Reina Ibáñez, la primera precandidata trans a la presidencia

Tiene 31 años, forma parte del colectivo Meretrices Autoconvocadas de Rosario y se postula por el partido de izquierda Proyecto Joven. Fue candidata a diputada en 2021. Replicamos la cobertura electoral de Ojo Paritario y Letra P.

Cuando la expulsaron de la casa en la que había crecido, en Rosario, Reina Xiomara Ibáñez tenía 14 años y se fue a vivir con amigos gays y lesbianas con los que armó su nueva familia. Casi al mismo tiempo empezó a militar y estuvo en dos partidos, pero sintió que no le hacían lugar. Después llegó al Movimiento Independiente de Justicia y Dignidad (MIJD), que conduce Raúl Castells, de donde también se fue. Hoy tiene 31 años y es la primera mujer trans en anotarse para ser presidenta. Se postula por el partido de izquierda Proyecto Joven.

“Esta candidatura es histórica. Más aún cuando la derecha crece, suma gente y va en contra de los derechos de las personas travestis y trans. Cuando me lo propusieron me pareció importante aceptar para representar a la comunidad y al pueblo trabajador ante los avances de los sectores conservadores”, dice.

Ibáñez nació en Fisherton Industrial, un barrio del norte de Rosario. Milita desde la adolescencia y desde 2015 se postuló a distintos cargos para el Concejo Municipal y la Legislatura provincial. Su plataforma presidencial incluye una reforma para incluir los derechos de las personas LGTBIQ en la Constitución. Busca que no puedan ser borrados con la derogación de leyes.

Es trabajadora sexual desde los 16 años, la única salida laboral que encontró cuando se quedó en la calle, después de una relación violenta. “Las trabajadoras sexuales debemos ser reconocidas por el Ministerio de Trabajo, tener obra social, jubilación y monotributo como cualquier trabajador”, dice sobre su propuesta de regular y legalizar la actividad.

El camino fue similar al de la mayoría de las personas travestis y trans, que en Argentina tienen una expectativa de vida de 35 a 40 años. El 90 por ciento no accede a trabajo formal ni otra salida que no sea la prostitución. La violencia, la discriminación y la exclusión familiar, social y estatal son responsables de esos números. En la última década políticas como la Ley de identidad de género y el Cupo laboral trans apuntan a reparar esta situación.

“Las trabajadoras sexuales debemos ser reconocidas por el Ministerio de Trabajo, tener obra social, jubilación y monotributo como cualquier trabajador”

Como parte del colectivo Meretrices Autoconvocadas de Rosario, cuenta que la pandemia fue uno de los momentos más difíciles que vivió el colectivo. “No podíamos trabajar, la policía nos corría y no teníamos para pagar el alquiler ni comer. Fue muy duro, puso en evidencia lo carente de derechos que estamos”, agrega.

En relación con las políticas de seguridad y la mirada puesta en su ciudad, Ibáñez propone una reforma y capacitación de las fuerzas provinciales y la legalización y regulación del consumo de drogas con un modelo similar al uruguayo con el cannabis.

Convertir la exclusión en militancia

A Ibáñez la familia la echó de la casa porque rechazaba su identidad de género. Por unos meses encontró en otras personas LGBTQ la red de afectos para sobrevivir. “Todo lo negativo y el dolor que sentí me sirvió para pensar las injusticias, ver lo que le pasaba a otras personas y volcarlo en la militancia política”, cuenta.

Ibáñez militó primero en el socialismo y después en la Coalición Cívica pero en ninguno de los dos partidos se sintió representada. “No concordaban con mis ideales y con la verdadera representación de la gente. Además, nunca me dieron lugar”, explica. Cuando llegó al MIJD, eso cambió. Encontró un espacio de representación donde la escuchaban y podía poner en práctica sus ideas. Se postuló para ser concejala de Rosario en 2015 y en 2017. Pero se alejó cuando el partido de Castells hizo alianza con los Rodríguez Saá a nivel nacional.

Durante un año no militó en ningún lado. Se tomó ese tiempo para pensar y buscar un nuevo lugar de presentación. En la pandemia se acercó a Proyecto Joven, un partido chico de izquierda con listas en distintos lugares del país. Llegó a través de amigos y amigas de la vida política. Es que Ibáñez no concibe la vida sin militancia. “Desde muy joven me comprometí en política por la desigualdad y por las injusticias que veía”, explica.

En 2021 fue candidata a diputada nacional. Este año se lanzó como precandidata a presidenta. La acompaña Hugo Capacio, que busca ser diputado nacional por Santa Fe. Hasta ahora, en todas las postulaciones no pudo superar el piso de votos en las PASO para llegar a las elecciones generales. Espera que eso cambie en 2023.