“Por ser morochito ya sospechan de vos”

El gatillo fácil es la cara más dura del racismo. Por un lado deja en evidencia las brechas de acceso a derechos básicos como salud, vivienda, educación, “seguridad” y, por el otro, la violencia institucional, el olfato policial racista que hace que la policía que “te cuida”, te mate. Pero si el racismo es un tema tabú, los asesinatos racistas por parte de las fuerzas policiales en Argentina y Latinoamérica son más que un tema silenciado. A raíz del asesinato de Lucas González en manos de la Policía de la Ciudad, Melisa Yaleva, integrante de Identidad Marrón, escribe sobre racismo estructural y violencia institucional en los barrios.

El miércoles Lucas González, un pibe de 17 años y tres amigos volvían de jugar al fútbol cuando fueron baleados por tres agentes de civil de la Policía de la Ciudad, en el barrio porteño de Barracas, al sur de la ciudad. A Lucas le dispararon con armas de fuego reglamentarias en la cabeza. Poco más de 24 horas después murió en el Hospital El Cruce de Florencia Varela.

“Él era mi hermano,  entrenamos todos los días juntos” relata a los medios Dante Valero, amigo de Lucas. Al terminar el entrenamiento en las inferiores de Barracas Central, Lucas y unos amigos fueron comprar un jugo. Allí se encontraron, sin saberlo, con tres policías vestidos de civil, en un auto particular y sin identificación, que  “de una tuvieron sospecha sobre los cuatro: por tener visera, por tener zapatillas de marca”. ” Por ser un poco más morochito ya sospechan de vos, piensan que sos uno más de los ladrones”, dice Dante en la puerta del hospital minutos después de conocer la muerte de su amigo.

La visera y el color de piel

“De una tuvieron sospecha. Por tener visera (que el papá se rompe el alma laburando de lunes a lunes, igual que el papá de todos los chicos) y por ser un poco más morochito ya sospechan de vos”, dice Dante y pone la lupa sobre algo que los medios no reconocen, que institucionalmente queda solo en declaraciones políticamente correctas y que es el día día de millones de pibes en nuestro país: el sentido común  que asocia color de piel con sospecha, pobreza, delincuencia y violencia.

El caso de George Floyd, en Estados Unidos, puso el racismo sobre la mesa y para gran parte de los medios argentinos y el debate en las redes sociales fue de fácil reconocimiento porque en el imaginario nacional se relaciona el racismo con otros países y otras corporalidades. Pero, con sólo algunos días de diferencia, la violencia policial se cobró la vida de Luis Espinoza y Ceferino Nadal, en Tucumán, y hace menos de una semana la de Lautaro Rosé, en Corrientes. ¿Por qué estos casos tan cercanos no recrean la misma conmoción? ¿Por qué no se  analizan desde el  lente del racismo?

Los cuerpos

Los feminismos y los espacios académicos con esta impronta han contribuido en poner los cuerpos, las cuerpas,  las experiencias corpóreas y los lugares de la vida cotidiana en el centro de la geopolítica y los análisis. ¿Cómo se bajan los grandes diseños del sistema-mundo a los cuerpos?

Esta pregunta lleva a resaltar la interseccionalidad en la dimension espacial, entendida por cómo se relaciona la desigualdad social y la diversidad identitaria en la co-constitución de identidades y espacios,  con claros aportes críticos sobre “la injusticia espacial, la estructura espacial de la supremacía blanca y alternativas espaciales desde feminismos negros, indígenas y geografías queer”. (Carvajal, Vengas, Velasco , 2017) 

En la línea de esos aportes, donde se resalta  la interseccionalidad en los análisis, podemos preguntarnos: ¿Cuál es el patrón en la corporalidad  de Ceferino Nadal, Luis Espinoza, Facundo Castro, Lautaro Rosé y Lucas Gonzalez?. En todos estos casos lo que llamamos desigualdad social no sólo es desigualdad material (vivienda, trabajo, salud), sino también una diferencia en el trato de las instituciones (escuelas, hospitales, policía), cuya expresión más cruel se expresan en el gatillo fácil hacia ciertas corporalidades, lo cual impacta a su vez en el acceso y ejercicio de derechos por la famosa “portación de rostro” a la que podríamos acercar a “portación de piel”.

