Los tipos van entongados, de porte enhiesto, se cargosean, vitorean. Las mujeres, a golpe de ojo, van cargadas de bolsas con tuppers e hijxs. También hay pibas que sostienen banderas y otras que se paran de manos cuando un cebado acosa a una compañera. “Tuvimos que explicarles a los camioneros que aflojaran, que somos trabajadoras también”, cuenta Georgina Orellano, Secretaria General Nacional de Ammar (dentro de CTA). Sigue siendo un espacio masculino, qué duda cabe, es un enorme y transversal espacio dominado por varones pero, al fin y al cabo, también un rechazo contundente a la política de ajuste de Cambiemos, que liquida las economías femeninas y con ellas nuestras intenciones libertarias. Mientras tanto, desde arriba del palco central, tanto las (mucho más que) conductoras como dos de los oradores principales hicieron referencia al Paro de Mujeres del 8M. Hay contrastes, desfasajes, buenas intenciones y mera corrección política en un momento de evidente transición. ¿Cómo vivió el movimiento feminista el 21 F? Este año el 8 de marzo empezó en febrero.
Esteban “El Gringo” Castro, Secretario General de la CTEP, empezó su discurso diciendo que “todos tenemos que acompañar el paro del 8 de marzo”, a lo largo de la Avenida 9 de Julio lo acompañaron con tímidos impulsos aprobatorios personas de todos los géneros. “Ese día —agregó— los hombres vamos a reemplazar a las mujeres que le dan de comer a los pibes para que no falte ni una sola a esta movilización histórica”. Entonces, quizás por hacer referencia a las madres argentinas y las tareas de cuidado (papel arbitrariamente asignado a las mujeres), quizás por lo pertinente de la declamación, se estalló en aplausos.
Jackie Flores, referente de la CTEP, una de las mujeres que acompañaron el acto desde el palco central, comenta a LATFEM que “más allá del orgullo por escuchar de boca de nuestro Secretario General proclamar el 8M como el feminismo popular que queremos, también quiero reflexionar sobre que necesitamos también una unidad en el feminismo porque todavía no estamos todas representadas”. “El 8M serán nuestros compañeros de la CTEP los que cubrirán a las trabajadoras en sus puestos de trabajo. Serán los que se ocuparán del cuidado de nuestros niñxs en los merenderos, en los comedores y en las comunidades. Esperamos que la unidad que se manifestó hoy en este acto se manifieste en la unidad para el paro de mujeres”, comentó con entusiasmo Maisa Bascuas, del Movimiento Popular La Dignidad, una de las organizaciones que integran la CTEP.
El Secretario General de la CTA, Hugo Yasky, llamó también a “construir una nueva unidad del sindicalismo y del movimiento social” y al finalizar su alocución mencionó que “por supuesto, el 8 de marzo estamos todos con el paro de las mujeres”. La invitación a parar, propalada desde los altavoces y aplaudida por todo el arco del movimiento de las mujeres tiene sin embargo un desfasaje con los que se percibía en las columnas. “No sé de qué sirve que nos nombren y que convoquen al 8M si después abajo, en la calle, nos van a acosar”, reflexiona Georgina Orellano, dirigente de la asociación gremial que nuclea a las trabajadoras sexuales y forma parte de la CTA comandada por Yasky.
Mirá quién habla
El acto, comenzado pocas horas después del mediodía, estuvo conducido por dos mujeres sindicalistas que se ocuparon de recordar la cita que tienen todxs lxs trabajadorxs el 8 de marzo con el Paro Internacional de Mujeres. Una de las conductoras es Claudia Lázaro, responsable de Género y Derechos Humanos del Sindicato Argentino de Curtidores, dentro de la Corriente Federal de Trabajadores y la otra es Estela Díaz, Secretaria de Género de la CTA. Díaz es una de las mujeres sindicalistas que ha participado con asiduidad en las asambleas “Ni Una Menos” de preparación del 8M en la Mutual Sentimiento de Chacarita; en la última de ellas, junto con Vanesa Siley (referente de Mujeres Sindicalistas, dentro de la Corriente Federal de los Trabajadores), hicieron un llamamiento a que el movimiento feminista participara activamente de la convocatoria de las centrales sindicales del 21F.
