Sí, las pobres abortan

Hace un año, el ex arzobispo Monseñor Héctor Aguer dijo que “las mujeres pobres no abortan, es un problema de la burguesía”. Ese concepto es repetido hoy, a pocos días de la votación por la ley de IVE en Diputados, en los medios y por distintxs legisladores. ¿Por qué hablan en nombre de las mujeres pobres?

Producción: Marina Mariasch

La lucha feminista puso a la luz el caso de Belén, una joven tucumana que fue presa dos años por un aborto no intencional. También trascendió el caso de Lucía, de 11 años, otra tucumana, que en 2019 pidió por favor que le sacaran “lo que le metió el viejo”, y fue obligada a parir en una cesárea el producto de esa violación. Pero hay miles de personas que cargan día a día en los barrios populares la cruz de un embarazo no deseado, el camino cruel de los métodos caseros que muchas veces lastiman sus cuerpos hasta matarlos, la oscuridad de la clandestinidad, la desolación de las maternidades no deseadas. LatFem recoge aquí algunos testimonios, como quien levanta un puñado de arena en una ribera inmensa. Que hablen ellas.

Majo, aguanta y aprieta papel higiénico

“El otro día estaba hablando el tema del aborto con el papá de mis hijas y él dice bueno, está bien para las chicas que son violadas, en esos casos. Y yo le dije que no, no es solamente para esas pibas, es para todas y para el caso de tu hermana.” Majo Pedraza es tucumana y vive en el barrio Parque San Martín de Merlo, junto a León, su pareja trans, y las hijas de ambxs. Hace un par de meses Majo acompañó a su ex cuñada a realizarse una ILE. 

“Lara tuvo un desliz, la vulnerabilidad social en la que está tampoco ayuda. Esto por lo que luchamos es para ella y para la doña que vive a la vuelta de la esquina que el marido no la deja tomar anticonceptivos, es para la pibita que salió a bailar y de repente le falló el método y no tiene por qué ser madre.”

Majo Pedraza

“Yo misma estuve en esa situación a los diecisiete años de quedar embarazada y que mi papá me corriera de mi casa y me dijera bueno, él te embarazó, que él se haga cargo. Yo tuve suerte. Porque mi pareja de entonces se hizo cargo de mí y de un hijo. Pero él no estaba obligado a ser padre. Si querés ser padre desligado de toda responsabilidad, nunca más ves a tu hija. ¿Y a mí por qué me obligaban a ser mamá? ¿Por qué nadie me preguntó en ese momento qué era lo que yo quería hacer?”

“Esto es también para Azul, esa hija, que tiene su novio estable y que se aman con todo el corazón pero que tienen un mundo por delante, una vida, un montón de proyectos y de repente queda embarazada, no está preparada ni mental ni físicamente para ser mamá. Tiene 16 años.”

“Cuando me estaba separando del padre de las nenas, me di cuenta de que estaba embarazada, y me quise morir. Me realicé un aborto en casa. Casi me muero sola. Yo lo hice en mi casa. Ya había recurrido a los remedios caseros, entre comillas, de la abuela, los yuyos, el perejil. Me acuerdo, en ese momento pensaba ¿de dónde voy a sacar cola de caballo?, ¿cola de caballo? Porque había escuchado que eso ayudaba. En ese momento, cuando me realicé el aborto, no podía ni recurrir a la salita de mi barrio. O por ahí ya se realizaban estas cosas y no lo supe. La desinformación siempre es complicada. Cuando me realice el aborto estaba sola. Conseguí misoprostol, y ahí estaba con las misoprostol, el baño y yo. Era todo lo que había. Cuando me dolía apretaba un pedacito de papel higiénico.”

“Tengo una amiga que tiene su punto de vista también, que es que hay algunos casos excepcionales, como las violaciones. Pero sabés que Azul tiene una compañera que tiene 16 años, que quedó embarazada. Y el otro día estábamos hablando con esta chica y le digo qué bajón. Le dije que la iba a ayudar, que iba a hablar con su mamá. Eso no nace, Majo, me dice. La verdad, que se joda. ¿Cómo que se joda? Me dijo que Dios iba a tomar cartas en el asunto conmigo. Pero bueno, cada cual tiene su punto de vista y yo el mío.”

