“Mari mari kom pu che”, saluda la machi Millaray Huichalaf a todas y todos quienes se encuentran reunidxs en su casa. De su comunidad, el Roble-Carimallin, en la comuna de Río Bueno, van llegando de a poco y sentándose en círculo, compartiendo el mate. Llevan años defendiendo este territorio frente a la instalación de centrales hidroeléctricas y, como ocurrió el 23 de febrero pasado, no es la primera vez que viven hechos de violencia en su comunidad. Su espiritualidad y cultura se han visto seriamente afectadas desde la instalación de la central hidroeléctrica, que ha desviado el curso de las aguas. Para ellos el río Pilmaiquen es un cuerpo de agua sagrado.
Ella y su comunidad seguirán en esta defensa ancestral llegando a las instancias internacionales que existan para visibilizar las vulneraciones que han sufrido. En una de las últimas manifestaciones, uno de los integrantes de la comunidad recibió un grave daño ocular, que le hizo perder la visión en uno de sus ojos por el disparo de perdigones por parte de Carabineros.
Hoy, además, ven amenazada la biodiversidad del territorio frente a la instalación de la central hidroeléctrica Los Lagos, de la empresa trasnacional de capitales noruegos Statkraft, emplazada en parte de este río y territorio que ellos reivindican como tierras ancestrales. En esta conversación con LatFem repasa las claves de su lucha.
—¿Cómo inicio el conflicto con la empresa a la que denuncian?
Lo primero es contar que somos un lof ancestral, una comunidad jurídica, y tenemos una reivindicación ancestral del lof Mapu Máfil, comunidad Coyanque che, el lof ancestral levantó una reivindicación ancestral de 47 mil hectáreas. Esto de acuerdo a la reconstrucción histórica que hicimos que fija el límite sur en el río Pilmaiquén, el norte pasado el Puel, el este pasado el fundo Punhuipa y el oeste hasta Trafun. Hay un amplio territorio que estamos reivindicando y la central hidroeléctrica Osorno fue emplazada dentro de este territorio ancestral. El fundo Carimallín, donde fue la represión grande que tuvimos el 23 de febrero pasado, le dio una adenda de camino a la construcción de Statkraf. Ellos se emplazan en 40 hectáreas a la orilla del río Pilmaiquén. Acá hubo desalojos y bastante conflicto antes de que se instalara la empresa.
—¿Qué prácticas diarias ha tenido la empresa?
Ha sido bastante complicado especialmente para nosotras que somos dirigentas que circulamos en torno a los rewes que son espacios espirituales que nos unen con las otras comunidades, tanto lawentuchefes, como los werkenes, y nosotras mismas, como yo que soy sanadora, machi, autoridad ancestral de mi territorio. Hoy no puedo decir que voy a caminar por acá o que voy a buscar lawen a la orilla del río porque tantos guardias privados, o sicarios, que les decimos de Statkraf, como la policía rondan la zona. De hecho, la última notificación que hubo a un representante de la comunidad fue en la calle y lo notificaron y a nosotros desmedidamente nos envían efectivos policiales a hacer notificaciones. Es gente del COP, que es la policía militarizada que se instaló en La Unión, a razón de estos conflictos de resistencia ante los megaproyectos hidroeléctricos.
—¿Cuál ha sido la defensa histórica del territorio frente a los proyectos extractivistas?
Llevamos más de diez años en la defensa activa del río Pilmaiquén, a razón de esta defensa, hemos escudriñado en las escrituras ancestrales, en la memoria ancestral, en el despejo territorial y nos fuimos dando cuenta que somos herederos y herederas del sabiduría ancestral, del conocimiento del lawen y del territorio que existen títulos, donde existen estudios de títulos de historiadores que nos han colaborado de antropólogos de arqueólogos que han levantado la información, que ratifica la existencia de nosotros en el espacio. Gracias a la lucha de un puñado en un principio, ahora somos muchas personas de la importancia del compromiso de estar con el río, los bosques, los lagos, con los menocos, se ha levantado una propuesta desde lo mapuche, desde lo ancestral de las comunidades que estamos en la cuenca del Pilmaiquén y de Río Bueno.
—¿Qué significación espiritual y ancestral tiene para ustedes la defensa de este río?
Bueno, el río es un cuerpo de agua, nosotros somos todos agua, lo veo así como machi. De hecho, cuando veo una orina es cómo están las aguas de la persona. El río es un cuerpo de agua como nosotros, por él corre nuestra historia, nuestra alimentación, nuestra sanidad, nuestras hierbas y por él corre nuestro espíritu al momento de descansar para ascender a otros espacios espirituales, en los que tenemos todo el derecho de creer. No puede ser que un Estado que dice ser ecologista y humanitario como es el estado noruego venga a arrebatarnos nuestro territorio y nos obligue a dejar de practicar nuestra cultura y espiritualidad que existe en torno a los cursos de agua, que son ríos sagrados.
