Cada año casi 700 millones de mujeres acceden a métodos anticonceptivos modernos, más de 90 millones tienen partos en centros de salud y decenas de millones acceden a servicios de aborto seguro en países de ingresos bajos y medios de todo el mundo. Los embarazos, la anticoncepción y los abortos no se ponen en pausa durante la crisis sanitaria global. Sin embargo, en medio de esta pandemia, las barreras estructurales y sistemáticas se multiplican y pueden contribuir a que muchas personas pierdan el acceso a estos servicios esenciales. “Crisis en el horizonte: Pérdidas devastadoras para la salud reproductiva mundial debido a COVID-19” es el título del informe del Instituto Guttmacher que presenta un panorama hostil para niñas, adolescentes, mujeres, lesbianas y personas trans. La investigación demuestra, una vez más, cómo las crisis sanitarias aceleran desigualdades.
Según el estudio de Guttmacher, sólo una disminución del 10% en el acceso a la atención por el impacto de la COVID-19 en los países de ingresos bajos y medios causaría 3 millones de abortos en condiciones de riesgo. Con esta estimación “conservadora” de lo que podría suceder calculan 15 millones de embarazos no deseados más y 28.000 muertes de personas gestantes durante este año. Además, 49 millones de personas tendrían insatisfechas sus necesidades en el acceso a los anticonceptivos modernos.
“Estas estimaciones son impactantes, pero la realidad podría ser mucho peor si más del 10% de los servicios se ven comprometidos o interrumpidos. Además, la escala del impacto podría ser mucho mayor en países o regiones específicas, ya que el virus y la falta de una respuesta eficaz ha golpeado y golpeará con más fuerza en ciertas áreas”, dice el informe que lleva la firma de Taylor Riley, Elizabeth Sully, Sara Ahmed y Ann Biddlecom. El documento fue publicado el 16 de abril.
El equipo de investigación de Guttmacher tomó como referencia datos sobre la prestación de servicios de salud sexual y reproductiva de 132 países de ingresos bajos y medios, que abarcan a 1.600 millones de adolescentes y mujeres en edad reproductiva (de 15 a 49 años de edad), para estimar el impacto de los problemas relacionados con la pandemia en la prestación de servicios básicos y los resultados sanitarios. Entre los problemas que listan figuran: el desvío de suministros, equipo y personal a otros tipos de atención; la interrupción de la cadena de suministro; el hecho de que las mujeres eviten la atención preventiva o decidan parir fuera de las instalaciones y el cierre de clínicas. En ese sentido, la Federación Internacional de Planificación Familiar (IPPF, por sus siglas en inglés) informó la semana pasada que más de 5.600 de sus clínicas y proveedores de atención, que representan el 14% del total, habían cerrado debido al brote en 64 países. Entre los países afectados de la región están Colombia y El Salvador.
Para mitigar este impacto, las recomendaciones del Instituto Guttmacher para los Estados son cuatro: que declaren los servicios de salud sexual y reproductiva esenciales, que dispongan del personal necesario, que pongan a disposición anticonceptivos sin receta y que exploren modelos de atención innovadores como la telemedicina.
Otro dato: la organización internacional Marie Stopes , que presta servicios de anticoncepción y aborto en 37 países, también hizo sus cálculos. Estiman que 9.5 millones de niñas y mujeres en el mundo perderían el acceso a sus servicios en 2020 debido al coronavirus.
Para evaluar estos impactos de género y clase se toman como referencia otras crisis sanitaria. La evidencia más reciente es el brote del Ébola en 2013-2016 en el África occidental que mostró efectos negativos e indirectos en la salud sexual y reproductiva. Según un análisis de los datos del Sistema de Información de Gestión Sanitaria de Sierra Leona, la disminución de la atención materna y neonatal debido a la interrupción de los servicios y al temor a buscar tratamiento durante el brote contribuyó a una cifra estimada de 3.600 muertes de personas gestantes, muertes neonatales y recién nacidos. Se trata de un número que se aproxima a la cantidad de muertes causadas directamente por el virus del Ébola en el país.
