Agradezco mucho la invitación a esta audiencia y celebro la decisión de las comisiones a llevarla adelante. Dicho esto y aclarando que si no recuerdo mal la primera firma que tuvo el proyecto de la campaña nacional por el aborto seguro legal y gratuito fue mía.
Quiero como política comenzar por la pregunta clásica de este tema: ¿Usted esta a favor o en contra del aborto?
Es una pregunta que se hace como un disparo y que no siempre queremos contestar. Pide un si o un no sin vueltas. Además, esa no es una pregunta: no es correcto el planteo de la pregunta. Es como si nos preguntáramos si es deseable cualquier tratamiento cruento que preserve la salud.
El aborto debe ser la última alternativa y, en tal sentido en todas las legislaciones está claramente reglamentado. Ahora bien, por qué es necesario resolver un grave problema que afecta a nuestra salud pública: más allá de las cifras hay un número importante de mujeres que se realizan abortos y muchas de ellas en pésimas condiciones que le provocan graves consecuencias físicas y emocionales, por esta causa. En tales condiciones las discusiones acerca del comienzo de la vida son similares a debatir sobre la existencia de Dios. Metafísica pura y como tal materia opinable.
Pero indudablemente la legalización del aborto lleva a una colisión entre concepciones religiosas y políticas. En este punto, quiero citar a un pensador jesuita:
“El aborto es una materia moralmente problemática, pastoralmente delicada, legislativamente espinosa, constitucionalmente insegura, ecuménicamente conflictiva, sanitariamente confusa, humanamente angustiosa, racionalmente provocativa, periodísticamente explotada, personalmente sesgada y ampliamente ejecutada.” Jesuita y teólogo moderado Richard a. Mc Cormick
Y efectivamente, las mujeres cuando deciden abortar lo hacen, ya que evidentemente es una práctica ampliamente ejecutada.
Y efectivamente, las mujeres cuando deciden abortar lo hacen, ya que evidentemente es una práctica ampliamente ejecutada.
Quiero mencionar los hechos pertinentes a la situación anterior:
-Hace un tiempo vi un programa en donde se intentaba justificar las posiciones por el si y por el no, un buen programa con argumentos muy sesudos de ambas partes y en una segunda parte había mujeres que habían abortado. En un momento se le da la palabra a una de ellas y esta mujer lo primero que dice es “no entiendo de lo que están hablando”.
-En este ultimo mes por la radio escucho a un médico que estuvo presente en las intervenciones de la semana pasada y dijo “a mi todo lo que dicen no me resuelve el problema de cuando una mujer quiere abortar que lo va a hacer, o cuando ya vienen en muy mal estado después de una intervención muy mal realizada”
Por qué comento estas dos situaciones porque como políticos tenemos que saber que a las personas que directamente afectamos con nuestro voto por un lado, una gran mayoría no comprende nuestro debate y los otros implicados en esta acción, nos dicen que ellos comprenden, pero que así las cosas no les resolvemos nada.
Cuanta frustración en verdad pero no hay peor error que insistir en el mismo error.
Queriendo superar escollos y viendo lo que nos une estoy convencida que la ley de la campaña nacional por el aborto es la mejor herramienta anti aborto que existe. A los hechos me remito.
La revista científica The Lancet – en un articulo publicado en Septiembre de 2017 señala que ” el aborto en el mundo ha disminuido los últimos años y se estima que la legalización de la práctica ha sido el factor que mas ha contribuido ” y que ” los países con aborto penalizado son los que presentan las más altas tasas de aborto”.
En igual sentido la Organización Mundial de la salud ( OMS ) opina que
” en los países donde el aborto esta completamente prohibido o se permite solo para salvar la vida de la mujer o preservar su salud física, solo 1 de cada 4 abortos fue seguro :por el contrario, en los países donde el aborto es legal en supuestos mas amplios, casi 9 de cada 10 abortos se realizaron de manera segura.
Que quiero decir con estos datos que restringir el acceso al aborto no reduce el numero de abortos.” Cabe destacar que la IVE esta legalizada en la casi totalidad de los países con mayor nivel de desarrollo.
En nuestro caso desde mi punto de vista tenemos que elaborar una propuesta integradora como en muchos aspectos hace el proyecto de la Campaña, que refuerza y da entidad a los programas prexistentes relacionados con salud sexual y reproductiva u otros como el de prevención a los embarazos adolescentes. Yo incluiría el aborto farmacológico con la utilización de drogas como el missoprostol que con supervisión médica evita la internación pudiéndose hacer en la casa junto a personas queridas y amigables que contengan una situación siempre difícil y compleja.
Por último, quisiera hacer una reflexión: No es la primera vez, que entran en colisión temas religiosos con temas políticos. La sanción de la ley de Educación Común en 1884, del divorcio vincular en 1987 y la ley de matrimonio igualitario en 2010 fueron ejemplos en los cuales la sanción de una ley llevó a grandes debates en torno a planteos religiosos y políticos. En los tres casos podemos decir que las consecuencias de tales sanciones legales fue exitosa. En el primer caso, se pulverizó el analfabetismo, en los casos siguientes se abrió un derecho sin que se cumplieran apolípticas profesías.
Es hora de que demos respuesta a un acuciante problema de salud pública. Y, como dijera Eduardo Wilde, ministro de Educación y principal impulsor de la sanción de la Ley 1420: “… las creencias y las convicciones íntimas, siendo del fuero interno, escapan a la discusión y a la sanción y nadie tiene el derecho de prejuzgar sobre ellas…” En tal sentido creo, que así como el estado no tiene derecho a imponer acciones que violenten las creencias religiosas de las personas, tampoco debe actuar en contrario.