Laura, del pozo al Evita

“A principios de octubre me manda mensaje mi ex cuñada diciendo que necesitaba ayuda, que estaba atravesando por un momento bastante complicado”, dice Majo. “Quedé en ir a verla. Y me comentó que estaba embarazada y que no quería tenerlo”. Laura es la ex cuñada de Majo, ella “tiene una problemática social bastante, bastante diversa. Vive muy precariamente, vive de la ciruja. Vive en una casa donde son muchos, muchas familias, en un solo terreno y ella vive en una piecita. Con una cama matrimonial donde duerme con sus cuatro hijos.”

“Laura estaba embarazada y no sabía qué hacer. Le pregunté, obviamente, qué era lo que quería hacer y me dijo que quería realizarse un aborto. Y en plena pandemia, la cosa se complicaba aún más. Más allá de todos los problemas, sumándole a los problemas que ella tenía. Se le sumaba el hecho de estar aislados y estaba todo restringido, así que ella sentía que estaba en un pozo.”

“Por suerte se animó a hablarme. Yo hace muchos años, me había realizado un aborto y ella lo sabía. Y quería que la oriente, porque en este momento yo me lo realice en mi casa.”

“No tenía a nadie en ese momento que la ayudara y me sentí en el compromiso de acompañarla en ese momento, en esta decisión que ya había tomado. Así que hablé, le hablé a una persona de suma confianza, le comenté la situación y ella me orientó para que las cosas fueran más fáciles. Llamé a varios números de teléfono, hablé con varias organizaciones.”

“Nos derivaron a un hospital, por suerte, cerca de la casa de ella. Y ahí ella tenía que realizarse una ecografía, unos estudios de sangre. El embarazo estaba bastante avanzado. En todo momento le preguntaba a ella si estaba segura, si quería hacerlo y me decía que sí, que sí, que sí, que ya no podía afrontar la vida otra vez con una criatura y más en las condiciones en la que vivía. Su hija más grande es producto de una violación. Sus otros tres nenes son de diferentes parejas, y su situación económica no es para nada buena.”

“Nos derivaron al Hospital Evita, donde le realizaron la ILE. En el momento del traslado, porque por suerte se encargaron del traslado de ella al hospital Evita, su mamá sale a la puerta y me dice que cuide de su hija, que tenía miedo de lo que le llegara a pasar. Y en ese momento a mi cabeza vinieron un montón de cosas, un montón de recuerdos. Laura contaba con el apoyo de su mamá y me sentí tranquila, segura, de que estábamos haciendo las cosas bien. Me sentí afortunada también. Y sentí que Laura era afortunada en este momento. Lo único que su mamá me dijo fue: ¿Por qué no habló antes? Y le dije seguramente tenía miedo. Y ella me dijo: Sí. En eso tenés razón. Por miedo, mira cuántos hijos tuve. Ella tiene nueve.”

“Lo que sufrimos en silencio las mujeres es increíble. Porque además de estar vulnerables en la sociedad, nosotras las pobres, las mujeres pobres callamos un montón y asumimos responsabilidades a veces que no queremos. Subimos a la ambulancia y estuvimos en el hospital muchas horas, dos días. El proceso fue lento. Y Laura lloraba y me decía que no la deje sola. Que ella después de esto iba a buscar un trabajo, que iba a educar a sus hijos de otra manera, que le iba a informar a su hija de todo lo que a ella le había pasado y tratar de cuidarla de estos peligros. De los peligros que clandestinamente las mujeres sufrimos. Y la lucha de Laura es mi lucha y la lucha de todas.”

Gabriela con bolsita de nylon 

“El día que le dieron el alta a Laura. Entró otra chica, Gabriela. Era una chica de unos treinta años más o menos —sigue Majo— le preguntó a Laura que cómo estaba, cómo se sentía y estaba calladita, lo único que llevaba era una bolsita no sé si de tarjeta naranja o algo así. Con unos papeles y una camperita, nada más. Yo le pregunté a ella si le había avisado a alguien y me dijo que no. No, porque no quiero que nadie se entere. Y le digo: pero tenés que avisarle a una amiga o a alguien.”

