Las brechas de género en la economía existen: claves para entender por qué las mujeres ganan menos

En Argentina el candidato a presidente, Javier Milei, niega la evidencia. En el último debate presidencial de cara al balotaje el referente de La Libertad Avanza insistió con su falacia: las mujeres ganan lo mismo que los varones. Para entender por qué decimos que el libertario miente es importante conocer de qué hablamos cuando hablamos de brechas de género en la economía. Estefanía Santoro explica las tres brechas que la conforman: las laborales, la de tiempo y cuidados y la salarial.

La economista estadounidense Claudia Goldin fue reconocida, el último 9 de octubre, con el Premio Nobel de Economía por una investigación sin precedentes en la que analizó 200 años de participación de las mujeres en el mercado laboral para aportar evidencia a una realidad conocida por las mujeres: seguimos ganando menos que los varones a pesar de que el nivel de educación ha mejorado.

Hoy estamos a 131 años de cerrar la brecha de género, según el Foro Económico Mundial. Pero ¿Cómo se compone esa brecha? ¿Por qué las mujeres ganan menos? No es un cálculo que sale de comparar recibos de sueldo. No es una única brecha, son brechas en plural. Y aunque es complejo hace tiempo que hay evidencia para poder explicarlo. Las brechas de género en la economía son tres y se relacionan entre sí. 

1. Brechas laborales

Mujeres y varones participan de una manera diferente en el mercado laboral. Basta con ver las cifras de participación en la actividad, los números de empleo y de desempleo, las estadísticas de subocupación y las tasas de informalidad. Es decir: dónde y en qué áreas trabajan o no ellas y ellos. Hace tiempo que contamos con evidencia que da cuenta de la brecha laboral. 

La Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género analiza de forma trimestral las distintas brechas para medir la desigualdad y generar políticas destinadas a cerrarlas. El último estudio arrojó como resultado que en el segundo trimestre del 2023 la brecha en la tasa de empleo es de un 18 %, es decir, que las mujeres tienen casi un 20% menos de presencia en el mercado laboral.

Otro de los condicionamientos es la segregación vertical, conocida como “techo de cristal”. A mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries en comparación con los varones les cuesta mucho más alcanzar cargos jerárquicos, tanto en el sector privado como público. Según una encuesta de 2022 del portal de empleos Bumeran, el 75% de las personas sostuvo que la mayoría de los puestos de liderazgo en sus trabajos estaban ocupados por varones. Más datos lo confirman: en Argentina, solo el 5,4% de las mujeres ocupadas están en cargos de dirección o jefatura, mientras que, en el caso de los varones dicho indicador alcanza el 8,5%. Esta brecha de 3,1 puntos porcentuales se incrementó en 0,5 puntos porcentuales con respecto al mismo período de 2022. (INDEC, EPH 1° Trimestre 2023)

2. Brechas de tiempo y cuidados

Cuántas horas y quiénes están ocupándose o no de las tareas de cuidado y el trabajo no remunerado también importa y hace a las brechas de género en la economía. Las mujeres no disponen de la misma cantidad de horas para dedicarle al mundo laboral porque históricamente han sido asignadas a las tareas de cuidado, crianza y del hogar. Trabajar menos horas significa menor remuneración. Además, en caso de trabajar la misma cantidad de horas que un varón, las mujeres deben enfrentar una doble jornada laboral: la que realizan en su espacio de trabajo remunerado y la que desempeñan dentro de su hogar y no es remunerado.

También hay evidencia en Argentina para demostrar esto. Según la última Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (INDEC, 2021), las mujeres dedican el doble de tiempo que los hombres a tareas no remuneradas que, en su mayoría, refieren a las tareas hogareñas o comunitarias para cuidar de niñas, niños, adolescentes, personas mayores o con discapacidad. Puntualmente, ellas dedican 6 horas y treinta y un minutos a cocinar, limpiar, cuidar, hacer compras y acompañar a otras personas, mientras que los varones lo hacen durante tres horas y cuarenta minutos. Ello les resta tiempo para su propia formación, el trabajo pago, el cuidado de sí mismas y el descanso, entre otras actividades.

Paulina Calderon, secretaria de políticas de igualdad y diversidad del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad explica a LatFem: “Debemos concientizar sobre el tiempo que implica realizar trabajos de cuidado. Somos las mujeres y las diversidades quienes padecemos el empobrecimiento del tiempo, que a su vez se traduce en empobrecimiento económico. Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las mujeres realizan la mayor parte de los trabajos de cuidado no remunerados. Las mujeres dedican, en promedio, 3, 2 veces más horas que los varones: 4 horas y 25 minutos por día, frente a 1 hora y 23 minutos en el caso de los varones. En el curso de un año, esto representa un total de 201 días laborables (sobre la base de una jornada laboral de 8 horas) en el caso de las mujeres y de 63 días laborables, en el de los varones. De forma reciente, tuvimos un aprendizaje sobre este tema con la pandemia, que no sólo profundizó la desigualdad de género, sino que evidenció la desigualdad en la organización del cuidado, y la relevancia de los cuidados para la sostenibilidad de la vida y las economías de la región”.

