicidio, informó Fundación Aldea.
Maribel P., trabajadora sexual y madre, murió en manos de Byron G. con 113 puñaladas; Katherine L. de 28 años, recibió 24 puñaladas por la espalda, siendo Gabriel Chica, sospechoso y expareja; el cadáver de Yomira Chiquito Gil de 24 años y madre de un niño de cinco años, se encontró embalada dentro de una bolsa negra, con señales de estrangulamiento, desaparecida ocho días antes apareció muerta en la casa de un amigo en Babahoyo; Casilda (59 años) fue atacada con un destornillador por Efrén P. que llamó al ECU 911 y confesó su crimen; Marilyn, de 25 años, reportada como desaparecida, murió también apuñalada por su novio Carlos Roberto O. A; y a Cristina de 32 años, una mujer trans a quien su madre la encontró muerta con cuatro puñaladas.
Este fue el contexto que motivó una nueva pinta en los balaustres del puente antes conocido como Mariano Moreno, la mañana del viernes 6 de noviembre de 2020. En letras negras se leía: “Quieren que dejemos de manchar sus muros? Fácil: Dejen de matarnos”. A partir de ese momento, un debate se suscitó en la sociedad cuencana que osciló entre la integridad del puente patrimonial y la legitimidad de la denuncia.
Durante el día se desarrollaron dos plantones convocados por las colectivas feministas; el primero a las 11 en los exteriores de la Fiscalía; y el segundo, a las 16. El concejal Christian Zamora pidió al Consejo de Seguridad Ciudadana (CSC) “identificar a vándalos o proceder a detenerles en flagrancia a través del sistema de monitoreo“. Para el 7 de noviembre, el puente ya lucía blanco, sin evidencias del graffiti. Sin embargo, los restos de la vigilia de la noche anterior persistían con flores y pancartas. Y las mujeres desobedecieron con otra increpación: “Ahora devuelvan a las muertas”.
Vandalizado y reapropiado ¿Como un cuerpo femenino?
El puente ha sido una y otra vez graffiteado con denuncias de violencia machista y regenerado por las autoridades. El 28 de septiembre del 2020, el Día de la Acción Global por un Aborto Libre, las activistas hicieron otros graffitis que decían: “Seguimos Abortando Seguimos Acompañando”, “Nuestros cuerpos nuestra decision”, “cuando te embaraces, decide si abortas o no”. Las pintas rojas y negras, fueron borradas por el servicio de limpia municipal, y pintura blanca.
La colocación de la placa conmemorativa, que ahora fue destruída, se dio como resultado del proceso impulsado por el Cabildo de Mujeres de Cuenca. Decía: “La ciudad de Cuenca en memoria de las mujeres cuyas vidas fueron truncadas por la violencia femicida. Les honramos con el compromiso de trabajar por una ciudad libre de todas las violencias, respetuosas de los derechos humanos. ¡Vivas las queremos!”.
El 25 de noviembre de 2020, Día Mundial de la Eliminación de la Violencia hacia las Mujeres, tuvo lugar en el puente, una curiosa disputa simbólica y por tanto, política. Las feministas rebautizaron el puente con la consigna ¡Vivas nos queremos! y volvieron a pintar el puente de violeta, color que representa una de las vertientes de los feminismos en la lucha contra la violencia de género. Cuando el alcalde de Cuenca, Pedro Palacios, llegó al sitio a develar la placa conmemorativa, declaró: “Debo confesarles que este color me gusta, vamos a analizar si lo dejamos así si la Comisión de Áreas Históricas lo avala”.
101 lazos violetas se colocaron en los balaustres del puente con los nombres de las víctimas de femicidio reportadas por la Alianza Mapeo y Registro de los Feminicidios en Ecuador desde el 1 de enero hasta el 16 de noviembre 2020. En medio de la ceremonia de develación de la placa, la activista Carmen Ortiz, representante del Cabildo de las Mujeres, reclamó públicamente al alcalde por negarles el permiso para eventos en el Parque de la Madre y el Parque Calderón contra la violencia. Estudiantes universitarias y otras organizaciones defensoras de derechos hacían presencia.
Una gran manta bordada por las mujeres fue colocada en las escalinatas contiguas al puente, icono del imaginario urbano con acceso al Centro Histórico, avenidas de alto tránsito y cercano al parque de La Madre. Llegó un camión de limpieza que se estacionó frente a las escaleras. Obstruía no solo la visibilidad de la manta sino a las mujeres reunidas allí. El conductor del camión respondió a los reclamos: “Si para ustedes mismo es”.