“Le digo: ¿Qué pasó? ¿Por qué decidiste sacártelo? Si no te molesta en contarme, claro. No, me dice. Pasa que tengo 27 años, y ya tengo tres chicos, no quiero llenarme de hijos. Mi marido no me deja tomar anticonceptivos, no me deja cuidar y quedé embarazada y no quiero tener otro hijo, quiero tener a los que ya tengo, tenerlos bien, darles una vida digna dentro de lo posible. Además vivimos en la casa de sus papás. Él no trabaja. Ahora le mentí que iba a trabajar cuidando una señora y me vine a realizar el aborto. Imaginate.”

“Es increíble. Muchas mujeres no saben a quién recurrir, a quién llamar. Y se sienten solas. Sienten que están haciendo algo mal. ¿Por qué estigmatizar? La decisión propia, la voluntad propia de decidir qué hacer con nuestro cuerpo. ¿Por qué estamos mal vistas? Estamos señaladas con el dedo por decidir por nosotras.”

“A Gabriela le dejé mi número de teléfono. Le dije: yo me voy, me voy con Laura dentro de un rato, pero escribime si necesitás algo, si querés charlar, si querés contar, si tenés miedo, si querés que te llame a mitad de la noche. Háblame, que no estás sola. Laura le dio un abrazo.”

Lisa convida obra social

Lisa Cabral milita en el MTE y en la UTEP de Mar del Plata hace ya muchos años. Su familia es de origen trabajador, “pero bueno, dentro de ese también privilegiado grupo que dentro de la clase trabajadora pudo ir a la universidad y etcétera”, dice. “Nunca estuve en la situación de abortar. Pero tuve, digamos, la oportunidad de acompañar esas situaciones. Y recuerdo en ese sentido, cuando acompañé a una mujer en esa situación, en esa decisión, la sensación de alivio.” 

“Todo lo que nos pasó, todo lo que implica la previa, y cuando todo terminaba medianamente con éxito, sentir esa una gran sensación de alivio. Y el juego opuesto que tiene que ver con los casos en los que no se pudo hacer. Y nos preguntamos ¿Cómo sigue la vida de esa mujer, eh? De algún modo, si bien por supuesto que ama a su hijo, aunque podría no amarlo, pero amó a su hijo, lo tiene y demás. Pero creo que quema muchos momentos. Hubo una sensación de carga, como todas esas decisiones que una no toma y que otros toman por una y viene la idea de cómo hubiera sido si ella hubiera podido tomar su decisión y no avanzar con un embarazo que no fue deseado.”

“Y lo que hace que haya mujeres de un lado y de otro fue la existencia de organizaciones y el acceso a organizaciones que proveyeron el misoprostol o el procedimiento. En el caso de llevar adelante la decisión de interrumpir hubo redes, personas que acompañaron. Siempre estoy hablando de mujeres que no tenían ni obra social ni acceso a la obra social, pero bueno, la diferencia creo que la hicieron estas estas redes.”

Lisa

“En los casos que conozco que continuaron los embarazos, hubo mucha presencia de una familia que obligó. En los casos en los que acompañamos, siempre hicimos contacto con personas que nos iban a proveer y ayudar, médicas, compañeras, socorristas. Yo tenía obra social en ese momento, era monotributista. Y en un momento hice pasar a dos compañeras para que se hicieran los estudios, las ecografías, todo, con la credencial de mi obra social. Acordate el número, mi DNI, que no salte, les decía. En el medio yo tuve un hijo y en mi historia clínica aparecían dos embarazos. Suena gracioso pero en realidad realmente era muy estresante. Me acuerdo de estar en la plaza enfrente para que la chica use mi carné.”