La sobrecarga de cuidados y crianza que afrontan ellas, las aleja de la posibilidad de acceder a un empleo formal y registrado. En la provincia de Buenos Aires, durante el cuarto trimestre de 2020 y el primero de 2021, el 30 por ciento y 32 por ciento, respectivamente, del total de los hogares, se encontraba a cargo de mujeres que no conviven con cónyuges (hogares monomarentales). El porcentaje de hogares monomarentales es del doble que los que están a cargo de mujeres que conviven con su cónyuge. En estos hogares se concentran las cifras más altas de pobreza, una sobrecarga de tareas de cuidado, falta de acceso a servicios públicos y tasas más altas de informalidad laboral.

“El Trabajo Doméstico No Remunerado es lo que permite que las personas se alimenten, vean sus necesidades de cuidados satisfechas, cuenten con un hogar habitable, y puedan participar en el mercado laboral, estudiar o disfrutar del ocio. La distribución de este trabajo es extremadamente desigual. Nueve de cada 10 mujeres realizan estas tareas y le significan en promedio 6,4 horas diarias”, explica a LatFem la economista Cami Barón. Esto genera un empobrecimiento de aquellas personas que se encargan de estas tareas porque limita su desarrollo personal, profesional y laboral, o sus posibilidades de participar en ámbitos políticos y sindicales, aumentando las brechas salariales, laborales y de participación. 

3. Brecha salarial

El mercado laboral cambió mucho en los últimos años, pero hay algunas cosas que no se han transformado tanto: las mujeres, seguimos siendo mayoría en los trabajos peores pagos y en los empleos no registrados. 

Ellas están más expuestas a espacios laborales precarizados, mal remunerados e informales donde no poseen seguridad social (aportes jubilatorios, obra social, entre otros) ni el resto de los derechos laborales. En este sentido el último informe trimestral del INDEC destaca que la tasa de informalidad es del 39,3% en las mujeres y del 34,6% en los varones, lo que representa una brecha de 4,7 puntos porcentuales. Esta brecha es 0,5 puntos porcentuales superior a la registrada en el primer trimestre de 2022. 

En su mayoría se trata de trabajos relacionados a los cuidados e incluso algunos no reconocidos como los que realizan las trabajadoras comunitarias que todos los días paran las ollas en los comedores para dar asistencia alimentaria a sus vecinxs que están bajo la línea de la pobreza o la indigencia. 

En relación a la brecha de ingresos, que marca la diferencia entre los ingresos que perciben, en promedio, las mujeres y los varones, durante el segundo trimestre del 2023 ellas ganaron un 27,7 %  menos que los varones. Esta brecha se amplió cinco puntos en comparación con los resultados del 2022.

Los datos no mienten, Milei si

En marzo de este año La Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género publicó el informe “¿Por qué las mujeres ganan menos? Las brechas de género en la economía argentina (2do trimestre de 2022)”, el tercero de una serie de publicaciones de regularidad trimestral, sobre el seguimiento de diversos indicadores económicos con perspectiva de género. 

De acuerdo a los resultados del informe la brecha salarial alcanzó el 27,7%, esto significa que las mujeres ocupadas debieron trabajar ocho días y 10 horas más que los varones ocupados para ganar lo mismo que ellos en un mes. El estudio detalla: “Las mujeres se insertan en ramas menos valoradas y dinámicas, lo que resulta en salarios más bajos. En el segundo trimestre de 2022, dos de cada cinco mujeres se insertaron en ramas asociadas al cuidado. Además, la brecha salarial se profundizó en el caso de los Servicios Sociales y de Salud (31,6%), los Servicios Comunitarios (32,7%), el Comercio (36,0%), la Industria Manufacturera (30,1%) y las Actividades Primarias (34,6%). También las brechas de tiempo y cuidados llevan a que las mujeres tengan menos tiempo para el mercado laboral y por lo tanto accedan a trabajos de menor carga horaria y mayor flexibilidad, que suelen tener salarios más bajos y condiciones de contratación más precarias.”

Si bien, en los últimos años, la brecha de género en cuanto al acceso al empleo se redujo, aún falta mucho para que sea una paridad, según el informe del INDEC “Remuneración al trabajo asalariado, ingreso mixto e insumo de mano de obra, por sexo y tramos de edad”, publicado en el mes de septiembre en base a estadísticas del 2022, el 57 por ciento de trabajadores son varones y el 43 por ciento son mujeres, lo que significa que las mujeres tienen casi un 20 por ciento menos de participación en el mercado laboral. 

Tenemos harta evidencia en términos binarios. Las personas trans todavía no son mencionadas en los informes citados y continúan esperando la implementación efectiva de la ley de cupo laboral trans, una conquista de los transfeminismos organizados. Los estudios analizados en esta nota tampoco desagregan información sobre la situación de las personas LGBTIQNB+ en el mercado laboral. El domingo 19 de noviembre las elecciones en Argentina se definen entre un candidato que niega la desigualdad y otro que la planteó como un probema a resolver.