Sin ninguna duda, estos son los años más intensos de la historia democrática contemporánea de Chile. Después del inicio de un movimiento social multitudinario en 2019, y elecciones masivas donde se decidió escribir una nueva Constitución a través de un órgano paritario en 2020, por estos días, la expectativa está puesta en quién será el presidente o la presidenta cuyo gobierno acompañará el proceso constituyente y las transformaciones del país, pues estos son los últimos meses del periodo de Sebastián Piñera.
Todas estas tensiones se suman a que las últimas tres grandes elecciones en Chile han estado marcadas por la tragedia sanitaria global. Este domingo, durante un fin de semana que coincidió con el relajamiento de las restricciones por el coronavirus en Santiago y un feriado religioso, el porcentaje de participación descendió comparado con el 78% del padrón que participó en el plebiscito por la nueva Constitución. Sin embargo, con 3 millones de votantes, fue la primaria presidencial más masiva de la historia, superando a las de 2013 y 2017 cuando Sebastián Piñera y Michelle Bachelet obtuvieron las primeras mayorías.
La primaria presidencial se inclinó, por la derecha, a favor de Sebastián Sichel, ex ministro del gobierno actual, que fue electo con un 49%, y por la izquierda, con un sorprendente 60%, a favor de Gabriel Boric, joven diputado y ex líder estudiantil, parte del Frente Amplio, la coalición de izquierda progresista nacida de las protestas universitarias de principios de siglo.
Estas elecciones -donde participaron 4 pre candidatos de la derecha oficialista cohesionada en Chile Vamos y 2 de la izquierda opositora del pacto Apruebo Dignidad- se desarrollaron apenas semanas después de la primera sesión de la Convención Constitucional. Las elecciones se dan sin duda en medio de intensos cambios en la cosmovisión sobre la política, la economía y la forma de organizar la sociedad chilena. Una de las primeras grandes noticias del mes fue, de hecho, la elección de una mujer mapuche como presidenta de la Convención: la académica Elisa Loncón. Por estos días, además se tratan en la discusión pública temas tan inéditos en el país como la libertad a los presos de la revuelta de octubre y los del Wallmapu, el territorio ancestral mapuche y -aunque parezca una locura discutirlo tan tarde en la historia del país- sobre opciones concretas para la redistribución de la riqueza.
Este es el clima en el que se desarrollarán las elecciones presidenciales, a definirse el 21 de noviembre de este año. Sin embargo, los resultados de ayer en las primarias fueron, sin duda, sorpresivos y acaso desestabilizadores, porque contradijeron con creces el pronóstico y las encuestas que vaticinaban con mucha contundencia a otra dupla de candidatos como vencedores. Por la derecha de Chile Vamos, los números predecían la elección de Joaquin Lavin, histórico colaborador de Augusto Pinochet, que durante las dos últimas décadas se ha presentado como candidato y que en la papeleta de este domingo competía con tres ex ministros de Sebastián Piñera: Mario Desbordes, Ignacio Briones y el electo Sebastián Sichel. Y por la izquierda de Apruebo Dignidad, se esperaba con seguridad que triunfara Daniel Jadue, el actual alcalde de la comuna de Recoleta -absoluto favorito en las cifras, que sin embargo perdió por casi 20 puntos contra Boric- cuya victoria podría haber significado que un candidato del Partido Comunista tuviese por primera vez posibilidades reales de convertirse en presidente del país.
Si la derecha, históricamente muy bien organizada en Chile, parece haber perdido decididamente su representatividad, y en la Convención Constitucional no alcanzó siquiera el tercio para tener relevancia en las decisiones, la izquierda aglutinada en partidos tradicionales tampoco lo ha hecho mejor por estos días, ya que fue incapaz de ponerse de acuerdo como bloque para llegar a las presidenciales. En esta primaria no participaron los partidos de la ex Concertación -que gobernó durante los últimos 30 años- ya que no lograron llegar a acuerdo con el bloque que aglutina al Partido Comunista y al progresista Frente Amplio. Por ende, pasadas ya estas elecciones, todavía falta definir la totalidad de los candidatos de la llamada centroizquierda, entre quienes podría figurar Paula Narvaez del Partido Socialista, Yasna Provoste, de la Democracia Cristiana, Carlos Maldonado, del Partido Radical, y también faltan los independientes con nombres como el de José Antonio Kast, de la ultraderecha vinculada a Bolsonaro.
El sorpresivo resultado de esta elección de primarias abre una serie de preguntas sobre las presidenciales de noviembre, sus posibles predicciones y los deseos de la ciudadanía chilena respecto a los partidos históricos, sus nuevos rostros y los tipos de liderazgo que deberían acompañar los nuevos cambios centrales del país. El evento está pautado para el 21 de noviembre, con una segunda vuelta el 19 de diciembre, en caso de ser necesario. La Convención Constitucional, por su parte, avanza y sesionará durante un año para reescribir la nueva Carta Magna del país, que se hará efectiva solo si la ciudadanía está de acuerdo mediante un plebiscito de salida.