“Rompen la placa del Puente Vivas Nos Queremos como rompen nuestros cuerpos, como rompen nuestras vidas. A la Cuenca facha no le interesa preservar nuestra memoria y arremete con violencia. Ésto también es una amenaza contra las activistas, y a días del 8M”, dijo Liz Zhingri al referirse al ataque. El Consejo de Seguridad Ciudadana reaccionó a la destrucción de la placa conmemorativa: “Nos sumaremos con un nuevo sistema de vídeo vigilancia a los dos ya existentes en la zona, que son administrados y monitoreados por el ECU 911, institución que ya se encuentra procesando su contenido para apoyar en la identificación de los causantes del daño al espacio público y atentado a la Buena Convivencia.”
¡Dejen de matarnos!
Cuenca capital de la provincia del Azuay, es uno de los centros administrativos, económicos y culturales del Ecuador. Presenta un índice de violencia de género por encima de la media nacional. Seis de cada 10 mujeres han sufrido maltrato. En Azuay, 8 de cada 10 mujeres han sufrido algún tipo de violencia a lo largo de su vida, el índice más alto a nivel nacional según la Encuesta Nacional sobre relaciones familiares y violencia de género (INEC, 2019).
En entrevista, María Isabel Cordero, Subdirectora Técnica de Fundación Sendas reflexiona sobre las violencia simbólica y cotidiana presente en la ciudad. Cordero tiene más de 20 años de activismo como feminista y en defensa de los derechos de las mujeres. Considera que la ciudad cuenta con normativa, presupuesto y políticas públicas para combatir la violencia de género. Sin embargo, la existencia de un movimiento feminista fuerte que sensibiliza, incide en las posibilidades de las mujeres para poner la denuncia.
—¿Existe una «Cuenca facha»?
— ecirles con pesar que este movimiento siempre ha estado presente en Cuenca y que se ha expresado de múltiples formas. En su momento, atacaban a las mujeres trans que hacen trabajo sexual en el terminal terrestre, a niños que venden dulces y piden dinero en el centro de Cuenca, a ‘borrachitos’, y personas en situación de calle. Van tomando otras víctimas y otros cuerpos sobre los cuales dejan caer sus complejos. Ahora atacan a las mujeres jóvenes feministas. Es irónico pero estos seudofascistas lo adoptaron solo por el hecho de ser hombres y tener algún tipo de poder. Y no solo en Cuenca se protege la tradición, la familia y la propiedad.
— 2019 y 2020 son años que las colectivas en Cuenca evidenciaron el femicidio como un problema local. El ataque en el puente ¡Vivas nos queremos! ¿Qué demuestra?
—Usan los típicos insultos machistas y pratriarcales, si porque eres india, pobre y mujer. Son argumentos insólitos en una ciudad donde su último prefecto era indígena y casi llega a la presidencia del Ecuador.
—¿Qué le diría a la niña que fue tomando en cuenta sus 20 años de lucha feminista?
— Que diga “no” sin tener miedo ni vergüenza. Que no tenga miedo de decir que es atea. Quisiera que mi niña se encuentre con las jóvenes de hoy quienes tienen el poder de la voz pública, el poder de encontrarse y aliarse, el poder de contar con el respaldo de las mujeres que ya caminaron.
Desde 2012, el Gobierno Provincial de Azuay implementó el proyecto de Institucionalización del Enfoque de Género con el financiamiento técnico y financiero de ONU Mujeres. A nivel municipal, se emitió la “Ordenanza para la garantía de los derechos humanos, libertades y el reconocimiento de la diversidad sexual y la identidad de género en la provincia del Azuay” que tiene como objetivo promover la inclusión, el respeto y reconocimiento a la población LGBTI, en condiciones de equidad, y la lucha por la erradicación de la discriminación. En 2019 se reformó la ordenanza para abarcar la violencia en el espacio público, parques, calles, veredas, orillas de los ríos. Actualmente, se está trabajando en el Plan Decenal.
La violencia política por razones de género tiene antecedentes en los comicios seccionales en 2019, cuando la viceprefecta de Azuay, María Cecilia Alvarado, se candidatizó para Prefecta y fue cuestionada y agredida por manifestar públicamente su respaldo a la despenalización del aborto. La elección de la vicealcaldesa de Cuenca, Marisol Peñaloza, se dio en razón de la acción de protección presentada por la Defensoría del Pueblo para garantizar el principio de paridad de género. La audiencia se dio el mismo 6 de noviembre de 2020, día de toma del puente ¡Vivas nos queremos! en Cuenca. La acción de protección influyó en la elección de 22 alcaldesas más en el país bajo la misma figura legal.
