Todavía estamos, todavía somos

Bariloche/Furilofche fue la sede del 36° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans y No Binaries. Participaron más de 100.000 personas. A menos de una semana de las elecciones, una fuerza política históricamente subestimada demostró otra vez potencia, capacidad de movilización, historia, debate y lo más importante: proyección a futuro.

La elección de Bariloche como sede de uno de los eventos más importantes de los feminismos latinoamericanos no fue azarosa. La decisión se tomó luego de que, el 4 de octubre de 2022, siete mujeres mapuches fueron detenidas en el marco de un operativo de desalojo a la comunidad Lafken Winkul Mapu de Villa Mascardi. Un hecho que tuvo impactos políticos: motivó la renuncia de la primera ministra de Mujeres, Géneros y Diversidades de la Nación, Elizabeth Gómez Alcorta.

Las actividades comenzaron el sábado a la mañana cuando a las 7 unas mil personas se reunieron a orillas del Nahuel Huapi para presenciar una ceremonia ancestral mapuche. Para quienes asistimos al Encuentro, ocupar el suelo patagónico implicó transformarnos en testigas modestas de esas disputas y demandas. Encontrarse con las diversas realidades y territorios de nuestro extenso país es uno de los objetivos de este evento político que hace 40 años se mueve de provincia en provincia. Uno de los principales ejes de este año fueron los reclamos de las mujeres mapuche, la mayoría de ellos, vinculadas a la propiedad de la tierra y el extractivismo.

En los últimos dos años la clase política tradicional y la ultra derecha instalaron una narrativa que apuntaba directo al movimiento feminista: elitistas, piantavotos, necias, ¿dónde están las feministas?. Esa narrativa impregnó hasta las propias: algunas caímos en la tentación de aceptar los cargos. Aunque no hay cifras exactas sobre la cantidad de personas que viajaron a Bariloche, las organizadoras cuentan por lo menos 100.000. Incluso en un contexto marcado por una profunda crisis económica y política, fuimos miles las que decidimos organizarnos para participar del Encuentro Plurinacional. Aún en este contexto hostil y fragmentado, el movimiento feminista sostiene la capacidad para movilizar. No es poco.  

El evento estuvo fuertemente atravesado por el panorama electoral y la avanzada de la ultraderecha. Fue un tema y una preocupación presente en diversas actividades ya desde el documento de apertura se escuchó en el Velódrmo: “Les decimos a las derechas más peligrosas que quieren gobernar que no estamos dispuestas a dar ni un paso atrás”.  También  en la aparición de un nuevo espacio, el taller de “Antifacismo”.

El sociólogo François Dubet plantea que el contexto actual está atravesado régimen de desigualdades múltiples donde la experiencia subjetiva de las desigualdades propias de un sistema de clases está recubierta por una sumatoria de experiencias singulares e individualizadas en las que cada uno se siente desigual en calidad de la pertenencia a una minoría discriminada. De esta forma, los reclamos unificados vinculados con la brecha generada por el sistema económico terminan siendo dejados de lado. 

El movimiento feminista no estuvo excento de la retórica señalada por Dubet. Sin embargo, la dinámica propia de los talleres -donde el diálogo es horizontal y plural- permite saltar la individualización de las demandas, y establecer puntos en común entre las diversas luchas. Esa es una praxis de la política feminista que se construye en los Encuentros y se practica hace 4 décadas. 

En el taller sobre contexto social y político, una mujer del pueblo mapuche alzó la mano para contar que ella no votaba porque -más allá de los cambios de gobierno- había corroborado que el Estado siempre oprimía a su comunidad. Natalia, de 36 años, la miró con lágrimas en los ojos y contó que ella comprendía su postura porque en su pueblo de Santiago del Estero, los aviones fumigan a la población con total impunidad. En el debate también participaron una referente sindical de Rosario, una joven estudiante de economía de la Universidad de Buenos Aires y varias militantes del Frente de Izquierda. Incluso habiendo diferencias, la escucha permite comprender la perspectiva de la otra y empatizar. 

Nuevas alianzas y proyección a futuro

El ecofeminismo plantea un desafío y una alianza urgente para establecer una conexión clara entre la crisis climática y las desigualdades de género. Argentina es un país donde la mayoría de la población se concentra en zonas urbanas, y si bien las ciudades no están exentas de problemáticas relacionadas con el cambio climático, la realidad es que en las áreas rurales, los efectos del extractivismo, el agronegocio y la privatización de tierras son más explícitos. En este sentido, la incorporación de un nuevo eje dedicado a territorios fue fundamental, en la medida en que volvió más clara, en el marco del Encuentro, la unión entre la lucha ambiental y el movimiento feminista.

El domingo a la tarde se hizo la tradicional asamblea de Abya Yala en el Centro Cívico de Bariloche. El día anterior habían encabezado un juicio simbólico, ético y popular “a los ecocidas”. Abya Yala significa tierra fértil y es un nombre que es un gesto decolonial para nombrar a nuestra región Latinoamericana y del Caribe: se expande desde los pueblos originarios de Colombia hacia el resto del territorio.

La asamblea duró casi cinco horas y fue una de las actividades con más concurrencia. El evento fue encabezado por las mujeres mapuche, y contó con la participación de varias referentas políticas provenientes de distintos países de la región, tales como Lolita Chávez de Guatemala, Jimena Tejerina de Bolivia y Bertha Zúniga Cáceres de Honduras. Si bien el tema central fue la defensa del territorio, también se habló de la necesidad de internacionalizar las estrategias de lucha y de la importancia de conocer la coyuntura en otras regiones. 

La marcha de cierre comenzó su caminata en el Alto, la zona más pobre de Bariloche. Alrededor de 70.000 personas bajaron desde allí hasta el Velódromo, ubicado a pocos metros del lago Nahuel Huapi. La movilización fue masiva y ocupó unas veinte cuadras. En las fotos de aquel día quedó registrada la heterogeneidad de los participantes: hubo organizaciones sociales, feministas, sindicales, políticas y de derechos humanos. En el trayecto, también se sumaron algunas vecinas con sus hijas que, emocionadas por el acontecimiento, decidieron caminar junto a la marea feminista. 

A menos de una semana de las elecciones, una fuerza política históricamente subestimada demostró potencia, capacidad de movilización, linaje, debate y lo más importante proyección a futuro. La posibilidad de reinventarse, volver a enamorar e incorporar nuevas banderas, tales como la crisis climática, las reivindicaciones de los pueblos indígenas, o la lucha contra el avance de la derecha como vector que unifica. En un panorama incierto, la postal de las calles de Bariloche repletas de feministas debe servir como un recordatorio: todavía somos, todavía estamos ahí, y no nos vamos a ir. La próxima parada sería Jujuy. 

Esta nota es parte de la cobertura colectiva #LosMediosQueSíNosVen de LatFem, Al Margen, Canal Abierto y En Estos Días.