COP27: la primera gran cumbre climática donde Colombia puede liderar

Expertos explican que Colombia tiene todas las condiciones para liderar a nivel internacional, aunque el gobierno estaría organizando aún la agenda para la próxima COP27. Sin embargo, el escenario global – marcado por la crisis económica y energética – podría eclipsar las negociaciones climáticas.

Existe mucha expectativa por la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27), que se desarrollará entre el 6 y 18 de noviembre en Sharm El-Sheikh (Egipto). Esto ya que, en teoría, debería convertirse en un espacio donde los países asuman compromisos más ambiciosos para mitigar los efectos del cambio climático. Sin embargo, probablemente se traducirá en todo lo contrario. En un escenario de crisis global por energía, acceso a suministros y bajo la sombra de la recesión, la acción climática, otra vez, quedó eclipsada como uno de esos temas que parecen tan lejanos, que no hay problema con relegarlos. 

Y es que, desde el final de la COP26, celebrada en Reino Unido en 2021, ha pasado de todo: Alemania  pidió disminuir el consumo de carbón en Glasgow, pero ahora se prepara para quemarlo ante un invierno sin el suministro de gas ruso; Estados Unidos, cuyo presidente se comprometió a pasar el plan Build Back Better como una de sus grandes apuestas de lucha ambiental, no solo no lo ha logrado, sino que se prepara para extraer más petróleo y se encuentra en una pugna contra la Suprema Corte que ha limitado el alcance del Gobierno para enfrentar el cambio climático. Por otro lado, los países africanos, que son un ejemplo del trabajo en bloque en los escenarios de cooperación multilateral climática, se organizan para exigir en Egipto que se les permita explotar sus vastas reservas de combustibles fósiles, eso, a pesar de las implicaciones que tendría si superamos el límite de los 1,5 ºC de calentamiento en este siglo.

Sin embargo, en América Latina un nuevo Gobierno busca ser clave en la nueva agenda global contra la crisis climática con propuestas que, si bien no son nuevas, podrían ahora sí tener mayor impacto. El primer presidente de izquierda de Colombia, Gustavo Petro, que asumió funciones el pasado 7 de agosto de 2022, quiere que el país sea líder de las discusiones climáticas a nivel mundial. Sin embargo, explican expertos, para lograrlo falta afinar temas claves, como mejorar el peso del país a través de alianzas estratégicas. La COP27 será su primer gran escenario, aunque está demasiado cerca para dejar todo ajustado con tan poco tiempo.

Si bien lo lógico ha sido apostar por un discurso de aumentar la ambición en los compromisos climáticos, los expertos destacan la posición de Colombia como un emisor con poco impacto en la generación de gases a nivel mundial y que posee planes para su reducción muy bien trazados, por lo que –a su juicio – el país necesita un plan concreto para una cumbre que estará repleta de desafíos: resolver el problema del financiamiento de países ricos a pobres (donde Colombia ha sentado posición); terminar las discusiones de pérdidas y daños (donde el país tiene también mucho para opinar); y actualizar las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC por sus siglas en inglés), con el fin de cumplir lo planteado por el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) en cuanto a limitar el aumento de la temperatura en este siglo a menos de 1,5 ºC con respecto a épocas preindustriales.

Tan solo en el contexto de las pérdidas y daños (que se refieren a  los impactos económicos y no económicos asociados al cambio climático), Colombia se enfrenta a un escenario complejo. Según un análisis de varias entidades gubernamentales, en este siglo el 100 % de los municipios del país correrá algún tipo de riesgo por este fenómeno; a 2100 Colombia perdería 29.187 hectáreas de tierra en zonas costeras por la subida del nivel mar; las lluvias incrementarían en un 40 % en zonas de la región andina y disminuirían en un 40 % en la región Caribe. En otras palabras, aunque Colombia es un ínfimo aportante a la emisión de gases, está entre los países más amenazados por los cambios en el clima. Por ello, servir de ejemplo e impulsar el debate internacional es un tema clave. 

Los avances en Colombia

El científico e investigador Benjamín Quesada asegura que Colombia ya cuenta con leyes marco y compromisos en temas clave como disminuir la emisión de gases o frenar la deforestación, que “funcionan en el papel”. Según el experto, el reto es implementar esas medidas (que están a un alto nivel dentro del estándar mundial). Para él, establecer acciones efectivas e innovadoras (y no más compromisos) para lograr frenar la deforestación, por ejemplo, podría ser una parte clave para alimentar el discurso que requiere Colombia en la COP27. 

