Es abogada penalista diplomada en gestión y control de políticas públicas en Flacso. Antes trabajó en el Poder Judicial, en el ministerio de Seguridad y en el de Justicia e integró la Dirección de Observaciones Judiciales. Fue secretaria de Seguridad del municipio bonaerense de Mercedes hasta hace pocos días y resultó electa concejal por el Frente de Todes. Desde diciembre ocupa el cargo de secretaria de Políticas contra la Violencia por razones de Género en el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación. Junto a la Ministra, Josefina Kelly Neila fue una de las encargadas de presentar la semana pasada el ambicioso Plan Nacional de Acción 2020-2022 contra las Violencias por motivos de Género. LATFEM dialogó con ella tras el anuncio.
—¿Cómo fue el proceso de construcción de este Plan?
—Cuando asumimos en diciembre estaba terminando el plan anterior. La Ley de Protección Integral 26.485 establece que el Poder Ejecutivo tiene que realizar este plan. Así que con esta nueva impronta y con esta nueva forma de construir política desde el feminismo empezamos a trabajar en su construcción. Consideramos que era sumamente necesario poder contar con las diferentes miradas, necesidades y experiencias que nos encontramos a lo largo y ancho de Argentina. Sabemos que, a pesar tener diferentes necesidades y miradas, hay puntos en común y eso es lo que fuimos a buscar. Hablamos de construcción porque tuvimos la oportunidad de poder realizar foros. Los primeros cuatro los pudimos hacer de forma presencial en diferentes regiones. El primero fue en Mar del Plata y, por la pandemia, nos vimos obligadas a tener que hacerlos de otra manera y fue ahí donde nos trasladamos a la forma virtual. Se trabajó tanto con organizaciones comunitarias, sociales, sindicales y la sociedad civil en general, como también con los gobiernos locales, provinciales y los diferentes poderes: Judicial y Legislativo. El objetivo fue poder encontrarnos y construir este plan. Es un plan ambicioso, pero es un plan donde claramente plasmamos lo que históricamente se viene pidiendo, que es lo que se escuchó y lo que pudimos ver en los foros. Tiene una ruptura con la mirada securitaria, que si bien es necesaria y son herramientas que tienen que estar, tenemos que sacar el eje de la emergencia y poner el eje en el abordaje integral de las medidas.
—Claro, el Plan anterior destinaba la mayor parte del presupuesto a la construcción de refugios. De alguna forma esta propuesta es un cambio de paradigma y, a mi humilde entender, la idea de autonomía económica es algo de lo más novedoso.
—Cuando planificamos políticas contra la violencia por motivos de género, desde el Ministerio se incluye la perspectiva de género y diversidad. No es únicamente para mujeres. Y también creo que una de las patas es la autonomía económica, pero no es la única. Cuando hablamos de abordaje integral y romper la lógica de la emergencia y de la mirada desde seguridad es porque, si bien son necesarios los refugios, son necesarios los hogares, son necesarias las medidas de protección desde sistemas y botones de pánico…Nosotras en el plan tenemos acciones para eso pero no centralizamos la política en ese eje. En ese sentido, centralizamos la política en la construcción de herramientas de autonomía, de autonomía económica, de autonomía de la libertad y construir, por supuesto, una sociedad más justa. El Estado tiene que brindar ese tipo de herramientas, tiene que estar presente con apoyos económicos. El programa Acompañar no es una transferencia monetaria únicamente. Todas venimos luchando para que realmente el Estado promueva herramientas de autonomía. No es la única respuesta porque también sabemos que no alcanza únicamente con una transferencia. Tiene que haber un acompañamiento psicosocial en las personas en situación de violencia.
Y tiene que ser una implementación de programas que tengan su continuidad. Entonces, hablamos de un programa de seis meses que tiene una continuidad, que puede ser con el Potenciar trabajo a partir de un convenio firmado con el Ministerio de Desarrollo Social de Nación para también generar autonomía y también con diferentes programas de Ministerio de Trabajo y de la Secretaría de Igualdad, donde tiene claramente un área del mundo laboral. Así que creo que son diferentes etapas. Creo que tenemos que pensar lo de la integralidad y que haya una continuidad en el abordaje de planes.
—Uno de los desafíos del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad es poder transversalizar la mirada, que no quede como un espacio desconectado del resto de los ministerios. ¿Cómo están trabajando para poder transversalizar las acciones y políticas?
—Hablamos de que es un plan del Poder Ejecutivo Nacional. Hay más de 100 compromisos con otros ministerios y áreas descentralizadas y nos tocó realmente, en el contexto de pandemia, encontrarnos con compañeras y compañeros de otros ministerios que realmente tenían acciones propias que venían trabajando muy bien. Estas son las acciones que queremos trabajar como podamos articular entre los distintos ministerios y la verdad que es muy grato encontrarse con ese compromiso en las distintas carteras del Estado. Eso es algo que claramente en la práctica y en la implementación se va a trabajar con distintos ministerios. Son diferentes áreas las que van a realizar las acciones, pero por ejemplo el Ministerio de Salud, Educación Interior. Realmente hay un compromiso y eso se ve reflejado en el plan.
—Las acciones tienen una fuerte impronta de formación y sensibilización. Quizás es una herencia, también, de la Ley Micaela y una continuidad de acciones que estuvieron en planes anteriores como las Escuelas Populares de Género…
—Hablamos de experiencias de formación, capacitación o de compartir experiencias comunitarias como escuelas populares, como las acciones que están planteadas con el Ministerio de Cultura, con el Ministerio de Educación, con el Interior, de Turismo y Deportes, para poder trabajar con los clubes….
Sabemos que las políticas de género tienen una política de cercanía, son políticas y deben ser de esa manera y en ese sentido sabemos que las redes comunitarias, que aquellos primeros lugares de socialización, como los clubes y demás, son lugares centrales como para poder también empezar todo lo que tiene que ver con la sensibilización y capacitación.
—Ahora el desafío ejecutarlo, llevarlo adelante. Poder cumplir con todos estos objetivos que son ambiciosos pero tienen que ver con algunas de las demandas que se venían haciendo en los últimos años desde los feminismos. Un poco es dar respuesta a esas demandas y por supuesto, me imagino, es una responsabilidad enorme.
—Es una responsabilidad enorme en el momento que asumimos el cargo porque sabemos que estamos acá circunstancialmente y lo que quedan son las políticas públicas que planificamos o implementamos. Eso es lo importante y lo que realmente acerca cada cambio social. Así que, claramente, para poder transformar la realidad de la gente, en este caso de las personas en situación de violencia, vamos a trabajar y ya venimos trabajando en la implementación.