Nosotros tenemos toda una explicación de que cuando descansamos en la tierra, volvemos a ser árbol, volvemos a ser tierra, pero nuestro espíritu fluye al agua. Tenemos nuestro cementerio siempre cerca de un río porque bajo las aguas subterráneas de los cementerios, salen vertientes que transportan nuestra energía, porque el agua es limpiador de energía. Entonces, Statkraft con su capitalismo verde viene a imponernos una manera de pensar porque ellos hablan de desarrollo, de economía, un montón de palabras que para nosotros no significan nada. Lo único que queremos es que se vaya la empresa y nos deje practicar nuestra cultura en nuestro territorio.
—¿Cómo ha repercutido esto en el rol de las mujeres defensoras?
Las mujeres defensoras hemos vivido un rol protagónico a diferencia de antes. Vemos que estamos viviendo un empoderamiento de las causas y de la lucha que pasan por nosotras, porque somos las que parimos, las que sentimos a la tierra espiritualmente, somos las que soñamos. Entonces escuchar a la madre tierra, llevar adelante su defensa es lo más honorable que podemos hacer. Sí, nos reprimen, nos encarcelan, pero con lo que sea nos levantamos hoy día, con nuestras hijas, hijos, con nuestros trabajamos ancestrales. Por un lado, es algo súper noble lo que estamos haciendo, pero, por otro lado, tiene costos muy grandes. Dejar a nuestras hijas solas, es como lo que me pasó con mi hija mayor. Ella tenía cuatro años cuando nos allanaron y tuve que irme de la casa. Sé que eso también les ha pasado a otras hermanas mapuche y no mapuche que incluso han tenido que irse a clandestinidad para llevar adelante su defensa. Es algo que tiene que ser oído porque no es algo en contra de los noruegos, ni de los chilenos, es algo en contra del extractivismo, el capitalismo, lo que nos quiere exterminar.
—La empresa se ha acercado a la comunidad? ¿de qué manera lo ha hecho?
Ellos partieron mal. Compraron un proyecto, que es muy bullado, que es la central hidroeléctrica Osorno, Los Lagos y Rucatayo. Las comunidades no permitieron que prendieran sus turbinas y dejaron de funcionar por dos años. Ellos sabían qué hace más de diez años hay comunidades organizadas por la defensa del río Pilmaiquén. Ellos compraron un conflicto, porque Pilmaiquén S.A no pudo entrar en ningún momento mientras estuvieron a la cabeza de los proyectos.
—Desde la institucionalidad ambiental, ¿qué respuesta han dado?
Desde un comienzo, estos proyectos fueron inconsultos, o sea, nadie de las comunidades sabía que se iba a intervenir el río. Este proyecto no dice que van a existir comunidades afectadas, no menciona al lawen, ni a los animales afectados. Entonces, no sé qué estudio de impacto ambiental se hizo, fue todo mal hecho desde la raíz de los proyectos. De hecho, la calificación ambiental que impugnamos de la central Osorno, después de diez años de lucha, en todo sentido, lucha popular, en la calle, con reivindicaciones territoriales, además de la lucha jurídica, se impugnó la RCA, porque en uno de los puntos decía que todas las autoridades espirituales debían estar a favor del proyecto. Lo que hizo Statkraft fue cancelar $500.000 y darle una estufa a cambio de ese consentimiento, por el año 2018. En ese tiempo, a una de las comunidades les entregaron la estufa, pero no los $500.000. Ahí hubo un conflicto entre la gente porque denunciaron las compensaciones a cambio de sus firmas y en esa acta de la comunidad de Mantilhue, sale firmando gente hasta fallecida y que no había asistido a la reunión. Ellos llevaron de todas maneras adelante el proyecto, pero salieron pillados porque los denunciamos a la subsecretaria de medio ambiente mediante un video y la firma notarial de las ñañas que denunciaron. Esa es la práctica permanente que ha venido desarrollando Pilmaiquén S.A y Statkraft, que son muy malas prácticas y yo creo que, en su país, no lo hacen. La central Los Lagos lo está haciendo lo mismo, desde el origen es el mismo proyecto de Osorno y tiene los mismos vicios.
—¿De qué manera ha afectado la biodiversidad del territorio la instalación de la hidroeléctrica?