En otros estudios se comprobó que los brotes de Ébola provocaron una fuerte disminución del uso de anticonceptivos y de las visitas de planificación familiar en Guinea, Liberia y Sierra Leona.
Salud sexual es servicio esencial
La Organización Mundial de la Salud (OMS) en las “Directrices operativas para el mantenimiento de los servicios de salud esenciales durante la pandemia COVID-19” reconoció que la pandemia de COVID-19 está sometiendo a los sistemas sanitarios y personal de salud a una gran presión y al mismo tiempo advirtió la necesidad de mantener la atención de servicios esenciales de salud. En ese sentido, la OMS señaló que “los países deben identificar los servicios esenciales que se priorizarán a los fines de mantener la continuidad de la prestación de los servicios”. E incluyó dentro de las categorías prioritarias a los servicios relacionados con la salud reproductiva, incluida la atención durante el embarazo y el parto.
Varias organizaciones internacionales vienen advirtiendo sobre el impacto específico y diferencial. El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) lanzó el 26 de marzo el documento “Proteger el acceso universal a la salud sexual y reproductiva y promover la igualdad de género”. Algunos destacados de este informe:
- La salud y los derechos sexuales y reproductivos son un importante problema de salud pública que requiere de atención particular durante las pandemias
- La provisión de insumos de planificación familiar y otros insumos de salud sexual y reproductiva, incluidos artículos para la salud menstrual, es central para la salud, el empoderamiento y el desarrollo sostenible de las mujeres, y puede verse afectada cuando las cadenas de suministros se ven sometidas a alteraciones como resultado de la respuesta a la pandemia.
- Es importante garantizar la continuidad de la atención para las mujeres y las niñas en edad reproductiva en caso de presentarse una interrupción o alteración severa de los servicios en las instalaciones. Es necesario hacer frente a los obstáculos y las barreras a través de acciones para facilitar el acceso de las mujeres y las niñas a los servicios, incluidos servicios de apoyo psicosocial, especialmente para aquellas objeto de violencia o que pudieran estar en riesgo de experimentar violencia durante una cuarentena.
El Centro de Derechos Sexuales y Reproductivos para América Latina y el Caribe, con sede en Bogotá, sacó un pronunciamiento regional que se puede leer acá. “Los Estados de la región no solo deben mantener los servicios médicos para garantizar el aborto, sino que deben adoptar medidas que permitan ampliar el acceso de las mujeres, adolescentes y niñas al aborto durante la pandemia a través de métodos como el farmacológico. El aborto farmacológico debe ser suministrado de manera oportuna y segura en casa con ayuda de la telemedicina”, dijo Catalina Martínez Coral, directora regional del Centro de Derechos Reproductivos.
En Argentina, la directora de Salud Sexual y Reproductiva de la Nación, Valeria Isla envió una comunicación a todos y todas les referentes provinciales, a los centros de salud en la que refuerza que la entrega de métodos anticonceptivos y el acceso a la interrupción legal del embarazo son servicios esenciales.
Además del 0800-222-3344 Salud Sexual, habilitaron el correo saludsexual@msal.gov.ar
Los gobiernos locales de Ciudad de Buenos Aires, provincia de Buenos Aires, Salta, Jujuy, Chubut, Entre Ríos y Santa Fe se pronunciaron sobre la necesidad de mantener la provisión de servicios de anticoncepción e interrupción legal del embarazo durante la emergencia. Sin embargo, los obstáculos se están registrando en distintas provincias. Así lo confirmó en esta entrevista la ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad Elizabeth Gómez Alcorta. En sus palabras: “Queremos que quede claro que de ningún modo la emergencia impide el acceso a la ILE. El acceso a la ILE es un derecho y si hay cualquier dificultad se puede llamar también a la línea 144, que tiene protocolo para la atención de estas demandas. Hay varios casos en provincias donde se obstaculizó y después las logramos hacer pero con intervenciones del Ministerio de Salud y el nuestro”.
Mientras tanto, los feminismos siguen redoblando esfuerzos y acompañando. La lucha no entró en cuarentena y la salida a la crisis sanitaria global es colectiva.