“Y claramente las diferencias de herramientas entre las compañeras que estaban utilizando ese carnet con todo el miedo y además con el embarazo no deseado, de lo que se podía enterar la familia, el pibe con el que habían estado, las amigas, la iglesia, etcétera, que encima se encuentre en una situación de estar truchada su identidad para usar un carnet que también constituye algún tipo de falta, seguro, de delito.”

“Aún teniendo estas redes que lamentablemente se tienen que manejar en la clandestinidad, reunirse en una plaza, en un momento me acuerdo que había mucha persecución con estas pibas, que en ese momento era Socorristas en red, que sigue siendo por lo menos hasta ahora. Siempre recurro ahí y me acuerdo eso de reunirse o, por ejemplo, que haya un momento en que era estallido de consultas y las compañías médicas no daban abasto.”

“Siempre todo con mucho miedo, mucha angustia, todo ese día o esa noche que se lleva adelante la colocación de las pastillas, porque bueno, por muchas razones, pero era mucho nervio, mucha situación de la clandestinidad. La idea del peligro, de estar al filo. Y una tratando de hacerse la fuerte para la otra. Ni me quiero imaginar la mujer que lo está haciendo.”

“Muchas veces lo hicimos en casas que eran las barriadas, en lugares donde no existía la llegada de la ambulancia. Pensaba todo el tiempo: ¿en cuántos minutos estamos en un hospital? Esas cosas pasan por la cabeza y sin embargo, no se lo decís a la persona a la que estás acompañando. Si todo sale bien, al otro día sentís tranquilidad y después alivio.”

“Pero también me pasó de estar cerca de otros casos y sentir mucha impotencia. Casos de mujeres que no pudieron decidir sobre su propia vida y que yo estoy convencida de que el día de hoy a veces todavía piensan en eso. Porque eran muy jóvenes, y las acompañé en el sentido de que tuvieron la confianza de contarme, pero la familia intervino y se llevó adelante el embarazo. En general, esas vidas que no terminaron la escolaridad. Después de eso hay un cambio en la vida muy grande. No se decide con plenitud y es muy difícil combatir esas situaciones cuando son chicas y hay mucha presión de la familia.”

“Otra cosa muy importante es saber qué salita te ayuda a acceder a las pasti del día después. ¡Esa es clave! Para no caer con un médicx que te maltrate. Esa es muy importante entre las pobres. A veces moverse y pagar el bondi hasta la salita y conseguir turno (por el domicilio) en esa salita para que te vea une profesional, ya es todo un tema. Al menos que te de la pastilla.”

Mariela y la nena mamá

“La nieta de una amiga mía quedó embarazada con 12 años”, cuenta Mariela Salinas, una de las responsables política de Nueva Mayoría en Mar del Plata. “Tenía una una vida bastante complicada la nena, qué se yo, 12 años ya andaba de acá para allá y atrás hay una historia bastante jodida. Y bueno, yo a mi amiga le ofrecí acompañarla cuando pasó eso porque es una criatura. La nena estuvo de acuerdo con interrumpir el embarazo. Pero la mamá de la nena no quiso, y al final nació la bebé. Y la nena hoy por hoy anda de acá para allá con su bebé, son dos criaturas. La nena de catorce años es la nieta de mi amiga y compañera de militancia, su mamá es una persona adicta. O sea, se droga y tiene todo un entorno así. A los doce años la nena se fue de la casa. Anduvo de acá para allá, que ella ni sabía dónde estaba la hija. Es todo un tema. La mamá de la nena de catorce años se llama Roxana, ella tiene a su vez ocho hijos. Ella se quedó con el mayor, ya está juntado, pero es un pibe de dieciocho años y también se droga violento. Bueno, te lo cuento para que veas el entorno de la nena de hoy. Tiene catorce años.”

“No sé si al tipo, al pibe que era bastante mayor de edad que ella, cuando la dejó embarazada, lo metieron en cana. Cuestión que la nena cae al hospital internada mal al materno porque como tuvo una nena y descubren que estaba embarazada, mala mamá. Roxana lloraba que yo me voy a hacer cargo de mi hija, y ahí va mi amiga, que es la abuela y nada. Obviamente también se acercó qué se yo y le digo: está la alternativa para interrumpir el embarazo, porque estamos hablando de una nena de 12 años. Le expliqué, ¿viste? Le digo mira, pregúntale a ella si ella quiere y está dispuesta. Porque es una criatura, es una bebé.”