Mira lamentablemente, y es un tema súper sensible para mí, nosotros hacíamos recolección de hongos en toda la ribera del Pilmaiquén y especialmente en ese punto porque hay una energía diferente, hay un Ngen Mapu que es el protector del lawen que está en esa zona. Ahí había hongos que en ninguna otra parte del río había. Eso ha hecho que caigamos en enfermedad, que tengamos que salir de nuestro territorio para buscar nuestra medicina donde no está nuestra fuerza.Tenemos que ser adoptados por otras fuerzas espirituales para seguir con la práctica de los hongos, tanto alimenticios como espirituales. El lawen en ese espacio ya no existe. Han matado árboles centenarios, montes centenarios, donde hay un ecosistema súper diferentes: está lleno de menocos, de hualves, que son microclimas que se generan en el espacio para que haya ciertos tipos de plantas y de musgos que están en el río Pilmaiquén que ya no existe. Hay un ataque directo a nuestra espiritualidad porque nosotros practicamos a diario la salud mapuche. Yo soy machi y no lo digo de un libro o de algo que no sea real porque es un ataque a nuestro corazón o a nuestra espiritualidad y nos están haciendo cambiar, y ese es un cambio que no necesitamos.
—Y respecto a los instrumentos de Derechos Humanos internacionales, como el Convenio 169, que protege la espiritualidad de los pueblos indígenas, ¿qué han señalado desde la empresa?
Noruega es uno de los primeros países que ratificó el Convenio 169, entonces, vemos que tiene una doble cara. No puede ser que como estado noruego promulguen la ecología el derecho de los pueblos ancestrales y que acá vengan a asesinar el lawen, los árboles, los ríos y el intento de asesinar a la gente. A nosotras mismas que vivimos encerradas en nuestras comunidades que están siendo sitiadas por el estado noruego.
—¿Qué acciones van a iniciar?
Estamos analizando las acciones a seguir porque ha habido hechos que han sido muy dolorosos y de los que hemos sido víctimas como comunidades, atentados a nuestra espiritualidad y existencia. Hoy se nos está negando practicar nuestras costumbres y libre culto, hay mucha tipificación de delitos de lo que están haciendo. En concreto, estamos analizando interponer una querella por los sucesos ocurridos el 23 de febrero, donde un lagmien fue herido en un ojo, seis comuneros fueron heridos en sus cabezas y espaldas, donde a quemarropa dispararon los protectores de Statkraft en este caso los carabineros de Chile que están defendiendo al estado noruego, donde existe un estado dentro de otro estado. El estado noruego manda dentro de una parte del territorio de nuestras comunidades y donde se nos están persiguiendo. Las acciones legales creo que serán más, pero iremos evaluándolas mientras pase el tiempo.
—¿Cuál ha sido la respuesta de la institucionalidad?
Nosotros nos hemos destacado por siempre buscar punto de encuentro y plantear nuestros temas en diferentes estamentos, legales, comunidad mapuche primero e incluso nos hemos juntado con autoridades del gobierno de turno y la respuesta que hemos tenido ha sido la militarización, que es lo que vivimos en este territorio, la militarización del río, la persecución de nuestros dirigentes, el fuego, la bala. Hoy vemos un gobierno que supuestamente iba a ser diferente más democrático, que esperanzaba a muchos sectores mapuche, hoy vemos de manifiesto que no es así. Lamentamos que no haya una coexistencia pacífica entre los pueblos. Pero eso no basta para seguir la lucha. Esto es para que quede de manifiesto que la lucha por el río Pilmaiquén es una lucha para todas las personas, el agua que corre por este río es pura, limpia. En el mundo hay súper pocos cursos de agua dulce que hoy son los que mantienen la tierra. Es súper importante la defensa de ellos, nosotros entendemos esta urgencia, de nuestro compromiso de estar en pie de lucha por este río.
—¿Qué esperan de estas acciones?
Bueno, existen diferentes opiniones dentro de nuestra comunidad. Nosotros siempre apuntamos a un diálogo, que nos lleguen palos y perdigones no es nuestra responsabilidad, pero tenemos la esperanza de crear jurisprudencia, que no quede impune la violencia de los policías. Hoy fue mi primo el baleado en sus ojos, mi padre por la espalda, hermanos mapuches que vinieron a solidarizar. Pero hacemos estas acciones para que no quede impune lo que están haciendo los defensores de la tierra.
—Hace algunos días el periódico noruego Bergens Tidende publicó sobre la manifestación a las orillas del río Pilmaiquén, lo que tuvo repercusión política, haciendo que dos partidos políticos exigieron que el ministro de Industria tomara medidas ante la violencia cometida contra la comunidad directamente afectada por la manifestación contra la planta de Statkraft en Chile. ¿Cómo reciben esta reacción ustedes?
Esta es una lucha de más de una década que ha hecho eco en diferentes comunidades y que llegue a Noruega y esté en temas políticos, es algo que nos parece muy bien para que se siga poniendo en la coyuntura. No puede ser que uno de los países más ricos venga a quitarle el agua a uno de los pueblos más empobrecidos de este país, producto del despojo, de las forestales, de las centrales hidroeléctricas.