De hecho, en el caso de las NDC, actualizadas por última vez en 2020, Colombia realizó compromisos elogiados por organizaciones como WWF y el bloque de la Unión Europea, como por ejemplo: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 51 % y ser carbono neutrales en 2050; adaptar y transformar los sectores de transporte, agricultura, infraestructura y energía; y limitar la tasa de deforestación a un máximo de 50.000 hectáreas al año (luego, a través de una ley, el país se comprometió a llegar a cero deforestación en 2030). Ese último compromiso, que es clave debido a su enorme impacto, ha sido uno de los más difíciles de lograr.

“La deforestación es mala para el cambio climático de dos maneras: primero, no solo porque la deforestación contribuye con el calentamiento global a través de un efecto químico de liberación de emisiones de gases; pero también en los trópicos nos damos cuenta de que se pierde la capacidad para la tierra de evaporar y entonces una tierra que no evapora se calienta. Por eso hay que reducir tanto la deforestación en el trópico”, destaca Quesada, quien fue co-autor del Informe Especial del IPCC sobre Cambio Climático y Tierra lanzado en 2019.

Para él, Colombia debe ver las oportunidades más allá de la forma en la que tradicionalmente se han presentado y empezar a generar las alianzas que requiere para posicionar el liderazgo que desde antes, han planteado, buscarán tener en la COP27.

Las oportunidades y desafíos

A pesar de que Colombia genera solo el 0,66 % de las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo (según el informe más reciente realizado en 2018), sí es uno de los países que más pierde bosques primarios, ecosistemas claves para la captura de dióxido de carbono (CO2) y la mitigación del cambio climático. Tan solo en 2021, según cifras oficiales, Colombia perdió 174.103 hectáreas de bosque, lo que lo ubica entre los 10 países donde más selvas son arrasadas.

Foto: Leonel Barreto (Pixabay)

Por ello, la propuesta de Petro para llegar a la presidencia tuvo un importante componente climático. En efecto, el nuevo Gobierno ya ha dado luces de lo que buscará plantear para hacerle frente a esa problemática, partiendo por el financiamiento. “Queremos que uno de los ejes en la próxima reunión COP27 sea la lucha de la humanidad contra la crisis climática, allí tiene que construirse un fondo financiero de USD 500 billones al año para que las grandes empresas y los gobiernos más ricos sean capaces de adelantar esa lucha”, dijo recientemente el presidente en el marco de una visita a la Amazonia.

Otro tema del que ha abordado el presidente es el de la minería y la extracción de combustibles fósiles. Colombia es el quinto exportador de carbón del mundo, y el primer mandatario señaló recientemente que el planeta debe dejar el carbón en las próximas dos décadas. Para hacerlo en el país, Petro planteó que la exploración debe enfocarse en los minerales que se requieren para la transición energética y los que se necesitan para producir fertilizantes.

“La exploración minera y su perfil tendría que tener otro objetivo minero, en lugar de buscar carbón o petróleo. Ver si hay litio, más cobre, cobalto, coltán, manganeso. (…) Busquemos minerales para fertilizar las tierras. Vamos ligando hacia economía de reproducción de la vida. Colombia es agua y minerales. No es petróleo ni carbón, y agua significa vida, y lo otro lo contrario”, señaló en el marco del Congreso Nacional de Minería.

Pero esa minería que plantea Petro también deberá pasar por un proceso de revisión, según explicó Susana Muhamad, ministra de Ambiente, pues el país debe evaluar dónde hacer minería y dónde no hacerla, teniendo en cuenta las zonas que son de alta importancia ecosistémica o de reserva forestal, que puedan aportar más como áreas protegidas que como zonas extractivas. 

Según explica Manuel Guzmán-Henessey, investigador y profesor de la Universidad del Rosario, Colombia “tiene todas las posibilidades” de ser una potencia en la lucha contra el cambio climático y liderar a nivel regional y mundial varias de las discusiones relacionadas con temas como NDC, pérdidas y daños, y financiación. Pero, para lograrlo, tiene que empezar a aparecer en los espacios clave”.

“El presidente Petro ha constituido el primer gabinete climático que yo conozca de la época reciente. La mayor parte de los ministros tienen una enorme preparación para entender la problemática, al igual que el presidente y la vicepresidenta. Yo lo que he planteado es que Colombia estructure este liderazgo climático a partir de una interpretación novedosa de la realidad de las negociaciones, que han venido fracasando desde hace muchos años. ¿Cómo? Proponiendo a la Asamblea de las Naciones Unidas que se va a llevar a cabo en septiembre, en Nueva York, para que se destine un día para que los países enfrenten conjuntamente la emergencia climática actual”, asegura. 