“Y una pensando ¿Qué futuro tiene ese bebé? También lo digo porque eso nos interpela. Imaginate en medio de la historia que te conté, así rapidito. Es de calle en calle. Calle, drogas, ¿entendés? Descuidos. ¿Y si ella sufre algún abuso? Un abuso sufrió porque hubo una persona, un pibe que era mayor de edad y una nena de 12 años. Un abuso.”

Mariela

“La cuestión es que la nena decide tenerlo y la madre Roxana que sí, yo te voy a apoyar, porque provida, la mamá Roxana dice que te voy a apoyar, que se yo. Cuestión que hace poco la nena tuvo a la bebé, tendrá 7, 8 meses, ¿eh? La mamá drogada con dos amigas más estaban en la casa y le pide la nena porque Roxana se cree dueña de su nieta. ¿Me entendés? Y no, la nena de catorce años sabe que es su hija y bueno, drogada se la pidió para que se la dé. Ella se negó a dársela entonces la otra le empieza a pegar a la hija con la nena en brazos y de a dos amigas le empiezan a pegar. Le dejaron el ojo negro, la nena, la Mía que es la chiquita de 14 años, no soltaba su bebé, imaginate. Y le pegaron. Entonces la nena se va de la casa, se va a lo de una amiga”.

“¿A qué voy con todo esto? Esa es la cuestión, eh. ¿Qué suerte esa criatura? Estamos hablando de una nena de catorce años que todavía ni siquiera maduró su cuerpo. Eso es lo grave de la situación y por ahí no es que yo estoy a favor del aborto, o sea, es una decisión propia. Pero, ¿dónde queda esa criatura que vos traes al mundo? No sé, se me ocurre que con el proyecto de los Mil días se podría haber sostenido económicamente psicológicamente, hubiera estado bien.”

Daiana y la amiga ensangrentada

Daiana cuenta lo que le pasó a una amiga en abril de 2019, mientras Aguer afirmaba que las pobres no abortan. “Mi amiga en manos de la clandestinidad casi se muere. Ella ya tiene un bebé y por una falla anticonceptiva quedó embarazada. Buscó mil formas de ayuda, pero lamentablemente la que eligió no era la correcta. Quiero decir con esto que hay clandestinidad que apoyan las socorristas y la clandestinidad que te mata. Ella en este caso sólo consiguió la segunda opción. Entraron en contacto sólo por teléfono, les comentó la situación y quedaron en encontrarse en el centro con una persona, todo encapuchadx, que le dejó una bolsa con pastillas en un banco y se fue.” 

“Una vez que estaba ya en su casa le llegó un mensaje con las instrucciones, por así decir, de cómo tomar las pastillas y alguna que otra precaución. Ella confiada que no iba a pasar nada porque sólo iba a tener una “menstruación fuerte”, estaba sola en su casa con su hijx. Empieza con el aborto después de unos minutos y empieza a sentirse débil, no podía mantenerse parada, su hijx bebé desconcertado no sabía qué hacer así que lo mandó a mirar tele; seguía sintiéndose mal y por suerte suena el celular. Era su mamá, son incontables las veces que la llamó y al no contestar el teléfono, por suerte, la madre decide ir a su casa. Creo que la imagen que esa mamá vio no la quisiera ver nadie.”

“Mi amiga estaba tirada en el piso del baño llena de sangre y convulsionando. Sí, convulsionando, su hijo llorando desesperado al lado de su mamá que no reaccionaba, la madre desesperada llamando vecinos, ambulancia, policía. No tuvo respuesta de nadie. Justo pasa un auto y desesperada le pide que la lleve al hospital. ¡Tres días internada estuvo! Casi muere en la clandestinidad, su hijx casi se queda sin madre y su madre sin su hija. La clandestinidad nos mata.”