Estela, notablemente entusiasmada por la jornada, comentó que “acabamos de vivir un acto muy importante para el movimiento popular, para los trabajadores y las trabajadoras” y destacó que “esta unidad marca un hito en el proceso de reorganización del campo popular, en la construcción de un gran frente unitario antineoliberal, y también muestra que las mujeres tenemos un movimiento social enorme, que así como tiene trascendencia en el mundo, también llega a notarse donde ha sido históricamente más difícil”.
Los cinco oradores fueron varones, la foto, nuevamente, es de cinco varones. Si bien la propuesta de que las conductoras del acto sean mujeres representantes de dos espacios gremiales diferentes surgió de las cúpulas sindicales, lo cierto es que el mínimo del 30 por ciento del llamado cupo sindical femenino que existe desde 2002 no se cumple. Según datos del Ministerio de Trabajo de 2017, sólo cuatro de las 22 organizaciones censadas cumplen con el cupo.
“Los oradores centrales fueron varones pero estamos en un proceso por el cual en los próximos actos también habrá oradoras mujeres. Creemos que ese es el camino del campo popular, y que está cada vez más claro para los compañeros que tienen lugares de conducción que no pueden sin nosotras”, reconoce Estela Díaz; en el mismo sentido señala Georgina Orellano: “Que dejen de meter mujeres como maestras de ceremonias y que pongan a una oradora”.
Por su parte, Sofía Corradini, Secretaria adjunta del Sindicato de Trabajadorxs Judiciales, y participante del espacio de Mujeres Sindicalistas, manifestó que festeja que las locutoras fueron mujeres, y que “desde Mujeres Sindicalistas pensamos que debemos ocupar puestos en las comisiones directivas de los sindicatos, espacios de conducción real que históricamente fueron ocupados por hombres. Eso está cambiando y lo vemos justamente en este tipo de movilizaciones donde hay un plan de lucha claro y en ese plan de lucha está incorporado el paro del 8M”.
“Las mujeres estamos cooptando casi todos los frentes de las orgas”, dice Fátima Pecci, militante de base de ATE, trabajadora del Ministerio de Salud y artista. “Las mujeres incluso marchan con sus hijos, son las mujeres las que vienen y acampan, no veo tanta presencia de varones. Somos sujetas políticas, eso está cada vez más claro”, enfatiza y es cierto, la presencia de las mujeres en las movilizaciones se hace cada vez más notable y contundente: es el signo de una época.
La jornada del 21F fue una jugada de unidad estratégica contra el ajuste que propone el gobierno de Cambiemos. Una alianza contra el empobrecimiento y a favor de la organización del campo popular de la que el movimiento feminista forma parte en tanto es esencialmente anticapitalista y trae aires frescos, pacientes aires frescos. “La derrota del liberalismo es con nosotras como protagonistas. Esto es un plan de lucha que continua con el 8M”, explica Estela Díaz, hoy conductora del acto. Hay tiempos de cambio, a fuego lento, con mucho suspenso. Hugo Moyano, principal orador, no mencionó ni una vez a las mujeres o al 8M en su intervención, en cambio sí nos regaló dos veces la imagen de sus testículos, son lentos tiempos de cambio. Abajo del palco, en el semicírculo más cercano, la prevalencia era de mujeres trabajadoras del gremio de los camioneros, es de esperar que esas mujeres, junto con las de la CTEP, la CTA, la otra CTA, ATE, CTERA, y las miles de mujeres, lesbianas, trans, travestis de las más variadas extracciones políticas, gremiales, activistas vuelvan a llenar las calles y las pantallas el 8M, que empezó este febrero.