Olfato policial, portación de rostro, técnicamente perfilamiento policial la selectividad de sujetos donde la criminalización tiene diversos nombres y en todos una clara alusión a que son los cuerpos marrones-indígenas quienes padecen, en su gran mayoría, gatillo fácil, migraciones forzadas, invisibilización, y la falta de  participación y representación política.

Perfilamiento policial

“El perfilamiento racial es la facultad que tiene la policía para sancionar características más que conductas. Lo que tienen en cuenta es el color de piel y la ropa, para presumir que existe un delito aunque no tengan pruebas de ello y esto está prohibido, porque viola las garantías constitucionales de todos los ciudadanos”, explica el abogado especializado en Derechos Humanos, Alejandro Mamaní. “Sin embargo, parece que las garantías constitucionales de algunos ciudadanos, en este caso, los racializados, son más permeables que otras, debido al racismo institucionalizado en los organismos del estado, la justicia y la policía”, asegura. 

Un informe de Mutuma Ruteerel, Relator Especial sobre las formas contemporáneas de racismo y discriminación racial, reconoce que  “Los agentes de policía y de inmigración y los funcionarios de prisiones a menudo actúan basándose en perfiles raciales y étnicos, en muchas formas distintas y perniciosas. También puede suceder que las políticas oficiales faciliten prácticas discrecionales que permiten que las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley dirijan selectivamente sus actuaciones hacia grupos o personas basándose en el color de su piel, en su vestimenta, en su vello facial o en el idioma que hablan. A veces también existe un sesgo implícito que motiva la utilización de criterios raciales y étnicos en la actuación de las fuerzas del orden. Aunque algunos estudios han demostrado la ineficacia de la utilización de perfiles raciales y étnica, los funcionarios siguen recurriendo a esa práctica”.

En esa línea,  el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) expresó  “su pesar y sus condolencias por la muerte de Lucas González, de 17 años de edad, asesinado por la policía de la Ciudad de Buenos Aires. La justicia debe investigar con la debida diligencia las circunstancias de los hechos, y analizar si los agentes policiales se condujeron bajo perfiles racistas y discriminatorios al momento de interceptar el auto y efectuar los disparos, y sin respetar los Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por los Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley”.

En ese comunicado, el organismo reconoció que “el racismo y la discriminación asociada a la violencia institucional debe ser prevenida y sancionada desde todas las esferas del Estado, y deben repudiarse desde todos los sectores políticos los discursos de odio que fomentan el uso de la fuerza desproporcionado por parte de las fuerzas de seguridad. Nuestro sistema institucional no debe permitir estos hechos, ni discursos que hagan pensar a los oficiales de las fuerzas de seguridad que existe una habilitación política para ellos”.

Agendas políticas

El gatillo fácil no es ajeno a la agendas  trans feministas y antirracistas, por eso en el último Lengüetazo, el ciclo de entrevistas en vivo que realiza Anuka Fuks los jueves por el Instagram de LatFem, la pregunta estuvo presente.

Esteban Paulón, director ejecutivo del instituto de políticas públicas LGBT+ remarcó “es indispensable que sea agenda por que las víctimas de la violencia policial, la institucional y el gatillo fácil, los cuerpos los siguen poniendo los sectores más vulnerabilizados de la sociedad”. “Es muy importante ya que los discursos de la derecha vienen a legitimar (esas prácticas) y hay que estar denunciando, reclamando y poniendo en agenda el tema porque nos podemos enfrentar a un presente mucho más complejo”, agregó.

Ante la misma pregunta, Magui Fernandez Valdez, secretaria general de Nuevo Encuentro CABA, referenta de La Sublevada y lesbiana no binarie,  expresó: “Todo esto tiene un correlato en relación al avance de la derecha.En el acto de Milei hubo actos vinculados con el personal de Seguridady hay sobradas declaraciones de él, de Maslatón, alentando la portación de armas. Por eso, esta escalada de violencia debe ser un punto central en nuestra agendas y de vuelta encontrar una unidad mucho más alta para frenar esta situaciones que sin duda requieren una responsabilidad política enorme y que se construyan las respuestas para que esta situaciones dejen de suceder y para que las expresiones que las avalan y las fomentan no puedan avanzar en nuestras sociedades”. 