El 61,08% de los cargos de directores y gerentes en Azuay son ocupados por hombres. Actualmente la prefecta del Azuay es Cecilia Méndez, quien ocupó el cargo una vez que Yaku Pérez renunció para participar en los comicios presidenciales. En los procesos electorales se destaca la candidatura de Sofía Sánchez, asambleísta electa por el partido Pachakutik, cuya oferta de campaña fue trabajar por prevenir y erradicar la violencia de género. Abogada y futbolista profesional, comparte que han tenido varias reuniones con grupos de mujeres en el Azuay. Hay una agenda de acciones coordinadas con la que se construirá la normativa.
En planes están la reforma al Código Integral Penal en cuanto al procedimiento que se tiene en temas de violencia: “Tú presentas la denuncia, una semana después probablemente tienes la fecha de audiencia; pero si no te presentas a la audiencia, el proceso se archiva. Por lo general, las mujeres no se presentan a la audiencia por temas de amenaza o mucha presión. Pueden desencadenar en feminicidios, La idea es fortalecer el proceso para que las Unidades de Violencia investiguen de oficio. Y hay que llegar a la fiscalización de recursos para implementar la Ley de Erradicación de la Violencia que manda fortalecer los equipos de Fiscalía con psicólogos y trabajadores sociales.”
Una marea verde y violeta
Los cuerpos de las mujeres se tiran también a los emblemáticos ríos de Cuenca: El Tomebamba, El Tarqui, El Yanuncay, El Machangara. En ellos se afinca una parte de la identidad de lxs cuencanxs. Continúan impunes tantos feminicidios como el de Anabel Estefanía Muñoz de 13 años, encontrada en en el río Yanuncay envuelta en plástico, amarrada con una soga. Desde el 2016 su familia reclama justicia y busca que su caso se litigue en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
América Latina cuenta con 14 de los 25 países con mayor tasa de femicidio en el mundo. Según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), “los costos de la violencia contra las mujeres oscilan entre 1.6% y el 2% del Producto Interno Bruto (PIB) de los países de América Latina y el Caribe”. Antes de la pandemia por Covid-19, el estudio de Trabajo No Remunerado (TNR) correspondiente al periodo 2016-2017, muestra que el trabajo de las mujeres alcanzó el 14,5 % del PIB del Ecuador mientras que el de los hombres fue de 4,6%. Por ejemplo, en México el TNR representa el 23,3% del PIB; en Colombia el 20,0% y en Perú, el 20,4%.
La UNFPA advierte que por cada trimestre que se prolongue la interrupción de los servicios de salud sexual y reproductiva, habrá dos millones de mujeres que dejen de usar anticonceptivos, y por lo tanto, un impacto en el crecimiento de embarazos no deseados y abortos inseguros en el país. El 19 de noviembre de 2020, la Fundación Nina Warmi entre otros colectivos de mujeres, intepusieron una acción de inconstitucionalidad (amicus curiae) ante la Corte Constitucional en apoyo a las demandas entregadas por despenalización del aborto por violación.
La encuesta ENEMDU muestra una tasa de desempleo entre las mujeres que viven en Ecuador de 4 puntos mayor a la de hombres. 38% de mujeres tienen empleo adecuado frente al 62% de hombres. El 21 de marzo de 2021 será la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en los que contienden Guillermo Laso y Andrés Arauz. Sus propuestas políticas ¿tienen a la agenda feministas entre sus prioridades? De los 13.’099.150 electores en Ecuador, 6.632.295 son mujeres.
Otro triunfo en Cuenca se celebró con la consulta popular hecha también en 2021. Se preguntó si prohíben o no la explotación minera en las zonas de recarga hídrica de los ríos Tarqui, Yanuncay, Tomebamba, Machángara y Norcay. Ganó el “Sí” y por ahora, la pestilencia, el óxido y otros venenos derivados de la explotación minera, no contaminarán las aguas. Su cuidado está asociado a las luchas de las mujeres.
El puente Mariano Moreno fue construido en 1930, y junto a otros diez puentes son parte de la historia de Cuenca. En 1950, la creciente del río Tomebamba arrasó con las estructuras de tres de sus puentes: El Vado, Todos Santos y El Vergel. La caída de los puentes significó para la ciudad prácticamente quedarse incomunicada.
Si el cambio de tiempo pudiera representarse con la subida de agua, solo es cuestión de tiempo para que la marea verde y la marea violeta puedan elevarse como la crecida del río Tomebamba en 1950. En esa ocasión el río Tomebamba arrasó con las estructuras de tres de sus puentes, y el Mariano Moreno permaneció. Ahora se llama puente ¡Vivas nos queremos!. ¿Podrán los cuencanos apreciar este puente más por la historia de lucha de sus mujeres que por el ladrillo, la madera y la cal que lo sostienen sobre las orillas del río? Los cuerpos de las mujeres, como, las aguas demandan memoria.