Para Guzmán-Henessey, hoy las catástrofes climáticas se están reflejando en los eventos que se pronosticaban para dentro de 10 años, como las elevadas olas de calor que afectaron este año a gran parte de Europa y Estados Unidos. Eso demuestra, según él, la importancia de actuar y, en ese sentido, Colombia puede liderar la discusión. El investigador de la Universidad del Rosario señala que Colombia podría, por ejemplo, involucrar aún más a la sociedad civil en las discusiones, un enfoque que puede ser innovador y que ayudaría a comunicar lo clave de la emergencia: los impactos en la gente.

Esa opinión la comparte Natalia Daza, experta en cambio climático y varias veces representante de la sociedad civil en discusiones climáticas. De acuerdo con ella, el nuevo Gobierno tiene oportunidades de liderar a través de tres enfoques: facilitar la comunicación entre sociedad civil y negociadores; promover la participación de la sociedad civil que trabaje en temas relacionados al cambio climático; y permitir que la ciudadanía se exprese en la COP27. Desde allí puede darse, según la experta, una aproximación distinta con mejores resultados.

“Teniendo en cuenta la promesa del Gobierno de Petro en materia social y el compromiso de cambio climático en temas como derechos humanos, pueblos indígenas, comunidades, mujeres; puede ser beneficioso un rol de alianza con la sociedad civil de comprometerse en el marco de las conversaciones. El mismo Gobierno colombiano podría abrir un espacio, como lo hace México, para que vayan representantes de la sociedad civil y sabemos que esta será una COP muy peleada en cuanto a cupos, y los Gobiernos no tienen límites de personas para llevar”, destaca Daza.

Para ella, si algo hay que reconocer es la capacidad que ha tenido el país para ser líder en estas discusiones a través de sus equipos de negociadores, conformados por asesores de distintas entidades como el Ministerio de Ambiente, que han logrado posicionar los intereses de Colombia y marcar una agenda. Pero es necesaria una aproximación de grupo, con una agenda que, sin embargo, aún no existe.

El plan de Colombia para la COP27

La ministra de Ambiente de Colombia señaló que actualmente trabajan en un plan para la COP27 que incluye muchas de las recomendaciones hechas por expertos. “Estaremos esta semana (5 al 7 de septiembre) abriendo un proceso amplio de participación ciudadana porque queremos trabajar con la ciudadanía cuál va a ser la posición de Colombia en la Cumbre del Clima sobre temas muy importantes y álgidos”, aseguró.

Entre esos temas, la directiva ambiental destaca, primero, la regulación de los mercados de carbono, y si estos han funcionado o no para mitigar el cambio climático en el mundo y Colombia, y qué regulación se debe tener ante estos como país. Segundo, cuáles son las metas de adaptación que se deben proponer, porque aunque el mundo avanza en la reducción de emisiones, en países como Colombia es más clave la adaptación. Tercero, trabajar en la participación regional, con voces desde el Caribe, el Pacífico, la Amazonia, entre otros, que se pronuncien sobre el impacto de esta crisis en sus territorios. 

“Y tenemos una propuesta para la Cancillería, que es quien coordina el tema de la delegación colombiana para que se incluyan representantes de la comunidad científica, comunidades indígenas, afrocolombianos y campesinos para que la delegación oficial de Colombia cuente con una voz diversa sobre lo que significan estas decisiones de cambio climático”, señaló Muhamad.

Además, enfatizó en que la discusión mundial de quién paga por las pérdidas y daños es álgida, y allí también el país espera sentar una posición. “Y llevaremos finalmente, que es lo que queremos consultar con la ciudadanía, un plan ambicioso en la lógica de adaptación al cambio climático donde la base es la restauración ecológica de los ecosistemas y el ordenamiento alrededor del agua”. 

“Por eso la participación ciudadana, de la comunidad académica, del sector privado y de las regiones es importante para preparar nuestra posición nacional con el fin de que empecemos a generar ese gran pacto”, finalizó la ministra. 

Colombia sola, por ahora

En los espacios multilaterales, la cooperación y el trabajo en grupo es clave. Colombia, por sí sola, tiene un peso pequeño en una cumbre climática, según explica Manuel Rodríguez, reconocido analista ambiental que se convirtió en el primer ministro de Ambiente del país. Para él, se requiere crear algún tipo de alianza regional con anterioridad, como ya lo hizo cuando lideró la discusión que llevó a la creación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El problema es que carece de tiempo para lograrlo. “Un país como Colombia no hace la diferencia en una conferencia como la COP27, a no ser que haya hecho unas alianzas de antes. En esas negociaciones uno no llega solo a proponer cosas, uno llega con el apoyo de otros países y ahí sí puede tener éxito”, destaca Rodríguez.

Este texto fue producido con el apoyo de Climate Tracker América Latina.