Por último, Mercedes Trimarchi – legisladora de CABA por Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda y dirigenta de la agrupación de mujeres Isadora, aseguró que: “son casos que se repiten y seguimos contabilizando en todo el país”. “Recordemos a Luciano Arruga, Facundo Castro, son cientos de casos y hay un prototipo: pibes humildes, laburantes,  y no es casualidad que la policía no pregunta, dispara y mata siempre a los mismos sectores y los verdaderos delincuentes de guante blanco, son sus socios en los negocios. ¿Qué pasa que se le está dando más reconocimiento a las policías y a las fuerzas represivas de seguridad?”,  se preguntó Trimarchi. 

La legisladora agregó que  no es casual  que  una semana antes de las elecciones  “hubo un fallo nefasto que condenó a César Arakaki y Daniel Ruiz por su participación en la multitudinaria jornada de protesta contra la infame reforma previsional”. “Ambos son dos militantes de izquierda que, como muchos en 2017, nos movilizamos. Este fallo se da  a una semana de las elecciones y es un mensaje muy perverso que tiene que ver con criminalizar la pobreza y la protesta social”, analizó.

El Estado

La colonialidad es la base de la construcción del Estado y sus actores: como la Policía. En Argentina, la expansión del capitalismo agrario y la consolidación del Estado nacional se realizó a raíz de las campañas de exterminio en la patagonia y norte del país. La construcción de un territorio donde de los barcos bajan los pobladores de una Argentina fundada en un mito de Nación blanca y europea. Para ocultar esa violencia originaria, base del Estado, se pensaron esos territorios “conquistados” como espacios desérticos y se construyó una imagen de lucha entre la barbarie y la civilización acompañada  de la idea de que “Los argentinos bajamos de los Barcos”.

De esta batalla física, cultural, desigual emergió un relato. “Tan hegemónico fue el dispositivo fundacional de Argentina como nación blanca y europea  que incluso muchos argentinos que se lamentaron de la campaña al desierto incorporaron el dispositivo invisibilizador, contribuyendo a la idea que lo indígena no es parte de la nación (Svampa 2016)”. Pero esa “invisibilización” de los pueblos indígenas en Argentina o sus descendientes, no solo no los reconoce como parte, sino que los extranjeriza y las estructuras institucionales los subalternizan.

“Sectores humildes”; “por el uso de Gorrita y zapatillas”; “Pibe de barrio”, “Negrito”; “Morochito”, tantos palabras para no decir lo que hay decir: racismo. Y tanta declaración para no hacer lo que hay hacer: crear oportunidades que equiparen posibilidades material y simbólicas que saque a les pibes y pibas de esos lugares donde parece que nadie se hace cargo. ¿Hay que hacer capacitaciones de Derechos Humanos con la policía?Sí. Pero la seguridad no es solo la policía. La seguridad tiene que ver con  el acceso a la vivienda, la educación, la salud, un proyecto de vida y también con poder ir con tus amigues a comprar un jugo y volver con vida. 

El enfoque antirracista debe trascender las puertas institucionales. De la misma manera que se ha luchado y se lucha porque la mirada de  género se convierta en un enfoque transversal,  interministerial que esté presente en cada política pública:  economía, en obras públicas, en educación, salud, deportes. No pueden matar impunemente a nuestros pibes por su color de piel, por sus gorras o su ropa deportiva, esto debe acabar. Si no hay justicia, no puede haber paz.

Referencias: 

▪️ Carvajal, Sofía Zaragocin, Melissa Moreano Venegas, y Soledad Álvarez Velasco (2018) Hacia una reapropiación de la geografía crítica en América Latina Presentación del dossier.”Quito, Ecuador 22.2: 14. – 
▪️ Svampa, Maristella (2016). Debates Latinoamericanos: Indianismo, desarrollo, dependencia y populismo. Edhasa, capítulo 1.
▪️ Sr. Mutuma Ruteere, Xenofobia y formas conexas de intolerancia, UN Doc. A/HRC/29/46, 20 de abril de 2015, párr. 16